jueves, 29 de enero de 2009

Libro Vs. Película


Leyendo un artículo en un diario de tirada nacional me ha venido a la cabeza uno de los temas más debatidos y discutidos entre los cinéfilos y los amantes de la literatura. ¿Cuantas veces hemos escuchado eso de qué es mejor, el libro o la película? Evidentemente, la cuestión en si acusa una peligrosa simpleza pero también es cierto, que no le falta parte de verdad. ¿Qué es mejor, un libro o una película? A veces está claro que el libro y otras, que la película. No obstante, habría que partir de una premisa fundamental; un libro es una cosa y una película otra muy distinta. Esto puede parecer una obviedad pero a la vista está que no lo es tanto cuando todavía hoy hay quien debate abierta y extensamente sobre este sesuda problemática.
El cine y la literatura se diferencian, fundamentalmente, en dos cuestiones; la forma y la extensión. La forma del cine es la imagen, la de los libros la escritura. La extensión de un film no debería (atención ¿eh?, debería) sobre pasar las dos horas de duración. La de un libro puede rondar tranquilamente las 600 o 700 páginas que no pasa nada. Un libro se lee en varios días. Una película se ve de un tirón. De este modo, los valores de un film no tienen casi nada que ver con los de un libro. Una prosa fluida y una cuidada presentación y evolución de sus personajes, no se puede, ni se debe comparar con los de un film, que deben desarrollar la misma idea en dos horas de metraje. ¿Es entonces un libro mejor que una película porque el libro dispone de más espacio para desarrollar ideas y personajes?
No. Aquí entramos en la cuestión de ser fiel a la letra o ser fiel al espíritu. Me explico. Una película como "Drácula de Bram Stoker" de Coppola, es un largometraje que nació con la pretensión de ser tdo lo fiel a la letra que se pudiera. De hecho, el film fracasa entre otras razones porque está demasiado obsesionado por aglutinar pasajes de la novela que insertados en dos horas de metraje pierden todo su sentido y se tornan confusos, incoherentes. Pero aún así, la intención estaba allí. Coppola estaba más preocupado por ser fiel a la letra que al espíritu. En esencia, la película respeta la estructura de novela, sin embargo, su espíritu es completamente diferente. Nadie en "Drácula de Bram Stoker" parecía preocupado en ser mínimamente fiel al espíritu de la obra de Stoker. Si en el original literario Drácula era un sanguinario vampiro que viaja a Londres en busca de más sangre porque esa es su forma de vida, su naturaleza, el Drácula de Coppola es un Don Juan de ultratumba que viaja a Londres en busca de su amada. Como digo, nada que ver.
Sin embargo, un film como "Drácula" de Terence Fisher, de escasa hora y media de duración y con significativos cambios en su estructura con respecto a la obra de Stoker (sólo un ejemplo, el film arranca, como en la novela como Jonathan Harker llegando al castillo de Drácula pero en la película de Fisher, Harker sabe que va a la morada de un vampiro y lo que es más, está aliado con Van Helsing para acabar con el reinado de terror de Drácula), resulta uno de los largometrajes más fieles al espíritu de la novela. En film de Fisher está la maldad anima y voraz del Drácula de Stoker, su sed de sangre, los ribetes eróticos y moralistas que empapan la novela, y lo que es más importante, en el film de Fisher las ideas originales de Londres victoriano son trasladadas, adaptadas a los temores de finales de los 50.
Luego, a mi modo de ver, hay otra cuestión de calado. Los valores de un libro y de una película. Como he dicho antes, un libro para ser un buen libro, además de una historia interesante, buenos personajes y una buena estructura, debe estar bien escrito, es decir, debe utilizar bien la prosa, el lenguaje escrito. Una película, para que sea una buena película, además de una historia interesante, buenos personajes y una buena estructura, debe estar bien filmada y montada, es decir, utilizar bien el lenguaje cinematográfico, la imagen. De este modo, un libro mediocre como "Psicosis" ó "Tiburón" se puede convertir en una, o en dos excelentes película. De igual forma un libro excelente, el mismo "Drácula", se puede convertir en un film mediocre como el de Coppola.
En suma, en ocasiones pienso que está discusión resulta ya un poco estéril. Hay quien todavía le gusta divagar sobre ella, a los propios cinéfilos, de vez en cuando nos sentimos tentados a sacar el tema porque garantiza un par de horas de apasionante y en ocasiones, hasta acalorada conversación. Pero lo cierto es que hablar de cine y literatura son dos cosas bien distintas, riquísimas cada una en su terreno, pero tan distintas que no vale la pena compararlas. Tal vez la literatura aglutine más complejidad y matices, porque le lleva al cine varios siglos de historia. Pensemos que el cine, tiene poquito más de cine años. Y eso, al lado de la literatura, es un arte en pañales. Tiempo al tiempo. Pero si empezamos a destacar las virtudes de la literatura ante las deficiencias del cine sólo vamos a terminar por acomplejar un arte al que aún le queda mucho camino, con recursos suficientes y un largo y apasionante camino por recorrer.

miércoles, 28 de enero de 2009

50 años de faldas y un poco de locura...


El próximo 29 de marzo la genial y desternillante obra maestra de Billy Wilder, "Con faldas y a lo loco" cumplirá 50 años, parafraseando a Sugar Kane Kowalczyk (el papel que interpreta Marilyn Monroe en la película), 50 años son medio siglo, le hace a uno pensar... Pensar por qué ya no se hacen películas así, por qué no se hace comedias así, por qué no se escriben guiones así, por qué no se explota a actores así, por qué ya no hay mujeres, o al menos no se publicitan así, por qué no hay actores como Lemmon... Son muchas las cosas que hace pensar una película como "Con faldas y a lo loco" (su título original es "Some Like it Hot", todo un reto para los traductores que viene a decir algo así como "a algunos les gusta caliente") y muy poco el consuelo que provoca, salvo su mera existencia, una milagro cinematográfico de primera magnitud. En los 50 años de historia del film de Wilder la película no ha envejecido un ápice, su mito se ha multiplicado, su grandeza se ha extendido y sus chistes continúan intactos.
Cuando "Con faldas y a lo loco" se puso en marcha nadie en la Warner Bros. quería a un actor como Jack Lemmon, joven e incipiente intérprete que hasta la fecha no había protagonizado aún ningún título descatabale pese a tener a sus espaldas más de una veintena de trabajos para cine y televisión. Nadie quería a Lemmon, pero Wilder se empeñó en que ese era su hombre. Y no se equivocó. Cuentan los que estuvieron allí los primeros días de pruebas y ensayos generales, que la primera vez que Lemmon y Curtis se disfrazaron de mujeres fueron juntos desde sus camerinos hasta el estudio disfrazados para comprobar si alguien los reconocía. Nadie se percató de que eran Lemmon y Curtis. Dicen también, que Lemmon se encontraba mucho más cómodo vestido de mujer que Curtis. El protagonista de "El apartamento" fue ponerse unos tacones y una falda y empezar a comportarse como una mujer. A Wilder se le hacían los ojos chiribitas cuando veía la mina que tenía en Lemmon.
Billy Wilder decidió rodar "Con faldas y a lo loco" porque temía que ante una iluminación en color, Curtis y Lemmon resultaran demasiado grotescos maquillados de mujeres. Existen algunas fotos en color de ambos actores y ciertamente, se genó con anteponiendo el blanco y negro al color. Pero sin duda, el gran mito de aquel glorioso rodaje fue sin duda, Marilyn Monroe. Por lo visto, sistemáticamente, la exuberante actriz llegaba tarde todos los días, prácticamente, sin excepción. Tanto, que cuentan que el último día de rodaje, filmando la última escena de la película, la Monroe no se presentó. Wilder, harto de esperarla, decidió rodar sin ella y guiado por una inspiración divina, él y su amigo y co-guionista I.A.L. Diammond idearon un nuevo final. Wilder ha gustado de alimentar el mito de a quien se le ocurrió aquello de nadie es perfecto, pero en declaraciones anteriores, el director de "En bandeja de plata" admitía abiertamente que aquella frase fue cosa de Diammond.
A Wilder también le ha gustado alimentar el mito de esa Marilyn Monroe catastrófica ante la cámara si no había un buen director, él, que la pusiera en su sitio. Una de las anécdotas más repetidas por Wilder es aquella en la que estaban rodando una escena en la que Marilyn debía llamar a una puerta, preguntar si había alguien en la habitación, abrir un cajón y preguntar por la botella de Whisky. En ese orden concreto. Imposible. Marilyn preguntaba primero, llamaba después, entraba primero, preguntaba después, preguntaba por el Whisky, llamaba después, en fin..., un desastre. Cuenta Wilder que cuando llevaban las 50 ó 60 tomas, cada toma costaba una fortuna al estudio y cada día de rodaje un capital. De modo que Wilder, se acercó a Marilyn consciente de lo apurada que debía estar la actriz y le dijo, bien Marilyn, no te preocupes por nada y Marilyn respondió, ¿preocuparme por qué?. Ante esto Wilder solía decir, así era Marilyn...
Cierto o no, y todo parece indicar que así fue, Billy Wilder ha demostrado en sobradas ocasiones que es un excelente director de actores. La crítica en general reconoce sin ambages que Mariyn nunca fue tan buena actriz como cuando fue dirigida por Wilder, un hombre con una lengua especialmente entrenada para la sorna más ácida y un sexto sentido para la comedia. Un buen ejemplo fue la escena de las maracas de Jack Lemmon. En la secuencia, Lemmon le anuncia a Curtis que se va a casar con Osgood Filding III, un viejo verde y aburrido millonario interpretado de forma magistral por Joe E. Brown. En la escena, Lemmon después de cada frase agita las maracas. El asunto, que puede resultar absolutamente banal visto hoy el film, pero en realidad, el gesto era una medida tomada con toda precisión con Wilder, pensada para que después de cada frase de Lemmon, un chiste potencialmente gracioso, el público se riera y mientras Lemmon agitaba las maracas de modo que las carcajadas no eclipsaran la siguiente frase del actor. En suma un perfecto ejemplo de ritmo en la comedia, no por mayor acumulación el asunto se torna más gracioso, al contrario.
Poco después de su estreno, se lío un buen barullo porque a Tony Curtis, que había compartido con Marilyn una de las escenas más tórridas de toda la película, se le ocurrió decir que besar a Marilyn había sido como besar a Hitler. Curtis ha estado matizando desde entonces aquella afirmación, asegurando que no era una cuestión de rechazo a la indiscutible belleza de la Monroe, sino que era una cuestión de presión provocada fundamentalmente porque en aquella escena, en todo momento, hubo una tutora con aspecto de agente de la SS delante de ambos para asegurarse de que nadie se aprovechara de la ingenua actriz.
Estas y probablemente muchas historias alimentaron uno de esos rodajes donde todo encajó a la perfección; el guión, la historia, los chistes, los actores, la planificación, el montaje y hasta las improvisaciones. Todo. Y todo encajó con la precisión de un mecanismo de relojería pero sin su frialdad. La película además, no sólo resulta desternillante sino que además, plantea una serie de cuestiones muy golosas sobre la dinámica del disfraz y el rol que todos los días desempeñamos los seres humanos en nuestro día a día. Una película redonda en suma que ha ocupado en no pocas ocasiones, los primeros puestos, sino el primero, como la mejor película de la historia del cine. Tal vez decir tal cosa sea decir demasiado, pero lo que si parece claro es que "Con faldas y a lo loco", visto lo visto, se tercia un film irrepetible. Por 50 años y por otros 50, como mínimo, si perder un ápice de acidez, diversión, ritmo y descaro.

