martes, 31 de marzo de 2009

Una (sufrida) década de cine "matrixta"


Resulta que ayer me entero que este 31 de marzo, "Matrix" cumplía diez años. ¡Agárrense a los machos! ¡Vaya una década que ha sembrado la peliculita de los hermanos Wachowski! Dos cineastas que, dicho sea de paso, no han hecho más que desinflar su propio globo de autores posmodernos película tras película (y no he visto aún "Speed Racer" que ha recibido críticas de todo tipo). "Matrix Reloaded" y "Matrix Revolutions" ya saben ustedes a que altura dejaron el invento de los Wachowski, aunque yo siempre he defendido que, en concreto, "Matrix Reloaded" era en evidencia, lo que para algunos "Matrix" sólo era en apariencia, una simple película de acción. Vistosa y delirante si, pero una simple y llana película de acción. A ver señores, que detrás estaba Joel Silver y todo lo que sale de la cabeza de ese hombre hay que cogerlo con pinzas. Una cosa es "Jungla de cristal", y otra bien distinta hacer de "Matrix" la Biblia del posmodernismo.
Que "Matrix" supuso un punto y aparte en la creación de efectos especiales está claro, pero y qué. Porque lo verdaderamente preocupante no fue eso, sino que de pronto todo el mundo se puso a imitar su estética de hombres de negro enfundados en cuero (el ramalazo sado está allí) y esa dinámica del cuerpo suspendido en el aire moviéndose a cámara lenta mientras la cámara daba vueltas alrededor como un tiovivo. Puro delirio. De hecho, si uno se fija, cuando arranca la película y vemos a Trinity hacer la primera pirueta, luego se nos explica que ese manipulación del espacio-tiempo es posible porque ocurre en un universo artificial, Matrix, y si uno es capaz de dominarlo entonces puede adaptarlo a sus necesidades. Estupendo. Como excusa es hilarante, pero a efectos de ciencia ficción, magnífico. El problema viene cuando los Wachowski centran su desmedida atención sobre los casquillos que caen al suelo lentamente, sobre esa bola de fuego que barre el hall de un edificio, sobre esa pistola que escupe balas... Caballeros, eso ya no es manipular el espacio-tiempo, eso ya es cachondeo, regusto por la estética de la violencia, virtuosismo visual, pero absolutamente vacío, hueco, y plano. Una completa chufa que en mi humilde opinión, sedujo a millones de personas, algunas ciertamente ilustres que creo yo, se dejaron llevar por una factura técnica impecable que parecía, sólo parecía, darles pie a reflexiones más hondas.
Como digo, a mi la que me gusta es "Matrix Reloaded". Fundamentalmente por dos momentos, la disparatada pelea de Neo contra miles de agentes Smith y por la no menos hilarante persecución de la autopista. Cine espectáculo excesivo y orgulloso de serlo, falsamente profundo, plastificado y formalmente impecable. En el caso de "Reloaded", tan divertido a ratos como aburrido. Desigual pero al menos, con momentos de completa y absoluta evasión por la evasión.
Otra cosa bien distinta fue sin duda, "Matrix Revolutions". Ya el inventó, que se había agotado antes de nacer, no puede ser exprimido más y sus juegos estéticos no consiguen ni si quiera levantar los ánimos de un disparate sin el escaso sentido de por lo menos, las dos primeras entregas. Pero el caso es que miren ustedes lo que ha conseguido "Matrix", que estemos aquí hablando de la película porque se han cumplido diez años de su estreno. Particular gallina de los huevos de oro de Silver, Wachowski, pero también de un chino experto en kung-fu llamado Woo-ping Yuen, que tras años de estar coordinando peleas de personajes como Jackie Chan y demás émulos del mismo, pasó a convertirse en el experto en artes marciales más solicitado y lo que es más sorprendente, prestigioso del cine, siendo reclamado para poner a cada uno en su sitio mientras peleaban por el aire en películas como "Tigre y Dragón", "Zu Warriors", "Kill Bill", "Danny the Dog" o "El reino perdido", casualmente todas, películas bastante malas.
Por si fuera poco, lo que han hecho los Wachowski después, salvo insisto "Speed Racer", que no la he visto, tampoco ha hecho por dignificar demasiado su legado. Se pasaron seis años reescribiendo y dándole la vuelta a lo mismo con "Animatrix", videojuegos y demás historias vinculadas, relacionadas o herederas del universo "Matrix" y sólo en 2005 alimentaron una propuesta interesante con "V de Vendetta", que probablemente, habiendo visto las facultades de los Wachowski debió de ser fruto más de la materia prima del cómic de Alan Moore, que de las ocurrencias de los Wachowski. En fin, que han pasado ya diez años, veamos si aguantan otros diez. Esperemos que no...

Maurice Jarre


Tengo que admitir que mi relación con Maurice Jarre siempre ha sido muy limitada. Aunque soy un enamorado de la música de cine, Maurice Jarre y yo hemos mantenido siempre una relación correcta. La aparición de su nombre en los título de crédito, siempre me resultaba agradable, aunque no despertaba en mí el interés de pongamos por caso, John Williams o Jerry Goldsmith. Esto no quita, obviamente, que sea un absoluto enamorado de sus trabajos para David Lean, director con el que creo yo, alcanzó su cumbre; "Doctor Zhivago", "La hija de Ryan", "Pasaje a la India" pero sobre todas las cosas existentes, "Lawrence de Arabia" que además, es para un servidor, una obra maestra sin paliativos.
Maurice Jarre, que siempre fue un profesional, se caracterizó, creo yo por dos cuestiones bien claras, la primera, su constante necesidad de auto-reciclarse, probando sonidos nuevos y experimentado con los sintetizadores y en segundo lugar, por ser capaz de ponerle música, y por lo general, muy buena, a películas imposibles, como "Top Secret!". Aunque en realidad, lo de "Top Secret!" tenía su sentido, porque una de las virtudes de aquella descacharrante comedia era precisamente que estaba vestida como si de un film serio se tratase, es decir, su planificación aspiraba a imitar a los clásicos (aunque mediara un abismo), su reparto también quería emparentarse con los clásicos bélicos (la propia presencia de Omar Sharif) y claro, su música no podía ser menos, articulándose en función de una gran orquesta interpretando temas y melodías de sabor añejo.
Aunque Jarre contribuyó a resucitar esa música para el cine construida en torno a las grandes orquestas y los leit motiv (que luego explotarían Williams, Goldsmith, Horner y prácticamente todo el mundo), Jarre se fue desvinculando poco a poco de esa tendencia más llamativa y más popular, para ir acercándose a un universo musical mucho más minimalista, casi abstracto. De este modo, sin hacer mucho ruido, pero con una presencia en el fondo fundamental, Maurice Jarre compuso las BSO de algunos de los éxito más sonados del cine de los 80 y los 90 como "Único testigo", "Enemigo mío", "Mad Max. Más allá de la cúpula del trueno", "Atracción fatal", "La costa de los mosquitos", "Gorilas en la niebla", "El club de los poetas muertos" y sobre todo "Ghost", no porque sea su mejor trabajo sino porque es sin duda, su éxito más estruendoso.
Al final de su carrera, el compositor fetiche de Peter Weir (con quien más a gusto trabajaba entre otras razones, porque podía explotar la vertiente más electrónica de sus creaciones musicales), Maurice Jarre dejó de componer en 2001, con un drama bélico para televisión dirigido por Jon Avnet, su penúltimo trabajo había sido "Soñé con África", con Kim Basinger. Se dice que estaba harto de los tacaños que habitaban este Hollywood moderno que preferían música de consumo rápido con mucho sinte o en su defecto a cuatro músicos que imitaban que detrás, había una gran orquesta.
Nos deja por tanto un hombre con más de 150 partituras a sus espaldas, algunas de ellas absolutamente inolvidables. Nos deja eso sí, a su hijo, Jean-Michel Jarre, que ha seguido explotando esa fascinación por la experimentación musical. Poco importa que para un servidor, no sea uno de los preferidos, porque insisto, algunos de sus temas, serán imposibles que desaparezcan, algunos temas, como este. Imprescindible.

