martes, 30 de diciembre de 2008

La condesa sangrienta


Hay dos relatos de vampiros asumidos por todos los estudiosos del tema como las principales fuentes de inspiración de Bram Stoker para escribir "Drácula". La primera es "El vampiro" de John William Polidoiri, aunque hay quien sospecha que en realidad se trata de una historia concebida por Lord Byron en la celebérrima reunión en villa Diodati donde Mary Shelley creó su fundamental "Frankenstein o el moderno prometeo", que posteriormente se apropió Polidoiri. La otra es "Carmila" de Joseph Sheridan Le Fanu.
"Carmila", como "Drácula", está basada en un personaje real, la condesa eslava Erzsébet Báthory, nacida en 1560 y muerta en 1614. Según cuenta la leyenda, Erzsébet, estaba obsesionada con la belleza. Un día, una sirvienta adolescente estaba peinando a la condesa y le dio un tirón en la cabeza. Erzesébet le reventó la nariz de un bofetón y la sangre de la joven salpicó la cara de la condesa. Poco después, Erzsébet creyó que allí donde había caído la sangre las arrugas habían desaparecido (tenía 44 años, una edad cercana a la ancianidad en aquella época) de modo que se puso manos a la obra. Según el propio diario de la condesa, Erzsébet Báthory asesinó a más de 600 jóvenes de entre 9 y 26 años. Se bañaba en su sangre, convencida de que así, recuperaría su lozanía juvenil. Al final, una joven logró huir y denunció los crímenes de Erzsébet, las autoridades encontraron cadáveres de jóvenes torturadas, desangradas y desmembradas en casi todos los rincones del castillo de la condesa y los alrededores. Erzsébet, fue recluida en una prisión, en lo alto de una torre, sin su sangre juvenil, donde murió.
"Carmila" toma como inspiración este personaje, pero también es verdad que lo hace de una forma muy lejana, la leyenda de la condesa se limita a la presencia de un castillo en ruinas que se dice, está maldito, donde vivió una terrible condesa. Porque lo cierto es que "Carmila" se centra más en la relación entre dos jóvenes chicas, una vampira y una inocente hija de un aristócrata. Pues bien, el otro día, sin percatarme de ello, vi dos películas directamente inspiradas en todo esto, ambas de la Hammer, faltaba más. "La condesa Drácula" y "Las amantes del vampiro", las dos protagonizadas por uno de los mitos eróticos de la productora británica, Ingrid Pitt (en la imagen). Curiosamente, las dos películas están rodadas en el mismo año, en 1970, un año delicado para la Hammer que veía como sus producciones no atraían tanto al público como en años anteriores, de modo que la productora británica empezó a cargar los aspectos eróticos de sus películas. Y lo cierto es que tanto en "La condesa Drácula" como en "Las amantes del vampiro" no se escatima la oportunidad de poder desnudar a una joven y como mínimo, mostrar sus pechos.
"La condesa Drácula" no está basada en ningún relato, más bien pretende ser una aproximación más o menos fidedigna a los acontecimientos reales que rodearon la vida de Erzsébet Báthory. Imagino que muchos en su día se llevarían un buen chasco al ir a ver una película titulada "La condesa Drácula" y se encontraran con que no había rastro de un sólo vampiro. El asunto tiene su razón de ser obviamente. La leyenda de Báthory no deja de ser una forma extrema de vampirismo, de querer poseer la juventud de otro, de igual forma, el uso del término "Drácula" era para la Hammer un buen augurio comercial. De hecho, no sería hasta la única película que utilizara el término de Drácula sin que el personaje hiciera acto de presencia, ahí tienen sin ir más lejos "Las novias de Drácula", un film que empieza con una voz en off que firma Drácula ha muerto y que nunca es resucitado, de hecho, ni si quiera se plantea en la película esta posibilidad.
El film está dirigido por Peter Sasdy, uno de los directores menos estimulantes de la Hammer y eso se nota. Hay una irritante presencia a telefilme, con un uso y abuso de los zooms que pondría los pelos de puna a más de uno y todo pese a que la película contenga algunos momentos de cierta relevancia.
"Las amantes del vampiro" es otra cosa. Aunque no deja de ser una de esas películas de la Hammer en las que a la primera de cambian las mujeres se están desnudando (por un momento creí estar viendo una película de Ozores), el film cuenta con tres añadidos que la sitúan por encima de "La condesa Drácula". La primera, el hecho de estar directamente basada en el relato de Joseph Sheridan Le Fanu, "Carmila", la segunda, la presencia de un director con bastante más empaque en la Hammer como es Roy Ward Baker y la tercera, la siempre agradecida interpretación de Peter Cushing, aunque sea en un papel secundario. El principio del film ya marca las distancias, en un cementerio absolutamente hammeriano unos extraños espectros, vampiros cubiertos en sudarios, salen de sus tumbas (en "Carmila" los vampiros eran más bien espectros), sólo vemos uno fugaces colmillos de un vampiro que se relame. El asunto es bien distinto al de "La condesa Drácula", entre otras cosas porque en está ocasión estamos metidos de lleno en un universo abiertamente fantástico. "Las amantes del vampiro" respeta con cierta dignidad el origina de Sheridan Le Fanu hasta que por lo menos, no los mancilla. Es cierto que "Las amantes del vampiro" plantea la relación lésbica entre sus dos protagonistas, presente en "Carmila", de una forma mucho menos sutil, precisamente cuando la película pierde interés. Pero en general, "Las amantes del vampiro" es una película considerablemente digna para lo que vendría después bajo el sello de la Hammer y un ejemplo perfecto de como la productora iba poco a poco perdiendo el norte obsesionada con recuperar al público que de momento, nunca ha recuperado.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Tod Browning


Ando yo estos días absorbido por la apasionante lectura de "Monster Show. Una historia cultural del horror", de David J. Skal. El volumen, aunque pueda sugerir una sesuda reflexión sobre las múltiples conexiones que configuran las relaciones entre las culturas modernas y el cine de terror, es más bien un recorrido por la siempre turbulenta relación entre el cine de horror y el público y, esto es importante, los censores de la época. El libro, que como digo lo estoy devorando con placer, dedica una generosa parte a un realizador creo yo, nunca los suficientemente recordado, Tod Browning y no es de extrañar, dado que fue precisamente David J. Skal el único autor que hasta la fecha, le ha dedicado un monográfico a tan complejo y excelso cineasta.
Esto me ha recordado cómo conocí yo a Tod Browning o dicho de otro modo, cómo me percaté de que Tod Browning era algo más que el director de "Drácula " (1931) y que yo me estaba perdiendo algo muy importante. No recuerdo los detalles pero si el hecho. Estaba yo en un bar, estaba sólo, de modo que estaría leyendo el periódico y tomando un café, o una caña. De pronto me percato de que en la televisión, están pasando un programa de cine, no se puede escuchar lo que dicen pero aún así, le presto atención. De pronto sale un típico tiroteo en un típico salón del oeste de una película muda y súbitamente me doy cuenta de lo asombrosamente bien planificada que está la escena y lo moderno que resulta su montaje. Entonces, aparece en pantalla el título de la película, que no lo recuerdo y su director, Tod Browning. ¡Carajo! me dije yo en mi soledad, ¡este tipo es un monstruo!.
El nombre de Tod Browning está fundamentalmente asociado a dos películas, "Drácula" y "La parada de los monstruos", dos films tan dispares entre si que cuesta trabajo creer que detrás de la cámara estuviera la misma persona. En realidad, esta sospecha está ampliamente justificada, a Browning le arrebataron "Drácula" tanto en el rodaje, donde el -excelente- director de fotografía Karl Freud, cuentan, hizo algo más que iluminar las escenas y en la sala de montaje, donde el productor Carl Leammle por un lado y los censores por otro, se encargaron de mutilar la película. Es por está razón que "Drácula" nunca haya sido un film muy recomendable para admirar los intereses de Tod Browning. El film es importante porque es una obra mítica que destapó una de las etapas más importantes del cine de terror, pero es de dominio público, no supone un particular acierto cinematográfico. La película fue la primera y además tuvo éxito si, pero no es la mejor película de monstruos de la Universal.
Lo verdaderamente interesante de Tod Browning se encuentra en otras películas, en esos mismos largometrajes que el director norteamericano rodó configurando su particular Edad Dorada del cine de terror. Mientras Universal se ponía las botas con películas sobre Drácula, Frankenstein y el hombre lobo, Browning creaba su propio universo, antes, durante y después de la aparición de "Drácula". Tal vez, su película anterior a 1931 más popular sea "London After Midnight" (1927) por dos razones, una paradójica, el film parece estar irremediablemente perdido y la otra, porque según los cronistas de la época esta película supuso la cumbre del formidable matrimonio que durante años formaron Tod Browning y el maestro del disfraz Lon Chaney.
Tras "Drácula", Browning fue tentado por la Universal para nuevas producciones pero el director ya tenía muy claro lo que quería hacer y con quien. Se fue a la Metro Goldwyn Mayer, que ansiosa por hacerle sombra a los cada vez mayores éxitos de la Universal en al apartado de cine de terror, dio luz verde a un particular proyecto personal de Tod Browning, "Freaks", titulada aquí "La parada de los monstruos". El guión fue apoyado contra viento y marea por el niño prodigio de la Metro Irving Thalberg pese la férrea oposición de Louis B. Mayer. "La parada de los monstruos" se estrenó en 1932, nadie fue a verla. El público estaba muy ocupado llenando las salas en las que ese mismo año se estrenaba "La momia", no por casualidad, de Karl Freud con Boris Karloff. El film de Browning fue atacado y abucheado. Y en cierto modo, no era de extrañar. Mientras el público de todo el mundo se dejaba seducir por los monstruos clásicos, Browning propuso una truculenta historia de amor entre un enano de circo una bella trapecista en donde los monstruos eran personas reales, con malformaciones reales, y donde eran despreciadas por sentimientos reales. Todo demasiado duro y demasiado complejo para la todavía ingenua población de los traumatizados años 30 post-depresión. El público prefería contemplar metáforas del horror en cuerpos mitificados, pero alejados en su concepción de la sana sociedad estadounidense. Browning proponía una mirada hacia nuestro interior para provocar un pavor que aún hoy, continúa encogiendo corazones.
Después de "Freaks", Browning no levantó cabeza. Estuvo condenado a filmar producciones de segunda que pese a todo el director, se encargaba de transfigurar en obras densas y personales. "La marca del vampiro" (1935) y "Muñecos infernales" (1936) guardan celosamente el secreto de como un director de éxito, fue engullido por la maquinaria de Hollywood importante ante un público que se sentía prendado por un terror domesticado y estandarizado y que prefirió obviar las grotescas pesadillas de Browning.
Tras trece años sin hacer una película, Tod Browning murió sólo en su casa de Malibú. Apareció muerto en el baño. Vivía desde hacia años sólo tras la muerte de su esposa, y su frágil salud mental una apoplejía y un cáncer de laringe lo condenaron a las más triste existencia en sus últimos días. Hoy, Tod Browning sigue sin ser considerado como debía. Expertos en actualizar a los clásicos del horror como Tim Burton, beben continuamente de este complejo cineasta. Y quizá, la mejor forma de iniciarse en el universo de este director o si se prefiere, de volver a cogerle el pulso a Browning sea a través de "La parada de los monstruos". Ahí está todo Browning, sus obsesiones, sus tendencias, sus miedos, sus risas pero también su sensibilidad y su poesía. Mucho donde elegir y sobre lo que reflexionar.