martes, 27 de enero de 2009

Desaforado Jackson, Peter Jackson




Es uno de esos casos que me resulta particularmente curioso. Cómo un director como Peter Jackson, especialista en revolver el estómago al más pintado con películas como "Mal gusto" o "Briandead. Tu madre se ha comido a mi perro", de la noche a la mañana, pasase a ser todo un auteur, pero atención, un auteur con todas las palabras. Tanto, que se permite el lujo de tirar por el retrete más de 200 millones de dólares en una aburridísima revisión de "King Kong" que además, resbaló en taquilla y nadie, parece haberle dicho a Jackson ojos negros tienes. Es más, Jackson anda metido en dos proyectos desmedidamente grandes, caros, pero eso si, muy prometedores en vista a su futura carrera comercial. "El Hobbit" (en realidad dos películas), que ya prepara Guillermo del Toro bajo producción y guión de Jackson y "Tintín", que también produce Jackson y dirige Steven Spielberg (y que por cierto, en imdb no hay ni rastro del compositor fetiche de Spielberg, John Williams...).
Y entonces, digo yo una cosa, ¿qué ha pasado entre "Tu madre se ha comido a mi perro" y "King Kong"? Fundamentalmente una cosa, cinco palabras, "El señor de los anillos". Peter Jackson salió notablemente victorioso frente al tremendo reto de filmar una adaptación como esta obra de J.J. Tolkien, no defraudar a los fans del libro y además, amasar millones de dólares. Prueba superada, si señor, ahora bien... Sin desmerecer los -indiscutibles- méritos de Jackson al frente de la saga de "El señor de los anillos" (y se que aquí me la estoy jugando), me parece que encumbrarlo al cisma de los autores en posesión legítima de una obra, creo, hay un buen trecho.
Por mera lógica, por matemáticas, por necesidad, en un total de más de nueve horas de metraje es necesario, que haya un poco de todo. Bueno y malo, regular y mejorable, peor y lo que todavía pudo haber sido peor. Es lógico, ¡son 9 horas! Y es que, el primer fallo que tiene Peter Jackson en su trilogía de los anillos y que fue confirmada en "King Kong" es que el hombre, no tiene medida, es desmesurado, el concepto equilibrio creo que se le escapa, el día que lo explicaron en clase debía de estar rodando cortos en Super-8 de tres horas y media con los amiguetes. Se que hay fans por vía ultravenosa de la saga de Jackson/Tolkien pero por está simple y mera deducción, "El señor de los anillos" es una trilogía, o un gran film de nueve horas, por necesidad, desigual. Con cosas buenas, si, desde luego, pero también con cosas no tan buenas. "King Kong" como he dicho, me parece un disparate muy bien rodado, pero desmedido por todos sitios, por sus -interminables- escenas de acción, por sus efectos especiales y por poner al simio patinando sobre hielo...
Yo no se ustedes pero yo, visto lo visto, prefiero al Jackson disparatado de locuras como "Meet the Feebles" (hilarante e impensable combinación de teleñecos y cine gore) o "Agárrame esos fantasmas", mucho más divertida en su contenido pero en cambio, mucho más contenida en su forma, o mejor, en su estructura, en su creación como relato fílmico. Lo mismo se puede decir de "Tu madre se ha comido a tu perro", con los excesos propios del gore, la película se sostiene muy bien y si uno asume el festival de vísceras que está viendo, el largometraje está muy bien planteado. Incluso cuando Peter Jackson se puso serio por primera vez en "Criaturas celestiales", el director neocelandés no perdió ese punto de hilaridad conceptual, de planteamiento fantástico, ejemplificado en las fantasías de las dos jóvenes protagonistas. De hecho, por preferir, francamente, yo me quedo con ese Jackson regordete con aspecto de oso bonachón y freak (en la imagen) que a ese raquítico reflejo de lo que fue el director de "El señor de los anillos", con cara (y ojos) de haber pasado más hambre, como suele decir mi madre, que el perro de un ciego...
Yo creo que el problema viene de alguien que quiere ser quien no es. Estoy seguro de que dentro de unos años Peter Jackson nos ofrecerá una obra maestra absoluta, creo que la materia prima la tiene, pero de momento, creo que Jackson anda buscando su destino y de momento, a juicio de un servidor, sospecho, que la mira la tiene un poco desviada. Por lo menos, un poco...

Shirley Walker


El 29 de noviembre de 2006 fue un día normal para casi todo el mundo, salvo en Reno, Nevada, donde fallecía debido a un accidente cerebrovascular Shirley Walker (en la imagen), a los 61 años de edad. Es posible que su nombre no diga gran cosa a la mayoría, pero este personaje ha sido la primera mujer de la historia de Hollywood que ha ostentado el deber y la responsabilidad de componer música para cine. Nunca antes, una mujer había compuesto en solitario una Banda Sonora Original (BSO). Walker, además de una prolífica compositora, fue una activista defensora de los derechos del compositor en un film, casi siempre condicionados por un presupuesto que cuando llega la hora de componer, a penas queda dinero, y forzado por las decisiones del productor, entienda o no de música. Walker publicó diferentes artículos sobre el tema y fue presidenta y vicepresidenta de la Sociedad de Compositores y Autores.

La primera vez que Shirley Walker tocó un instrumento para un película lo hizo nada menos que para "Apocalipsey Now" (1979) para tocar en el teclado la composición de Carmine y Francis Coppola. En 1982 Walker compondría su primera banda sonora en solitario para la película "The End of August" pero nadie se fijó en ella y Shirley Walker seguía alternando sus labores de composición en solitario, con la dirección de orquestas con partituras ajenas. De hecho, fue gracias a esta última labor, a través de la cual Walker conocería a Danny Elfman, para quien condujo las partituras de películas como "Los fantasmas atacan al jefe" o "Batman". Elfman reclinó la oferta de componer la BSO de un episodio piloto sobre el superhéroe The Flash, y le pasó el testigo a Walker. En "The Flash", un episodio de dos horas que en España llegó en forma de largometraje a los videoclubes, Shirley Walker puso en evidencia lo mucho que le había influido Elfman en una partitura sacada al dictado de los patrones del compositor de "Eduardo Manostijeras". Walker seguiría entonces componiendo música para la serie Flash y dadas las afinidades entre Elfman-Walker, se le ofreció a la música componer la BSO de la serie de animación "Batman". A partir de este momento su asociación a los superhéroes fue tal que desde DC Comic, Walker se convirtió en todo un estandarte de la música para los cómics.

Shriley Walker también tuvo la oportunidad de trabajar con John Carpanter en uno de esos proyectos de encargo que de vez en cuando le encargan al director de "La cosa". Por lo general, esas películas suelen venir con un compositor elegido por el estudio, y en este caso la elegida fue Walker. Carpenter, que como es sabido es aficionado a componer sus propias BSO con resultados efectivos pero musicalmente muy limitados, hizo migas con Shirley Walker y años después la requirió para la BSO de "2012. Rescate en Los Angeles". El resultado fue ciertamente curioso, una música entre la simplicidad rítmica de Carpenter y la ampulosidad sinfónica de Walker.

A estas alturas Shirley Walker denotaba una obvia influencia de Danny Elfman pero ya ejercía de un estilo mucho más depurado y menos condicionado a la obra de Elfman, entre otras cosas porque Walker siguió componiendo fantásticas BSO frente a las cada vez menos interesantes obras de Elfman (y aún tendría que escuchar "Hellboy II" y "Wanted" que dicen que están muy bien pero yo francamente, visto lo visto, no me fío...).

En 2000 Shirley Walker se haría con una de las franquicias más exitosas del cine de terror, "Destino Final". Siempre, dignificando la serie B con música muy cuidada y efectiva, Walker compuso la BSO de la curiosa "Willard", donde volvería a demostrar el excelente uso que Walker tiene de la orquesta y su capacidad de inquietud, algo que de nuevo dejaría bien patente en el simpático film de acción "Turbelence", donde además dejó meridianamente claro que además de conocer muy bien a un orquesta, sabe como insuflarle ritmo y vitalidad. Su última obra fue para un pequeño film de terror titulado "Black Christmas".

Shirley Walker se fue sin hacer ruido, aunque se pasará la vida provocándolo a través de bellas melodías. Su nombre se fue dejando tras de si una obra aún por revalorizar. Su condición de compositora asociada al cine de serie B y a las series de animación, jugó en su contra dado que nunca llegó a despuntar como su maestro y mentor Danny Elfman y además, debió de enfrentarse como nadie a las mismas inclemencias de producción que durante años estuvo denunciando. El otro día me acordé de Shirley Walker, cuando escuchando por enésima vez "Batman", me percaté del absoluto dominio de la orquesta que por aquellos años tenía Danny Elfman, ¿o era Shirley Walker? En realidad, era Walker. De hecho, las malas lenguas, contaban que Elfman silbaba las melodías y Walker les daba forma orquestal. Yo sólo, transmito un rumor...

lunes, 26 de enero de 2009

"El caballero oscuro"


No había visto yo esta película laureada y aplaudida a rabiar. Tenía que verla, era una cuestión vital. Al menos eso parecía a tenor de las críticas y opiniones que ha generado el film de Christopher Nolan. Yo vaya por delante, excepción hecha de "Memento", que me parece una película redonda por varias razones, el aplauso generalizado que ha provocado en la mayoría de los casos el cine de Nolan siempre me ha resultado un pelín desmedido, tal vez por una cuestión personal si quieren, y es que no me gusta como filma Nolan. El director de "Insomnio" es uno de esos realizadores que debe de rodar un diálogo entre dos personajes con 20 cámaras para luego ver cómo lo montamos en la sala de montaje. No hace falta ser ningún experto para percatarse de esto, sólo hace falta contemplar con un poco de atención extra casi cualquier película de Nolan, y digo casi porque por fortuna, "El caballero oscuro" es un film mucho más contenido en este sentido y eso se agradece aunque eso si, seamos sinceros, la película está lejos del dominico escénico de pongamos por caso John Mctiernan o James Cameron en sus escenas de acción, y de la medida planificación construida en función del montaje de un Steven Spielberg sin ir más lejos y a ejemplos más extremos.
Luego, también, si somos un poco honestos, creo yo, que a "El caballero oscuro" no le habría pasado nada si le hubieran recortado unos minutejos por aquí y por allá. Pasan demasiadas cosas en el film y dudo mucho de que todas sean indispensables para contar la historia. Sin ir más lejos, el personaje de Dos caras hubiera quedado fenomenal para una secuela de Batman pero su aparición y desarrollo en "El caballero oscuro" hace por un lado que el personaje sólo quede esbozado y por otro, caer en uno de los defectos más generalizados del actual cine de superhéroes como es embotar las películas de villanos. En este sentido, "Batman Begins" me parece una película más equilibrada, más redonda.
En cualquier caso, lo que está fuera de toda duda es la madurez de los planteamientos de Nolan como cineasta y en ese sentido, "El caballero oscuro" resulta una muestra formidable. De hecho, lo que más me llamó la atención es que para ser una película filmada en el año 2008, resulta u largometraje profundamente post-11-S. Me explico. Hay varias imágenes que muy bien podrían haber sido insertadas en el devastado escenario del World Trade Center, con escombros humeantes y el perfil de Batman aterrado ante el horror; el estado de emergencia que genera la amenaza del Joker con media Gothan (en realidad, Chicago) tratando de huir de la ciudad y con el ejército y la policía tomando las calles, no se diferencia demasiado de aquel estado de excepción que tomó la Gran Manzana hace seis años; y el propio heroísmo que encarna Batman, no dista demasiado de la figura de George W. Bush (el interrogatorio del Joker a manos de Batman es, se mire por donde se mire, tortura aquí y en Guantánamo), cuando James Gordon (Gary Oldman) afirma al final de la película que Batman no es el héroe que la ciudad quiere, es el héroe que la ciudad necesita, un vengativo reflejo de la sociedad norteamericana utilizado como chivo expiatorio perfecto para ser demonizado y de paso exorcizar las pesadillas que acosan a todo luchador por la libertad (según los Estados Unidos) condenado a matar y a ver morir a los que le rodean por sus acciones. Batman es repudiado y convertido en una amenaza porque Estados Unidos necesita eso, al verse incapaz de aceptar que la justicia también mata, a los malos y también a los buenos. Incluso esa actitud de confraternidad y valentía que une a los pasajeros de dos ferrys, obligados a elegir entre ellos u otros que se resuelve con la complicidad mutua de no elegir entre morir y matar, tiene mucho que ver con ese sentimiento que el 11 de septiembre de 2001 inundó las calles de Nueva York y la geografía de los Estados Unidos al completo.
Como ya ocurriera en "Batman Begins" este nuevo hombre murciélago ha ganado en realismo y ha perdido en teatralidad, sus propias apariciones distan mucho del operístico modo en el que Tim Burton presentaba al héroe en los años 80, en favor de una entradas mucho más secas y directas, a veces incluso, es sólo una voz (muy bueno el detalle de distorsionarla) que se cuela en mitad de un diálogo, nada de fanfarrias (la BSO de James Newton Howard y Hans Zimmer debe resultar bastante dura de escuchar en solitario...) ni de vistosas entradas en escena.
Y en cuanto a Heath Ledger, estarán conmigo en que si no fuera por su trágica muerte, su interpretación no habría pasado de redonda, pero sin excesivos entusiasmo. No hay nada que reprocharle a su caracterización, perfecta sin más, en la piel de un psicópata que tiene la facultad de caer simpático al espectador (todo lo contrario que, por momentos, Batman) tal vez porque ejemplifica muy bien toda la anarquía y toda la explosión de violencia que hombre normal, el que todos los días va a trabajar y lleva a sus hijos al colegio, acumula en su interior forzado por una convicciones sociales aunque también, morales, un elemento este último, que nada tiene que hacer en una mente tan desquiciada como la de este Joker de Christopher Nolan.