lunes, 30 de marzo de 2009

Una "freakada": Bruce Campbell


Como todo cinéfilo orgulloso de serlo, tengo mis particulares tics, mi tendencia más freak, que cómo el propio apelativo indica (una vez se ha banalizado y desvinculado de la monumental obra maestra de Tod Browning), suele recaer en cuestiones más bien intrascendentes y profundamente minoritarias. De hecho, parece que los freaks, a más reducido es el círculo sobre el que gira nuestra admiración, más satisfechos nos sentimos de ser un freaks. Yo, sin ser la excepción que confirma la regla, soy un simpático seguidor de Bruce Campbell. Sin quebraderos de cabeza ni seguimiento obsesivos, Campbell es mi particular y deshonroso capricho cinéfilo. Y es que es un tipo que me hace gracia. Sólo le miro a la cara y no puedo evitar esbozar una leve sonrisa.
Desde luego Campbell es un hombre asociado a una saga, "Evil Dead", que aquí se estrenaron (son tres películas) como "Posesión infernal", "Terroríficamente muertos" y "El ejército de las tinieblas". La particular trilogía escrita y dirigida por Sam Raimi antes de marear al respetable con Spider-Man (sobre todo con la tercera), es un cuento de miedo en su más simple y banal concepción del término. De hecho, en "Posesión infernal" yo creo que se dio un curioso caso de querer empezar a hacer una película y terminar haciendo otra. El film arranca como un largometraje de terror serio. Tiene momentos muy buenos como la llegada de los jóvenes a la caseta (con ese plano por encima del coche acercándose o como Raimi dilata el tiempo y enrarece el espacio con los rítmicos golpes de un columpio contra la pared). Además parece que Raimi quiere preocuparse un poco por sus personajes e ir poco a poco. Obviamente esto el director no lo hace bien, pero si que revela la intención por parte de Raimi de querer tomarse su tiempo.
Pero a mitad del metraje, conforme las posesiones se van reproduciendo y el espacio, limitado a una cabaña se hace más y más pequeño, "Posesión infernal" parece tomar un camino premeditadamente disparatado, cómico incluso, convirtiéndose al final en un film de terror muy poco serio. Ahí reside la gracia de "Posesión infernal" y de toda la saga en realidad. Porque si algo demuestra esta teoría de empezar haciendo un film de terror para terminar haciendo una película de horror y risas, es precisamente su secuela, "Terroríficamente muertos", más que una continuación, un remake de la original con más dinero que ya abiertamente se metía de lleno en la comedia más absurda. Ya, la cuestión no era provocar miedo más allá de algún que otros susto, sino el disparate. Fue de hecho en esta película donde Bruce Campbell dio rienda suelta a sus tics y sus gestos como protagonista absoluto, durante la mayor parte del tiempo sólo en escena con momentos tan memorables como Campbell rompiendo la vajilla en su cabeza y persiguiendo a su propia mano amputada.
"El ejército de las tinieblas" fue algo así como "Terroríficamente muertos" pero pasada por el filtro de un gran estudio, la Universal, es decir, más dinero y más espectacular. Raimi contó con un presupuesto de 11 millones de dólares (frente a los 350.000 dólares de "Posesión infernal" y los 3,5 millones de "Terroríficamente muertos"), un dinero que se vio incrementado tras el éxito de "Darkman", la anterior película que Raimi hizo para la Universal. En "El ejército de las tinieblas", Campbell vuelve a ser un monigote estrella interpretando dos personajes, el héroe y el villano de la función. El film es la banalidad hecha cine, sin ningún prejuicio, la película es un completo e hilarante disparate que también ofreció algunas escenas memorables, como aquella de Ash recitando las palabras mágicas, que no recuerda...
Con el éxito de la serie "Evil Dead", Bruce Campbell se hizo con cierto hueco dentro del cine de terror de serie B y llegó a protagonizar algunos éxitos de video-club como "Maniac Cop", un film escrito por uno de los magos del género, Larry Cohen. Pero lo cierto es que Campbell no consiguió destacar. Ha aparecido en casi todas las películas de los hermanos Coen (amigos de Raimi cuando montaron "Posesión infernal") y claro, en todos los films del propio Sam Raimi, pero poco más. Su filmografía esta repleta de títulos descacharrantes como "Lunatics. A Love Story", "Waxwork II. Perdido en el tiempo" o "The Demolitionist". También lo hemos visto aparecer, aunque eso si, muy brevemente en alguna que otra superproducción como "Congo" (en la que moría a los cinco minutos), "The Majestic", "Sky Hight" o "Bienvenido al hormiguero".
En 1994 Bruce Campbell consiguió su particular vehículo de lucimiento con la serie de televisión "Las aventuras de Brisco Country Jr.", una especie de disparatada versión western creada por Jeffrey Boam (guionista de "Indiana Jones y la última cruzada") y Carlton Cuse (uno de los guionistas de la serie "Perdidos"), pero el asunto no cuajó. Sólo duró en antena una temporada y hoy lleva camino de convertirse en una serie de culto. De este modo Campbell, alternando las colaboraciones con Raimi y los Coen y sus ocasionales visitas a los grandes estudios de Hollywood, continuó, en el fondo, bebiendo de la mano de Raimi colaborando, interpretando y hasta dirigiendo algún capítulo de la serie "Hércules" primero y después "Xena". Pero donde Campbell sigue siendo una presencia significativa, aunque suela ser muy breve, es en el cine de terror de aires a serie B. Lo hemos visto en "Abierto hasta el amanecer 2", "2012. Rescate en Los Angeles" o "El bosque maldito". De hecho, en este contexto del terror de serie B, Burce Campbell protagonizó una curiosísima película, ignorada, pero con ciertos valores muy peculiares, "Bubba Ho-Tep", de Don Coscarelli (el temido de director de la serie "Phantasmas") y delirante argumento; Campbell interpreta a un Elvis Presiley otoñal refugiado en un asilo que fingió su propia muerte para huir del estruendoso mundo de la fama y junto a un anciano negro que se cree John F. Kennedy (como lo leen) tendrán que enfrentarse a una particular invasión de zombis... Sin desperdicio y todo, siendo un film mucho más templado de lo que pudiera sugerir su pasmoso argumento.
Campbell, consciente de que su particular gallina de los huevos de oro es "Evil Dead" siempre ha empujado a Raimi a que filmará una nueva secuela. La última vez que se habló de "Evil Dead" fue cuando Raimi dijo que iba a producir una nueva versión pero para que la dirigiera un director joven que la imprimiera frescura (como sea el tipo de director que está contratando para sus películas de terror de su productora Ghost House, vamos listos...), después se dijo que no, que iba a ser el propio Raimi quien dirigiría una nueva "Evil Dead", pero de momento, poco se sabe del tema aunque eso si, aguanta el tipo en imdb como un proyecto anunciado de Raimi, aunque no de Campbell (al actor aparece como productor no como protagonista). Esto es significativo porque según tengo entendido Bruce Campbell tuvo alguna que otra desagradable palabra en público con respecto al último film de Raimi, "Drag Me To Hell" ("Arrástrame al infierno"), diciendo algo así como a quien le importa a donde te arrastren, la gente lo que quiere ver es más "Evil Dead".
De hecho, tal es el empeño y la nostalgia de Bruce Campbell por "Evil Dead" que visto que Raimi no se decide, ha sido el propio Campbell quien se ha dispuesto a exprimir un poco más la franquicia, aunque sea de forma indirecta. Atención porque el asunto no tiene desperdicio. La película, que está hecha desde el año 2007 y que según creo a España, llegará, un día de estos, pero directamente al video-club, se titula "Mi nombre es Bruce" (en la imagen, de la que por cierto es verdad, ya hablé de ella hace tiempo en este mismo y humilde blog) y la dirige el propio Campbell. Curiosamente el guión no es del propio Campbell, sino de Mark Verheiden, guionista de entre otras, "La máscara", "Time Cop" y un habitual de las series "Smalville" y "Heroes", que debe ser un consumado fan de Campbell sino no se explica el argumento. La idea es la siguiente, Bruce Campbell se interpreta así mismo como un actor de tercera interpretando papeles en películas de terror de serie Z. Un buen día, un grupo de lugareños de una aldea perdida de Estados Unidos se traslada a Los Angeles en busca de Bruce, el actor real, y le plantea la siguiente cuestión más o menos tal que así: si se te da también enfrentarte a demonios, como demostraste en la serie "Evil Dead", ¿te importaría acompañarnos a nuestro pueblo donde..., tenemos un problema de posesiones masivas bastante significativo?. Disparatado ¿verdad? Pues la película está hecha y Campbell ya ha dicho que va hacer la segunda parte. Y todo pese a que la película costara un millón y medio de dólares y el fin de semana de su estreno recaudara sólo 16.432 dólares, si bien es verdad, la película se estrenó sólo, en una sala, lo que es un pecado, un verdadero tiro en la cabeza a cualquier carrera comercial de cualquier película.
Pero el caso es que Bruce Campbell sigue sumido en su mundo de la serie B. A sus 51 años sus fama es limitadísima a un grupo de freaks que como un servidor, tampoco es que perdamos el sueño por sus delirantes propuestas aunque siempre, nos resulte un rostro simpático. Y lo cierto es que el futuro de Campbell no se presenta particularmente esperanzador, ni si quiera con un eventual regreso a la serie "Evil Dead" porque, al fin y al cabo, se trata de un producto demasiado codificado como para ser consumido en masa por el gran público. Una pena, moderada, pero pena al fin y al cabo.