martes, 23 de diciembre de 2008

Una "Australia", muy preparada


Hay ciertas películas que chirrían, que ya desde su concepción, empiezan a provocar cierta irritación inconsciente. Suelen ser películas que por lo general, son vendidas antes de que se filme un sólo plano, como el último grito en una historia épica con un horizonte vital muy, muy específico; la gala de los Oscar. Cuando una película supura semejantes efluvios de este tipo, el resultado suele ser desastroso o como mínimo, decepcionante.
Échenle un vistazo a la imagen de arriba. Preciosa, ¿verdad?. En realidad es demasiado preciosa, y ese es el problema. "Australia" (cuyos carteles publicatarios ya se pueden empezar a ver en las ciudades españolas), es la última paliza de casi tres horas que Hollywood nos tiene preparada con todo lujo de detalles. Con un presupuesto estimado de unos 130 millones de dólares (y seguramente será sin contar con gastos de publicidad), el film cuenta con el "apasionante " reencuentro (para algunos, para mi desde luego no), de Bazz Luhrmann y Nicole Kidman tras el exitazo (abuso del público diría yo) de "Moulin Rouge!" y a cuyo cocktail se le ha añadido otro condimento estrella, según no se que publicación, el hombre más sexy del mundo, Hugh Jackman. Un existo seguro pensarán, ¿no? Pues yo estoy casi seguro de que no.
Como decía, la película huele a demasiado preparada (insisto, observen de nuevo la foto), una sospecha que corrobora la presencia de la plastificada Nicole Kidman, una mujer con un cutis tan impecable que simple y llanamente, hace tiempo que dejé de creérmela como una mera ama de casa y mucho menos, como una dama colonial en los años previos a la independencia de Australia. Jackman probablemente sea de lo mejor de la película, porque el hombre si cuadra más como brutote vaquero de armas tomar, pero la Kidman, es que es así de sencillo, no me la creo donde la ponen, es eso, demasiado perfecta, demasiado preparada, como sospecho, "Australia".
Si a todo esto el añadimos la -indecente- presencia de un director como Bazz Luhramnn, apaga y vámonos. Si, ya se que los defensores de "Moulin Rouge!" deambulan por los lugares más impensables, lo que ha generado toda una tropa de -inexplicables- fans de sus -a mi modo de ver, discutibilísimas- películas, pero algo me dice que este "Australia" se va a quedar en agua de borrajas. Sólo hay que ojear las recaudaciones del film en su primer fin de semana en Estados Unidos, algo más de 14.800.000 de dólares. Mal asunto, mal asunto...

lunes, 22 de diciembre de 2008

Silencio y muerte de serie B


Hoy día, decir que una película es de serie B equivale casi a lo mismo que hablar de un blockbuster. La películas de bajo presupuesto, con el acceso casi ilimitado a los avances de la tecnología digital ha permitido que el cine, sea de la serie que sea, goce de casi, casi, los mismos efectos especiales que un "Piratas del Caribe". Ahora, el cine de serie B no se caracteriza tanto por su evidente escasez de medios, sino más bien por su temática. Un film que nos habla de muñecos asesinos, no puede ser de otro modo, que de serie B. Que la película en cuestión sea escasilla en pretensiones, también ayuda a calificarla como cine de serie B aunque desde los años de la Universal hasta buena parte de la obra de Terence Fisher pasando por las producciones de Val Lewton para la RKO, el cine de serie B no es que fuera falto de pretensiones, al contrario, allí se metía todo aquello que no se podía decir abiertamente en una gran producción de Hollywood. Hoy no. Quizá porque los discursos están tan adocenados que no hace falta filtrarlos ni esconderlos bajo ninguna película de monstruos. Uno puede hablar de lo que quiera donde quiera, porque seguramente, si nos fijamos un poco, no va a decir nada nuevo, y esto es así, creo yo, casi, casi, siempre.

Esto viene al caso porque el otro día volví a ver una de esas películas absolutamente intrascendentales con un importante poso a cine de serie B que se estrenó sin hacer demasiado ruido hará año y pico y que yo, casi por error, me metí al cine a verla: "Silencio desde el mal". Una vez dentro me percaté que el director de asunto era nada menos que James Wan. ¿Qué quién es James Wan? Pues James Wan es, nada menos que el padre de "Saw", artífice de la saga, director y guionista de la primera y actualmente productor ejecutivo de sus secuelas, lo que traducido al lenguaje de Hollywood significa poner tu nombre en los créditos del film y cobrar cheque tras cheque.

Lo cierto es que contra todo pronóstico la película, me gustó. Pero a ver, que nadie se escandalice. No la colocaría en la cima de las mejores películas de la década, ni del año, ni si quiera del mes. El film está repleto de defectos y de tópicos, al final se deja llevar por determinadas y molestas tendencias muy habituales del cine de terror moderno pero con todo, "Silencio desde el mal" no deja de ser un film estimable, simpático si se quiere.

Y lo es porque el jovencísimo James Wan sabe muy qué teclas tocar y qué intensidad aplicar. Esto es, el director de "Saw" emplea los tópicos del género si, pero no los satura. Lo bueno de "Silencio desde el mal" es que hacía tiempo que no veíamos un film de terror donde el miedo viniera dado de lo que estamos viendo, de la atmósfera que rodea la acción, de lo que se nos está proponiendo y que todo además, estuviera hundido en un contexto abiertamente fantástico. Es decir, "Silencio desde el mal" da miedo porque propone imágenes pavorosas, y no porque el montaje y el sonido sourraund nos haga saltar de la butaca. El film tiene ideas que aunque en ocasiones se vean entorpecidas por algunas malas costumbres, logran sobrevivir lo suficiente como para protagonizar alguna que otra inquietante escena.

"Silencio desde el mal" nos hablar de algo muy habitual en el cine de terror, una maldición que persigue a una inquietante ventrílocua, Mary Shaw, quien según parece, mantenía una conexión, digamos extraña, con sus muñecos. Hay un momento en la película en la que Shaw está actuando con uno de sus muñecos en un escenario, de pronto un niño entre el público exclama que se nota como Shaw está moviendo los labios mientras habla el muñeco. Shaw le pregunta la muñeco ¿estoy yo hablando en tu lugar? y el muñeco enfurecido exclama ¡yo estoy tan vivo como él, le demostraré lo vivo que estoy! hasta el extremo de que Shaw tiene que convencerle, no sin esfuerzo que deje de gritar. La escena tiene algo poderoso, como el muñeco exige su reconocimiento como un ser vivo ante un auditorio lleno de personas que lo toman por un chiste más. Y todo, con una iluminación muy particular, Shaw en constante penumbra de forma que no se le definen los rasgos de la cara frente al muñeco, perfectamente iluminado (en la imagen).

Pero además de todo, "Silencio desde el mal" tiene otro singular añadido, y es que, pese a ser un film que nos habla de muñecos asesinos nunca vemos a un muñeco andar, hablar o blandir un cuchillo. Nunca. De hecho la óptica que Wan aplica al film es la del plano -con total seguridad, habría ayudado que fueran planos más templados, más sosegados- que se acerca al objeto esperando que este se mueva pero nunca lo hace. ¿Nunca? Bueno, este es un buen ejemplo de película que pudo haber sido pero se quedó en buena declaración de intenciones. El muñeco de marras si se mueve, aunque sean pequeños movimientos que a veces no vemos (atención a la primera escena), y otras si, pero siempre pequeños movimientos, los ojos que giran hacía un personaje, la boca que se abre como si fuera a decir algo, la cabeza que gira súbitamente... Había una buena idea, pero le pudo la tentación del susto fácil.

"Silencio desde el mal" tiene otro acierto es la propia actriz que interpreta a Mary Shaw, Judith Roberts (por cierto, vista en "Cabeza borradora" de David Lynch). Roberts responde a la perfección a esa figura esencial del cine de terror, mujer mayor, rostro alargado, pelo blanco, facciones muy marcadas, ojos hundidos, mirada penetrante... Además, el maquillaje de François Dagenais no hace sino acrecentar esa sensación y más aún cuando contemplamos el terrible deseo de Shaw para cuando fallezca, quería ser convertida en una muñeca... Les aseguro que la imagen no tiene desperdicio. Sin ser algo grotesco si que resulta pavoroso.

Como digo, película de palomita si, pero con ideas dispersadas en su metraje. Una pena. Porque James Wan podría haber concebido una pequeña joya del cine de terror si no se hubiera perdido en efectos de cámara altamente discutibles, un guión demasiado endeble, unos tópicos demasiado presentes, un final demasiado aparatoso, un uso, sobre todo en su clímax, de los efectos especiales injustificado, y una resolución absolutamente hilarante. Como digo una. Al menos, eso si, se pasa uno de esos agradecidos malos ratos en los que uno llega a preguntarse, ¿Qué necesidad tendré yo de estar pasando este mal rato?. Recomendable aunque eso si, con abundantes reservas y siempre y cuando uno tenga el estómago curado de espantos..., cinematográficos.

La belleza de vivir... en Navidad


Hoy, que España entera aguanta la respiración expectante ante el sorteo de la tradicional lotería de Navidad, se ha popularizado el dicho de que antes, hoy es el día de la salud. Ya se sabe, cuando no toca, al menos tenemos salud... El tema tiene su intríngulis, porque ante la posibilidad de recibir un buen puñado de millones, el mundo cambia a nuestro alrededor por unos minutos, y por una pequeña franja horaria, manejamos la posibilidad de hacernos con varios millones de euros.
El 22 de diciembre marca el inicio oficioso de la Navidad, es la previa, el prólogo de la Nochebuena, una época del año que también se refleja en la televisión y claro está, en las salas de cine. Los cines de Murcia ya están repletos de productos navideños confeccionados para tal efecto y la televisión no es menos. El otro día pasaron "Shrecketefeliz Navidad", un peñazo de media hora con cuatro guionistas y muy poca gracia protagonizado por el ogro más famoso del cine que traicionaba los propios postulados supuestamente irreverentes que lanzaron al éxito el film de Dreamworks.
Pero si hay un título emblemático en Navidad ese es sin duda, "¡Qué bello es vivir!" de Frank Capra. Recuerdo que ante de haberla visto yo, alguien me dijo esa película deberíamos verla todos los días antes de comenzar un nuevo día. El film, se pasa religiosamente Nochebuena tras Nochebuena a horas, en ocasiones, absolutamente impensables. Y si falta esa noche, cae seguro en Navidad. En alguna ocasión se ha dado la circunstancia de que la película de Capra se estuviera proyectando en dos cadenas a la vez al mismo tiempo; maravillosa competencia, decía mi amigo Pedro.
Yo recuerdo que cuando la vi me quedé un poco a cuadros. Después de haber oído hablar tanto y tan bien de ella, eso de que el film empezara con "una estrella" hablando me pilló desprevenido. Luego, me pongo a verla y me doy cuenta de que el largometraje es básicamente la vida de George Bailey (James Stewart). Como se hace con un negocio, como se enamora, se casa, tiene hijos, una casa.... Andaba la hora y media larga de película y yo, aún demasiado joven e ingenuo, empezaba a preguntarme donde diantres estaba la magia y la maravillosa moraleja del film. Cuando Bailey llega a un punte y se tira al río acosado por las deudas ya me había olvidado de que estaba viendo "¡Qué bello es vivir!". Es entonces cuando aparece aquel entrañable anciano de ribetes angelicales... El resto, es historia.
Con el paso de los años, la he visto es sucesivas ocasiones (si no todos los días, si que habría que ver esta película al menos, una vez al año) y he aprendido a valorar un guión de hierro, una dirección de actores de primera, un James Stewart que se sale y un cineasta que no me explico de qué maldita caverna del optimismo pudo surgir. Es increíble la visión que Capra tenía del mundo o al menos, la visión que el director de "Un gangster para un milagro" quiso extender. A mi me llegó a cargar incluso con "Vive como quieras", pero entiendo que su cine resulta extremadamente valioso. Y no por su optimismo innato, lo cual está muy bien en estos tormentosos momentos posmodernos, sino porque Capra resultó ser el perfecto ejemplo de que el cine clásico de los años 40 y 50 no eran sólo películas de estudio impersonales. Capra además, demostró que "sólo" es cuestión de proponérselo, que la vida, aún cuando está siendo castigada por el crack del 29, por una guerra mundial, o incluso cuando una plaga como el nazismo se está gestionando en el corazón de Europa, hay belleza y motivos de alegría si sabe dónde y cómo mirar. Al mundo.
Capra, era el Jefferson Smith de Hollywood, ese personaje que trata de impregnar a la política norteamericana de honestidad y buen juicio. Capra hizo lo mismo con su luminosa forma de ver el mundo. Hoy, Frank Capra probablemente sea más valioso que nunca, y no ahora, en Navidad, sino ahora, en los primeros pasos del siglo XXI. Su cine es hoy un jarro de agua helada que nos hace preguntarnos, ¿no estaremos demasiado obcecados en nuestro propio pesimismo? ¿No le estaremos prestando demasiada atención de modo que no podamos contemplar los problemas con más claridad y de este modo encontrar soluciones más rápidas y duraderas?
El mundo es un mosaico demasiado complejo y enredado como para que una película pueda arreglarlo. Pero si que puede, creo yo, recordarnos cómo hay que mirar el mundo. Recordarnos que es nuestro problema, y sólo nuestro, querer afrontar la existencia con un lucero como metal al final del camino, o como una oscura gruta como irremediable destino. Frank Capra tenía muy clara su respuesta.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Arranca la carrera hacia los Goya