viernes, 23 de enero de 2009

Primer paso hacia los Oscar


Ya se que muchos, cada día más, ven en los Oscar nada más que una aparatosa campaña publicitaria destinada a promocionar y vender mejor los éxitos del cine americano. Nada de nuevo hay por otro lado en esta percepción, absolutamente cierta. Pero los cinéfagos como yo, tenemos un problema y es que todo lo que huele a cine, nos llama. Un servidor, desde hace once años, no se ha perdido una sola gala de entrega de premios de la Academia de Hollywood. Siempre ha sido una fecha para el encuentro con viejas amistades y la reunión cinéfaga desatada. El programa, durante años fue muy similar; cena acompañada del visionado de una o dos películas, alfombra roja ya, con una copita en la mano y visionado de la entrega con, faltaría más, quiniela en mano. De hecho, el asunto en un principio resultó un pelín duro. A algún lumbreras (no se si fui yo mismo) se le ocurrió que cada vez que uno fallara un premio, debía de beber un tapón... Ya os podeis imaginar como terminamos la primera gala, de modo que en citas posteriores acordamos tomar un tapón, cada dos fallos. Aún así creerme que después uno duerme de fábula...
Pero claro, los años van pasando y uno va poniendo los pies en la tierra y no sólo eso, las amistades se van desperdigando por el mapa y la progresiva aparición de obligaciones laborales han ido complicando cada año la celebrada reunión de cinéfagos. La del año pasado fue una cita que ejemplifica bastante bien esto. Ya éramos sólo cuatro personas las que estábamos dispuestas a todo por ver los Oscar pero había un problema en principio, insalvable, ya nadie tenía el dichosos Canal +, antaño, piedra filosofal que era transportada de un domicilio a otro si era necesario para no perderse tan trascendental acontecimiento, de modo que ya nadie tenía la esperanza de ver la entrega. Pero entonces, se encendió la bombilla, a un amigo mío, a Julián se le ocurrió -el mismo día de la entrega de los Oscar- la formidable idea de alquilar una habitación de hotel donde estuviera instalado el Canal +. La propuesta fue aceptada con entusiasmo. Al fin y al cabo 50 euros entre cuatro era una cifra asumible. Dicho y hecho. Quedamos demasiado pronto eso si, cenamos pizza y mexicano y nos llevamos los restos a la habitación acompañados de algunos aditivos complementarios (vamos, unas botellas de Whisky para aligerar la noche) Fue una noche muy chula, aderezada con un Oscar al mejor director y película para los Coen, por no hablar de Javier Barden.

Nominaciones

Como todos sabrán, ayer a las dos y media se dieron a conocer los nominados a los Oscar 2008 y como todavía sabrán mejor si, Penélope Cruz fue nominada por "Vicky Cristina Barcelona", un premio que entregará Javier Barden y que además cuenta con la ausencia de Kate Winslet que le arrebató el Globo de Oro a Cruz, de modo que el asunto huele a Oscar español. En el resto, el que también huele a Oscar es "El curioso caso de Benjamin Button" de David Fincher, que también ha sido nominado al mejor director. El film supone una apuesta arriesgadísima y eso es bueno, pero a la vez malo, puede ser un patinazo importante, pero las primeras críticas no apuntan en esa dirección, al contrario. No he visto la película y por tanto no puedo opinar pero si el film es redondo (y Fincher suele hacer películas redondas) y no resulta una película demasiado desoladora y lo que es fundamental, rinde en taquilla, lo que con Brad Pitt y los vistos de su tema no es muy difícil, "El curioso caso de Benjamin Button" tiene un buen número de estatuillas aseguradas, incluyendo las más importante a mejor película y director.
De todos modos, en los Oscar hay siempre que aplicar la lógica de la empresa. Es decir, el film que más haya recaudado en taquilla será el que se haga con los premios más relevantes. Ocurrió cuando Spielberg logró el galardón al mejor director por "Salvar al soldado Ryan" y el premio a la mejor película fue para "Shkespeare in Love", o cuando Roman Polanski consiguió el Oscar al mejor director por "El pianista" y el premio a la mejor película fue para "Chicago". Regla de tres, no falla. Las nominadas este año no parecen éxitos potenciales, de modo que el film de Fincher tiene las de ganar en todos los sentidos.
El premio a mejor actor siempre ha sido desde unos años un galardón curiosos. Si estaba nominado Denzel Washington o Tom Hanks se lo daban a ellos, pero si no, el Oscar ha ido a parar a las manos más impensables. Además, no lo olvidemos, los Oscar son unos premios pensados para promocionar y lanzar carreras, por esta razón Brad Pitt no está tan claro que se haga con el, todo lo contrario que Mickey Rourke que es un actor que ha resucitado de sus cenizas y eso siempre quedará muy bien. Además Sean Penn es demasiado incendiario y si le dan un premio tiene valor a subir a recogerlo y solar alguna lindeza de despedida para Bush y Frank Langela ya es mayor y además todavía le quedan años de trabajo por delante.
El de mejor actriz ha seguido en este sentido, una política similar que se ha repetido año tras año. Actriz en ciernes, premio al canto. Este año, el nombre más prometedor de la temporada es sin duda Anne Hathaway y además, ha sido nominada por una formidable película de Jonathan Demme, de modo que no creo que haya problemas en superar a Angelina Jolie que ha dicho que se va a retirar del cine o incluso a Meryl Streep, que ya son mucho años siendo nominada y además ya tiene dos estatuillas en su casa. La única que podría hacerle sombra a Hathaway sería Kate Winslet que se hizo con el Globo de Oro de Penélope Cruz, pero no sería la primera vez que Globos y Oscar no cuadran.
Actor secundario, desde luego, es para Heath Ledger, actriz secundaria, ya hemos dicho que Pe, y a partir de aquí, bueno...de todo un poco. "Wall-e" apuesta muy fuerte, tiene seis nominaciones, incluyendo las de mejor película de animación y mejor guión original, la película ha gustado a todo el mundo y además es de Pixar, por lo que no sería extraño que se llevara una Oscar al mejor guión. Por lo demás, pues más o menos de lo siempre eso si, antes de que se entregue una sola estatuilla, la gran derrotada ha sido "Australia" que sólo ha sido nominada a un Oscar el mejor vestuario. Pues nada, a ver que pasa pues...

jueves, 22 de enero de 2009

Una semilla muy mala, pero que muy mala


Hacía tiempo que no hacia eso de pasar por la puerta de un cine, mirar la hora y pensar, ¿qué pondrán a esta hora? Esta ocurrencia me ha llevado a ver todo tipo de títulos, desde cine independiente hecho en Irán, hasta cine de acción supuestamente desenfrenada manufacturado en Hollywood. Cuento tomo ese tipo de decisiones se que no hay trucos que valga. La película que antes empiece, a esa que me meto.
El otro día retomé esa sana aunque arriesgadísima costumbre. Me acerque a la cartelera y comprobé que la película que estaba a punto de empezar era una tal "La semilla del mal". Algo había oído de esa película; rollo niño diabólico, y algunas imágenes ciertamente impactantes aunque terriblemente condicionadas por "El exorcista" (ese personaje andando a cuatro patas con la cabeza vuelta del revés). Pero bueno dije ello, de riesgos también vive el hombre.
Yo generalmente, cuando me meto a ver una película, por desconocida e insensata que sea, siempre procuro memorizar el nombre del director, bien para crucificarlo o para seguirle la pista. En esta ocasión se me pasó tan importante detalle. Craso error. Porque si me hubiera percatado de que el responsable de "La semilla del mal" era David S. Goyer hubiera preparado mi estómago para una dieta nada dietética.
¿Que quien es David S. Goyer? Pues bien, el señor Goyer es el guionista de lindezas tipo "Kickboxer 2", "El cuervo. Ciudad de Los Angeles", "Blade I, II y III". Ya se que hay quien defiende la serie "Blade", pero un servidor sólo salvaría la segunda entrega por eso del tono extra-gótico que le imprimió Guillermo del Toro, pero en general me parecen unas películas bastante insoportables. Goyer también ha escrito los guiones o las historias de "Dark City", "Batman Begins" y "El caballero oscuro", películas ciertamente más estimables, pero que en los tres casos venían firmadas por otros guionistas que a buen seguro, pulieron las salidas de todo de Goyer.
Pues bien, dicho esto, hacía tiempo que no veía una película tan mala como "La semilla del mal", un film que además peca de un exceso de estímulos terror, me explico. La película empieza con una pesadilla, esto es, entorno onírico, suspense en cresccendo, y golpe de impacto, ósea, un susto. Todo lo típico que se quiera pero moderadamente efectivo. El problema de "La semilla del mal" es que escena tras escena, y casi sin excepción, el film va repitiendo este esquema una y otra vez. ¿El resultado? De entrada, dos. Primero, que debido a la propia saturación de los impactos, sus efectos vayan en acusado descenso conforme avanza la película. Y segundo, la constante sensación onírica que transmite el film traslada al público a un entorno y irreal, de pesadilla, lo que unido a personaje completamente planos, sin pasado ni interés, al final "La semilla del mal" no te la crees, porque todo es demasiado pretendidamente extraño y porque no hay ningún interés en torno a los personajes. ¿Conclusión de todo esto? Aburrimiento, mucho aburrimiento.
Por si todo esto fuera poco, el personaje, digamos, diabólico del film, un niño con aspecto zombificado, no provoca la menor inquietud, la historia de un espíritu del folklore judío que salta de cuerpo en cuerpo para matar a no recuerdo bien a quien ni por qué, carece de todo fundamento y no digamos de originalidad y la consabida investigación de la protagonista, eso si, muy guapa ella (Odette Yustman), es tan previsible que sólo puede provocar el bostezo. ¿Resultado? Un escasa hora y media que parecieron seis horas interminables. Golpe de efecto tras golpe de efecto, uno termina por evadirse y preguntarse qué narices hacían entre 8 y 10 personas en una sala tan amplia viendo semejante castaña a las siete de la tarde. Y claro, me dije yo, ¿y yo qué? Los riesgos de ser un cinéfilo.