viernes, 27 de marzo de 2009

Harvey Manostijeras


Acabo de terminar de leer "Sexo, mentiras y Hollywood", ensayo imprescindible para aquellos que quieran conocer los entresijos del cine independiente de los años 90 y de paso conocer también cómo es y de qué vive el mundo del cine en Hollywood. El libro, escrito por Peter Biskind empieza diciendo algo así como "si el cine es la mafia, el cine independiente es la mafia rusa". O dicho de otro modo, si quieres encontrar a buitres rastreros viles y cobardes, nada mejor que escarbar en el mundillo del cine independiente americano. Eso es al menos lo que deja entrever con bastante evidencia el trabajo de Biskind, que a través de infinidad de entrevistas va construyendo un complejo y abultado mosaico de testigos y declaraciones en torno fundamentalmente a dos cuestiones íntimamente relacionadas con el cine independiente americano. Una, el festival de Sundance. Otra Miramax.
De Sundance, la verdad es que Biskind destierra esa imagen generalizada que todos tenemos de un Robert Redford bondadoso preocupado por la independencia y la creatividad del cine y lo describe como un ególatra obsesionado por mantener el control absoluto de Sundance y capaz de robar proyectos a quien sea (al parecer, la -fantástica- película de Redford "Quiz Show", era un proyecto que en principio iba a dirigir Steven Soderbergh cuando éste se estaba, poco menos, que muriendo de hambre) a Dios rogando (Sundance) y con el mazo dando (sus películas hollywoodienses).
Pero el auténtico, verdadero y absoluto protagonista es Miramax y por extensión, sus dos co-directores, Harvey y Bob Weinstein, pero sobre todo el primero. De Harvey Weinstein (en la imagen) no es que Biskind eché pestes, es que lo pone a caer de un burro, literalmente lo entierra y lo apalea como un ser despreciable, colérico, un verdadero volcán en constante e imprevisible erupción que arrasa como un tsunami todo lo que le rodea estés con él o contra él. Harvey no tardó en hacerse con el apodo de Manostijeras por, según cuentan, su tendencia a recortar toda película que tenía la suerte o la desgracia de caer en Miramax. La empresa (cuyo nombre viene de la fusión del nombre de los padres de Harvey y Bob, Mirian y Max) comenzó distribuyendo conciertos de música, algo que contra todo pronóstico, les proporcionó el dinero suficiente como para empezar a comprar películas y distribuirlas en Estados Unidos. Fue así como comenzó la leyenda de Miramax, comprando, cortando, montando y volviendo a montar, para finalmente publicitar y distribuir películas como "Cinema Paradiso", "Fresa y chocolate" o "El piano". Eran películas en las que nadie creía, pero que Weinstein reinventó para el publico norteamericano y de paso para el resto del mundo. Fue entonces ya, cuando Weinstein empezó a tener algo más que palabras con directores como Giuseppe Tornatore o con el mismo Bernardo Bertolucci para quien distribuyó "El pequeño Buda".
Paralelamente, por aquellos días, los Weinstein comenzaron a alimentar y confiar en el ingenio de jovencísimos cineastas que con poco más que una cámara y muchas cosas que contar, se lanzaban al rodaje de una película. Una creación de Harvey es Kevin Smith ("Clarck"), Steven Soderbergh ("Sexo, mentiras y cintas de video"), Matt Damon y Ben Affleck ("El indomable Will Hunting"), Quentin Tarantino o Billy Bob Thorton. De igual forma, y más o menos por aquellos años, en 1989, Miramax genera Dimension Films, una filial de la productora dedicada al cine comercial, barato y de rápido rendimiento, generalmente de género que sería dirigida por Bob. De este modo, Harvey se encargaría del cine, digamos de prestigio y Bob del comercial y menos bueno. Bajo la batuta de Dimensión han nacido éxitos del inesperado calibre de a saga de "Scream", "Scary Movie", "El cuervo", "Spy Kids", "Sin City", inagotables secuelas de la serie Halloween además de haber distribuido películas como "Los sin nombre", "Darkness" o "Los otros".
A los Weinstein les sonreía la fortuna hasta que comenzaron a pasar cosas que nadie identificó en su momento como preocupantes signos de atención. Primero fue "Sexo, mentiras y cintas de vídeo", después "Pulp Fiction", luego "El indomable Will Hunting" y finalmente "Al otro lado de la vida". Las películas de Soderbergh, Gus Van Sant, pero sobre todo la de Tarantino demostraron que invirtiendo poco dinero en cine independiente se podía hacer mucho dinero, pero mucho, mucho. Entonces Miramax comenzó a invertir más dinero en cine independiente y lo que en un principio era un negocio moderadamente arriesgado pasó a convertirse en una inversión cada vez más grande y arriesgada. Ese punto de inflexión lo marcó "Al otro lado de la vida". Aquella era una peliculita de un tipo al que nadie conocía llamado Billy Bob Thorton. Harvey quería esa película y pujó con no buenas artes por ella hasta alcanzar la disparatada cifra de 20 millones de dólares. Pagar esa cifra por una película que había costado un millón de dólares era un mal negocio, pero así se hizo.
Miramax entonces destapó la caja de los truenos, el mundo de la producción y la distribución independiente empezó a gastarse mucho más dinero, tanto, que las majors comenzaron a interesarse por un cine que nunca le había preocupado. Tanto, que la Disney compró Miramax, Universal, October, la Fox creó la filial Fox Searchlight y así sucesivamente, todos querían su trocito de pastel independiente. En el caso concreto de Miramax, que Disney la hubiera comprado en un primer momento fue bueno y malo. Bueno porque de pronto Miramax disponía de mucho más dinero para comprar y producir proyectos, malo porque Disney tenía derecho a veto, y fue por ejemplo la cuna de Mickey Mouse la que evitó que Harvey y Bob metieran la cabeza hasta el fondo en "El señor de los anillos".
Esto provocó que de pronto, productoras independientes comenzaran a lanzar películas muy caras y en el fondo, muy poco independientes. De pronto Miramax se gastó 25 millones de dólares en "Shakespeare in Love", después 40 en "Chicago" y finalmente 95 en "Gangs of New York". Aquello de independiente empezaba a tener más bien poco. Además Harvey, que según cuenta Biskind ladraba a sus empleados, engañaba, coaccionaba y alimentaba campañas de descrédito contra sus rivales en los Oscar (la última contra "Slumdog Millonaire", haciendo correr la voz de que la India se había escandalizado ante la imagen que el film de Danny Boyle daba del país), llegó a encararse incluso con su hermano Bob. A Bob, las cosas le iban de maravilla, se gasta poco dinero en las películas y recaudaba cientos de millones de dólares con cosas como "Scream".
Miramax llegó a crecer tanto que se convirtió en un titán de tres pisos y unos 500 empleados martirizados por las iras de los Weinstein. "Sexo, mentiras y cintas de vídeo" cuenta a lo largo de este proceso un buen aluvión de anécdotas de lo más jugosas, por ejemplo. Pone al descubierto como Quentin Tarantino se convirtió en un show man más preocupado por su ego que por el cine y como el director de "Reservoir Dogs" terminó pelándose con todos sus compañeros de generación durante el rodaje de "Four Rooms". Era el mimado de los Weinstein. Peter Biskind cuenta también como durante el rodaje de "Scream", Bob Weinstein hizo parar la filmación porque no le gustaba la careta que llevaba el asesino. De modo que dio orden de que Wes Craven rodara las escenas en las que apareciese el asesino enmascarado cuatro veces, con cuatro máscaras distintas. Craven, que no era ningún jovencito le dijo a Bob algo así como estás de coña, ¿no?. Cuando Bob se enteró de que la máscara la había comprado en una tienda de disfraces y que no era fruto del diseño de un artista puso el grito en el cielo y comenzó a tirar muebles a la cabeza de quien tenía alrededor. Al final Bob, en uno de esos pocos momentos de humildad de los Weisntein reconoció que ellos tenían razón y yo estaba equivocado, no recordé que la máscara de Michael Meyers de la saga "Halloween" también se había comprado en una tienda. Aquello era una buena señal y yo no supe verla.
Tal vez uno de los episodios más curiosos para el cinéfilo sea el rodaje de "Mimic". Bob había contratado a Guillermo del Toro pero al señor Weinstein no le gustaba nada lo que estaba haciendo ni como lo estaba haciendo. Organizó una lectura de guión y comenzó a sacarle pegas desde la primera hasta la última coma, a todo. Se desplazaba a Canadá, dónde se estaba filmando la película para sugerirle a De Toro como debía rodarla. El asunto, llegó hasta tal punto que Bob se reunió con Del Toro en un hotel y le dijo, matiz arriba, matiz abajo, estas despedido. Y además, continuó y ahora, vas a bajar al Hall y le vas a decir a Mira Sorvino (protagonista del film y por aquel entonces pareja de Tarantino, recordemos, niño mimado de los Weinstein) que no te sientes capaz de seguir adelante y que abandonas la película. Al parecer, Bob tenía tan claro que De Toro no iba a seguir con el film que ya tenía un segundo director contratado, Ole Bornedal (director de la curiosa "El vigilante nocturno"). De Toro, absolutamente compungido, bajó al hall, se plantó delante de Mira con Bob a un lado y le dijo como un zombi autómata; no me siento capaz de seguir con la película, abandono el rodaje. Según cuenta Biskind, Mira entonces miró a Bob, comprendió lo que estaba pasando y lo más suave que le dijo a Weinstein fue hijo de puta. Mira se negó a que De Toro se fuera, si se iba él, ella también se iría. Bob no podía permitir aquello y finalmente Del Toro se quedó.
Todo esto por parte de Bob, porque Harvey era otro que tal baila si cabe, todavía peor. Sin duda, la trifulca más emblemática de todas que las que narra Biskind en su libro es la que Harvey tuvo con Martin Scorsese a propósito de "Gangs of New York". Los episodios narrados son unos cuantos en torno a que si Daniel Day-Lewis no aparecía guapo, que si era un film demasiado violento (Harvey quería eliminar la formidable batalla campal que abre la película) pero sobre todo, que la película era muy larga. Harvey además quería incluir diálogos, música distinta y un montaje más convencional (le llegó a decir a Scorsese que se deshiciese de su legendaria montadora Thelma Schoonmaker). La película comenzó a rodarse sin un guión terminado y Scorsese y Weinstein casi llegaron a las manos hasta el extremo de lanzarse, literalmente, algún que otro mueble a la cabeza. El final es por todos conocidos, un fiasco de taquilla y de crítica.
La única pega que tiene el libro de Peter Biskind es que concluye sin la resolución que parecía lógica, la guerra abierta entre Miramax y Disney. A los pocos meses de publicarse "Sexo, mentiras y Hollywood", Disney despidió de su propia empresa a Harvey y Bob Weinstein. Los eternos roces se convirtieron en abiertas hostilidades hasta llegar al fuego abierto.
A renglón seguido, Harvey y Bob fundaron la Weinstein Company, una nueva productora con el espíritu de Miramax pero sin la Disney detrás. ¿Y cual es ese espíritu? Pues visto lo visto, el éxito a cualquier precio. Venerar el hecho de que con una buena campaña de marketing cualquier película puede ser un éxito. No inmiscuirse en los rodajes y poner toda la carne en el asador en la post-producción (montaje, banda sonora, efectos...), la creación de iconos, el último, Penélope Cruz, para quien Harvey ya le ha conseguido un Oscar y que sigue la estela de otras creaciones de la casa como Gyneth Paltrow o Uma Thurman. En suma, vender, vender y vender, vender cine, vender personajes, vender estrellas, vender propuestas, vender ídeas, siempre vender y siempre, al menos coste posible. De entrada, la Weinstein Company ya ha generado películas como "Clerks II", "Hannibal. El origen del mal", "Grindhouse" (o dicho de otro modo, "Death Proof" y "Planet Terror"), "Sicko" de Michael Moore, "El sueño de Cassandra", "Diario de una niñera", "Persépolis", "Miss Potter", "Diario de los muertos" (por cierto, aún sin estrenar por estas latitudes), "La niebla" de Darabont, "Superhero Movie", "Vicky Cristina Barcelona" y "Zack y Miri hacen una porno", lo último de Kevin Smith y ya tiene en cartera apuestas como "Sci-Fi Movie", "Giallo", lo último de Dario Argento, "Inglourious Basterds", más y más secuelas de Halloween, una cuarta entrega de "Scream" y una película sobre Los Fraggles, como lo leen...
En suma, los hermanos Weinstein son al parecer dos auténticos tiburones del cine. Responsables, según Biskind de haber matado y enterrado al cine independiente americano, obsesionados por rivalizar con cualquier majors, pero también lo suficientemente hábiles como para haberlo demostrado. Una curiosa y ruidosa contradicción en la Tierra de los Seños, las mentiras, la intrigas, las drogas, el sexo y el cine. Cosa fina...

jueves, 26 de marzo de 2009

"Ágora" de Amenábar


Con Alejandro Amenábar me pasa un poco lo que con Quentin Tarantino, lo amé y después lo odié, aunque siempre ha sido un director que me ha interesado. Defiendo a capa y espada "Tesis" pese a sus irregularidades, defiendo también con ahínco "Abre los ojos", también pese a sus irregularidades, y detesto con bastante empeño "Los otros". Esto, me he dado cuenta yo últimamente, me pasa de un modo un poco visceral cuando una película me entusiasma y después le descubro el truco. Es decir, "Los otros" me gustó mucho, pero después revisé "Suspense" de Jack Clayton, volvía verl el film de Amenábar y entonces se me calló el mito. Se me calló el mito por dos razones, primero porque el film de Amenábar se revelaba una simplona disección al lado de la complejidad propuesta por Clayton y segundo, porque era una película muy tramposa que no jugaba con honestidad con el público ante el recordado twist final. Si, ya se que hay defensores apasionados del film de Amenábar pero éstos no me han convencido aún de la supuesta honestidad dramática de "Los otros" mientras que -la rival- "El sexto sentido" era precisamente eso, un ejemplo de manual de cómo construir de una sorpresa de forma honesta.
Mi disgusto con Amenábar fue tal que debo de ser uno de los pocos españoles que aún no ha visto "Mar adentro". Al disgusto que yo llevaba encima, todo lo tonto que quieran, pero disgusto al fin y al cabo, se le sumó esa irritante tendencia de los directores que consiguen uno o dos éxitos con el cine de género y raudos quieren demostrar que son grandes artistas capaces de lanzar (al menos aparentemente) sesudos planteamientos. Que le dieran 14 desmedidos, excesivos y abusivos Goya ya me tocó la fibra sensible y desde entonces no me hablo con Amenábar (bueno en realidad no creo que lo haya notado).
Ahora, cuando han pasado los años y he visto el trailer de "Ágora" admito mi predisposición a reconciliarme con Amenábar aunque no nos engañemos, la historia nos ha demostrado que este tipo de cosas no siempre salen bien. Me explico. Alejandro Amenábar se ha dejado en esta película según imdb 75 millones de dólares, un auténtico disparata para el cine español. La historia también nos ha enseñado que un director, y si es joven más aún, por bueno que sea, más tarde o más temprano, tiene que fracasar. Es una ley natural y hasta necesaria, el fracaso proporciona humildad y un necesario saneamiento que generalmente le viene muy bien a un director. Amenábar lleva más de una década en la cumbre y por números, le toca estrellarse. Si así fuera, y sinceramente, no se lo deseo y menos aún con esta película, las consecuencias pueden ser imprevisibles.
Y no ya por el prestigio de Amenábar que como digo, no pasa nada si fracasa, otra cosa es que lo haga con un film de casi 100 millones de dólares, un presupuesto que aquí en España sólo oímos llegar de Hollywood. El problema viene de que Amenábar, aunque haya llevado todo el cuidado del mundo con "Agora", el director no ha hecho más que triunfar y eso tal vez, le ha podido provocar un exceso de confianza o mejor, un exceso de seguridad. Tengo entendido que por Telecinco, que ha financiado un buen pellizco de la película están nerviosísimos devorando paquetes de cigarrillos de forma compulsiva a la espera de ver qué pasa con "Ágora".
Yo de entrada, si hemos aprendido algo de Hollywood, es que además de que mejor será filmar una película en inglés para no cerrarle el mercado anglosajón ("Ágora" ha sido filmada en inglés) y que si pones a una estrella del reparto también mejor que mejor (Rachel Weistz, la protagonista de "La momia" es la estrella de "Ágora"), otra cuestión que no debemos olvidar jamás es la publicidad.
Acabo de leerme un libro del que hablaré un día de estos que pone en evidencia como una buena campaña de publicidad puede lanzar una película o hundirla en el más absoluto de los fracasos. Sólo espero que los encargados de lanzar "Ágora" hayan hecho los deberes al otro lado del charco (de entrada ese poster promocional es un poco feo, la verdad), la historia ha demostrado que el marketing de un largometraje puede ser el único salvavidas de un film tan arriesgado como este. En todo caso, ánimo Amenábar.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Master of Horror. Temporada III