Nada menos que 15 nominaciones para los Goya a la película de José Luis Cuerda, "Los girasoles ciegos", seguida por "Sólo quiero caminar" de Agustín Díaz Yanes. Detrás van "Sangre de mayo" de José Luis Garci y "Camino" de Javer Fesser. Son cosas mías o en esto de los Goya son siempre los mismos. La única novedad y mi apuesta personal (más ilusoria que real) es "Camino", por varias razones. La película es de una inusitada valentía tanto conceptual como dramática y más aún, viniendo de un director como Fesser, no lo olvidemos, director de "El milagro de P Tinto" y "La gran aventura de Mortadelo y Filemón". Desgraciadamente no he visto la película de modo que no voy a valorarla pero el mero hecho que supone semejante cambio de registro, la valentía que implica entrar en semejante avispero ideológico, y la presencia de los de siempre entro los nominados, bien se merecería un Goya para Fesser, a mi modo de ver, antes incluso que "Camino", un verdadero visionario de nuestro cine si aprende a comedirse un poco y parece que con "Camino" lo está consiguiendo. Ahora bien, que no abandone la comedia, porque es único.
Pero lo cierto es que si somos francos, la película que más papeletas tiene a su favor es quizá "Los girasoles ciegos", ya se sabe que aquí en España nos encanta retratar una y otra vez la dichosa guerra civil aunque nunca se nos diga nada nuevo. En este sentido recuerdo una declaraciones de Juanma Bajo Ulloa que decía he visto cientos de películas españolas sobre la guerra civil, y aún no se que fue lo que pasó.
Por su parte, Agustín Díaz Yanes ha vuelto a sus agradecidos orígenes con "Sólo quiero caminar". El largometraje es un film de género tal y como Yanes entiende el género, y eso nunca es demasiado compatible pero los Goya, pero también es verdad que hace unos años Agustín Díaz Yanes sacó adelante la titánica "Alatriste", que por mala que sea, que lo es, supuso un espaldarazo económico al cine español y eso los Goya, lo saben agradecer. En cuanto a "Sangre de mayo" de José Luis Garci, ni de blas... La película ha sido un formidable fracaso, ha sido financiada por la Comunidad de Madrid y Garci no ha hecho más que quejarse de, entre otras cosas, falta de dinero. Si a esto le sumamos que Garci nunca va a las entregas de los Goya, se puede quedar en su casa tranquilo fumando que no creo que le vayan a dar una sorpresa esa noche.

Gran Torino


Hoy es viernes, glorioso día de estreno. Hoy, entre otras cosas, se estrena "El intercambio", según la publicidad, "otra obra maestra de Clint Eastwood". El estreno llego mientras en Estados Unidos ya está a punto el siguiente film de Eastwood, "Gran Torino". Atentos a la sinopsis porque no tiene desperdicio. Eastwood es Walt Kowalski, un ex combatiente de la guerra de Corea que ahora jubilado, se dedica a que llegue su momento en una apacible zona residencial, pero resulta que su hogar se ha visto invadida por multitud de inmigrantes latinos, afroamericanos y hmong (nativos del sur de China y del sudeste asiático) que han convertido el lugar en un polvorín a punto de estallar. Kowalski soporta como puede la situación hasta que unos jóvenes tratan de robarle su flamante coche, precisamente un Ford Gran Torino. Ni corto ni perezoso, e imagino que llevado por otras cuestiones porque si no el asunto tendría bemoles, Kowalski coge su fusil M-1 que se trajo como souvenir de Corea y se toma la justicia por su mano, tiro aquí, tiro allá.
Como se puede comprobar, el asunto muy bien podría tratarse de una secuela otoñal del popular Harry Callahan, el celebérrimo protagonista de la serie Harry el sucio, puesto que el tipo de reacción de Kowalski, esa de echar mano a un arma y ponerse a pegar tiros, no desencaja demasiado con el poseedor de la Magnun-44 más famosa del mundo. De hecho, en un principio, antes de conocer la sinopsis del film, se especuló que "Gran Torino" fuera una secuela sorpresa de la saga "Harry el sucio".
Llama la atención que dejados atrás la era Reagan y pese a la forzada resurrección de John Rambo, una película con una temática tan discutible que algunos incluso han acusado directamente de fascista y un pelín xenófoba, sea recibida sin problema alguno tanto por Estados Unidos y seguro que en Europa, tampoco provoca ningún trauma. De hecho, se ha llegado a especular que no sería extraño que Eastwood fuera nominado al Oscar al mejor actor e incluso se lo llevara, algo que por otro lado tiene mucho sentido viniendo de un hombre que se ha reinventado en plena era Burckheimer (productor de "CSI" y "Piratas del Caribe", entre otras) y que ha dejado boquiabierto a más de uno con asombrosas producciones inusualmente maduras y exitosas en tiempos de puñetazos visuales forjados en la generación Mtv. Además, a Eastwood el único Oscar que le falta para poder morir tranquilo sería el de mejor actor (que nunca ha conseguido) de modo que un Oscar, con aroma a reconocimiento a toda una carrera (como se ha dado en más de una ocasión) no sería nada descabellado.
Bueno, pues ya veremos que pasa con "Gran Torino". Viniendo de un hombre como Eastwood, seguramente nada malo. El director -que por cierto anunció que con está película dejaría la interpretación con lo cual, más puntos favor para llevarse la preciada estatuilla dorada- de "Sin perdón" sabe como rodar una película como los clásicos, con un tempo inusualmente contenido pero también, asombrosamente intenso. Poco se le puede reprochar a un cineasta como Eastwood desde hace años y ya es, con todos los derechos, una leyenda viva del cine. El día que nos deje Eastwood, el cine se quedará un poco más huérfano. Esperemos que ese día, tarde en llegar.

jueves, 18 de diciembre de 2008

El regreso de la Hammer Films


Pues si, ya está aquí. Se venía anunciando desde hace años pero nadie se lo terminaba de creer. Pues bien, ya es una realidad, la Hammer ya ha filmado su primer largometraje oficial, se trata de "The Waked Wood", algo así como "La raíz de madera". Y lo ha hecho después de 30 años sin producir una sola película. La última fue "The Lady Vanishes" de Anthony Page, rodada en 1979. "The Waked Wood" está dirigida por un completo desconocido, un director irlandés llamado David Keating y se supone que debería haberse estrenado en Inglaterra el pasado 3 de noviembre. La película, sin actores de renombre narra la tétrica historia de una familia trágicamente marcados por la muerte de su hija que fue asesinada por unos perros salvajes. Pero entonces, la familia descubre la existencia de un ritual pagano que les ofrecerá la posibilidad de resucitar a su hija muerta durante tres días... Ahí queda eso, el asunto, ciertamente, puede prometer...
Pendientes por tanto a que "The Waked Wood" llegue a nuestras pantallas (y, o mucho me equivoco, o con suerte la veremos dentro de un par de años en algún vídeo-club perdido), la Hammer ya tiene en su agenda un nuevo film que se espera protagonice, está vez si, un nombre con pedigrí comercial. Por lo visto, se ha tentado a Hilary Swank para que la protagonice. Se trata de "The Resident", un largometraje dirigirá el director finlandés Antii Jokinen que hasta ahora, sólo había trabajado para la televisión (mal asunto...). "The Resident" contará la historia de una doctora (Swank) se traslada a una nueva vivienda en Nueva York, una casa en la que no tardará en descubrir..., no está sola. Por lo visto un personaje que emplea su tiempo libre en acosar al respectable le cojera ojeriza a la buena de Swank.
En fin..., ya veremos en queda esto. Un resurgir de la Hammer ahora es algo complejo, por definición. La productora británica alcanzó la fama gracias a su reinterpretación de los clásicos del terror. Ahora, una nueva lectura de esos clásicos tan sumamente renovadora y fresca como la que en su día propuso la Hammer, sería algo bastante complicado. Todo parece indicar, a tenor de "The Waked Wood" y "The Resident" que, al menos de momento, la productora ha descartado echar mano de los míticos monstruos clásicos. Es más, a juzgar por los argumentos de ambas películas, todo parece indicar que la Hammer pretende más subirse al carro de un cine de terror ya patentado y a estas alturas, en cierto desuso, que provocar nuevos caminos y nuevas lecturas. Como digo, mal asunto...