miércoles, 21 de enero de 2009

"W"


Jamás imaginé que vería "W" en La 2 tan sólo tres o cuatro meses después de su estreno en Estados Unidos. Recuerdo que cuando estuve en Londres en noviembre, vi un enorme cartel de la película en un cine. Yo esperaba ansioso ver ese mismo cartel en España. Al final, he tenido que conformarme con verlo en las páginas de televisión de los periódicos. Qué cosas...
A lo que íbamos, "W". De entrada, son ciertas determinadas afirmaciones que Oliver Stone ha venido haciendo sobre su última película, tal vez, la más evidente es que "W", al contrario que "Nixon", es algo así como una orquesta de cámara, una obra logísticamente más pequeña y reducida, que no quiere ir más allá de la definición de un personaje a base de pinceladas cortas ajenas a los grandes acontecimiento. No hay un sólo plano del atentado al World Trade Center, aunque si se menciona en varias ocasiones y en muchos sentidos determinada casi todas las decisiones político-bélicas que se toman en el film. No se representan los grandes momentos de la vida de Bush al frente de la Casa Blanca, tan sólo se inserta al actor entre imágenes de archivo. En suma, no había dinero o no había intención. Yo, sinceramente, conociendo a Stone, creo que lo primero forzó lo segundo. Sin embargo, esa comedia que Stone aseguró en su día que era "W" yo la he visto bastante disuelta en un conjunto eso si, donde si destaca algo es el patetismo con el que el director de "Platoon" desgrana la personalidad de George W. Bush.
Tengo la impresión de que "W" es un film forzado por sus propias circunstancias, es decir, realizar un largometraje sobre Bush antes de que éste abandonara la Casa Blanca. Debido a esta regla -según creo, autoimpuesta-, Stone ha optado por una planificación más espontánea y menos elaborada, un montaje más funcional y menos trabajado, un guión también más lineal y menos arriesgado. Y en suma esto es "W", una buena película, lejos de la genialidad de "JFK" y de la brillantez de "Nixon". También lejos de los excesos de "Un domingo cualquiera", del ombliguismo de "Alexander" o de los componente melodramáticos de "Nacido el cuatro de julio". En suma, "W" es eso, un film situado en un limbo creativo ciertamente poco estimulante aunque también, lejos de la mediocridad. Stone ha demostrado ya, en muchas ocasiones, que puede ser un magnífico director. Sin ir más lejos, si algo se sostiene con estoicismo en una película como "W" es su magistral dirección de actores. Johs Brolin está sencillamente brutal, en muchos planos parece el mismísimo Bush, y habiendo visto al ya expresidentes hablando por televisión, nos creemos sin problemas ciertos tics del personajes, ciertos gestos..., Richard Dreyfuss calca al detalle a su intrigante personaje, el vicepresidente Dick Cheney (es aterradora la larga escena en la que Cheney expone la verdadera razón por la que hay que atacar Irak), Toby Jones se sale dándole forma al asesor más cercano de Bush, Karl Rove y Jeffrey Wright compone sin titubear a un terriblemente verosímil Colin Powell. Es una pena que Scott Glenn no gozara de más espacio para desarrollar un personaje con tantas posibilidades (e importancia en la primera legislatura de la administración Bush) como Donald Rumsfeld o que Thandie Newton tampoco pudiera hacer de Condolezza Rice esa mujer de armas tomar que según dicen, fue la ex secretaria de estado de Bush.
Como digo, un film en tierra de nadie. Con magníficas ideas (ese final con Bush perdiendo de vista una pelota de baseball que iba a recoger), impresionantes interpretaciones, formidables escenas (la discusión de si atacar a o no Irak con la oposición frontal de Powell) y significativos apuntes, pero también con demasiadas vaguedades y muy poca concreción. Habrá que esperar pues a su edición en DVD que me apuesto lo que quieran, vendrá con metraje adicional. Stone, tuvo que montar "W" en un mes cuando el director de "Giro al infierno" suele tardar unos tres meses en darle forma a sus rodajes. De este modo, seguramente podremos escarbar en la inquietante presencia de Rumsfeld y regocijarnos con los terribles discursos de Cheney y las constantes salidas de tono de Bush, un personaje, según Stone (y de esto va la película en el fondo), sepultado por la alargada sombra de su parte, de la que según parece, nunca se ha podido desprender.
Pero tal vez, lo que definitivamente le quita cierto empaque al producto final es esa imposibilidad de abarcar a un personaje tan actual como George W. Bush sin permitirse el lujo de reflexionar sobre lo que ha hecho, una vez ha pasado el tiempo. Es verdad que viniendo de un cineasta como Oliver Stone, “W” podría haber hecho mucha más sangre y aunque fiel a una visión del ex presidente, la película de Stone mantiene cierta neutralidad, en tanto que procura también mostrar aquellos aspectos más admirables de Bush (su empeño en alcanzar determinados objetivos, su fuerza de voluntad, su inseguridad…). Pero como digo, el tiempo es imposible que le haya permitido a Bush llegar al meollo del asunto en una película sobre un presidente de los Estados Unidos que aún no había salido de la Casa Blanca cuando se estrenó la película. Un hecho que me recuerda a esos libros que ahora podemos encontrarnos cada 20 metros en cualquier librería sobre Barack Obama cuando aún no lleva ni 24 horas en el despacho oval.
De modo que ¿película oportunista?, si. ¿Interesante? También.

martes, 20 de enero de 2009

Cine presidencial


El cine -y por lo visto, nada- puede ser ajeno a lo que va a suceder hoy en Estados Unidos salvo que uno esté habitando en Marte. George W. Bush abandona tras ocho años la Casa Blanca y en su lugar toma el relevo Barack Obama. El cambio no puede ser más radical, pasamos de un republicano a un demócrata, de un blanco a un negro, de un hombre de 62 años, a otro de 46, de un pistolero forjado entre los estereotipos texanos, a un norteamericano nacido en Honolulu hijo de inmigrantes y raíces musulmanas, de un hombre que diferencia el mundo entre buenos y malos a otro que está dispuesto a sentarse a hablar con último Satanás de la factoría Bush, Mahmud Ahmadineyad.
Las televisiones, muy listas ellas, además de especiales informativo, conexiones en directos, reportajes especiales y demás parafernalia mediática, han dejado (y van a dejar) caer algunas perlas cinematográficas que vale la pena tener en cuenta. Por ejemplo, ayer lunes 19 de enero, Cuatro emitió un interesantísimo film, "Muerte de un presidente" de Gabriel Range (en la imagen). La película es un falso documental que especula sobre un magnicidio, el de George W. Bush. Yo aguanté estoicamente para verlo y poder comentarlo hoy, pero el asunto es que no se quien fue el listo que propuso en la cadena privada emitir un film tan jugosos un lunes a las 00:00 cuando al día siguiente, los que aún no hemos pasado a engrosar la cada vez más hinchada lista de paro, tenemos que madrugar, en fin..
El caso es que "Muerte de un presidente" se engloba en dos variantes distintas del cine norteamericano de la era Bush: por un lado, el resurgir del cine documental por obra y gracia del incendiario Michael Moore, que además propició algunos experimentos ciertamente curiosos como "CSA. Confederate State of America" de Kevin Willmott que especulaba sobre cómo sería Norteamérica si el sur hubiera ganado la guerra de secesión americana. Y por otro lado, la película de Range se suma a esa corriente de largometrajes destinados a alimentar la demonización de George W. Bush, una iniciativa capitaneada por el incendiario Michael Moore.
De hecho, dentro de esa corriente de demonización, la última propuesta ha sido sin duda "W", de Oliver Stone, como sabrán los que me conocen, uno de los largometrajes más esperados por un servidor. Pues bien y ATENCIÓN, resulta que de forma absolutamente insólita y dentro de la programación especial prevista por Televisión Española, La 2 de TVE estrenará está noche el film de Stone a las 22:00 horas de forma exclusiva. El asunto tiene su aquel, porque es la primera vez que ocurre algo así y en tan breve espacio de tiempo. "W" aún no se ha estrenado en salas españolas y visto lo visto, quizá no lo haga jamás. ¿Por qué? Fundamentalmente su pobre recaudación lo que de todos modos no explica como un film de Oliver Stoner y plagado de estrellas (Josh Brolin, Elizabeth Banks, James Cromwell, Richard Dreyfus, Scott Glenn, Thandie Newton u Noah Wyle entre otros) por escuálida que haya sido su respuesta comercial no ha llegado (y veremos si llega) a una sala de cine de España. La noticia es por lado buena, es como si mañana pasaran en abierto por TVE 1 "Gran Torino" de Clint Eastwood. Es mala, porque al fin y al cabo una película debería verse en una pantalla grande en una sala de cine de modo que tal vez, debamos esperar a que las filmotecas respondan y la programen en los próximos meses.
En cualquier caso, la llegada hoy de Barack Obama a la Casa Blanca va a redefinir también el pulso del cine en Hollywood. Si Ronadl Reagan creó a John Rambo y George W. Bush el miedo a todo lo ajeno a Estados Unidos ("Hostel" por ejemplo, es precisamente eso), Barack Obama sin duda, moldeará un Hollywood diametralmente distinto al parido por George Bush. ¿Cuál? Para eso, habrá que esperar.

lunes, 19 de enero de 2009

Poe... 200 años después.


Hoy se cumplen 200 años del nacimiento de Edgar Allan Poe, quizá el escritor más importante del romanticismo norteamericano. Murió con tan sólo 40 años y aunque la causa de su muerte nunca fue del todo aclarada, parece que tuvo mucho que ver su desmedida afición al alcohol. Dada la profusa obra de Poe, su abultado número de relatos cortos y su tendencia a un tenebrismo natural, el cine no tardó demasiado tiempo en percatarse que en la obra de Poe había una mina de oro. Pese a todo, la relación Poe/cine ha sido abundante si, pero también desigual. Existen exactamente, 201 películas acreditadas que están basadas o inspiradas en relatos de Poe, en las que se incluyen episodios de series de televisión ("Historias para no dormir" sin ir más lejos), cortometrajes y claro, largometrajes. Oficialmente, la primera película basada en una obra de Poe fue "Sherlock Holmes and the Great Murder Mistery", un film mudo del año 1908 de director desconocido y basado en su relato "Los crímenes de la calle Morgue". Su historia más popular "El cuervo", fue adaptada en 1912, en un cortometraje, también de director desconocido titulada como no podía ser de otro modo "The Raven".