Pues si, parece que está confirmado. Hace un par de meses el propio y temible creador de la serie, Mick Garris anunció en una de esas convenciones de freaks por las que un día mataría por asistir que si, que habrá una tercera temporada de Master of Horror. Todo un alivio después de ver como Garris había metido la cabeza en otra serie de terror bastante insulsa titulada "Fear Itself" que aquí se ha traducido como "Miedo en estado puro".
Ahora bien, alivio moderado, matizado y con condiciones. Condición uno, que Garris deje de contratar a amiguetes suyos que poco o nada aportan a la serie porque si somos francos, lo cierto es que hasta donde he visto, la segunda temporada ha pegado un bajón bastante importante en su segunda mitad. De entrada y como siempre en estos casos, no hay nombres de directores con los que presuntamente se trabajará aunque si hay apuestas y cineastas que suenan con mucha fuerza. Uno de ellos es sin duda George A. Romero ("La noche de los muertos vivientes") que debía de haber dirigido el episodio de la primera temporada "El cuento de Haeckel" que al final terminó filmado John McNaughton.
Otros nombres son los de Alexandre Aja ("Las colinas tienen ojos"), Eli Roth ("Hostel"), Rob Zombie ("La casa de los mil cadáveres"), Neil Marshall ("Dog Soldier"), Clive Barker ("Hellraiser") e incluso hay quien baraja el nombre de Guillermo del Toro que no creo que haga falta apuntar que películas ha hecho. Vaya por delante que yo lo de Del Toro lo veo de entrada, complicado, porque recordemos que el director de "El laberinto del fauno" se encuentra ahora mismo inmerso en los preparativos de "El hobbit" y visto como quieren plantear el asunto, pues no me extrañaría que Del Toro quedara libre ya la década que viene. El resto de los nombres, hombre pues bien. Tal vez Barker es el único que me chirría un poco pero bueno, mejor este que un Rob Smichdt o un Perico el de los Palotes, a este que conocen todos muy bien en su casa a la hora de comer.
A mi desde luego, se me ocurren otros nombres. Por ejemplo Rob Green que dirigió la interesantísima "El bunker" hace ocho años y desde entonces poco ha podido hacer más salvo escribir algún que otro guión. Algo raro hay con Green porque también se anunció que iba a dirigir la secuela de "Dog Soldier" y al final ni eso. También sugeriría el nombre de Wes Craven que nunca se sabe por donde puede salir, Sam Raimi o Roman Polanski (“Repulsión”, “La semilla del diablo” e incluso la grandiosa “El baile de los vampiros” son verdaderamente magistrales) pero claro, lo que pasa con está gente, sobre todos los dos últimos y más aún, el último de todos, es que en efecto se trata de maestros, maestros, y eso complica las cosas.
Hasta la fecha, la serie de Mick Garris está recuperando a viejas glorias hoy en horas bajas (Carpenter, Argento, Landis, Dante y parece que Romero), cineastas asiáticos que ven con muy buenos ojos eso de que le inviten a participar en una serie americana de "maestros del horror" (Miike) y amiguetes del montón entre los que caben cosas buenas (Lucky Mckee) y cosas no tan buenas (Smichdt).
En fin..., lo que no han dado son fechas pero bueno, nos lo tomaremos con calma y más aún cuando en España no ha salido a la venta aún un pack (que no las películas sueltas) de la primera temporada y si un pack de la segunda. De todos modos yo en cuanto termine con la segundo, que sólo me falta un volumen, me meto con al primera temporada y me las compró por separado, total, me van a salir igual o mejor de precio y además, con más extras.

martes, 24 de marzo de 2009

Los 80

Lo hemos apuntado en alguna que otra ocasión, los 80 están de moda. ¿Quien lo iba a decir? Se rumorea por Hollywood que ya están en marcha los remakes, remasterización y/o secuelas más o menos imposibles de películas y/o series de televisión como "El equipo A", "El coche fantástico", "Robocop", "Regreso al futuro", "Sperdetective en Hollywood" se suspendió el rodaje pero van en serio de modo que no me extrañaría que lo retomara otro director en vez del cancelado Brett Ratner, "Desafío total", "Pesadilla en Elm Street", "El muñeco diabólico", "Depredador", "Tras el corazón verde", "Cazafantasmas" (parece confirmado que "Cazafantasmas III" empezará a rodarse a finales de año y Bill Murray no descarta intervenir), "Karate Kid", "La historia interminable", "Tron" o "Mad Max" y todo sin mencionar las ya estrenadas "Rocky Balboa", "John Rambo", "Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal" y la inminente "Terminator. Salvation".
Ahora bien, ¿qué tuvo aquella década? Bueno, de entrada fue la década de la era Spielber-Lucas, cuando tanto uno como el otro estaban en todo lo suyo, explotando sus afinidades y posibilidades más comerciales pero también, más dignificantes para con el cine de aventuras. De los 80 son la mejor entrega de la saga galáctica de Lucas, "El imperio contraataca" como la secuela más divertida con uno de los finales más trepidantes del cine de aventuras moderno, "El retorno del Jedi". También en los 80 nació y a efectos prácticos, visto lo visto, también murió Indiana Jones. Fue también en los 80 cuando directores hoy añoradas por los fans del fantástico como Joe Dante o John Landis disfrutaron de sus mejores épocas con películas del primero como la mítica "Gremlins", "Exploradores", "El chip prodigioso" o "No matarás al vecino" y apuestas del segundo como "Granujas a todo ritmo", "Un hombre lobo americano en Londres", "Espías como nosotros", "Los tres amigos" o "El príncipe de Zamunda".
Más en el caso de Dante que en el de Landis, todo esto en realidad se reducía a un nombre, Steven Spielberg, el verdadero y auténtico dueño de la década. Además de su legendaria "E.T" y los episodios de Indiana Jones, el nombre de Spielberg estuvo detrás de la práctica totalidad de la filmografía de Dante en su buena época y de largometrajes tan apreciados por los melancólicos de los 80 como "En los límites de la realidad" (con Dante, Landis el propio Spielberg y George Miller, tela...), "Los Goonies" (en la imagen sus protagonistas con unos añitos encima), "El secreto de la pirámide" (¡¡escrita por el director de "Solo en casa" y dirigida por el director de "Rain Man"!!, eso es hace encaje de bollilos y que además te salga la jugada redonda), "Poltergeist", "Regreso al futuro", "Fievel" o "Quien engañó a Roger Rabbit". Sin desperdicio, la verdad. George Lucas también supo mantener el tipo antes de empezar a hacer tonterias con sus dos principales creaciones (aunque ya se le empazaba a ver el prlumero con la serie "Droids" los capítulos de televisión aqui estrenados en cine bajo el título de "El planeta de los Ewoks" -simpática- y "La batalla del planeta de los Ewoks" -espantosa-) y nos regaló producciones tan simpáticas como "Dentro del laberinto" (también fue la Edad Dorada de Jim Henson y sus Fraggles -hoy una película en ciernes, si, si, como lo leen-, "Cristal oscuro"...), "Howard. Un nuevo héroe" o "Willow".
Pero los 80 también fue la década de Joel Silver, productor de megaproducciones ultraviolentas para la época que pese a todo, llegó a manufacturar algunos clásicos de la época. En ocasiones se trataban de películas muy criticadas pero que conseguían reunir a una verdadera legión de fans ávidos de emociones fuertes. ¿Quien lo iba a decir", al final ha resultado que es ese cine de acción el que echamos de menos hoy en un contexto adulterado por ocurrencias tipo "Matrix" que, paradojas de ésta nuestra existencia, han venido impulsadas por el propio Silver. Pero el caso es que por aquellos años, Joel Silver puso en circulación largometrajes tan apreciables como "Límite 48 horas" de Walter Hill, "Commando" que será todo lo mala que quiera (el propio Silver se arrepiente de haberla hecho pero que yo, qué quieren que les diga, es la típica película que me trago sin darme cuenta y me hace mucha gracia), "Arma letal", "Depredador" o "La jungla de cristal".
Otra paradoja es que aunque ahora se quiera resucitar algunos de los éxitos del cine de terror de aquellos años, salvo contadas excepciones, el horror de los 80 resultó ser bastante mediocre. Si quitamos a un John Carpenter en estado de gracia con películas como "La niebla" (ya indecentemente versionada en un film terriblemente malo), "Rescate en Nueva York", "La cosa" (también hay rumores para remakearla), "Golpe en la pequeña China" (película a reivindicar donde las haya), "El príncipe de las tinieblas" y la desigual pero entretenida "Está vivos" (también hay quien quiere volver a rodar esta película), felices casualidades como "Pesadilla en Elm Street" (yo creo que Wes Craven todavía no se cree que le saliera tan bien el asunto) e inesperados éxitos más o menos simpáticos como "Muñeco diabólico" e incluso "Noche de miedo" ambas de Tod Holland, el panorama del cine de horror era bastante lamentable. Era la época de las mil y una secuelas de "Halloween", "Viernes 13" y "Pesadilla" y salvo los films citados, poco más había donde rascar.
No obstante, y más allá del cine comercial de éxito arrollador, los 80 también ofrecieron algunas joyas aún hoy desconcertantes. Fueron los años en los que David Lynch eclosionó con propuestas como "El hombre elefante", "Dune" y "Terciopelo azul". También fue la década de presentación en sociedad de David Cronenberg, con películas como "Scanners", "Videodrome", "La zona muerta", "La mosca" (aun hoy, el mayor éxito de Cronenberg) o "Inseparables". Autores alejados de los blockbuster y que probablemente hoy nadie se plantee recuperarlos, pero sin duda una gota de cordura intelectual para una década bañada en ligerezas, muy divertidas si, pero ligerezas al fin y al cabo.
Pero los 80 también fueron unos años prolíficos, quizá los últimos de alguna de las glorias que resucitaron el cine de Hollywood en los 70. Martin Scorsese filmó "Toro salvaje", "El color del dinero", "La última tentación de cristo" y en el límite, en 1990 quizá su última obra maestra, "Uno de los nuestros", Coppola todavía daba la talla con películas como "Corazonada", "Rebeldes", "Cotton Club", "Jardines de piedra" o "Tucker. Un hombre y su sueño". De Palma, aunque sigue manteniendo el tipo, se pasaría al lado de los grande estudios y rodaría algunos clásicos indiscutibles de los 80 como "Los intocables de Elliot Ness" e incluso "Corazones de guerra" y yo, hasta rescataría la infravalorada "La hoguera de las vanidades" aunque se estrenó en 1990. Pero además, De Palma, ya inmerso por completo en su obsesivo mundo hitchcockiano nos regaló algunas de sus apuestas más interesantes como "Vestida para matar", "Impacto" o "El precio del poder". Fueron también los años en los que nacería en cine de superhéroes como blockbuster una vez asumido el prólogo que supuso "Superman" de Donner. El "Batman" de Tim Burton estipularía los parámetros que definirían el, pese a todo, pobre paisaje del cine y superhéroes hasta la catástrofe fílmica que supuso la impresentable "Batman y Robin" allá por 1997 (el género de los superhéroes no recuperaría el aliento hasta "X-Men" en el año 2000).
También fueron los años de máxima expresión de otros cineastas hoy, en horas bajas, como Oliver Stone ("Platton", "Wall Street", "Nacido el 4 de julio"...), Paul Verhoeven ("Robocop" y "Desafio total") o Richard Donner ("Lady Halcón", "Arma letal", "Los Goonies"), fue también la década de aquel Tom Hanks que nos hacía reír ("Splash", "Despedida de soltero", "Esta casa es una ruina", "Dos sabuesos despistados" -¡qué clásico!-, "Socios y sabuesos" y no podía faltar claro, "Big" ) lejos del oscarizado y hoy dramático protagonista de "Salvar al soldado Ryan". Fue también la época de Chevy Chase, Dan Aykroid, James Belushi, en fin... Una época sin duda irrepetible.
Si, ya se que me he dejado un montón de cosas (Almodóvar, Trueba, Berlanga en plena madurez, Garci, el testamento de los clásicos Huston, Preminger, "La chaqueta metálica" -bueno, en realidad fue la década de Vietnam en Hollywood-, "Conan"..., pero en algún punto había que parar). ¿Algo malo de los 80 a parte de su discutible remesa de cine de terror? Bueno quizá que James Bond muchos lo daban por muerto, enterrado y de complicada resurrección con la decadencia de uno de los 007 más discutidos, Roger Moore.
Dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor... Seamos francos por una vez, detengámonos a contemplar una cosa y otra... ¿Creen que ahora se hace mejor cine? o incluso, ¿creen que ahora se hace cine más divertido? Al fin y al cabo fue una década con una memorable producción de simple y mera evasión que no obstante, permitió dejarle un pequeño hueco a determinados productos mucho más densos como las obras de Lynch, Croneneberg o MacNaughton. Si, es verdad, no estaban Aronofsy, ni Kevin Smith, ni Christopher Nolan, ni Shyamalan, ni muchos otros, es verdad, pero yo...., ¿qué quieren que les diga?