El futuro del cine




Estamos en un momento histórico. Es lo que suele ocurrir con los momentos históricos, uno no se da cuenta hasta que ha pasado y se recapitulan hechos. El cine está cambiando, está mutando, y hacia donde se dirige, nadie está muy seguro, qué puede implicar. Desde que se descubrió las incontables posibilidades tecnológicas que tenía el ordenador aplicado al cine, el séptimo arte se ha ido plastificando cada vez más. Recuerdo la incómoda sensación que me produjo en su día "La amenaza fantasma" (independientemente de lo espantosa que es la película) cuando comprobé lo falso de sus fondos. Me hizo rememorar a Han Solo corriendo por los pasillos -reales- del Halcón Milenario frente a esos fondos dibujados, imposibles e irreales. Se corrió la voz por Hollywood, de que era posible rodar sin nada y después mostrarlo todo. Los rodajes con pantallas azules (donde después se insertan los añadidos digitales) se multiplicaron por toda la geografía hollywoodiense. ¿El resultado? Ver a Indiana Jones contemplando una pirámide que no existe, por ejemplo...
Ahora, las películas, cada vez más, están siendo más y más embotadas con efectos digitales que multiplican su posproducción y reducen al mínimo su producción, su filmación. "Watchmen" sería un buen ejemplo. Terminó de rodarse hace meses, pero ya van camino del año añadiendo efectos. "G.I. Joe" de Stephen Sommers, otra que tal baila. Pero sin duda, la exacerbación de estos añadidos que ya llegan a ocupar más de la mitad del producto final que vemos en pantalla son las películas filmadas con la denominada captura de movimiento. Como se puede apreciar en la imagen (Angelina Jolie en el rodaje de "Beowulf"), al actor se le colocan decenas de sensores para que cada movimiento sea registrado por un ordenador que lo reproduce y posteriormente, le añade el cuerpo, los matices, la piel, el pelo, los músculos, etc... Robert Zemeckis desde que descubrió el invento con "Polar Express" lleva rodando películas con este complicado método, "Beowulf" y ya prepara "A Chirstmas Carol", con Jim Carrey lo que implica una media de tres o cuatro años por película. James Cameron, otro obseso de la tecnología, está haciendo lo mismo con "Avatar", que se supone, debe de ser el último grito en este tipo de aplicaciones.
A todo esto hay que sumarle un tercer añadido, la filmación de películas en 3-D. Lejanos quedan los tiempos de "Los crímenes del museo de cera" (1953), oficialmente primera película rodada en 3-D. Ahora la tercera dimensión lucha por imponerse en las salas de todo el mundo y eliminar la tradicional bidimensionalidad del cine, la última frontera. ¿Qué vendrá despues? Los puristas, y yo en el fondo soy bastante purista, no lo tienen muy claro. La tendencia a sustituir al actor por un dibujo ya tuvo su debate tras el estreno de "Toy Story", y el propio artífice de aquella película, John Lasseter, aseguró que nunca un ordenador, podría sustituir a un actor. ¿Seguro John?
Recuerdo una imagen de un making off de "King Kong", la -larguísima y aburridísima- versión de Peter Jackson. En ella, Jackson dirigía a los actores con un portátil en la mano. En el ordenador, una esquemática figura humana simulaba los movimientos que Jackson quería que hiciese Adrien Brody. Cuando el protagonista de "El pianista" vio aquel esqueleto, le dijo a Jackson ¿no es esto un poco frío? y Jackson le respondió, esto es el futuro.
Lo sea o no, que es frío no me cabe la menor duda. Parece interesante reflexionar sobre hacia donde nos dirigimos y hacia que tipo de películas estamos apuntando. Yo aún no he visto una película en 3-D en una sala de cine, no se lo que es eso y si os digo la verdad, me interesa más bien poco. Para eso, prefiero montarme en una atracción de Disneyworld o subirme directamente a una montaña rusa. Si en el cine se supone que nos debemos emocionar, el bombardeo tridimensional a través de deslumbrantes imágenes generadas por ordenador no parece que vaya a facilitar algo tan complejo y a la vez esencia como la emoción. Si André Bazin levantara la cabeza probablemente preferiría volver a enterrarla.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

El nuevo "Star Trek"


Vaya por delante que no soy ningún fan de la serie. Lo poco que he visto de esta inacabable saga galáctica o me ha dejado indiferente o directamente me ha aburrido. Recuerdo muy lejanamente haber visto la primera, por eso de que era de Robert Wise. Esto me recuerda aquel lapidario comentario de mi buen amigo Pedro (últimamente muy recurrido por este blog, es verdad), cuando le pregunté como un director como Wise se había prestado a una cosa como "Star Trek". Y Pedro, ferviente admirador de la obra de Wise, me dijo hay que comer... Por si fuera poco, también tengo que admitir que no siento un especial interés por JJ Abrams, más que nada porque no he seguido las que dicen, son sus dos obras maestras de la televisión, "Alias" pero sobre todo, "Perdidos" y su salto a largometraje con "Mission: Impossible III" me pareció digno, pero nada más.
Entenderán por tanto que ante el anuncio de un nuevo episodio de la saga a mi el equilibrio cósmico de mi entorno se mantuviera más o menos en el mismo sitio. Pero entonces, vi el teaser (ya saben, ese trailer que no dice nada concebido únicamente para poner los dientes largos al personal) en el que se podía escuchar al ritmo de la bellísima partitura original de Jerry Goldsmith un inmenso "Enterpirse" en fase de construcción. Yo pensé, ¡pues no tiene buena pinta el asunto!. Después comprobé que Michael Giacchino, uno de los más recientes descubrimientos del mundo de la BSO ("Los increíbles", "Ratatouille"...) y habitual colaborador de Abrams (también ha compuesto la BSO de "Alias", "Perdidos" y "Mission: Impossible III"), iba a componer la banda sonora del film. Y eso, para un freak como ya es un punto a tener en cuenta. A esto, se la ido sumando un reparto ciertamente espectacular encabezado por Eric Bana, Simon Pegg, Winona Ryder y Leonar Naimoy entre otros muchos.
Pues bien, ahora acabo de ver el primer trailer de la película y el asunto, definitivamente, pinta muy, muy bien. Como dice mi buen amigo Tigretón llevamos ya muchas decepciones este año como para empezar a relamernos, pero en todo caso os aconsejo que ojeéis eltrailer y ya veremos que pasa el año que viene. Desde luego, lo que parece claro es que eso de pasarse todo el episodio reflexionando sobre el sexo de los ángeles en el universo ha pasado a mejor vida.