Pero Poe cobraría verdadera entidad en el cine a escala internacional hasta el aterrizaje del director norteamericano Roger Corman y la productora AIP (American International Pictures) gracias al largometraje "La caída de la casa Usher". El film, que era una respuesta de la serie B americana a los éxitos de la serie B inglesa (la Hammer), se saldó con un clamoroso éxito y raudo y veloz, Corman se dispuso a adaptar otros relatos de Poe. En total, Corman filmó seis largometrajes basados o inspirados (a veces, de forma muy lejana) en relatos del escritor norteamericano: "El péndulo de la muerte" (1961), "La obsesión" (1962), "Cuentos de terror" (1962), "El cuervo" (1963), "La máscara de la muerte roja" (1963) y "La tumba de Ligeia" (1964). Rodadas con presupuestos reducidísimos y en un tiempo record, la serie Poe/Corman se caracterizó fundamentalmente por respetar lo justo el original literario, el particular uso que del color hizo Corman, sus decorados siempre situados en entornos -dramáticos y narrativos- muy similares (grandes mansiones, personajes de una aristocracia decadente, cementerios neblinosos y por lo general, un sentimiento de locura que persigue y claro, alcanza a su protagonista, que en todos y cada uno de los casos tenía el rostro de Vincent Price). La serie, es de demonio público, es irregular en su conjunto aunque terriblemente interesante. Corman combinó en cuatro años de frenético trabajo películas ciertamente contenidas e inquietantes ("La caída de la casa Usher"), experimentos formales cercanos a la vanguardia ("La máscara de la muerte roja") y verdaderos disparates conceptuales, narrativos y dramáticos ("La tumba de Ligeia").

Pese a todo, con sus subidas y bajadas, Poe nunca volvió a estar en el candelero de la actualidad cinematográfica durante tanto tiempo seguido, con tanto éxito e -irregular y todo- con tanto interés. El escritor romántico fue expoliado para justificar insufribles películas de terror, fundamentalmente italianas plagas de zombis y cadáveres vivientes. En 1969, el director Gordon Hessler trató de resucitar a Poe a destiempo y con más empeño que ingenio filmó dos únicas películas, la primera, "The Oblong Box", de nuevo con Price y "Los asesinatos de la calle Morgue" (1971) con escaso éxito. Por aquellos años, el público estaba temblando de miedo ante películas como "La noche de los muertos vivientes" y la obra, fundamentalmente atmosférica de Poe, o se trataba con sumo cuidado o se mostraba caduca ante gustos que nada tenían que ver con obsesiones y el miedo al perder el juicio.

Nuestro inefable (ahora aplaudido por la Academia de Cine español que le van a dar un Goya honorífico) Jesús Franco, también echó -más o menos- mano de Poe, en tres ocasiones, de forma declarada con "La noche de los asesinos" (1976), "Venganza en la casa Usher" (1982) y "En busca del dragón dorado" (1983) con los habituales resultados de un film de Franco... Además, buena prueba de las formidables posibilidades de la obra de Poe es sin duda el film "Historias extraordinarias" (1968) un largometraje de segmentos compuesto por tres historias dirigidas por cineastas tan disparares como Federico Fellini, Louis Malle y Roger Vadim. Otra buena muestra de que Poe podía llegar a sacar lo mejor de un autor es "Los dos ojos del diablo", un largometraje de segmentos dirigidos por George A. Romero y Dario Argento en estado de gracia, ambos.

Por si todo esto fuera poco, Edgar Allan Poe ha servido de inspiración no admitida o la menos, no acreditada en un buen número de películas. Quizá la más popular sea "La niebla" de John Carpenter donde una espesa niebla encubre a unos espíritus dispuestos a ejecutar una sanguinolenta venganza (pese al resumen aquí expuesto, los que no hayan visto el film de Carpenter no se asusten, la película es una obra maestra del género), pero Poe también he servido de inspiración no admitida al menos públicamente en películas menos honrosas, como "Horror" (1963) de Alberto de Martino.

De igual modo, cabe recordar que Poe también ha servido para hacer reír, o al menos, una variación de su universo aunque permaneciera su esencia, por obra y gracia de algunos genios de la animación, encabezado por Tex Avery y terminando por "Los Simpson" que hicieron un simpático homenaje al popular cuento de Poe "El cuervo", escrito por Sam Simon y dirigido por David Silverman, no por casualidad el co-director de "Monster SA".

En los últimos años, no crean que el atractivo-Poe ha descendido. Sólo en 2008 se filmaron tres películas basadas/inspiradas en el universo Poe, la película de episodios "The Horror Vault 2" de varios directores y ninguno a retener en la memoria, una nueva versión de "El péndulo de la muerte" de David DeCoteau y "Tell-Tale", tal vez el film con mayor posibilidades comerciales dirigido por Michael Cuesta y con Johs Lucas y Brian Cox. Y aún no llevamos ni un mes de 2009 y ya hay una cinta inspirada en Poe preparándose, una nueva secuela de "The Horror Vault".

En suma, un autor universal e inagotable. Es lo que tienen los autores del horror, que es fácil dejarse llevar por su aura de misterio y tenebrismo, pero que es muy complicado trasladarlos con dignidad. En cualquier caso, hoy es un buen motivo para releerse una vez más "El cuervo", la obra maestra de un autor que redefinió el romanticismo y reinventó el relato detectivesco sin es cual, Arthur Conan Doyle y la misma Agatha Christie no serían los mismos. Y todo, parido por un hombre complejo, contradictorio, difícil y hermético, que paradójicamente no ha generado ningún largometraje que se ocupe de su figura, salvo un curiosísimo cortometraje de David W. Griffith "Edgar Allan Poe" de 1909 y otro corto del año 22 del mismo título dirigido por James A FitzPatrick. En todo caso hoy, Baltimore, lugar donde murió Poe en 1849, está inmersa en una frenética semana plagada de festejos dedicados a su habitante más ilustre. Y hoy, Baltimore, también espera expectante a que se producta el misterioso acontecimiento que desde 1949 no ha fallado ni una sola cita. Desde hace hoy, 60 años, un desconocido cuya identidad nadie conoce y que es llamado por los vecinos como Poe Toaster, acude cada año religiosamente al cementerio de Old Western para depositar sobre la tumba del ilustres escritor una botella de coñac casi vacía y un ramo de rosas.

Poe, no se merece menos.

viernes, 16 de enero de 2009

"House. Una casa alucinante"

Aunque pueda parecer mentira, viniendo de un fan convulsivo del cine de terror como yo, siempre he sido muy miedoso. Mis padres se percataron pronto que al ver una película como "Gremlins", aquella noche no pegaba ojo acosado por pesadillas. De modo que no fue hasta bien entrado en años, cuando empecé a ver películas de terror. Recuerdo que la primera que vi fue "El resplandor" pero bueno, a lo que iba. Una vez había superado el trauma del cine de terror y ya me había atrevido a zambullirme en el oscuro mundo de horror, no recuerdo cómo ni por qué, me topé con una peliculilla titulada "House", aquí en España, con el subtítulo de "Una casa alucinante". La cinta explotaba el asunto de las casas encantadas pero tenía algo diferente más allá de ser una mera cinta de terror. Tenía humor.
Yo recuerdo que (y me van a perdonar la expresión) me acojonaba ver deambular el fantasma de la tía abuela del protagonista, ver como las puertas se cerraban o escuchar la aterradora voz de su hijo perdido en no se sabe qué dimensión. Pero en cuanto aparecían los monstruos, uno se reía, se lo tomaba a coña. Además, la película venía interpretada por tres actores asociados a la comedia por aquellos años (hablamos de 1986). William Katt, para un chaval como yo en aquellos años, más conocido por su papel en "El gran héroe americano" (¡cómo disfrutaba yo con esa serie!), George Wendt, también más conocido por su papel de Norm en la serie "Cheers" y Richard Moll, en un inusual papel para un actor que también era más conocido por su interpretación de Bull en la serie "Juzgado de guardia".
El caso es que ante los evidentes momentos de terror, yo me sentía relajado viendo aquella película. Me lo podía permitir, porque era un horror divertido. Además recuerdo que por aquellos años empezaban a emitirse los hoy conocidos como Making off, que por aquel entonces eran verdaderos cómo se hizo, y no los pseudo-documentales de ahora, que no son más que promociónales encubiertos de falso documental en los que no se cuentan nada de nada. Pues bien, recuerdo que en mi recién adquirida pasión por el cine, grababa en vídeo esos cómo se hizo y si hubo uno que vi mil veces, ese fue el cómo se hizo de "House". Con lo cual, mi gusto por esta película se incrementó porque disfrutaba como un enano viendo qué bien quedaban los efectos especiales que yo ya había visto como se habían hecho (recuerdo que por esa época e influido por este cómo se hizo pillé varios objetos de mi habitación y los colgué de finos hilos a contra luz, de tal forma que cuando entrabas a la habitación no se veían los hilos, sólo cosas flotando. El susto de mi madre el primer día que entró fue para tenerlo en cuenta...).
Uno, que empezaba a hacerse, tal vez demasiadas preguntas sobre esto del cine, descubrió no mucho después que el director de tan entretenido divertimento del horror era Steve Miner, antes productor de "Aquella casa a la izquierda" y "Viernes 13" entre otras y director de "Viernes 13. 2ª parte" y "Viernes 13. 3ª parte", cosa fina... Gracias al buen rato que pasé viendo "House" le hice cierto seguimiento a Miner, pero nada interesante que ofrecer la verdad. Filmó una desigual "Warlock. El brujo" hasta que se vendió a Hollywood por un vaso etrusco al servicio de Mel Gibson en la ya olvidada "Eternamente joven". Desde entonces, mucha televisión (ha dirigido algún episodio de "Smallville") y poca chicha. Parecía que Miner iba a volver a hacer de las suyas cuando le ofrecieron dirigir "Halloween H20". Pero bueno..., la película tiene pase pero nada que festejar la verdad... También descubrí poco después, que la historia de "House" venía firmada por Fred Deker, un simpático director y guionista de cosas tan insustanciales como entretenidas como "Robocop 3", "El terror llama a tu puerta" y "Una pandilla alucinante".
En cualquier caso el éxito de "House" se tuvo en cuenta. Ganó algunos premios en festivales de cine fantástico y fue aplaudida en otros tantos. De modo que pronto se generó una secuela "House II" (1987), que algún listo subtituló aquí "Aún más alucinante". En realidad, lo que era alucinante de aquella película era su guión, disparatado hasta la médula, tanto, que no podía resultar otra cosa que no fuera divertido. Esta secuela vino escrita y dirigida por el guionista de la primera, Ethan Wiley, que años después dirigiría "Los chicos del maíz V"... "House II" ya no da miedo, ninguno, sus elementos de horror son anecdóticos, aquí lo que prima es el disparate. Desde luego, es una película alucinante...
"House II" no respondió tan bien en taquilla, pero debió de hacer dinero en los videoclubes porque en 1989 se lanzó una segunda secuela "House III", aunque su título original era "The Horror Show", señal de que los vínculos con el film original ya eran pura casualidad. Dirigida por James Isaac (tiempo después responsable de otra hilarante historia, "Jaso X"), "House III" ya casi no tiene humor y si mucha sangre. La película es muy mediocre, no hay por donde cogerla y no merecer mayor consideraciones.
En cualquier caso, como dijo un día El Chache, estas son cosas de completismo cinematógrafo del horror americano de serie B. Las tres películas se acaban de editar en DVD. Si hay algún valiente, no están nada mal de precio... Yo me lo estoy pensando.

jueves, 15 de enero de 2009

Un género a debate. El cine de acción.