lunes, 23 de marzo de 2009

Kenneth Branagh


El otro día, sin venir demasiado a cuento, salvo porque me apetecía, volví a ver "Enrique V" (en la imagen), como es sabido, aplaudida ópera prima de Kenneth Branagh con la que el cineasta norirlandés fue nominado al Oscar al mejor director y actor, cosas fina... Ya me había olvidado de lo bien hecha que está "Enrique V", la sencillez con la que Branagh llevó a escena una de las obras más complicadas de William Shakespeare, de como Branagh sabe dirigir a los actores como nadie y lo afinado que puede ser con su puesta en escena, fundamentalmente y visto lo visto, cuando tiene los medios limitados. Tal ve "Enrique V" no sea una obra maestra, pero desde luego es una formidable películas con algunos momentos ciertamente gloriosos, entre otras cosas, gracias a la arrebatadora banda sonora de Patrick Doyle.
"Enrique V" se llevó un buen puñado de premios, provocó un auténtico revuelo en Hollywood, tanto, que Sidney Pollack le propuso a Branagh dar el salto al cine de género con un thriller de misterio de ribetes hitchcockianos, "Morir todavía". Esta es también una película simpática, desde luego, dista mucho de los logros de su ópera primera y aunque ya deja entrever cuales van a ser los mayores defectos de Branagh (sus excesos de puesta en escena), el film funciona sin demasiadas complicaciones, se deja ver con fluidez y si uno quiere y todo, es posible que hasta resulte una película intrigante. Su punto lo tiene desde luego.
Al año siguiente, en 1992, Branagh decide con buen juicio mantenerse a cierta distancia de Hollywood y sigue adelante con sus personales aproximaciones al universo shakespeariano y al mundo del teatro. Tanto "Mucho ruido y pocas nueces" como "Los amigos de Peter" (donde por cierto, interviene un por entonces desconocido Hugh Laurie antes de quedarse cojo y estudiar medicina) fueron películas baratas, que funcionaban bien en taquilla, simpáticas, con buenas interpretaciones, buenas bandas sonoras y un pedirgí de cine de autor accesible y alejado de las sesudedes. A a gente le caía bien Kenneth Branagh.
Entonces, ¿qué pasó con "Frankenstein de Mary Shelley"? Hoy, sabiendo lo que se de Hollywood, no me extrañaría que Kenneth Branagh hubiera sido víctima de una campaña de difamación y de acoso y derribo porque no se entiende que una película, con un potencial comercial más que evidente, mejor película que el desigual "Drácula" de Coppola, con una estrella como Robert DeNiro interpretando a un personaje tan legendario como la criatura de Frankenstein, fuera desollada por la crítica como lo fue un su día. Kenneth Branagh fue blanco desmedido y excesivo de los dardos envenados de los críticos de medio mundo. Algo raro había en todo esto. Como digo, sabiendo lo que se hoy, me resulta muy extraño que un film del potencial de "Frankenstein" se estrellará contra la taquilla como lo hizo recaudando ya de entrada, en su primer fin de semana, sólo 11 millones de dólares, lo que me huele a algún tipo de abandono por parte de la Columbia a la hora de promocionar el film, no se, hay algo raro.
Pateado y humillado, Kenneth Branagh se resguardó del chaparrón de ataques indiscriminados en un film pequeño y personal, casi extraño, muy suyo, "En lo más crudo del crudo invierno". La película era una apuesta personal, alejada de Hollywood, de los fines de semanas de entreno, de las recaudaciones, era sin duda, un largometraje pensado para sanearse un poco de todo el terremoto generado por "Frankenstein". El problema que es "En lo más crudo del crudo invierno" fue una película tan pequeña que casi pasó sin que nadie se percatara por lo que no vino a sanear nada en particular en referencia a la imagen que el público tenía de Branagh y su siguiente y desmedida apuesta no haría por enmendar el asunto: "Hamlet".
Con una desproporcionada duración de 240 minutos Branagh volvió a pecar de una de las cosas más criticadas de "Frankenstein" sus ansias de hacer el más grande todavía y su ombliguismo al tenerse el mismo en pantalla el mayor tiempo posible. Una crítica que leí en su día decía que 240 minutos daban para mucho, desde luego, para bueno y malo, desde luego, pero en conjunto la película hacía aguas por todos lados. A mi personalmente, que siempre defendí "Frankenstein", este "Hamlet" (yo vi la versión en cines de dos horas y la de cuatro ya en vídeo) me pareció horrible, mal montado, simplón, aburrido y tan, tan, tan, grande que se sale de los márgenes. Imperdonable.
A partir de entonces Kenneth Branagh se tomó cuatro años de descanso. Gracias a Dios. De seguir por este camino no se donde habría terminado. Durante ese tiempo Branagh intervino en algunas películas que sólo demostraron que el actor y director inglés por un lado, estaba gafado ("Wild, "Wild, West") y por otro, no caía bien ("Celebrity" de Woody Allen). Por suerte, en el año 2000 Kenneth Branagh regresó con lo que mejor sabía hacer, un Shakespeare ligero, con una puesta en escena heredera del teatro: "Trabajos de amor perdidos". Una especie de "Mucho ruido y pocas nueces" del siglo XXI. Branagh ya caía gordo entonces, pero el film está fenomenal y tiene algunas interpretaciones (Nathan Lane está que se sale) soberbias.
Tengo que admitir que desde entonces le he perdido un poco la pista a Branagh, tengo muchísimas ganas de ver "Cómo gustéis" (otro Shakespeare con Bryce Dallas Howard), "La huella" (remake del film de Jospeh L. Mankiewicz también bastante ignorado lo cual me extraña tratándose de un excelente director de actores como es Branagh) y "La flauta mágica" (por lo que he podido ver, insólita, vistosa y valiente adaptación de la popular obra de Mozart).
Ahora parece que prepara "Thor", que Branagh puede con la adaptación de un superhéroe es algo que no me cabe la menor duda, lo que resulta extraño es su discurrir como director de cine, aplaudido, vapuleado, ignorado y ahora confiado para un “Blockbuster”, Branagh parecer ser el perfecto ejemplo de lo peligroso que puede resultar en Hollywood que se te note que quieres destacar y que te gusta ser el protagonista. Una pena porque Kenneth Branagh, a mi no me cabe la menor duda, es un hombre con muchas cosas, y buenas, todavía por decir.

viernes, 20 de marzo de 2009

Monstruos reales


Cosas así parecen impensables si no es dentro de una película. Josef Fritzl ha sido condenado a cadena perpetua, pero ya ha saltado la noticia de que podría ganar un pastón si se le ocurriera relatar su experiencia como monstruo y estamparla en un libro. Yo, dicho sea de paso, ese dinero por ley, se lo quitaba y se lo hacía llegar a la hija, pero el caso es que ya se sabe que de un libro a una película hay sólo un paso. Y la verdad es que por mucho que detestemos y condenemos a un degenerado enfermo como Fritzl, sus aberrantes ocurrencias son caldo de cultivo para una película que bien llevada, podría arrasar en taquilla pues el caso Frtizl no sólo ha escandalizado a todo el mundo sino que además, ha sido uno de los fenómenos mediáticos de lo que llevamos de año. Las imágenes de Frtizl de vacaciones, bromeando con sus amigos sabiendo lo que estaba haciendo en esos mismos momentos, resultan inevitablemente perturbadoras.
Bien llevada, una película sobre el monstruo de Amstetten podría ser todo un acierto dejando a un lado la polémica de si se está mercadeando con el sufrimiento de una persona, cuestión moral interesante sin duda pero que ahora, no es mi intención comentar, porque la figura de Josef Fritzl es una de las representaciones más claras que he tenido el horror más clásicos. Los monstruos no viven en Transilvania, sino entre nosotros. El propio Bram Stoker, ya lo he dicho un millón de veces, situó a su vampiro en medio del Londres victoriano no porque éste fuera el entorno idóneo para la entrada en escena de un vampiro (ya saben, Londres, brumoso, callejones oscuros...), sino porque aquella ciudad era la ciudad que conocía Stoker, era su cotidianidad. Es decir, Drácula se mezclaba entre los ingleses como uno más, hasta que fijaba a una víctima y su sed de sangre lo perdía. Pues algo así ha sido Fritzl, no ha llegado de ningún país lejano pero la alimaña se había confundido con la gente corriente y moliente.
De modo que una vez más se demuestra aquello que el buen cine de terror (así como la buena literatura) han ido insistiendo durante décadas, lo verdaderamente horrible no es que existan monstruos, sino que esos monstruos vivan entre nosotros como un ser humano más. Pero además, que los monstruos sean seres humanos, gente con dos brazos y dos ojos que necesita comer e ir al baño, que puede ponerse triste y sonreír, gente con miedo y con sentimientos, algo que ya hizo de forma ejemplar Oliver Hisrschbiegel en "El hundimiento" cuando retrató a Adolf Hitler como un hombre, amante de su perro, que comía y temblaba como cualquiera. Pues bien, eso es también el monstruo de Amstetten.
Josef Frtizl es algo así como Hannibal Lecter pero sin su aura de seducción, es como Lecter pero sin el filtro de Hollywood, el mal sin atractivo, burdo y tosco, desagradable incluso. Uno de esos villanos que reflejan su maldad en su aspecto exterior (el hombre lobo, la Momia...), como he dicho antes, un villano con muchas referencias clásicas. El personaje, lo tiene todo para configurarse como un genial (pero doloroso, porque es real y un ser vivo lo ha sufrido durante décadas) villano cinematográfico, otra cuestión es desde luego, la conveniencia de trasladarlo a la gran pantalla. Esto como digo, lo dejamos para otra ocasión pero no sin antes dejar caer una pulla al respecto; aquello que nos incómoda reproducir en una gran pantalla por ejemplo, es porque nos dice algo que no nos gusta de nosotros mismos, y yo creo que es que el ser humano es capaz de lo mejor, pero también de lo peor y de lo más degradante.