John McTiernan


John McTiernan lleva cinco años sin ponerse detrás de una cámara. ¿Las razones? Un turbio asunto más propio de una novela de James Ellory. Hace ya unos años saltó la noticia de que el FBI estaba investigando a un tal Anthony Pellicano, al parecer, un escurridizo detective privado de Los Angeles y un nombre muy recurrido entre las estrellas de cine. Pellicano había trabajado para figuras de la talla de Kevin Costner, Michael Jackson, Tom Cruise y hasta Bill Clinton. Pero el problema no era este, sino sus métodos de trabajo basados en la coacción, la extorsión, las escuchas ilegales y la violación de media docena de leyes federales tendentes a la intimidad de los ciudadanos del estado de California. Finalmente, Pellicano ha sido condenado a 15 años de carcel. ¿Qué donde encaja en todo esto John McTiernan? McTiernan (en la imagen, camino del juzgado) fue uno de los personajes de Hollywood que contrató los servicios de Pellicano, al parecer, para que este espiara a los productores de "Rollerball", señal más que evidente de que aquella película tuvo que ser una verdadera escabechina más allá de su limitado interés cinematográfico. Pues bien, cuando el FBI estaba investigando a Pellicano entrevistó a McTiernan y el director de "La jungla de cristal" tuvo la desafortunada idea de mentir a los federales y negar que él hubiera requerido los servicios de Pellicano. Craso a error. En Estados Unidos mentir al FBI es un delito federal bastante feo, por lo que finalmente además de Pellicano, McTiernan ha sido el único daño colateral afectado por este embrollo y ha sido condenado a pagar una multa de 72.000 euros y a dos años de libertad vigilada habiendo estado, según creo, entre rejas ya durante cuatro meses.
Ignoro hasta que extremo puede afectar esta nueva situación a McTiernan y más aún en un país donde gente como Abel Ferrara se vea obligado a suspender un rodaje para tener que asistir in extremis a una clínica de desintoxicación. Probablemente no le afecte demasiado, no lo se, en cualquier caso es una pena para un director de la capacidad y la inventiva de McTiernan. De momento, en imdb, figura tres proyectos supuestamente en marcha: "Run" que habría estado prevista para el 2008 pero obviamente, no ha sido así, "Deadly Exchange", supuestamente para el 2009 y "The Camel Wars", un film sobre la guerra de Irak previsto para el 2011.
Una pena, porque John McTiernan es con diferencia uno de los mejores directores que actualmente deambulan por Hollywood filmando cine de acción sin complejos. McTiernan es como me dijo hace año mi buen amigo Pedro (aunque creo recordar que tiempo después de desdijo), John McTiernan es hoy lo que Michael Curtiz fue en su día, es decir, un director perfectamente capaz de filmar lo que le pongan por delante, el artesano perfecto, escasamente problemático, con un ideario visual y dramático bastante personal, y con una buena sintonía con las taquillas de todo el mundo.
John Campbell McTiernan Jr. es un cineasta poco usual desde su propia cronología. Nació en Nueva York el 8 de enero de 1951 (el mes que viene cumplirá 57 años). Muy al contrario de lo que uno se podría imaginar, McTiernan se gestó en los escenarios neoyorquinos. El padre de McTiernan era cantante de ópera y a los 8 años el pequeño John ya estaba actuando y años después terminó siendo diseñador y director técnico de la Manhattan School of Music. Poco después McTiernan dio el paso a la publicidad filmando spots publicitarios hasta que le llegó la oportunidad de dirigir un largometraje. Tenía 35 años, nada que ver con los directores precoces que hoy día saturan nuestras pantallas y acumulan más aplausos de los que probablemente se merezcan y rodó "Nómadas" (recién editada en DVD), una película de terror con un incipiente Pierce Brosnan que pasó inadvertida.
Al menos, "Nómadas" le sirvió a McTiernan para que su nombre se tomara en consideración a la hora de barajar un director para un film que el temido Joel Silver estaba preparando; "Depredador". McTiernan se hizo con el proyecto, un proyecto difícil dado que nacía a la sombra del éxito "Alien" y además se suponía, era un film al servicio de su estrella protagonista, Arnold Schwarzenegger. John McTiernan reconoce que fue en "Depredador" el rodaje donde más aprendió. Según parece el McTiernan no se separó en todo el tiempo de Donal McAlpine, director de fotografía y que lo instruyó en cuestiones de lentes, objetivos, encuadres, etc...
McTiernan aprobó con nota su primer film de repercusión internacional. "Depredador" no sólo fue un éxito, sino que además, McTiernan consiguió salir indemne a un rodaje de una película de Joel Silver, un productor conocido por su tendencia a meter las narices donde no debe. El film destila una fuerte esencia hawksiana en tanto a su concepto de grupo de hombres cerrado, amistad, lealtad. Pero además McTiernan, consigue exprimir de la jungla una extraña sensación de pesadilla claustrofóbica que rara vez se ha podido ver en un film de ribetes bélicos.
El éxito de "Depredador" le abrió las puertas a McTiernan para ponerse detrás de otro gran proyecto de la factoría Silver, por aquellos años el Bruckheimer de los 80, "Jungla de cristal". Otro éxito atronador y otra gran película de McTiernan, una atinada mezcla de "Rambo" y "El coloso en llamas" que inauguró la fiebre "terroristas que secuestran un...". McTiernan puso también de manifiesto su interés por contar historias de acción protagonizadas por, y esto es importante en un género tan dado a la banalidad, seres humanos, personajes frágiles, que sangran y se derrumban. Además, McTiernan terminó de construir su particular estilo visual ya presente en "Depredador", cámara inquieta, rodando con la mente puesta en el montaje, escenas de acción perfectamente planteadas y resueltas y un inusual cuidado a la hora de configurar un plano, situación de personajes, movimientos de cámara, movimiento de los actores. Todo un logro al tener detrás a alguien como Silver, que según el propio McTiernan estaba obsesionado con los tiroteos y los cristales rotos. Cuenta el propio director que plegándose a las exigencias de Silver de que abundaran las ensaladas de tiros, McTiernan filmó en "Depredador" y "La jungla de cristal" dos escenas en las que varios personajes se lían a pegar tiros pero no consiguen nada. Yo quería poner en evidencia la inutilidad de las armas, Silver quedó muy contento de contemplar tantos casquillos saltando por los aires, diría McTiernan años después.
Dos años después John McTiernan dirigiría la primera película basada en las novelas de Tom Clancy, "La caza del octubre rojo". La película es un perfecto y magnífico ejemplo de cine de espías bien hecho. Como antes se hacían las películas de acción. Se nota que Silver ya no estaba detrás pidiendo tiros y más tiros. Recuerdo una crítica de la época que decía McTiernan consigue algo inaudito con esta película, mantener el interés durante dos horas sin que ocurra nada excepcional. Una película que pienso, ganará con los años y una muestra del mejor McTiernan.
En 1992 John McTiernan está cómodamente situado en Hollywood y se siente con las fuerzas suficientes como para acometer un film más personal y menos esclavo de la acción y el suspense. "Los últimos días del edén" es un largometraje insólito, en general muy poco apreciado pero muy bien dirigido. El director de "Depredador" regresó a la misma jungla en la que rodó está película y demostró que según como se ruede una jungla, esta puede inspirar pavor o clemencia. McTiernan dio en el clavo. La película no hizo demasiado ruido pero la esencia mctiernaniana seguía presente en su cámara.
En 1993 vendría el dramático punto y aparte de John McTiernan. Arnold Schwarzenegger lo reclama para que filme su gran apuesta de ese verano, "El último gran héroe". McTiernan, que se siente como pez en el agua con una película que juega con los tópicos que él mismo ha contribuido a crear, se pone manos a la obra. Pero al parecer, hubo un problema de base, entre los productores no se ponían de acuerdo en el tipo de película que querían, unos apostaban por un film infantil, otros, por una cinta de acción pura y dura. Tal era el caos, que McTiernan llegó a paralizar el rodaje, se sentó con los productores y les dijo: yo no tengo ningún problema en hacer lo que decidáis, pero decidiros. Si queréis una película de acción eso es lo que tendréis, si queréis un largometraje para toda la familia decírmelo, y lo haré. Pero decidir qué es lo que queréis. En el resultado final se nota un confuso vaivén entre momentos hilarantes y otros inusualmente dramáticos para el tipo de película que se suponía, era aquella. Y todo pese a que John McTiernan hizo un gran trabajo. Se rió a gusto de sus propios tópicos y planteó algunas reflexiones muy interesantes sobre cómo rodar cine de acción, como aquella escena en la que dos coches se enfrentan en un callejón oscuro y McTiernan filma la escena con una cámara al hombre, sin montaje, un plano fijo, con los coches chocando al fondo del plano, sin trucos. Brillante.
"El último gran héroe" probablemente no fue el dramático fracaso que tanto se publicitó en su día, pero sin duda, no estuvo a la altura de las circunstancias sobre todo el mismo verano que "Parque Jurásico" arrasó en todo el mundo. Como todo buen director de cine que alguna vez ha tenido un fracaso, John McTiernan se refugió en una puesta segura y accedió a rodar "Jungla de Cristal. La venganza", tras haberse negado a dirigir la segunda. Esta "Jungla 3" era en realidad un guión previsto para "Arma Letal 4", que fue sensiblemente retocado para la ocasión. El film, fue criticado con dureza cuando si somos francos, la película funciona a la perfección como un torbellino de suspense y acción. Y todo, si nos fijamos un poco, sin que hayan demasiadas persecuciones o tiroteos, todo es más bien un constante correr y moverse de un lado a otro, lo que McTiernan sabe filmar muy bien. La escena de la desactivación de la bomba en el colegio es de lo mejor y el momento en el que McClane entra en un ascenso y descubre que está rodeado de falsos policías un verdadero prodigio de planificación y montaje. Al film le sobra ese final que es una castaña. Yo soy de los que piensan que la película hubiera quedado redonda con John McClane dirigiéndose a la cabina telefónica a llamar a su mujer después de que Zeus le dijera no, ellos han perdido, tu estás vivo.
En 1999 John McTiernan accede a dirigir "El guerrero número 13", otro rodaje complicado. Basada en la novela de Michael Crichton "Los devoradotes de cadáveres" la cinta no funcionó particularmente bien en los test de prueba y optaron por cambiarle el título a la película (el publicó se preguntó que donde estaban los que se comían a los muertos, convencidos de que iba a ver una película de zombis) y rodar escenas adicionales. Al parecer, McTiernan ya se había comprometido a rodar otra película de modo que entre tira y aflojas con Crichton, también productor del film, abandonó el rodaje y fue el propio autor de la novela (también director ocasional, Crichton filmó la notable "Coma") quien rodó esas escenas. "El guerrero número 13" estuvo más de un año en la sala de montaje en un proceso que al parecer supervisó Crichton y el estudio no sabía exactamente como vender la película y qué hacer con ella. Crichton además, rechazó la banda sonora del compositor checo Elia Cmiral (una partitura tremendamente arriesgada para un título como este lo que evidencia, sospecho, el cariz experimental que McTiernan trató de darle al film) y en su lugar puso a Jerry Goldsmith que, la verdad sea dicha, compuso una formidable BSO. Más previsible que la de Cmiral, eso sin duda, pero tremendamente efectiva. Antonio Banderas se paseó por el mundo afirmando que "El guerrero número 13" era una película arriesgada y que estaba siendo retocada. Todo parecía indicar que "el guerrero número 13" iba a ser el nuevo "última gran héroe". Afortunadamente no fue así.
La película no fue ningún éxito descomunal pero al menos salvó los muebles frente a la taquilla. Además, los mil y un retoques que parece ser introdujo Crichton no lograron difuminar la presencia de McTiernan tras la cámara configurando una de sus películas mejor rodadas, una cámara adrenalítica que no arrebata pero que sin trasciende ese sentimiento de perpetuo nerviosismo que acecha a sus protagonistas y unas escenas de lucha que nada tienen que envidiar al de "El señor de los anillos" sin casi efectos especiales, diez veces menos extras, y si muy física. McTiernan en estado puro.
Esa película que McTiernan se había comprometido a rodar y que le obligó a dejar la postproducción de "El guerrero número 13" era "El secreto de Thomas Crow", un remake de un film de Norman Jewinson que McTiernan reinventó con creces. Mejor película que la de Jewinson el director de "La jungla de cristal" demostró con está película que además de rodar escenas de acción como nadie, era capaz de hacer una película adulta, sin concesiones al sector adolescente del pública, centrada en una relación madura alejada también de los tópicos. Un magnífico fillm.
La tragedia parecía seguir a McTiernan y tras las excelentes críticas que el director recibió por "El secreto de Thomas Crow", el cineasta decidió realizar otro remake de otro film de Jewinson, "Rollerball". La película es muy mala, nadie lo oculta y se nota mucho que se trata de un film lastrado por mil remontajes. Al parecer McTiernan quería ofrecer una visión extremadamente violenta y sexual de ese enrarecido futuro no muy lejano, pero los productores se negaron en redondo. Se filmaron más escenas, se eliminaron desnudos, se disimuló la sangre y se montó de mil maneras. Al final, un desastre. El resultado final está cogido por hilos en la sala de montaje y todo, pese a contar con magníficas escenas ejemplarmente resultas por McTiernan, la presentación del juego, la huida del protagonista filmada con una cámara de visión nocturna...
"Basic" fue algo así como una bocanada de aire fresco tras la pesadilla de "Rollerball". Se reunió de amigos y se puso a hacer lo que mejor sabe. Películas sin demasiada acción y si mucho suspense. A la película se le nota demasiado su interés por parecerse a "Sospechoso habituales", pero por fortuna McTiernan sale airoso y de hecho pone en evidencia, para quienes quieran reconocerlo, que el mejor director que Bryan Singer. "Basic" es una película narrativamente impecable, aunque lastrada por un guión demasiado enmarañado como para mantener la coherencia durante dos horas seguidas.
Hasta la fecha esto es todo. McTiernan ha demostrado que es un dignísimo heredero de aquellos artesanos del cine de acción con personalidad, coherencia y entidad propia, al estilo de John Frankenheimer. El director de "La caza del octubre rojo" ha conseguido además pulir una forma muy particular de filmar y unas tendencias narrativas muy concretas. Ese gusto por los escenarios únicos (la jungla de "Depredador" y "Los últimos días del eden", el edificio de "Jungla de cristal", el submarino de "La caza del octubre rojo", la ciudad de "Jungla de cristal. La venganza", el poblado vikingo y los paisajes de "El guerrero número 13", el museo que abre y cierra "El secreto de Thomas Crow", la pista de juego de "Rollerball" y la base militar de "Basic"), muy acorde con su formación teatral y esa capacidad que tiene McTiernan de combinar el entretenimiento sin pretensiones con un magistral dominio de la puesta en escena, del montaje de todo aquello que hace de un director, un gran director.

martes, 16 de diciembre de 2008

Llamémosle Peter...