Imagino que de igual forma que el cine de terror ya ha sido estudiado y analizado por algunos ilustres críticos e historiadores cinematográficos, algún día el cine de acción se quitará el sambenito de ser un género de desechos, de poco o ningún valor. Vaya por delante, no obstante, que no soy particularmente partidario de esa denominada teoría de los géneros, es decir, sí pienso que debe haber cierta distinción, pero de ahí, a hacer una tesis sobre el tema me parece que hay un abismo. Un género es un elemento maleable, tremendamente inestable y en continuo proceso de cambio. Establecer las fronteras de un género suele ser por lo general una tarea desagradecida, y que en la mayoría de los casos nos suele llevar a callejones sin salida o a encorsetamientos alejados de la realidad y en muchos casos estériles. Entiendo que no todo el mundo comparta esta opinión, pero mi experiencia me dice que éste es un tema en el que mejor no meterse demasiado. Entiendo que puede parecer un poco absurdo hablar de una cosa que no nos atrevemos a definir, pero créanme, mejor no meterse en camisa de once varas.


Dicho esto, a lo que íbamos; el cine de acción. Como digo, tal vez algún día alguien se plantee realizar un estudio serio y consecuente sobre el género. (Yo me lo planteo, pero tengo otras prioridades antes). Como el cine de aventuras, el cine de acción suele tener su propio entorno, su espacio vital y adecuado, el entorno urbano. No se descarta cine de acción en el campo, pero su medio natural, podríamos decir, es la ciudad. Entre otras razones, porque hay determinadas herramientas del género cuyo entorno es precisamente, el urbano, vehículos, edificios, multitudes... Pero además, el cine de acción suele tener también un componente humano enfangado en la lealtad, la amistad entre hombres, porque por más que se hayan filmado algunas incursiones femeninas en el género, la acción es intrínsecamente un género masculino, algo así como el western. Las mujeres no están descartadas pero por decirlo de algún modo, no están en su medio natural a no ser que sea interpretando a sufridas acompañantes del héroe o a seductoras villanas expertas en poner en aprietos al action-man de rigor.


Esta no es una cuestión sobre la que haya meditado mucho, de modo que todo lo aquí expuesto puede pecar de cierta imprecisión o de determinada inexactitud, pero así, a voz de pronto, yo diría que el cine de acción nació de la fusión de varios géneros. El western y el thriller fundamentalmente. El mismo Howad Hawks le dio una profunda importancia en su cine a la amistad entre hombres, a la lealtad. Ahí había una semilla, sospecho. Quizá, el denominado cine negro americano, fuera el primer embrión de lo que después se convertiría en lo que hoy conocemos como cine de acción. Ya estaban los primeros ingredientes, armas, coches, entornos urbanos, persecuciones y también, un profundo sentimiento de lo que significaba la amistad y la lealtad entre hombres.


El cine de acción, tal y como los conocemos hoy, pienso que quizá comenzó a tomar a formar a raíz de directores venidos de, digamos, un clasicismo tardío como John Sturges, Don Siegel o Franklin J. Schaffner, es decir, cineastas forjados entre los clásicos pero forzados a renovarse o morir ante las nuevas tendencias cinematográficas. De hecho, quizá podríamos decir que el cine de acción empezó a tomar verdadera forma con la llegada de la denominada generación de la televisión. Películas como "French Connection" de William Friedkin o incluso "French Connection II" de John Frankenheimer, fueron películas y directores que esculpirían al género hasta acercarse con bastante precisión a lo que hoy conocemos como cine de acción.


El cine de acción comenzó a tener a sus adeptos, podríamos decir tal vez, que en la década de los 70 el género, ya tomó forma. Y esto es así, porque fue precisamente a partir de este momento cuando comenzaron a surgir los primeros iconos del género con Charles Bronson y Clint Eastwood a la cabeza. Pero como todo en los 80, la llegada de Spielberg y Lucas lo redefinió todo. La idea era simple y atractiva, reinterpretar el cine clásico aunque de un modo más, digamos, moderno, actual para los 80. En este sentido, y en concreto Steven Spielberg, hizo mucho por darle forma a eso que llamamos cine de acción. El nacimiento del blockbuster y las nuevas técnicas le dieron al género nuevas metas que no obstante, no tomaría forma hasta los 90. Porque los 80, pese a la presencia de Spielberg y Lucas, el cine de acción propiamente dicho, seguía estando dominado por leyendas de los 70, Eastwood, Bronson y algún que otro desecho que nunca pasaría de allí como Chuck Norris que en todo caso, se hizo con un lugar a tener en cuenta en el género.


No obstante y de forma paralela a estas viejas glorias, otro nombre y otro estilo, se estaba forjando en Hollywood. Joel Silver se dio a conocer con "The Warrior" de Walter Hill, pero pronto salpicaría la década de los 80 de todo un estilo y una forma de entender la acción con películas como "Límite 48 horas", "Calles de fuego", "Commando", "Arma letal", "Depredador" o "La jungla de cristal" (en la imagen). De todas estas producciones, fundamentalmente dos directores se harían con las riendas del devenir del género en los primeros años de la década de los 90; John McTiernan y Richard Donner. Con el tiempo se demostraría que el verdadero padrino de la acción de finales del siglo XX sería McTiernan aunque mal que nos pese a algunos, Donner también tuvo su porción de influencia. El dominio de Silver sobrevivió a la década de los 90 aunque de milagro. Si, hay algunos títulos a retener, pero sobre todo secuelas de éxitos de los 80 y con la única excepción de "Matrix", todo lo demás en Silver no terminó de convencer como lo hizo en los 80. Otra generación había tomado el testigo. Jerry Bruckheimer.


La entrada de Bruckheimer en el universo del cine de acción era bastante lógica. El cine de acción deposita buena parte de sus particularidades en el montaje, en su ritmo (por cierto que fue mi buen amigo José Antonio Planes quien me sugirió que tal vez, el montaje analítico concebido por Sergi M. Eisenstein pudo sembrar el germen de ese montaje sincopado tan propio de la acción. Obviamente, la finalidad de ambos montajes son distintas, Eisenstein pretendía crear signos, símbolos, en el cien de acción es una cuestión de fragmentación de la realidad, de prestar atención a todos los detalles que conforman una escena, como una especie de danza. De modo que sí podría ser que la herramienta hubiera evolucionado, o se hubiera alterado, para incorporarse al cine de acción). Y esto sumado a su creciente popularidad entre el público, parece lógico que propiciara la entrada en escena de todos aquellos realizadores llegados del video-clip. Jerry Bruckheimer fue su principal impulsor. De la escuela Bruckheimer han salido numerosos nombres, pero el padrino de toda esta generación es sin duda Michael Bay, responsable de títulos como "Dos policías rebeldes I y II", "La roca" o "Armaggedon". Pero no sólo Bruckheimer apadrinó a toda una generación de nuevos directores sino que además, absorbió a viejos realizadores como los hermanos Tony y Ridley Scott. El imperio, ya estaba en pie. Y ahí sigue...


Con esta etapa, el género tras haber madurado con la llegada de Joel Silver, se banalizó hasta el extremo con la escuela Bruckheimer. ¿El resultado? De momento, un estado de stand bay. La escuela Bruckheimer se ha convertido ya, sin ningún género de dudas en un parque de atracciones con películas como "Piratas del Caribe" o "Transformer" (ésta con Spielberg como productor ejecutivo si, pero con poca o ninguna influencia creativa al contrario que su director, Michael Bay, recordemos, el pupilo aventajado de Bruckheimer). Además, la era Bruckheimer además de su ritmo sincopado que atropella sin piedad, su filosofía de la bofetada visual el sonido sourround y los efectos digitales, se caracteriza también por su capacidad de volatilizar la presencia de un autor detrás de la cámara. Poco importa que el director sea Bay, Dominic Sena, Gore Verbinski, John Turteltaub, Simon West, David McNally, Antoine Fuqua o incluso Mike Newell quien prepara estos días la nueva franquicia Bruckheimer, "El príncipe de Persia", porque todos los productos resultantes, matiz arriba, matiz abajo, van a tener un resultado muy similar.


De modo que así las cosas, el futuro pinta negro. Las viejas glorias de la escuela Silver no levantan cabeza y el que sin duda es su mayor y más honorable representante, John McTiernan tiene algún que otro problema con la justicia por lo que hasta nuevo aviso, está fuera de juego. ¿El futuro? Sin duda, sospecho, pasa por una nueva generación de cineastas, directores que se enfrenten al género sin desmerecer su natural afán populista pero sin conducirlo a los suburbios de la dignidad del cine.

Como digo, no hay en esta entrada rigor academicista ni nada de eso, son ideas sueltas a las que le he dado forma para la ocasión, Probablemente existan garrafales lagunas e importantes propuestas en la dirección equivocada, pero como me dijo mi buen amigo Marcelo L. Cambronero, el buen investigador no es aquel que ofrece la respuesta adecuada sino el que hace la pregunta correcta. Me conformaría y me sentiría sobradamente satisfecho con haber estimulado algunas cuestiones idóneas para canalizar esa cuestión de base que es la existencia de un género hasta la fecha, denostado a una vergonzosa segunda fila.

Y si has llegado hasta aquí, ya es todo un logro. Prometo que la siguiente entrada será significativamente más corta.

El montaje


Ayer me dijeron que es posible que unas semanas tenga que impartir unas clases sobre montaje cinematográfico. Lógicamente, la idea me entusiasma y desde el preciso instante en el que me comunicaron la propuesta, he empezado a darle vueltas a eso del montaje. A voz de pronto, parece que esta herramienta del arte de contar historias, por poco que nos paremos a pensarlo, supone como mínimo, el esqueleto de todo largometraje, la estructura interna que sostiene todo lo demás. Un buen montaje puede hacer que una interpretación mediocre resulte más que aceptable, que un decorado mediocre quede a la mil maravillas o que una planificación insostenible, cobre sentido y fuerza tras haber sido montada.
El problema que tiene el montaje creo yo, es que es un mecanismo que no se debe notar, o que al menos, debe pasar desapercibido. La primera vez que vimos la famosísima escena de la duche de "Psicosis" es posible que el montaje, el primer corte, nos impactara pero pronto, forma (montaje) y contenido (el asesinato en si) se aunaron en un mismo horizonte, provocar terror. Yo me imagino al productor de la película cuando leyó el guión de "Psicosis". Probablemente, llegado el momento de la ducha, aquella escena no fuera más que un asesinato más en una película de terror. Pero ¡ah!, ahí estaba Alfred Hitchcock para darle al momento su impronta personal (en la imagen el story board de la escena). Existe mucha mitología en torno a la autoría de esta escena. Hay quien asegura que la escena fue rodada e ideada por Saul Bass, que fue contratado por Hitchcock además de para diseñar los títulos de crédito de la película, como asesor visual (¿?). A un servidor, no le quedan demasiadas dudas al respecto, a mi parecer, la escena es hitchcockiana hasta la médula y más aún sabiendo la pasión y el respeto que el director británico tenía por el montaje.
Otra cuestión de la que me gustaría hablar al respecto es la idea de rodar con la mente puesta en el montaje. Es decir, rodar cada plano sabiendo qué imagen lo precederá y que plano lo sucederá. Recuerdo que Orson Welles dijo en cierta ocasión que le parecía impensable llegar a un set de rodaje a rodar una escena sin saber donde ibas a colocar la cámara. Terence Fisher en cambio, si que llegaba a un set sin saber exactamente donde la iba a colocar aunque lo decidía mientras veía a los actores ensayar en el decorado. Posturas ligeramente enfrentadas pero de ideario muy similar, uno no pude (o en principio, no debería) rodar al tun-tun. En cierta ocasión recuerdo que vi un making off de "Maverick", ya saben, esa simpática tontería de Richard Donner, antaño, magnífico director de "Superman" y "La profecía". Pues bien, en el making off se veía como Donner planificaba (es un decir) una escena, en concreto, una pelea. Mel Gibson, tenía que liarse a puñetazos contra seis o siete pistoleros. Donner, muy tranquilo él, afirmaba alegremente que él rodaba la escena como desde 14 ó 15 ángulos distintos para después, en la sala de montaje, darle forma al desaguisado. Keanu Reeves, en el rodaje de "Speed", recordaba orgulloso él, como en determinado momento, en el célebre autobús, se percató como lo estaban enfocando como siete y ocho cámaras en un espacio tan pequeño. Conociendo al director de "Speed", me imagino como Jan De Bont montaría aquello.
En fin. Estos son dos buenos ejemplos de lo que no se debería hacer. A uno le podrá gustar más o menos un cineasta como M. Night Shyamalan pero resulta evidente, que el director de "Señales" rueda sus películas con la cabeza puesta en el montaje. Todos los planos tienen un sentido, porque están bien arropados, por el que le precede y por el que le sucede. El montaje, he dicho antes, puede dignificar una planificación mediocre, cierto, pero parece indiscutible que hace falta un mínimo de materia prima con la que trabajar.
Bueno..., el tema sin duda daría para mucho, de momento, se me han pegado ala frente estas dos ideas, veamos que más produce mi maltrecha materia gris estos días...