jueves, 19 de marzo de 2009

No entiendo a Harry Potter


Hollywood ya calienta motores para lanzar la sexta, si, han leído bien, ¡sexta! entrega de la serie Harry Potter. Esto, lo del fenómeno Harry Potter, es algo que de verdad, no logro entender. Como todo universitario digno de haberlo sido alguna vez en su vida, yo fui camarero una vez. Recuerdo que entre el alboroto habitual de un viernes por la noche llegó una familia que había tomado la dudosa decisión de acudir al restaurante en el que yo trabajaba. El matrimonio, se sentó y rápidamente agarró la carta. La hija, una niña que tendría 8 ó 9 años, permanecía absorta a un ladrillo de unas seiscientas páginas, era un libro de Harry Potter. Creo que esto, el estímulo por la lectura entre los niños es lo mejor y lo más honorables que ha conseguido la saga cinematográfica, ahora bien...
"Harry Potter y la piedra filosofal" a mi personalmente me pareció un film estimable, sobre todo su primera mitad. Chris Columbus, que nunca ha sido una cineasta de primera, se le da bien en todo caso eso de presentar mundos fantásticos y con este primer largometraje quedó bastante claro. La primera mitad de "Harry Potter y la piedra filosofal" era un verdadero festín de diseño de producción y todo, presentado con cierta elegancia, con cierta contención. "Harry Potter y la cámara de los secretos", también de Columbus, no me agradó ni en la limitada medida que lo había hecho la primera película. Como el factor sorpresa ya estaba dicho, la película no era más que un ahondar en intrigas palaciegas que francamente nunca me han interesado particularmente y ahora explicaré por qué. Con "Harry Potter y el prisionera de Azkaban" la presencia de Gary Oldman es siempre un añadido de agradecer, pero en conjunto la película me aburrió poderosamente. Que Alfonso Cuarón estuviera detrás de las cámaras no aportó ni quitó nada particularmente significativo al conjunto, el estilo Potter ya lo había dejado bien diseñado Columbus, funcionaba en taquilla y por tanto, no tenía sentido alterarlo.
Después de "El prisionero de Azkaban" decidí que la saga Potter ya no me tomaba el pelo más veces. Lo hace Lucas con la nueva trilogía de "Star Wars" e Indiana Jones porque más que me duela soy un mitómano de las dos series, pero con Harry Potter si que no. Dicen por ahí que el siguiente episodio de la serie, "Harry Potter y el cáliz de fuego" es la mejor, porque es la más oscura. Yo ya no me creo nada y la presencia de Mike Newell detrás de las cámaras tampoco me vino a interesar. Es verdad que Patrick Doyle hizo un gran trabajo sustituyendo a John Williams en la partitura y tengo que admitir que algunos temas han despertado mi curiosidad por la película (sobre todo el tema que abre el film) de modo que es posible que algún día, si no tengo nada mejor que hacer y si no me supone ningún esfuerzo, es posible, sólo posible, que me atreva a verla.
Cuando para "Harry Potter y la orden del Fenix" se escogió a un director como David Yates, hasta la fecha consumado director de series de televisión, la impresión que me dio es que la fórmula estaba tan asegurada y el control sobre el producto era tal, que importaba un bledo quien estuviera o dejara de estar detrás de la cámara, de modo que nada mejor que elegir a un joven director con ganas de comerse el mundo que no le importe trabajar al estilo obrero clásicos, es decir, filmar un guión que te dan y una vez terminado el rodaje, a casita que ya serán otros los que la monten. Ni la he visto ni ganas que tengo.
Buena prueba de que no debo estar muy equivocado es que "La orden del Fenix" fue un éxito, David Yates ya ha terminado la siguiente, "Harry Potter y el misterio del príncipe" y también va a dirigir "Harry Potter y las reliquias de la muerte. Parte I" y "Harry Potter y las reliquias de la muerte. Parte II". A mi esto de dividir la que se supone es la última entrega de la serie en dos películas me huele a que los señores de la Warnes están viendo que el chollo se les acaba por lo que nada mejor que estirarlo como buenamente se pueda. Aunque no me extrañaría que uno años la Warner se saque del bolsillo una o dos precuelas, tres o cuatro spin off o directamente seguir estirando el personaje a partir de guiones originales no basados en libros de la señora Rowling.
Y no me gusta Harry Potter porque lo que he visto me aburre poderosamente. Lo vistoso de sus logrados efectos especiales no me equilibran el somnífero relato que entrega tras entrega no hace más que generar un fenómeno mediático y social todos los años, y esto es para mi lo curioso, lo interesante, lo extraño. No me explico como una serie de películas cuya mediocridad, según me confirma lo que he visto con lo que he ido leyendo, ha ido en aumento puede provocar tanto revuelo. Entiendo que forme alboroto las dos o tres primeras veces, pero la sexta o la séptima vez... A veces he llegado a pensar que me estoy perdiendo algo, que hay algo en la serie Harry Potter digno de admiración y que yo no lo veo. No se...
A mi, lo que menos me gusta de Harry Potter es su núcleo dramático, es decir, algo tan banal y a la vez tan universal como sus tramas detectivescas. Rowling juega a ser una Arthur Conan Doyle descafeinada y no le sale, al menos en su traslación a la gran pantalla (si, no me he leído ningún libro de la Rowling ni tengo previsto hacerlo en las próximas décadas). Y creo, que uno de los aspectos más dramáticamente erróneos de la saga sea lo que sus responsables entienden por factor sorpresa. Al menos en la tres primeras, las pesquisas detectivescas perseguían desenmascarar a algún personaje para que al final el villano en cuestión sea un personaje del que sólo habíamos oído hablar de pasada, tal vez, al principio de la película. Quiero decir, sorpresa es cuando la respuesta la hemos tenido delante todo el tiempo y no nos hemos percatado ("El sexto sentido"), y no sacarnos de la chistera a un villano con lo que toda la trama detectivesca se queda en papel mojado que no ha servido para mucho.
En fin, que no deja de sorprenderme el entusiasmo por la saga, la admiración incluso de los más pequeños. ¡Pero si un crío de diez años no debe enterarse de la mitad! A lo mejor es eso, como no entienden las enmarañadas tramas se dejan llevar por los vistosos aparatos de producción y efectos especiales. Debe ser eso, porque si no, yo, de verdad, no lo entiendo.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Series


Anoche quería ver "House". Yo no soy muy de series la verdad, no hay ninguna, con la sana excepción de "Los Simpson", que siga religiosamente, pero mi novia si. Ella ve, y hasta cierto punto, me hace ver a mi "CSI: Los Angeles", "CSI: Miami" ("CSI: Nueva York" no le gusta, aunque nunca he llegado a comprender por qué), "House", "Cuestión de sexo" y "Mujeres desesperadas". Con "House" coincidimos aunque yo casi siempre prefiero ver una película. Pero el caso es que ayer nos pusimos a ver "House". La serie arranca, allá por las diez y pico, y tras el habitual prólogo, llega la publicidad. Exasperante, aburrida, eterna. Apunto estuve de acostarme. De modo que, primer problema; la publicidad. Estamos alcanzando cotas impensables. No importa que hagan cortes de 30 segundos o de unos minutos, porque el siguiente será de cinco minutos, y en cinco minutos a uno le da tiempo de hacer casi de todo. Uno pierde el hilo, el interés, la gracia y cuando se percata de que está como un zombi, pero como un zombi de verdad, de los de Romero, mirando a la televisión sin ver lo que está mirando es el momento de decir, ¡basta ya!. A veces esto provoca o poner directamente un DVD, o enchufarse a la Playstations (porque a las once no vas a poner una película) o coger el libro de marras emulando esa grandiosa frase de Groucho Marx, la televisión es muy educativa, cuando alguien la enciende yo me voy a leer un buen libro.
Yo imagino que algún día, esta escalada desenfrenada por la publicidad explotará por algún sitio. De momento no hay señales de que esto vaya a ocurrir, pero por propia naturaleza de las cosas, un día, el asunto cambiará. Debe cambiar.
Segunda cuestión, las propias series. ¡Sólo hay series! Hay días que si uno quiere ver una película es imposibles. Las parrillas están cargadas de series hasta los dientes y no sólo eso, sino que cada día aparecen series nuevas. Hace unos meses hablábamos por aquí precisamente de aquellos ciclos que regularmente ponía TVE sobre Alfred Hitchcock, Paul Newman o Cary Grant, ¿qué ha pasado con eso? La televisión parece que ha olvidado que pese a las facilidades de colocar un DVD y ver una película cómodamente, existe cierta magia en eso de que una cadena te programe una magnífica película sin que tu tuvieras prevista verla y entonces, la ves. Eso tenía algo singular, era algo entrañable, algo que por cierto, ya no existe.
Como digo, las series se reproducen como esporas y aparecen como champiñones tras un día de lluvia. "El águila roja" por ejemplo, dice la publicidad que es la serie más vista, de hecho los índices de audiencia, por lo menos los del primer día, así lo constataban. Y yo eso, francamente, tengo que admitir que no lo entiendo. ¡Pero si es horrible! Horrible y aburrida y además cutre, un quiero y no puedo disimulado por un -aparentemente- aparatoso diseño de producción, un tipo encapuchado dando saltos, mal filmado y peor montado y un guión con más extremidades que un cefalópodo mutante.
El otro día, "Hay alguien ahí". Otra serie a la que me acerco con curiosidad. La cosa está hecha con dinero, eso se ve y se agradece. Pero vamos a ver una cosa..., sus apreciados y estimados responsables, ¿no se han percatado de que hacer una serie sobre un tema tan manido como una casa encantada es una empresa complicadísima?, ¿no sabes que el tema niño fantasma a estas alturas es casi una parodia de un tópico a menos que se trate de una forma radicalmente original?, ¿que no se puede empezar con unos efectos digitales un poco toscos porque eso ya genera rechazo en aquellos que esperan un terror más psicológico que es a lo que parece, aspira esta serie? ¿que si empezamos, como nos gusta tanto a los españoles, a divagar con los aburridos problemas personales de los personajes el asunto pierde interés de golpe? ¡Caray! ¡Hagan una serie con personajes planos, que no pasa nada! A ver si así le cogemos el punto a conceptos tan fundamentales como la atmósfera, el suspense y la originalidad de los planteamientos y cuando eso lo tengamos currado, entonces entramos a definir personajes.
A mi esto de definir los personajes es algo que siempre me ha irritado bastante sobre todo cuando ocurre en un film de acción o de terror y se hace para cumplir el expediente, es decir, cuando los personajes no interesan de verdad, pero se incluyen ciertas escenas para dar a entender que existe cierta preocupación por dotarlos de humanidad. Yo en estos casos recuerdo que bien definía Alfred Hitchcock a sus personajes en películas como "Psicosis", "El hombre que sabía demasiado" 0 "Con la muerte en los talones". En aquellas películas no había prácticamente parones para decir, bien señores, ahora, vamos a definir al personaje, no, el personaje se iba definiendo así mismo de forma paralela a la acción. Esa es la clave, creo yo.