El otro día vi "Llámame Peter", un film basado en la vida y muerte del genial actor británico Peter Seller. La película se anunció en su día en los círculos cinematográficos a bombo y platillo. Geoffrey Rush, se metía en la piel de camaleónico intérprete, John Litghow le daba forma a Blake Edwards y Stanley Tucci, tenía el honroso deber de configurar al genial Stanley Kubrick. Además, el film cuenta con las intervenciones de Emily Watson y Charlize Theron.
De entrada, la película tenía dos obstáculos bastante importantes, el primero, que se tratase de un film para la televisión británica, lo que siempre tiende a afectar al resultado final, con looks de telefilme, esto es, puesta en escena llana, escaso trasfondo dramática y muy poca consistencia narrativa. Y segundo, y si cabe más peligroso, su director, nada menos que Stephen Hopkins. Puede que a algunos de ustedes el nombre de Stephen Hopkins le suene a chino mandarín, pero si les digo que se y trata del director de "Pesadilla en Elm Street 5", "Depredador 2", "Los jueces de la noche", "Volar por los aires", "El fantasma y la oscuridad" y "Perdidos en el espacio", probablemente empiecen a preguntarse qué narices hace el señor Hopkins dirigiendo una película como "Llámame Peter". En efecto, ¿qué narices hace? Yo, no lo se.
El asunto no es que Stephen Hopkins sea más o menos un especialista sobre el género (¿qué genero, por otro lado?), el tema en cuestión es que Stephen Hopkins es un director extremadamente limitado que se puede desenvolver con más o menos soltura en determinado tipo de películas, pero que en última instancia es un realizador extremadamente limitado. Es por esto, que elegir a Hopkins como director de una película como "Llámame Peter" es un error de base fundamental que imagino, será culpa de alguno de los nueve productores de los que hace gala el film.
Una pena, porque el libro en el que se basa el film, "Vida y muerte de Peter Seller" de Roger Lewis, aunque no lo he leído (ya lo estoy buscando), seguro que está repleto de posibilidades, eso es al menos lo que se desprende de su guión, un atinado texto escrito a cuatro manos por dos guionistas de esos, tan frecuentes por Hollywood que suelen trabajar siempre al unísono y que han escrito los guiones de películas como "Las crónicas de Narnia 1 y 2", Christopher Markus y Stephen McFeely. La película, no se el libro, arranca con Seller en su mejor momento como humorista radiofónico en Inglaterra, intentando infructuosamente meter la cabeza en el mundo del cine. El film avanza rápido y cuando a penas nos hemos dado cuenta, Seller es requerido para interpretar una película norteamericana de un famoso director estadounidense, "La pantera rosa", de Blake Edwards. Según el film, Seller acepta a regañadientes ofendido por ser un segundo plato (su papel era secundario, se suponía que era un film para la estrella David Niven, aunque al final Seller le terminó arrebatando el film y además, Peter Seller fue requerido cuando Peter Ustinov, declinó la oferta de Edwards). Pronto nos encontramos con Seller en el plató de "Teléfono rojo, volamos hacia Moscú" y a un Geoffrey Rush haciendo un verdadero esfuerzo por imitar -y vaya si lo consigue- a Peter Seller, por más que haya una acusada diferencia de edad, sobre todo al principio de la película.
El problema es que Hopkins no parece tener pasión por lo que está rodando y lo filma todo con bastante desgana, eso es al menos lo que sugiere una puesta en escena previsible y llana. Pese a todo, insisto, la película, independientemente de hacer las delicias del cinéfilo al ver reproducidos escenarios como es de "La pantera rosa", contiene algunos elementos de interés que hacen entrever una película mejor, de no haber tenido detrás de la cámara a un insípido como Stephen Hopkins. Sobre todo, en aquellos pasajes en los que Seller/Rush, literalmente, abandona la escena, poniendo al descubierto la parafernalia propia de la filmación de un largometraje, y reconvertido en alguno de los personajes importantes de su vida (su padre, su ex mujer, Kubrick...), apuntalando así esa genial capacidad camaleónica de Seller/Rush, maquillado como otro personaje, se dirige al espectador lanzado algunas cuestiones que se supone, debían azotar la cabeza del actor británico.
Una pena, insisto, porque sospecho, había posibilidades en ese guión. Al final lo que queda es, a parte de una idea desaprovechada, al menos el conjunto de "Llámame Peter" ofrece una visión más o menos aproximada de quien fue ese gran actor llamado Peter Seller. Un hombre que por lo visto, se odiaba así mismo, acomplejado, que parecía vivir en una constante ficción (de ahí las escenas en las que literalmente, se sale de la ficción), que se ocultaba en sus payasadas, promiscuo y abrumado por una fama que a la vista de este largometraje, no supo digerir. Una pena, no me cansaré de decirlo, de película y por lo visto, también de persona, porque según cuentan aquellos que lo conocieron, si Peter Seller hubiera sido un hombre algo más equilibrado, quien sabe las maravillas con las que nos podría haber premiado y eso, se dice aún habiendo protagonizado largometrajes como "El quinteto de la muerte", la saga de "La pantera rosa", "Lolita", "Teléfono rojo, volamos hacía Moscú", "¿Qué tal, Pussy Cats?", "Casino Royale", "El guateque" y "Bienvenido Mr. Chance", un dificlísimo papel dramático que le valió su tercera nominación al Oscar que nunca consiguió. Otra pena...

lunes, 15 de diciembre de 2008

Por qué odio (y amo) a Quentin Tarantino


Era yo un joven y despreocupado estudiante universitario de 23 lozanos años (las razones por las que con 23 años estaba en la universidad las dejaremos para otra ocasión) que disfrutaba de lo lindo de mi flamante -y carísima- carrera de Comunicación Audiovisual. Recuerdo que cuando vi en el programa de asignaturas, que había una que atendía al nombre de "Guión cinematográfico" las piernas me temblaron. Me pase dos años y pico esperando a que llegara tercero de carrera donde podría dar mi esperada asignatura de Guión cinematográfico.
Llegado el momento, me encontré que el profesor titular era un amigo mío que dio la cara el primer día y acto seguido se fue, para dejar al frente a un compañero y amigo suyo cuyo nombre voy a obviar. Recuerdo que aquel hombre nos instruyó en algunos de los guiones más legendarios de la historia del cine como "Cayo Largo" o "Chinatown". El asunto empezó a ponerse inquietante cuando salió a la palestra "Pulp Ficition", yo por aquella época era un orgulloso defensor del cine de Tarantino. Y digo que empezó a ponerse inquietante el asunto porque empecé a notar que la admiración de este profesor por el guión de "Pulp Fiction" rallaba lo obsesivo. Después, el profesor empezó a darnos gráficos y esquemas sobre como estaba organizado en realidad el guión de "Pulp Fiction" y como el brillante Tarantino lo había desordenado todo. Recuerdo que estaba yo sentado, mirando el gráfico, los apuntes, los esquemas y..., debía de estar dándome la luz en la cabeza porque entonces se me encendió una bombilla y pregunte: pero..., me estoy dando cuenta de que si ordenamos el relato, Tarantino no nos está contando nada... Aquel año una de las tres preguntas del examen final fue La importancia de los flash-back en "Pulp Fiction". Yo me pase de listo y le argumenté mi opinión al respecto. Tres o cuatro folios y pico, más otras dos preguntas. Me puso un 5.
He olvidado las numerosas charlas que seguro mantuve con el profesor en cuestión, pero si que recuerdo una de las justificaciones más esgrimidos por los defensores de "Pulp Fiction". La tesis dice más o menos que si ordenas la película ya no es "Pulp Fiction". Como verán la aplastante clarividencia e incuestionable fundamentación de semejante argumento, por lo visto, ha venido desmontando a los sectores más escépticos con el film de Tarantino, aunque personalmente me parece que no merece la pena ni comentarla...
Veamos. Yo siempre pongo el mismo ejemplo. "Independence Day" es un film vacío porque debajo de tanto efecto especial, en su fondo, no hay nada. Entonces, ¿por qué aplaudimos a rabiar un film que tampoco tiene nada en su fondo? La habilidad aquí de Tarantino fue la de construir un guión tan vistoso, tan llamativo y tan espectacular, como los efectos especiales de "Independence Day". Quiero decir, que un guión, también puede ser espectacular, vistoso, pero también vacío. Y es más, como los efectos especiales del film de Emmerich, un guión como el de "Pulp Fiction" también puede no aportar nada a la ya de por si raquítica historia que nos plantea Tarantino. Los saltos en el tiempo en el guión de Tarantino no sirven para nada a la hora de contar a la historia o de describir a los personajes. Es un malabarismo, un vistoso abracadabra que sepulta la absoluta consistencia de la historia que nos plantea "Pulp Fiction". Como podrán imaginar, a partir de este momento todo fue cuesta abajo. "Kill Bill Vol.1" me aburrió tanto que ya ni si quiera, me molesté en ver la dos y "Death Proof" me pareció tal tomadura de pelo que sinceramente, aún estoy estudiando si puedo denunciar a Tarantino al Tribunal Internacional de la Haya.
Odio, pero pese a todo lo anterior, a la vez amo a Tarantino por dos razones. Primero, porque me gustan mucho "Reservoir Dogs" y "Jackie Brown". Y segundo porque tiene la asombrosa habilidad de reciclar la cultura basura y venderla como vanguardia. Y esto, aunque sea un fraude, hay que valorarlo, aunque eso si, en su justa medida. En suma, no cabe duda de que "Pulp Fiction" es una película importante, por el éxito que tuvo, porque supuso una seria sacudida a los pilares del cine independiente de la época, porque Tarantino empezó a ser considerado el Godard del cine norteamericano. Con o sin razón, creo que hay que conocer los hechos y claro está, valorarlos cada uno. A mi todo esto, no se si me da risa o miedo. En cualquier caso me quedo con aquella rotunda respuesta que el gran Billy Wilder le dio a Cameron Crown cuando el pregunto sobre el film de Tarantino en el -imprescindible- libro "Conversaciones con Billy Wilder".