miércoles, 14 de enero de 2009

Wright & Pegg (...y Frost)


Simon Pegg (en la imagen con gorra), Edgar Wright (con pelo largo) y Nick Frost (con gafas), son tres amiguetes que conocieron en una popular serie de televisión británica, "Spaced", dirigida por Wright, escrita e interpretada por Pegg y con la intervención también del actor Nick Frost. Aquella sitcom tenía una particular añadidura, al contrario que las telecomedias al uso, filmadas con la cámara a la altura de los ojos y con un montaje extremadamente simple (plano general, medio y primer plano), en "Spaced" su director Edgar Wright la rodó forzando las angulaciones y el montaje, imitando y parodiando determinados recursos propios del cine de terror y ciencia ficción. "Spaced", aunque sólo duró dos temporadas (de siete capítulos cada una), caló muy hondo entre los aficionados al género. Aquello les allanó el terreno, principalmente a Pegg y a Wright para poner en marcha su primer largometraje para la gran pantalla, "Shaun of the Dead" (2004), retitulada en nuestro país con el discutible título de "Zombie Party". "Shaun of the Dead" era una parodia de los films de muertos vivientes pero completamente alejada de idioteces tipo "Scary Movie". Hace desde el respeto y la admiración, fundamentalmente a George A. Romero (director de "La noche de los muertos vivientes" y secuelas), el film de Wright conseguía un particular equilibrio entre humor y sangre.
Ya sólo su título es toda una declaración de principios, "Shaun of the Dead" -Shaun es el nombre del protagonista- es una parodia del título original de "Zombi" de Romero, secuela de "La noche de los muertos vivientes", titulada "Dawn of the Dead", es decir, "El amanecer de los muertos". El film está rodado con inusitada seriedad formal y se toma su tiempo para ir entrando en materia. No tiene prisa por mostrar sangre, que la muestra, tiene gags ciertamente antológicos y su combinación humor/horror está muy bien conseguido tanto, que sorprende la inclusión de determinados momentos sangrientos y con ciertos chistes, amén del dramatismo, nada gracioso, de determinadas escenas.
Cuentan que cuando "Zombi Party" estuvo terminada, Wright y Pegg localizaron a George A. Romero y le enviaron una copia de la película, para de algún modo, obtener su visto bueno, aunque fuera simbólico. Lo obtuvieron. El film gustó mucho por los festivales por los que pasó, y se llevó un buen puñado de premios, tanto en festivales de cine de terror como en los dedicados al humor y al cine independiente. A efectos prácticos, "Shaun of the Dead" tenía cabida en todos ellos. Sin embargo, la película no tuvo tanta suerte en su distribución, al menos aquí en España. Aunque "Shaun of the Dead" fue distribuida por medio mundo por Universal, para España la compró una pequeña y joven distribuidora española llamada "Premiun Cine" que ahogó el film a muy pocas salas de exhibición. Lo curioso del caso es que las buenas críticas de "Shaun of the Dead" seguían llegando a España y muchos nos preguntábamos dónde narices estaba esa película. En realidad no hubo que esperar mucho, en pocos meses el film de Wright llegó a los videoclubs españoles, mercado en el que realmente la película, pudo ser vista.
En 2007 llegaría a las pantallas de todo el mundo, está vez si, con una digna distribución (Universal) el segundo largometraje de este trio de terroristas cinematográficos; "Hot Fuzz", traducida al castellano como "Arma fatal". En esta ocasión, el género a parodiar es el de las parejas de policías, lo que en Estados Unidos llaman body movies. Pegg y Frost son los dos policías en cuestión, uno, Pegg, el aguerrido, valiente e inauditamente eficaz, tanto, que su departamento de policía monta una fiesta cuando fuerzan su traslado a una -aparentemente- apacible campiña inglesa. El otro, Frost, es el inutil, el cervecero, el policía pueblerino que no ha pegado un tiro en su vida. Ambos, como no podía ser de otro modo, se verán envueltos en una turbulenta trama de asesinatos, eso si, bastante sangrientos, algunos de hecho, descabelladamente sangrientos.
En esta ocasión, quizá al conjunto le falte la admiración y pleitesía que "Shaun of the Dead" tenía por un autor en concreto. Aquí, en "Arma fatal" las referencias son múltiples y el resultado, tal vez, algo más desdibujado. En todo caso, la propuesta tiene su encanto. El film está hecho casi, casi, por el mismo equipo y actores que "Sahun of the Dead" (salvo su BSO, compuesta en esta ocasión, por otro ilustre inglés, David Arnold), tiene el mismo humor inesperado a veces, disparatado otras, impensable en ocasiones... En general el film mantiene el tipo y no desmerece en absoluto los aciertos de su anterior película.
En los últimos meses, sobre todo Wright y Pegg han comenzado a volar separados aunque siempre, manteniendo el contacto. Pegg, lleva tiempo dejándose ver como secundario en películas como "Mission:Impossible III", la inminente y renovada entrega de "Star Trek" y parece que podría intervenir también en el "Tintin" que está preparando Steven Spielberg. Además Pegg también ha escrito otros guiones, como el de "Corredor de fondo", película que también protagonizó y dirigida por David Schwimmer (el actor que interpretó a Ross en "Friends") y que le valió no pocos elogios a Pegg. Por su parte, Edgar Wright se encuentra preparando estos meses la película "Scott Pilgrim vs. the World", una disparatada historia sin Pegg, de un joven novio que debe defender a su querida novia de sus ex, el film de terror "Them", la adaptación del comic "Ant-Man" (el hombre hormiga, atención, de Stan Lee, el padre de Spiderman) y, prepárense, "El fin del mundo", así, sin más, esta vez si, con un guión que ya está escrito a cuatro manos entre Wright y Pegg. Al parecer, la película será del estilo de "Shaun of the Dead" y "Hot Fuzz", es decir, una parodía sobre las películas apocalípticas y que según creadores cierra la denominada trilogía del corneto porque tanto en "Shaun of the Dead" como en "Hot Fuzz", aunque ambas tramas no tengan absolutamente nada que ver, Simon Pegg y Nick Frost terminan en un momento u otro, tomándose un corneto, un helado.
En suma, ingenio y humor en una pareja a tener en cuenta. Hay talento ahí dentro, de modo que sólo cabe esperar que no se dejen liar por los siempre espinosos tentáculos de Hollywood, expertos en aletargar ingenios y hundir a futuras promesas. Suerte pues...

martes, 13 de enero de 2009

Zack Snyder


El otro día volví a ver "Amanecer de los muertos". Me gusta esa película..., lo cual, francamente, me preocupa un poco. Como sabrán, "Amanecer de los muertos" es un remake de la secuela que en su día filmó George A. Romero de "La noche de los muertos vivientes", "Zombi" y que además, supuso la presentación en sociedad del director norteamericano Zack Snyder (en la imagen con cámara en mano). Un remake siempre es motivo de escepticismo pero en este caso, casi todo el mundo estuvo de acuerdo en que el film de Snyder nada tenía que envidiarle a la casposa y sobrevalorada película de Romero. Hasta el propio Romero reconoció, aunque con matices, que el film de Snyder era una buena película, es un buen film de acción dijo el director de "La noche de los muertos vivientes", obviando el término terror...
Yo desde luego, me quedo con "Amanecer de los muertos" antes que con ese exceso dramático, narrativo, viscoso, hemoglobínico, conceptual y casi operístico que es "Zombi". De entrada, el film de Snyder es bastante más honesto. Sabe a lo que va y punto, y no se tira dos horas de aburridísimas conversaciones para justificar una crítica al consumismo desaforado. En el caso de la película de Snyder hay otras cosas además, y están de un modo mucho más implícito aunque no porque Snyder sea más contenido (lo dudo), sino porque la película deja vislumbrar entre sus costuras cierta filosofía vital y existencial del hombre de principios del siglo XXI, no porque haya sido un propósito premeditado de Snyder, sino porque el director confecciona un tipo de películas que permiten esa lectura, esa aproximación.
"300" es otro buen ejemplo. La película podrá gustar más o menos, su cuidado esteticismo podrá irritar más o menos, pero creo yo, cohabita bajo la superficie de "300" una forma muy concreta de entender el mundo moderno, la cultura, la sociedad actual... Y digo todo esto porque francamente, no se si Zack Snyder es un listillo que nos la está dando a todos con queso o es un visionario cineasta en ciernes. Porque pese a lo dicho líneas arriba, también es verdad que a efectos prácticos, no hay nada particularmente destacable en las películas de Snyder a la vista. "Amanecer de los muertos" y "300" (a la espera de "Watchmen", según dicen los entendidos, el mejor comic de todos los tiempos) son películas bien filmadas, de hecho, ambas, son el vivo ejemplo de películas efectistas, pero también efectivas, todo hay que admitirlo. Por esto digo que cuando veo una película de Zack Snyder, francamente, no se si el director me está embaucando con sus vistosos malabarismos o si en efecto, bajo esa capa de cuidado esteticismo habita un poso cultural a tener en cuenta.
Todo esto no quita que "Amanecer de los muertos" sea un film muy correcto, ni que "300" sea una película visualmente fascinante y también, bien planteada y resuelta. Como digo, todo esto no quita que Zack Snyder no sea un buen director años luz de por ejemplo, Michael Bay ("La roca", "Armageddon", "Dos policías rebeldes I y II", "Pearl Harbor", "Transformer"...). Dirán algunos que para qué calentarse la cabeza si en efecto, las películas de Snyder nos gustan, pero es lo que tenemos los que vivimos por y para el cine, que si no nos hacemos una media de 150 preguntas al día sobre los designios del cinematógrafo, su devenir, su destinos, sus orígenes y su por qué, esa noche somos incapaces de dormir...