lunes, 16 de marzo de 2009

James Stewart


El domingo, en la fantástica colección que sobre cine y periodismo está publicando un conocido periódico nacional, regalaban la película de Henry Hathaway "Yo creo en ti", con James Stewart. Recuerdo que vi está película hace años, pero es sin duda una de esos largometrajes que tengo que volver a revisar. El caso es que contemplando su portada me fije en James Stewart y pensé que aunque suene a tópico, resulta difícil a día de hoy encontrar un actor con su presencia y con su mirada. Stewart fue la quintaesencia del hombre medio americano d buena voluntad. Capacidad no le faltaba porque el actor norteamericano tiene algo en su mirada que lo baña en una inocencia que pocas veces hemos podido ver en la pantalla. Frank Capra debió pensar algo muy parecido, cuando lo eligió para protagonizar "Caballero sin espada", la primera gran película de Stewart y el primer paso que colocaría a Stewart en lo más alto del podium interpretativo de Hollywood. Con este film Stewart obtuvo su primera nominación al Oscar.
En "Historias de Filadelfia" Stewart se rodearía de los grandes (Cary Grant y Katherine Herpbun) en un glorioso papel secundario en un film irrepetible con un cineasta de los imprescindibles de la era clásica, George Cukor. Pero probablemente la película que lo terminó de lanzar definitivamente al estrellato fue "¡Qué bello es vivir!" una vez más de Frank Capra. La obra maestra de su director, film de referencia obligada e inyección de optimismo insólita en la historia del cine explotó la vertiente más emocionar de Stewart. El actor, encajaba como anillo al dedo en ese personaje al borde del suicidio salvado en el último momento por un compasivo ángel de la guarda en busca de sus alas. Es posible que James Stewart no desbordara nunca tanta inocencia y vitalidad. Irrepetible.
Y entonces llegó Alfred Hitchcock y Stewart tuvo que crecer. El genial director británico llevó de la mano a Stewart a lo más truculento de la especia humana en cuatro de las mejores y más maduras películas de Hitchcock, "La soga", "La ventana indiscreta", "El hombre que sabía demasiado" y "Vertigo", acojonante. Hitchcock utilizó los brillantes ojos claros de Stewart para incrementar la presión sobre sus personajes. Stewart, que nunca estuvo mejor frente a una cámara, sirvió de perfecto punto de apoyo sobre el que erigir las rocambolescas tramas hitchcockianas. Su aspecto de hombre humilde, corriente y molinete, pero también integro e incapaz de hacerle daño a una mosca, contrastaba con poderosa energía en los turbulentos mundos imaginados por Hitchcock, ya fuera una fiesta en la que se ha cometido un asesinato, al fresco de una ventana abierta con todos los vecinos a la vista siendo testigo de excepción de lo que podría haber sido un asesinato, en mitad de una conspiración a la cual no se sabe muy bien cómo fue a parar o como irremediablemente enamorado/obsesionado por una mujer que ha muerto.
James Stewart tuvo la suerte de trabajar con los mejores, en las mejores películas hasta el punto de que el actor que más película tienen en la popular lista de la United State National Film Register con 10 largometrajes. Y no es para menos, se puso a las órdenes de Hitchcock y Capra, pero también de Billy Wilder, Anthony Mann o John Ford, su filmografía esta repleta de películas míticas del cine de suspense, el western, la comedia, biopics... Pese a las cuatro nominaciones al Oscar sólo gano uno y fue al reconocimiento de toda su carrera. El American Films Institute lo nombró el tercer mejor actor de todos los tiempos detrás de Humphrey Bogart y Cary Grant. Yo, qué quieren que les diga...

viernes, 13 de marzo de 2009

Las (lamentables) cifras del cine español


Todos los años igual. Salen las cifras del cine español de todo el año y la gente se echa las manos a la cabeza, una vez más y yo, gritándole a un muro, siempre lo mismo. El estado de salud es paupérrimo porque en este santo país no hacemos cine para generar dinero y estimular un mercado, sino para darse el gusto ello como "artistas". El problema, uno de tantos, del cine español es que aquí todo el que sale de una escuela de cine se cree Orson Welles y sale a la calle dispuesto a filmar su particular obra maestra. A veces salen buenas películas y buenos directores (Julio Medem) pero no nos engañemos, la cantidad de directores españoles que filman su primera película es muy alta y la cantidad de directores españoles que después de su primera película siguen rodando es bastante reducida.
Pero el asunto este año es si cabe más sangrante si vemos las cinco películas "españolas" que ocupan los primeros puestos de recaudación. "Los crímenes de Oxford", película rodada en Inglaterra con Elijah Wood y John Hurt como protagonistas (pueden apreciar en la imagen los inconfundibles rasgos castizos de Wood y Hurt), "Mortadelo y Filemón 2. Misión, salvar la Tierra", nada que objetar, "Vicky Cristina Barcelona", de Woody Allen, "Che" de Steven Shoderberg y "Asterix en los Juegos Olímpicos", película francesa de cabo a rabo. Estarán conmigo en que el asunto de "cine español” está cogido por los pelos, pero si para los Goya "El caballero oscuro" es una película europea, lo raro es que no figure como cine español "Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal" porque el tío, del sobrino, del amigo, del padre del cuñado del joven que le lleva los bocadillos a Spielberg y a Lucas es español...
Caballeros, siempre digo lo mismo. Hay que generar industria, mover el dinero, crear ganancias para que de ese modo, podamos hacer cine para ganar dinero y cine para satisfacción personal de los autores. ¡Francia ya lo hace! Aquí en España el único hombre que parece pensar en el cine como una industria con posibilidades artísticas es desde luego, Julio Fernández, a quien jamás se le hubiera ocurrido meterse en el avispero en que se ha convertido "Manolete" producida por Andrés Vicente Gómez (por lo visto el director le debe dinero a demasiada gente). Amenábar ya lleva con "Agora" (por cierto, un film protagonizado por Rachel Weisz, la chica de "La momia" y secuela....) dos películas rodadas en inglés, ¡claro!, porque ahí está el mercado internacional, un sector que no podemos ni debemos darle la espalda porque hasta Hollywood, saca las tres cuartas partes de sus beneficios del cine fuera de Estados Unidos.
Pero no, aquí, en vez de hace autocrítica y reflexionar sobre el cine que hacemos y sobre por qué sólo Alex de la Iglesia, Amenábar o Almodóvar hacen taquilla, nos limitamos a exigir que el gobierno invierta más dinero en cine español, que las televisiones inviertan más dinero en cine español y que los cines mantengan durante más tiempo las películas españolas en cartel. Caballeros, yo no quiero que el cine español desaparezca, es un elemento de nuestra cultura fundamental, pero no quiero que más dinero público se vaya a la producción de no se qué película que va a estar una semana en cartel porque no le interesa a nadie. No porque el cine la retire antes de tiempo no, porque no le interesa a nadie.
De modo que señores, ¿qué pasa con la adaptación de "El capitán Trueno"? ¿Se la van a dar también a Agustín Díaz Yanes para que filme un tostón infumable como "Alatriste"? Y ¿qué pasa con Juan Carlos Fresnadillo, lo van a dejar que siga filmando en Inglaterra? ¿Luego dirán que "28 semanas después" es española? ¿Y Nacho Vigalondo? ¿Van a esperar también que su próxima película sea aclamada en Sundance antes de que alguien aquí se digne a distribuirla como ocurrió con "Los cronocrímenes"?
En fin..., si es que me pongo a hablar de estas cosas y pierdo los papeles...

jueves, 12 de marzo de 2009

Lo último de Sam Raimi


Ya hay circulando por Internet un primer (y generosamente extenso) trailer de "Drag Me to Hell" de Sam Raimi. Y el asunto, ciertamente, promete. Entre otras razones porque da la sensación de que se trata de un regreso, en serio, al cine de terror, un género que Raimi lleva sin tocar con todas las consecuencias desde la época de "Evil Dead", allá por la turbulenta década de los 80. Raimi, que siempre ha sido un director irregular pero interesante por definición, se había autoexiliado en la saga "Spider-Man" a la que por pura y mera evolución lógica, ya es dificil sacarle mucho más. El problema es que Raimi siempre ha tenido un problema con un concepto en realidad muy sencillo, el equilibrio y resulta ser un hombre muy poco escrupuloso a la hora de afrontar según qué proyectos. Sólo a Sam Raimi se le ocurriría ponerse detrás de una cámara para rodar películas tan improbables como "Ola de crímenes, ola de risas", "Rápida y mortal" o "Entre el amor y el juego". Pero el caso es que es precisamente aquí, donde reside la magia de Sam Raimi creo yo. Porque de hecho, la propia "Evil Dead" y sus secuelas, en realidad son una de esas películas que hace falta tener muy poco escrúpulos para decidir rodarla, y fíjense ustedes lo que salió de allí.
Lo bueno, de entrada, de "Drag Me to Hell", es que la película es un guión de propio Raimi en colaboración con su hermano Ivan. Esto sin duda, puede dotar al conjunto de una agradecida frescura, la misma, que se dejó sentir en películas tan variadas entre si como "Darkman", "El ejército de las tinieblas" y "Spider-Man 3", con diferencia, la más hilarante de la serie.
Como se puede apreciar en el trailer, también da la impresión de que "Drag to Hell" no va a ser un film, precisamente, pletórico de humor, al contrario. Esto le resta cierto interés raminiano, porque lo verdaderamente diferenciador del director norteamericano es precisamente su descacharrante humor en las situaciones más grotescas. Pero parece que Sam Raimi ha madurado.
Para mi Raimi demostró que era todo un cineasta de primera categoría en la impresionante "Un plan sencillo", película, a priori, poco raminiana pero con un peso específico y una densidad que tirarían de espaladas al primer Ridley Scott que se cruzara por la calle. Por esta razón, porque Raimia, creo yo, ha madurado, por lo menos un poco, esa sensación da, "Drag Me to Hell" muy bien podría ser una especia de "Premonición" pero a lo bestia. De hecho, según el trailer, hay cierto paralelismo visual en algunas de sus escenas, en la luz que emana determinados momentos.
En cualquier caso, también lo podemos apreciar en el trailer, también parece que Raimi no le ha perdido el pulso al terror a juzgar por un par de planos que ponen los pelos de punta y el mero hecho de haber filmado una película, abierta y decididamente fantástica, lejos de los denominados thriller de terror que al final uno no sabe si está viendo un thriller o una película de terror (¡ay!, ¿qué habrá sido de los géneros puros?..., esto tiene otra entrada).
Por esta mismo razón, porque Raimi parece haber madurado, evolucionado hacía una posición algo menos anárquica y más equilibrada (una postura que unos aceptaran y otros maldecirán), sería muy interesante ver como Sam Raimi afrontaría de nuevo la saga "Evil Dead", un proyecto que es eternamente comentado, rumorizado y avanzado y que nunca se llega a materializar en ninguna de sus variantes (entre ellas, que la filme el propio Raimi o no). Bruce Campbell ya ha dicho abiertamente que él está, no encantado, deseoso de regresar al mundo de Evil Dead, de hecho, no hace mucho, Campbell tuvo unas palabras poco cuidadas para con su amigo Raimi, en relación a "Drag Me to Hell", diciendo algo así como "a quien le importe a donde le arrastren a uno, la gente quiere ver Evil Dead". Y bueno..., razón, hasta cierto punto, no le falta a Campbell, al menos en ciertos sectores, pero la verdad es que sólo hay que echarle un vistazo a las tibias recaudaciones de "El ejército de las tinieblas".