Cameron Crowe: ¿Le gustó "Pulp Fiction"?
Billy Wilder: No

Zimmer & Powell


El tipo que ven en la parte inferior de la imagen es Hans Zimmer, obligado nombre de referencia en el mundo de la música de cine contemporánea. Zimmer revolucionó la BSO al regresar al uso y abuso de los sintetizadores, la percusión y los ritmos frenéticos en bandas sonoras como "Días de trueno", "La roca" o "La asesina". De pronto, el mundo recordó que un sintetizador y una buena caja de ritmos, bien empleada, podía dar mucho de si. De Zimmer nacieron los estudios Media Venture, capitaneados por el propio compositor y donde han salido una nutrida tropa de pupilos de Zimmer. Leáse Harry Gregson- Williams ("Spy Game"), Mark Maccina ("Speed"), Steve Jablonsky ("Transformers"), Klaus Badelt ("Constantine"), Trevor Rabin ("La búsqueda") y John Powell, a quien vemos con gafas en la parte superior de la imagen y de sobra, el alumno más aventajado de Zimmer si es que a estas alturas tiene algo que ver con Zimmer.
John Powell saltó a la escena internacional con la BSO de "Cara a cara" de John Woo. Era una música muy mediaventure pero con un matiz que a mí al menos, me llamó mucho la atención: la increíble belleza de su tema principal. Aquello era algo más que una BSO de acción. Que también. El siguiente paso de Powell importante fue su asociación con otro alumno de Zimmer, Harry Gregson-Williams para componer -bajo la supervisión de Zimmer- las BSO de las, por entonces, incipientes producciones de animación de Dreamworks. De Powell y Gregson-Williams son "Hormigaz", "Chicken Run" y "Shreck". Como se puede apreciar, el asunto empezaba a ganar consistencia. Son tres bandas sonoras formidables, sobre todo la segunda, el problema claro está es que al ser BSOs compuestas por dos compositores, era difícil discernir qué es de quien. Pero había una constante en todas esas BSO, y era su frescura, su ritmo y su asombroso uso de la melodía muy por encima de la media.
En realidad, la respuesta a quien era el bueno de los dos ya la teníamos, sólo que no nos habíamos percatado. Entre estas películas de animación, por un lado Gregson-Williams compusto "Simbad", una BSO divertida y emocionante pero sin garra y además repetitiva, mientras que John Powell compuso la música para un documental titulado "Endurance". Simple y llanamente, maravillosa. Después de "Shreck" (cuyo tema principal tiene todos los tics de Powell) John Powell inició su andadura en solitario y fue entonces cuando empezó lo bueno. La frescura y la hilaridad de "Ratas a la carrera" es simplemente abrumadora, la belleza de un dramón a priori tan poco atractivo para el oído como "Yo soy Sam" es desconcertante, sin obviar BSO de escucha obligada como la trilogía Bourne, "Pluto Nash" (ya se que la película es una basura pero la música es rematadamente buena), "El agente Cody Banks", "Paycheck", etc...
Powell, que se inició en este mundillo trabajando nada menos que para Patrick Doyle (compositor de "Frankenstein de Mary Shelley"), ha ido a lo largo de estos años puliendo sus sonidos. Ahora, el compositor de "Hancock se mueve con tanta soltura con la música de sintetizadores, como con la orquesta, elemento éste, que utiliza de manera formidable y todo, sin renunciar a un endiblado ritmo, cargado de fuerza y de pasión. Lo bueno, lo realmente bueno de Powell, es que al menos su música, es un trabajo lleno de sensibilidad, de emotividad, de belleza y de épica.
Tras su primera etapa animada en compañía de Harry Gregson-Williams, Powell está ocupando poco a poco, y muy merecidamente, el primer puesto como compositor obligado en toda producción animada que se precie tras sus deslumbrantes trabajos en películas como "Robots", "La edad de hielo 2", "Happy Feet", "Horton" y ahora "Bolt". Además Powell ya está trabajando en "La edad de hielo 3".
Pues bien, Hans Zimmer y John Powell se han vuelto a ver las caras en la BSO de "Kung Fu Panda", tras haber compuesto años atrás la -excelente- BSO de "La ruta hacia el Dorado". La comunión Zimmer-Powell es interesante por definición. Zimmer, desde hace años, lleva alejándose de esos ritmos que lo dieron a conocer para fundir en una sola melodía sintetizadores y orquesta en BSO como "El rey león" o "Gladiator". Pero todos parecen estar de acuerdo en que Zimmer ha perdido buena parte de la fuerza que lo caracterizó. "El pacificador" fue tal vez la última BSO verdaderamente Zimmer, porque a partir de ahí el asunto ha sido un constante vaivén; "La delgada línea roja" es un peñazo, "Mission: Impossible II" es desconcertante, "Pearl Harbor" es un rollo, "Batman Begins" y "El caballero oscuro" son un caos, "Los Simpson. La película", está bien pero para el juego que daba el film, Zimmer se quedó a medio camino. Si, también ha hecho BSO ciertamente interesantes como "Black Hawk derribado", "Hannibal" o las dos últimas partes de "Piratas de Caribe" (atención al detalle, la primera entrega de "Piratas del Caribe" se le encargó a Alan Silvestri -"El regreso de la momia"- pero el temido Jerry Bruckheimer no quedó satisfecho con la música de este porque decía, no sonaba a piratas, de modo que rápido y corriendo se le encargo la BSO de la película al equipo Zimmer y éste, encargó el trabajo a Badelt, después si, Zimmer se hizo con las dos secuelas en solitario). Pero ese Zimmer que dinamitaba los esquemas, bailaba al son de los clásicos y reinventaba la épica parece haberse diluido entre tanto experimento y riesgo. De hecho, nada que ver con obras de Powell como la impresionante "X-Men III", por no repetirme en otros títulos.
"Kun Fu Panda", que me la compré el otro día, y de ahí tanta historia, está muy bien. Ahora, no tiene la riqueza de matices de "Horton", ni el ritmo de "La edad de hielo 2" o "Robots", ni la sensibilidad ni la fuerza de "Happy Feet". A cambio, lo mejor que ofrece "Kun Fu Panda" son sus matices orientales, ese añadido propio del folklore chino que combinado con algunas melodías ciertamente bellas (atención al principio), configuran una obra con más sensibilidad de la que se esperaría de un film de las características de "Kun Fu Panda". En conjunto es una BSO divertida de escucha -salvo 4 ó 5 temas centrales bastante anodinos-, que alternan con bastante acierto belleza, ritmo, frenetismo y acción. Uno no se puede quejar, si pedir más, pero no quejarse.
Lo de este reencuentro Zimmer y Powell tiene además otra curiosidad. Y es que según parece, ambos compositores habían terminado no muy bien. John Powell, fue otro de los compositores que pude conocer en persona en Úbeda. Desgraciadamente, ya lo he dicho alguna vez, el hombre era un personaje bastante seco y distante, ligeramente antipático e incomprensiblemente soso, si uno lo retiene en mente con esa música que hace. ¿Por qué hace música de cine? le preguntó un asistente, porque necesito pagar para comer... El caso es que fue el mismo Powell, que al menos ofreció una charla en un auditorio quien me dijo en una ronda de preguntas, lo último que me dijo Zimmer no lo voy a decir aquí, en público...
Vamos, un "lanzao". Personalidades a un lado, para un servidor, John Powell es lo mejor que deambular por el Hollywood moderno en apretada competición con mi otro gran nombre, David Arnold (y sin entrar en clásicos como John Williams o Alan Silvestri). Desde luego, la pena es que Powell sea un aburrido (no fue a la gala final del congreso de Úbeda porque estaba cansado, aunque su esposa si que fue...), porque lo cierto es que su evolución como compositor no ha hecho más elevarse mientras sus admiradores nos preguntamos, ¿cuando dejará de subir? Quien sabe.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Arranca la carrera hacia los Oscars


Ayer, como todos sabrán, se dieron a conocer las nominaciones a los Globos de Oro, popularmente conocidos como la antesala de los Oscar, un buen termómetro para medir las tendencias más probables de los populares premios de la academia de Hollywood. Yo, a mi alturas, ya estoy curado de espanto, y mi experiencia me dice que siempre llega la academia y se saca alguna película de la manga de la que nadie tenía constancia y que por lo general, se estrena en España una o dos semanas antes de la entrega de los premios. Pero veamos, las nominadas al Globo de Oro a la mejor película dramática son:

- "El curioso caso de Benjamin Button" de David Fincher
- "El desafío. Frost contra Nixon" de Ron Howard
- "The Reader" de Stephen Daldry
- "Revolutionary Road" de Sam Mendes
- "Slumdog Millonaire" de Danny Boyle

Por lo pronto, un par de sorpresas, la presencia de Fincher y sobre todo Boyle (un inglés) entre los nominados. Es bien sabido que en Hollywood son poco amigos de premiar a los extranjeros, de modo que lo más probable es que Boyle se caiga en breve y ni si quiera llegue a ser nominado a los Oscar salvo en todo caso, el alguna categoría secundaria. Lo de Fincher ya es más extraño. El director suele funcionar muy bien en taquilla y eso gusta en Hollywood y además, la crítica está de su lado. Si a eso le añadimos la insólita historia que plantea "El curioso caso de Benjamin Button" (un hombre que en vez de envejecer, rejuvenece) y lo que de radical cambio de registro supone para Fincher, podríamos estar ante una premiada bastante probable. El resto ya son veteranos en esto de los Globos de Oro/Oscar. Ron Howard se lo llevó por "Una mente maravillosa", Sam Mendes por "American Beauty" y Stephen Daldry ha sido nominado en dos ocasiones por "Billy Elliot" y "Las horas". Todo depende como siempre en estos premios, de como funcionen en taquilla las películas, pero así, a voz de pronto, Daldry podría ser un serio contrincante para Fincher. Dicen por ahí que el gran ausente es Bazz Luhrman y su "Australia". Yo, que quieren que les diga, me alegro y además eso nos indica algo, que probablemente la película en cuestión sea un ladrillo bastante malo.

Mejor comedia.
- "Quemar después de leer" de Joel y Ethan Coen
- "Happy-Go-Lucky" de Mike Leigh
- "In Bruges" de Martin McDonagh
- "Mamma Mia!" de Phyllida Lloyd
- "Vicky Cristina Barcelona" de Woody Allen

En el apartado de comedia el asunto parece menos apasionante. No le van a dar otro Oscar a los Coen, eso está claro. Leigh ha sido nominado en cinco ocasiones, pero es un tipo demasiado inglés de modo que lo sumo, podría caer un premio al mejor guión dado que seguramente, su película no recaude grandes cifras. McDonagh es un desconocido y su película más, salvo sorpresas, fundamentalmente en la taquilla, nadie se acordará de él. Y de Woody Allen ya se sabe, caerán tres o cuatro nominaciones pero no se llevará ninguna, al menos él. Lo de "Mamma Mia!" es lo más extraño. Existe una máxima en esto de los Oscar y es que la película más taquillera de entre las nominadas suele ser la que se lleva los Oscars más importantes y créanme que rara vez falla el pronóstico. "Mamma Mia!" ha hecho mucho dinero y además está Meryl Streep y eso, siempre ayuda... Dicen por ahí también que "Tropic Thunder" bien se hubiera merecido una nominación.
El resto de las nominaciones y de los premiados y de su traspaso a los Oscar siempre va a depender de los premios a las mejores películas, salvo casos muy concretos. Parece claro que Javier Bardem y Penélope Cruz van a estar, al menos nominados a los Oscar y en concreto Cruz, es muy posible que además se lo lleve, es una actriz definitivamente afincada en Hollywood que ha apostado por el modelo de trabajo norteamericano y que aunque ha elegido mal sus proyectos, es una estrella que gusta en Hollywood, de modo que un Oscar le haría mucho bien y la academia suele premiar a las estrellas femeninas en ciernes o camino de la consolidación como ya ha hecho con Nicole Kidman, Halle Berry o Resse Witherspoon, aunque luego nadie se acuerde de ellas.
Brad Pitt también apesta a Globo de Oro/Oscar, porque insisto, creo yo que "El curioso caso de Benjamin Button" podría dar el cante. Lo que ocurre es que en los Oscar, si bien aprecian mucho a las estrellas femeninas camino de la fama o ya en ella, en el caso de los actores el asunto está menos claro, salvo abonados como Denzel Washington o Tom Hanks. Ahí está Leonardo Di Caprio que aplicando la lógica de las actrices, deberían haberle dado un Oscar ya, se lo mereciera o no. Y Pitt es un caso muy similar al de Di Caprio de modo que no lo tengo tan claro.
Otro caso curioso que se venía venir es el de la nominación al Globo de Oro y más que probable premiado por no hablar de seguro nominado al Oscar y garantizado vencedor de Heath Ledger por su papel de Joker en "El caballero oscuro". La trágica muerte de Ledger son de las que crean mitos en Hollywood y ante la soberbia interpretación del actor es facilísimo que le den el Globo de Oro/Oscar con lo cual también haría justicia a eso grandes villanos que jamás fueron premiados por intervenir en películas de éxito y supuestamente, nulo interés critico.
Mejor película animada el caso está claro, creo yo, "Wall-e" ha enamorado a medio mundo y ha hecho muy buena taquilla, de modo que no creo que tenga problemas en desbancar a "Bolt" y a "Kun Fu Panda". Y poco más, también hay series de televisión nominadas pero francamente, no me veo capacitado para hacer una valoración crítica en cualquier caso, lo más normal es que al final tenga que hacer por tragarme el noventa por ciento de lo aquí apuntado, es lo que tiene hacer quinielas...