lunes, 12 de enero de 2009

El hijo de Frankenstein


Últimamente ando revisionando buena parte de las películas que los estudios Universal dedicó al monstruo de Frankenstein. "El doctor Frankenstein" y "La novia de Frankenstein", ambas de James Whale, "El hijo de Frankenstein" de Rowland V. Lee, "El fantasma de Frankenstein" y "La zíngara y los monstruos", también conocida como "La mansión de Frankenstein" ambas de Erle C. Kenton. Frankenstein, al contrario que Drácula, aguantó mucho mejor el paso de los años en aquella dorada etapa del horror. En general, el mito creado por Mary W. Shelley proporcionó mejores películas que el legendario vampiro transilvano, exprimido y agotado en su primera aparición cinematográfica en Hollywood por gentileza de Bela Lugosi, demasiado intenso, demasiado abrupto, demasiado...
Frankenstein en cambio, una vez el estreno de "Drácula" puso de manifiesto el interés del público por este tipo de películas, gozó de una mayor libertad creativa y dejó las manos de James Whale algo más libres. "El doctor Frankenstein" y muy especialmente, "La novia de Frankenstein" certificarían el buen estado de salud del mito. Aún así, el moderno prometeo soportó con toda dignidad una tercera secuela nada desdeñable que vendría filmada en esta ocasión por Rowland V. Lee, un formidable director forjado entre las paredes del cine mudo que logró destacar demasiado tarde en un entorno un sistema ciertamente emético hasta el punto de haber pasado desapercibido durante años. Lee no sólo filmaría una dignísima secuela de Frankenstein con "El hijo de Frankenstein", sino que además rodaría películas tan notables como "La torre de Londres", con Boris Karloff o "El capitán Kidd" con Charles Laughton.
"El hijo de Frankenstein", se nota a la legua, todavía fue un proyecto de la Universal planteado con seriedad, esto es, se ofreció el papel de la criatura de nuevo a Boris Karloff, que lo aceptó y se recurrió, nada menos que a Bela Lugosi para que interpretara a Igor (una curiosa paradoja sabiendo que Lugosi negaría en su día meterse en la piel de la criatura por considerarla una interpretación de segunda). Y luego, claro, su guión, escrito por Wyllis Cooper, que ese mismo año 1939 había perfilado el guión de "El acecho del fantasma" con Lugosi.
Lo primero que le puede llamar la atención a un espectador moderno de "El hijo de Frankenstein" es comprobar que fue está película de la serie, y no las dos primeras, la que inspiró más directamente a la celebérrima película de Mel Brooks, "El jovencito Frankenstein". Ambas cuentan básicamente lo mismo, la llegada al castillo de Victor Frankentein de su hijo bajo el recelo de los lugareños que ven en el vástago del científico un nuevo esbozo de horror y sangre. Incluso el divertido policía que en la versión de Brooks tenía un brazo de madera y hacía disparatados movimientos para, pongamos por caso, encenderse un cigarro, está en "El hijo de Frankenstein", menos hilarante desde luego, pero que no puede evitar esbozar una sonrisa al verlo y recordar el film de Brooks.
Anecdotario a un lado, lo cierto es que "El hijo de Frankenstein" es una película valiosa, por varias razones. En primer lugar porque como afirma el historiador cinematográfico David J. Skal, el film de Lee cierra una etapa muy particular en los estudios Universal y en esta lucrativa etapa del cine de terror de los 30, 40 y 50. "El hijo de Frankenstein" es el último film de esta época que todavía cultiva y explota los signos visuales a partir de los cuales se configuró todo el cine de terror de la Universal; el expresionismo alemán. Como afirmaba Skal la película de Lee todavía mira hacia atrás, en vez de hacia adelante, de modo que hunde sus raíces en esa óptica adulterada de las trascendencia que fue el expresionismo. Sombras abigarradas, líneas y vértices que sugieren desequilibrio, contraste entre luces y sombras. Todo el expresionismo domesticado por Hollywood está en "El hijo de Frankenstein".
Además, "El hijo de Frankenstein" atesora multitud de detalles que cultivan el mito de Frankenstein en vez de detonarlo en mil pedazos, como ocurriría a partir de ahora en la Universal. La presencia de Boris Karloff ya garantiza cierto estoicismo en el conjunto, Bale Lugosi borda un papel que según dicen, fue literalmente improvisado por el actor poniendo de relevancia el buen intérprete que hubiera podido llegar a ser Lugosi si no se hubiera obsesionado con la capa y los colmillos del conde Drácula. Y en todo esto, Rowland V. Lee mantiene el tipo con suma dignidad. Si bien no llega a los extremos de James Whale, Lee mantiene una puesta en escena coherente, sin efectismos ni subrayados fuera de lugar, con respeto y con la pasión justa como para no perderse en lo desatado. Todo un ejemplo de film artesanal, impersonal dirían algunos, pero terriblemente correcto y contenido. Una película a reivindicar.

viernes, 9 de enero de 2009

La niebla, de Frank Darabont


No había visto yo esta película. Aplaudida a rabiar por determinados sectores, tenía muchísima curiosidad por ver "La niebla" sobre todo por su director, el siempre interesante Frank Darabont y por ver como Stephen King había resucitado dentro de la gran pantalla tras años sin dar señales de vida. De modo que digámoslo cuanto antes, "La niebla" está bien, si, pero yo no terminé de descorchar ningún champagne. Bien filmada y bien escrita (ambas responsabilidades recaen sobre Darabont), en mi opinión lo que hace "La niebla" es plantear un punto de partida ciertamente inquietante, que se tambalea peligrosamente en el momento en el que se revela su origen. Afortunadamente, todo hay que decirlo, Darabont mantiene el tipo hasta este momento y también vale la pena destacarlo, "La niebla" no cae en el ridículo más espantoso dado lo hilarante de su explicación a los fenómenos que acompañan a la niebla y a la rematada simplicidad con la que es explicada.
Pero lo cierto es que yo ne he visto ni rastro de esa obra maestra que muchos aseguraban, había vuelto a filmar Frank Darabont. Es bien sabido que Stephen King es una materia prima complicada para filmar obras maestras (salvo "Cadena perpetua" en todo caso, también de Darabont) y además los bichos son un añadido que rara vez ayudan a filmar obras inolvidables. Como digo la película está bien, pero con calma.
El film arranca muy rápido. Una niebla se aproxima a un pequeño pueblo muy stephen kingniano y pronto la bruma, acorrala extrañamente a un grupo de personas en un supermercado. Buen principio. Los escenarios únicos en las películas de terror siempre han funcionado muy bien. De entrada la película de Darabont, es inevtiable que recuerde a "La niebla" de John Carpenter, pero para la bueno y para lo malo, nada que ver. De pronto, unos descomunales tentáculos penetran por uno de los accesos al almacén. Ah, qué la cosas va e monstruos y bichos, si señor, y además, con bastante sangre. Pero tranquilos, "La niebla" aguanta el tipo si uno decide creerse lo que está viendo. Darabont disemina muy bien el suspense y los momentos de terror/acción están muy bien alternados con los momentos, digamos, íntimos.
"La niebla" aguanta con estoicismo casi todo su metraje sin saber qué diablos está pasando fuera, qué es esa niebla, de donde viene y quien la ha provocado, y de hecho esto, es lo mejor de la película. El film además, contiene todos los tópicos propios de situaciones de este calado, aunque para la ocasión, son estirados algo más allá de lo esperado en una película de este tipo. Por ejemplo, tenemos a la fundamentalista religiosa de rigor que llegado cierto momento, se convertirá en la verdadera amenaza de los protagonistas y el propio desenlace de "La niebla" consigue aunar en una misma situación, sorpresa y previsibilidad.
La película de Darabont, insiste también en esa idea de que ante una situación de horror, lo peor que uno puede hace es encerrarse en un escenario único porque, no tardará mucho tiempo hasta que los supervivientes empiecen a matarse ellos ("La noche de los muertos vivientes") y además, más tarde o más temprano la amenaza exterior, sea la que sea, terminará por entrar ("Evil Dead"), para que al final, la mejor opción sea salir cortando hacía donde sea... De todo esto, hay en "La niebla".
En fin, como digo, película interesante, con algunos apuntes, con algunas ideas pero también, muchos tópicos aunque eso si, llevados con cierta dignidad de modo que al final, parezca que Darabont y King están ofreciendo algo diametralmente distinto, ahí reside la habilidad de "La niebla", cuando en el fondo, es más de lo mismo. Bien envuelto, pero más de lo mismo.

jueves, 8 de enero de 2009

La (¿nueva?) música de Indiana Jones


Recientemente me he hecho con un pack de música dedicado a la trilogía de Indiana Jones. Como es bien sabido, George Lucas es un experto en eso exprimir limones que en principio ya parecían agotados. Las BSO de las cuatro películas de Indiana Jones ya habían sido editadas, pero bien es verdad que habían sido ediciones bastante limitadas y con una significativa ausencia de música. Únicamente, "En busca del arca perdida" había tenido una edición comercial, oficial, con toda la música que aparece en el film y digo, oficial, porque circulaban por ciertos sectores ediciones oficiosas tanto de "Indiana Jones y el templo maldito" como de "Indiana Jones y la última cruzada" que según afirmaban quienes las habían escuchado, sonaban a huevos fritos. La única BSO incluida en el paquete y que aparece tal cual es "Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal", de modo que no sería extraño que dentro de unos años, Lucas edite una nueva BSO de la última (des)ventura de Indiana Jones con más música. Además, el pack viene con jugosísimas fotos del rodaje de las cuatro películas y un cd adicional con más música aún de "Indiana Jones y el templo maldito" e "Indiana Jones y la última cruzada", las auténticas ignoradas en estos tiempos de reediciones y packs conmemorativos y interesantes entrevistas con los padres de la criatura, Steven Spielberg y John Williams -en la imagen- (no recuerdo haber visto el nombre de Lucas, pero francamente, me extraña que el responsable último de la saga no se deje ver).
Yo, aún, no he tenido la oportunidad de escuchar todos los cd´s, pero mi experiencia en esto de las reediciones me hace sospechar con un margen de error bastante limitado por donde pueden ir los tiros. No parece que los cd´s de "En busca del arca perdida" e "Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal" vayan a ofrecer más música, lo cual tampoco importa demasiado. La edición publicada del primer film de la serie no sólo es formidable, sino que además lleva hasta la última nota (y alguna adicional) que se puede escuchar en la película, lo cual, no deja de ser un viejo placer reinventado para la ocasión. En cuanto a "Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal", bien saben los que me conocen que la música de Williams para la ocasión, considero estaba por debajo de la media ofrecida en las anteriores películas de modo que creo, francamente, que tampoco nos perdemos gran cosa. Porque insisto, las verdaderas joyas de la corona de este pack son "Indiana Jones y el templo maldito" e "Indiana Jones y la última cruzada".
"Indiana Jones y el templo maldito" es una verdadera barbaridad de BSO. Frenética, cargada de ritmo y emoción, la partitura de Williams es una verdadera orgía de ingenio como corresponde a un John Williams que estaba en su momento más pletórico. Por aquellos años Williams había compuesto la BSO de "El retorno del Jedi" y estaba a punto de componer "Las brujas de Eastwitch". La BSO está repleta de temas de lo más variado, acción, romance, humor, épica, tenebrismo, todo, lo tiene todo, por tener, el cd incluye también una versión orquestada por Williams del famoso tema de Cole Porter "Anything Goes" que abre la película. Esta nueva edición por tanto, incluye algunos temas inéditos hasta la fecha, como la negociación inicial de Jones en el cocktail donde arranca el largometraje, y multitud de temas de acción y aventuras, donde no falta el celebérrimo "Raiders March".
"Indiana Jones y la última cruzada" es otra cosa. Más divertida, menos frenética, pero también más madura. También paralela a una etapa algo menos hilarante y más seria ("El imperio del sol", "Nacido el 4 de julio" o "Always"), "Indiana Jones y la última cruzada" ofrece no obstante alguno de los momentos musicales más celebres de la saga; la primera aventura del joven Indiana Jones, la persecución en motocicletas o la escena final del tanque en el desierto (escena filmada por cierto en Almería). Esta edición de la BSO ofrece además momentos ciertamente sublimes, que confirmar lo que en realidad, todos sabemos desde hace tiempo, que John Williams es el más grande. O al menos, lo fue...