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Nuestro Ed Wood


Se han dado cita tres hechos bastante insólitos en un mismo instante espacio-temporal. Primero, que ayer fuera el 30 aniversario de la muerte del conocido director, guionista, actor, productor, montados y demás quehaceres Edward D. Wood Jr. al que Tim Burton le dedicó un soberbio film y que ha pasado a la historia como el peor director la historia del cine. Segundo, que debido a una serie de circunstancias que ahora no vienen al caso me encontré a mi mismo viendo una película como "El ligero mágico", impensable largometraje de Mariano Ozores (en la imagen) con Andrés Pajares haciendo de asustadizo pasante en mansión presumiblemente encantada. Y entonces, estaba yo contemplando semejante espectáculo, y no pude evitar pensar una cosa; ¿si en Estados Unidos reivindican a Ed Wood como una alegoría de la anarquía artística, una cumbre del disparate tal que según algunos llega a rozar el vanguardismo hasta el punto de que un cineasta del calibre de Tim Burton le dedique un film con profundo respeto y admiración? ¿Porque avergonzarnos nosotros de nuestro queridísimo Mariano Ozores?
El otro día, cuando estaba viendo "El liguero mágico", ante mi estupefacción, comencé a pensar que quizá, ese despropósito fílmico, ese caos dramático y formal, esa aglomeración de planos metidos al corte, esas constantes entradas y salidas de personajes, esa desconcertante consecución de tópicos extremados hasta lo grotesco, ese uso y abuso del machismo, esa banda sonora (por cierto, del cartagenero Gregorio García Segura), esa visión tan primaria y vergonzosa del hombre, ese constante empeño por quitarle la ropa a las mujeres y ese más que dudoso gusto de algunos momentos, quizá, sólo quizá, podía tener algún valor.
Los que me conocen saben de mi simpatía hacia este tipo de cine. Jamás las defendería como obras maestras del cine español, pero no cabe duda de que algo hay allí. Estaba viendo "El liguero mágico", y dado que es un presumible film de presumible horror y comedia, me vino con mucha rapidez Ed Wood a la cabeza. Ahora, navegando por los insondables recovecos de Internet, me tropiezo en medios tan respetados como El Mundo digital que ayer fue el aniversario de la muerte de Ed Wood, no vaya a ser que alguien pasara por alto semejante acontecimiento. Y entonces, digo yo una cosa, ¿por qué un director tan descacharrantemente malo como Wood nos resulta simpático y hasta admirable y un director de cine español de los 70 y 80 como Ozores nos da vergüenza hasta nombrarlo? ¿Me van a decir que uno es más bueno que otro? De ser así, yo francamente, no se por quien apostaría.
Ed Wood nació en un contexto muy concreto que lo definió como un cineasta (¿he dicho yo, cineasta?) muy particular, encorsetado en ficciones muy propias de la época, pero con un añadido, su desconcertante incompetencia. Ozores creo yo que no es tan incompetente, de hecho, probablemente no sea tan malo, es otra cosa, aunque si que es un director quizá igual de desconcertante, entre otras razones porque el director y guionista resulta tan machista, como vergonzosa es la imagen que ofrece del hombre, situado a la altura del betún, retratado como un animal en constante celo que pierde los papeles ante un escote. Aunque también es cierto que en eso consistía este juego. Si el entorno de Ed Wood era la psicosis nuclear y el miedo a la invasión comunista/extraterrestre, el de Mariano Ozores fue la llegada de la democracia y la era del destape. Cosas bien distintas, pero en este caso, creo que con un nexo común.
Y sin embargo, ¿se imaginan ustedes a un Alex de la Iglesia por ejemplo, haciendo una película sobre Mariano Ozores? Yo no estoy muy seguro. Y seguro que tendría mucha gracia sobre todo viniendo de De la Iglesia, un director que al fin y al cabo ha flirteado con aquellos años de transición en la notable -e infravalorada- "Muertos de risa". Y todo esto se me viene a la cabeza cuando confluye una tercera circunstancia, me entero de la puesta en marcha de un remake sobre "Plan 9 From Outer Space", titulada "Plan 9" y dirigida por un tal John Johnson, un director, guionista, actor, compositor, montador, productor, director de fotografía, director de la segunda unidad y hacedor de efectos especiales que por su naturaleza de hombre orquesta y a juzgar por su filmografía (échenle un vistazo en imdb) tiene toda la pinta de querer perfilarse como el nuevo Ed Wood del siglo XXI. Tratándose de Estados Unidos, lo mismo le va bien y todo. Ahora, si a alguien se le ocurriera por estas latitudes flirtear con el universo Ozores, otro gallo cantaría. ¿Se imaginan ustedes un remake de "El ligero mágico"? Yo no.

Censura sin límites

Como sabrán, hoy ha salido en la prensa que la televisión italiana RAI censuró las escenas más tórridas de la multipremiada película de Ang Lee "Brokeback Mountain". El mundo de la cultura, italiano y fuera de él, han puesto el grito en el cielo porque censurar un largometraje es una acción reprobable y propia de una dictadura. La RAI ha asegurado que había hecho un pre-montaje del film con vistas ha programarlo en un horario sin restricciones para todos los públicos, pero que al final la película se proyectó a las 22.45 y que por tanto no hacía falta montajes para suavizar el contenido a esas horas de emisión.
O dicho de otro modo, alterar un largometraje en función de su horario de emisión si está bien, porque de eso nadie se ha quejado. Tampoco se queja nadie de que ha quejado de que la todopoderosa Disney Channel, haya tomado por costumbre jugar a su libre albedrío con los montajes de numerosas películas. Yo mismo, en cierta ocasión me tropecé en Disney Channel con "Parque Jurásico" y me quedé unos minutos viendo una de sus mejores escenas, aquella en la que el Tiranosaurio Rex escapaba del recinto acosando el coche de los niños y merendándose a un incómodo abogado que seguramente se le tuvo que indigestar. Allí que estoy yo disfrutando como un enano de los efectos especiales, de una escena impecablemente bien rodad y mejor montada hasta que, sorpresa, cuando el Tiranosaurio coge con su boca al abogado, un tupido fundido a negro en forma de velo nos traslada a la siguiente escena. ¡Horror! ¿Había sido el film de Spielberg alterado para poder ser emitido por Disney Channel?
Pues si caballeros, luego que entero que existe algún tipo de contrato en Disney según el cual, las películas que allí se proyectan pasan a estar en manos de los censores de la edulcorada fábrica del tío Walt. Este hecho con concreto, el de "Parque Jurásico" me llamó especialmente la atención, porque demostraba que, en este caso, los responsables de Disney no tienen ni idea de como funciona la mente de un niño y sólo quieren privarlo de todo aquello que le pueda impactar. Y digo esto porque precisamente a raíz de "Parque Jurásico", en su día recuerdo que leí una entrevista con Steven Spielberg a quien se le preguntaba si no consideraba escenas como la de la merienda del Tiranosaurio eran demasiado violentas para los niños. Spielberg dijo algo así como cuando un niño ve como el Tiranosaurio se como al abogado no se asusta, se ríe. Dicho así puede sonar a listillos pero lo cierto es que poco después, en unos grandes almacenes, estaban emitiendo en una de las televisiones de exposición el film de Spielberg con el sonido a todo trapo. Yo pasé por allí en la consabida escena de la merienda, y me quedé porque me percaté de que entre las dos o tres personas que habían mirando, había un niño de no más de diez años. Estuve atento al momento del mordisco. En efecto, el niño se rió.
Este tipo de reacciones de los niños y este tipo de estúpidas medidas por parte de algunas cadenas sólo evidencia eso, una ineptitud absoluta. Sobre todo cuando un niño está comiendo al medio día en su casa y están pasando por el informativo degollaciones en directo a manos de una célula de Al Qaeda en Afganistán. Veamos señores. Una muerte real y fría en directo si puede ser perjudicial. Una muerte ficticia o un amor ficticio, en absoluto, no debería al menos. Claro que cada padre es libre de evaluar lo que su hijo va a ver, pero no quiero imaginar un mundo en donde el villano de "Indiana Jones y el templo maldito" no arrancará corazones, donde Darth Vader no le cortara la mano a su propio hijo en "El imperio contraataca" o donde ET tuviera que quedarse en la Tierra por riesgo a traumatizar a un pequeño que no pueda soportar tan traumática despedida.
Caballeros, se está apuntando en la dirección equivocada. La vida es, entre otras cosas, sexo y sangre, muerte y risas, amor y rabia, todo forma parte de este camino vital. Un niño que crece, sin ver, ni si quiera en el cine, como alguien muere, incluso como alguien es asesinado, como alguien traiciona o se acobarda, será muy difícil que después sepa valorar la vida, la lealtad, la amistad o la valentía. El problema señores, es que los padres no quieren vigilar lo que ven sus hijos, no quieren explicarle que es verdad y que mentira, o que consideran demasiado fuerte y que es apto para que sea visto por sus vástagos. Y como Barrio Sésamo y los Fraggels ya no existen, mejor será dejar la educación en manos de Disney Channel (cuyas audiencias por cierto suben como la espuma cada día que pasa), para así adocenar a un futuro público que durante décadas seguirá alimentando, generación tras generación, su acartonada visión de la vida.

martes, 9 de diciembre de 2008

Los tres padrinos


Como muy bien sabrán algunos colegas míos, recientemente me regalaron la portentosa trilogía de "El padrino", del no menos portentoso Francis Ford Coppola. Mi problema con la trilogía de "El padrino" siempre había sido que por lo general, había visto las películas muy espaciadas en el tiempo de modo que en ocasiones, me costaba valorarlas en conjunto y sobre todo, sumarme o no a esa voz generalizada que proclama que "El padrino. Parte II" es la mejor de las tres. Yo siempre, a este respecto, había procurado mantenerme al margen. Pero ahora, con mi flamante pack de no se cuantos discos he visto las tres películas en un espacio de tiempo lo suficientemente corto como para permitirme el lujo de entrar en detalles.
Hay una cosa que desde luego es obvia, y es la distancia, emocional, artística, dramática y narrativa de "El padrino. Parte III" con las otras dos películas. La última entrega de la saga de hecho, no oculta su naturaleza de film alejado en el tiempo hasta el extremo de que la película arranca precisamente con los decorados descuidados y abandonados de las dos primeras entregas, de la antigua residencia de los Corleone, mientras una voz en off, la de Michael nos dice ha pasado mucho tiempo. Sin duda Michael, demasiado, tanto como para que un Padrino III se quede colgado en el conjunto de la trilogía. Porque señores, ni tiene el guión de las dos primeras, ni tiene el reparto de las dos primeras, ni tiene ese tono de film añejo, cuya perfecta combinación entre las oscuras sombras del film noir y un inusitado costumbrismo dotaban a "El padrino. Parte I" y "El padrino. Parte II" de un insólito realismo y de una mirada distinta y muy valiosa sobre el mundo de la mafia ítaloamericana.
Pero lo cierto es que si nos centramos en los dos primeros padrinos, yo, tengo que admitirlo, me quedo con el primero. "El padrino. parte II" tiene grandísimos momentos, la entrada en escena de Robert DeNiro como Vito de joven es impagable, y la búsqueda de un topo en la familia Corleone nos brinda momentos de auténtica antología, como ese celebérrimo beso de la muerte que Michael le da a su hermano Fredo. Pero la primera parte me sigue pareciendo todavía muchísimo más redonda, más pulida, perfecta. Primero por la inmensa presencia (en todos los sentidos) de Marlon Brandon, un padrino con mayúsculas sobre el que Al Pacino, se queda un poco corto. El listó estaba demasiado alto, incluso para un Pacino ya con canas en "El padrino. Parte III". Además, creo que está mejor llevado y hasta me parece más interesante la cuestión esencial que aborda "El padrino", la forzada sucesión de Vito a manos de su hijo Michael, un sucesión a la que se ve empujado Michael por una cuestión de honor y venganza, una sucesión que le llevará a descubrir los orígenes de su familia, en el mismísimo Corleone, el pueblo siciliano que dio nombre a la familia. Una sucesión que además, se ve completada con ese portentoso plano que al final nos muestra a Michael, siendo besado por sus acólitos ante la atónita mirada de su esposa que ve como su vida de tranquila banalidad se desvanece ante sus ojos.
Por que en el fondo, y en la forma, la trilogía de "El padrino" trata sobre eso mismo, sobre la sucesión, ascenso y decadencia de la figura del padrino a la que le da forma Michael Corleone. El padrino del que se ocupa la saga es él. Una lástima que ese juego de vincular a la iglesia con los Corleone no llegará a cuajar en un film correcto pero insuficiente máxime, con los monumentales antecedentes que lo predecía.
Cosa curiosa, podríamos decir que a partir de "El padrino III" comenzó la decadencia sin paliativos de Francis Ford Coppola. "Drácula de Bram Stoker", "Jack" y "En legítima defensa" fueron las desiguales aportaciones del director de "Apocalipsey Now" y todo, sin haber visto aún "Youth without Youth" y "Tetro"...