miércoles, 11 de marzo de 2009

Frank Oz


A mi Frank Oz (en la imagen) siempre me ha parecido un tipo muy curioso. Manejó a la cerdita Peggi en "Barrio Sésamo", estaba debajo de los populares rasgos del maestro Yoda en todas y cada una de las entregas de "Star Wars" y siempre que puede se deja caer como actor en las películas de su amigos como John Landis. Sus inicios como director lo cierto es que ya presagiaban que estábamos ante un cineasta particular. "Cristal oscuro" (1982) es una extrañísima película de marionetas que propone una historia épica de aventuras pero en torno a un mundo de pesadilla, casi aberrante, diluyendo una rarísima sensación de extrañeza. La película no llegó a funcionar en taquilla, pero déjó a más de uno contrariado ante semejante espectáculo de muñecos.
"La pequeña tienda de los horrores" (1986) no vino a aclarar el asunto. La película era un divertidísimo musical de Alan Menken y Howard Ashman (los mismos que arrasaron durante años en los Oscar con BSO y canciones de películas como "La Sirenita", "La bella y la bestia" y "Aladdin" entre otras), interpretado -y cantado- por Rick Moranis que a su vez, era un remake de un pequeño clásico del terror de serie B de Roger Corman titulado "La tienda de los horrores". La propuesta no podía ser más disparatada, una planta venida del espacio exterior se alimenta de sangre humana, crece, habla y hasta canta... Sin desperdicio. El film, que sabe que no tiene ninguna seriedad, resulta bastante equilibrado en su particular combinación de terror, comedia y musical. Oz mantiene los resortes básicos del film de Corman, la presencia de actores como Moranis o Steve Martin consiguen que la sensación de estar viendo una comedia no se diluya en ningún momento, ni en los casos más truculentos y las canciones de Menken y Ashman son sencillamente espléndidas y estimablemente bien cantadas. En suma, película inusualmente redonda pese a su descabellado envoltorio y a su desigual equipo de trabajo.
A partir de 1988 con su siguiente película, "Un par de seductores", Oz entró en su etapa más convencional e irregular. Se trata de comedias impregnadas del aroma a Saturday Night Live fundamentadas en un humor de trazo grueso con algunas ideas brillantes pero en la mayoría de los casos ciertamente desiguales. Oz se generó la imagen de director efectivo de comedias americanas de un perfil muy similar; "¿Qué pasa con Bob?" y "Esposa por sorpresa". Con "la llave mágica" Frank Oz quiso regresar a sus años de generador de fantasías tipo "Cristal oscuro" pero la ausencia de muñecos se debió dejar sentir y la película no terminó de cuajar aunque no deja de ser un estimable intento por parte de Oz.
Pero fue en 1997 cuando Fran Oz alcanzó su, de momento, primer cenit como director de comedias con la divertidísima "In & Out". Planteada como una comedia de esas cuya corrección resulta impecable (formalmente exquisita, melódica BSO de Marc Shaiman, Kevin Kline, Joan Cusack, Tom Selleck y todos muy bien perfilados y peinados) "In & Out" resulta una desternillante comedia inesperadamente incorrecta para los Estados Unidos que se ríe de una de las anécdotas más comentadas en su día en la entrega de los Oscar de 1994 cuando Tom Hanks dedicó su oscar a su profesor de arte dramático que según puntualizo, era gay.
Oz y sus guionistas articular la situación desde el punto d vista del profesor, que escucha aquello y que jamás se había planteado, que era gay. La película está repleta de ideas desternillantes, como aquella en la que un alumno de Kline le dice algo así como es usted, educado, inteligente, viste bien... es gay o las desdichas de la prometida que despechada por haber sido abandonada en el altar trata de acostarse con otro hombre que, también resulta ser gay y ésta exclama ¿¡es que todo el mundo es gay!?. ¡¡Esto parece un expediente x!!. Pero sin duda, la escena de "In & Out", después de la reacción de Kilne al escuchar de su alumno que es gay..., lanzando el mando por la ventana como si estuviera impregnado en estiércol, es la cinta que escucha el personaje para comprobar si es gay o no. La idea no puede ser más absurda, una cinta que tienta a quien la escucha a actuar como un hombre a través de todos los tópicos que definen al macho. Howard Brackett (Kline) reacciona con moderada corrección a las instrucciones de la cinta hasta que ésta pone música y defendiendo cosas como los hombres no bailan, Schwarzenegger a penas sabía andar... pero Brackett no puede soportar un buen ritmo pegadizo y al final termina admitiendo que si, que es gay. "In & Out" también gira en torno a los prejuicios que todavía se tienen en torno al comunidad gay, a los estereotipos y sobre todo, a la reacción desmedida que provoca el anuncio público en plenos Oscar de que un hombre, de reputación impecable, resulta que es gay. Simple y llanamente, una comedia perfecta. De lo mejor de esa año 1997. Quizá el tiempo, termine situándola entre los clásicos.
"Bowfinger" fue un chiste personal de Oz hacia el mundo del cine. Otra vez intrascendental, sin demasiados valores, con alguna idea de interés, pero en general muy desequilibrada, algo en lo que tuvo mucho que ver su protagonista, Eddie Murphy, quien ponía en evidencia que a su lado, un intérprete tan discutible como Steve Martin era todo un actorazo (algo que no obstante ya dejó entrever en "Grand Canyon"). "The Score" fue un trabajo de encargo al más puro estilo hollywoodiense. Había poco o nada de interés personal para Oz en aquella película de robos y además el director de "Cristal oscuro" tuvo que lidiar con un cascarrabias Marlon Bandon que no dejaba trabajar al personal sin antes, poner sobre la mesa sus propias exigencias (cuentan que en una escena, Brandon no quería ser rodado de cuerpo entero de modo que el día de rodaje si presentó en calzoncillos en el set para evitar que Oz lo rodara como estaba previsto).
En 2004 Frank Oz regresó al terreno que más conocía, la comedia americana con "Las mujeres perfectas", un curioso remake del film de Brian Forbes basada en una novela de Ira Levin ("La semilla del diablo" y "Los chicos del Brasil") pero desterrando todos sus componente de thriller y convirtiéndola en una comedia ligera. No fue un film particularmente significativo, tenía a Christopher Walken y eso siempre ayuda, algo que no se puede decir de Nicole Kidman o de Matthew Broderick que pese a sus esfuerzos, se quedaba en una insípida tierra de nadie. Película correcta en todo caso que en cualquier caso no explotaba las posibilidades que le ofrecía el libro de Levin.
"Un funeral de muerte" es la última película -y comedia- de Oz que supone además un regreso a su tierra natal (Oz es inglés) en forma de comedia de humor negro situada en Gran Bretaña en torno a un funeral y sus rencillas entre los poco honorables invitados. Oz ya demostró tener muy buena mano para jugar en forma de comedia con los temas escabrosos y "Un funeral de muerte" en ese sentido funciona muy bien. Mantiene ese tono de película inglesa gracias a sus parajes, sus actores, su humor negro y su tempo, inusualmente pausado para una comedia filmada en Estados Unidos.
Hasta la fecha Frank Oz no tiene proyectos en cartera, a menos, de un modo público. Oz es un cineasta que probablemente no pase, al menos de momento, a la historia del cine (aunque yo mantengo mi apuesta con "In & Out" y "Cristal oscuro" y "La pequeña tienda de los horrores" son películas, creo yo, que van ganando con el tiempo), pero si que sospecho es un director con más punto de interés de lo que se puede deducir a un primer golpe de vista de sus comedias descafeinadas. Películas como "La llave mágica" o "Un funeral de muerte", además de las citadas "Cristal oscuro", "La pequeña tienda de los horrores" y "In & Out" demuestran, creo yo, que Frank Oz es un director con ciertas inquietudes, que demuestra que además de divertirse con los amigos filmando películas intrascendentales ("Bowfinger"), es un hombre que también le gusta arriesgarse y eso en el cine, siempre es bueno. Ha demostrado también que puede ser un eficiente artesano con películas de encargo ("The Score") y no parece hacerle ascos a las propuestas más descabelladas. De modo que poco más que añadir salvo recuperar la figura de Oz como cineasta con capacidad, lastrado tal vez por su adhesión a la comedia, pero aún así, muy capaz de ofrecer un producto sensiblemente por encima de la media. Y eso en el cine, también es bueno.

lunes, 9 de marzo de 2009

Cáceres y el cine


Un año más, con puntualidad luxemburguesa, Cáceres ha sido fiel a su cita con el cine y con ella, un torrente de amantes del cine y consumidores compulsivos del cine en general. Lo bueno de esta cita es que tanto dar hablar de Spielberg que de Bergman, de Vertov que de Roland Emmerich, el paisaje es tan heterogéneo y festivo que todo es bienvenido. Cómo todos los años, acudimos los fijos, ya clásicos diría yo, además de un servidor, Enrique Pérez (Cáceres), Israel de Francisco (Valladolid), José María Santiago (extremeño y este año, Premio al Mejor crítico Versión original), nuevos fichajes como Nacho Cagiga y Pablo Ferrando (Valencia) o Mario de la Torre amén de las obligadas ausencias como los representantes de Miradas.net José David Cáceres y Manolo Ortega, que no se aún donde narices se metieron o Israel Paredes, que vive en Londres y este año lo tuvo complicado para venir. Y también, como casi todos los años, el mentor de casi la totalidad de colaboradores que allí asistimos, el incombustible Hilario J. Rodríguez que nadie diría tiene la edad que tiene y Carlos Tejeda, a título personal, el descubrimiento de la jornada.
Pues imaginaos, después de siete horas de coche (no se que está más lejos, si Murcia de Cáceres o Cáceres de Murcia), cena de recepción que generalmente suele desembocar en copas de recepción y que raro es el año, no cerramos el bar en cuestión. Al día siguiente, presentación de un par de libros (uno coordinado por Hilario y otro por Carlos) seguido de aperitivo que suele conducir a comida de bienvenida y que a su vez suele (de)generar en copas de bienvenidas y que algunos incluso, prolongan hasta empalmar con la cena. Yo este año, claudiqué, y me fui a descansar que falta me hacia. Poco importó eso si, porque por si creíamos que íbamos a descansar mucho, de una comida que terminó casi a las 6 de la tarde quedamos a las 7.30 para tomar unas cañas en un lugar que ya es clásico, el "Beerland", no vaya a ser que nos metiéramos a la gala de clausura (a las 9) sin una cerveza en el cuerpo. A estas alturas, el cuerpo ya empieza a resentirse.
La gala, muy bien gracias. Pablo Carbonel y Pedro Reyes soltaron algunos chistes ciertamente graciosos aunque no hacía más que leer el guión, algo que también aprovecharon, para reírse. Una hora y cuarto, tolerable para unas horas en las que estamos todos con un agujero estomacal bastante importante. Tras la gala y una vez recogimos a los miembros desperdigados del grupo, nos encaminamos al ágape de clausura. Nosotros llegamos tarde, de modo que nos vimos en la obligación gastronómica de cenar una deliciosa hamburguesa en un bar bastante discutible pero también, barato. Después (y ya era la una de la mañana), fiesta de cierre del festival. Allí, por pocas que te quieras tomar, se te hacen las tres y pico de modo que ya os podéis imaginar en que condiciones anímicas cogemos algunos el coche para echarnos al cuerpo 7 horas de carretera.
¿Anécdotas? Varias, pero yo me quedo con Nacho Cagiga, en la puerta del bar, sosteniendo un vaso vacío durante horas esperando, o más bien, suplicando que alguien regresara al hotel porque no sabía como llegar. Al final, nos lo llevamos nosotros de una pieza. Carlos y yo, de noche por Cáceres, con la voz hecha unos pollos, parloteando de amores de la adolescencia, que no se a cuento de qué surgió el tema, pero ahí que nos entretuvo durante el apacible paseo por una ciudad preciosa que además, tuvo un tiempo absolutamente primaveral. Deserciones de peña que desaparece, otros abandonan antes que los demás y también quien aguanta, no se exactamente de qué forma hasta bastante más tarde.
Al día siguiente las caras son de cuadro cubista. Las voces más propias de un antro tipo "La teta enroscada" y el cuerpo, que no se sostiene recto. Al final una pena, siempre da pena irse de Cáceres. Un día y medio sabe a muy poco, pero lo exprimimos al máximo. Muchos abrazos, estamos en contacto y a ver si nos vemos antes de un año son las frases que adornan la trágica, pero necesaria despedida. Al llegar a Murcia el cuerpo es un desecho. Ni de ver una película hay ganas. Solo echarse un rato, y dormir...

jueves, 5 de marzo de 2009

Trailer "G.I. Joe"


Bueno, bueno, bueno... El trailer de "G.I. Joe" es un auténtico disparate, como no podía ser de otro modo viniendo de un director como Stephen Sommers. Este hombre, que dio muestras de cierta simpatía en "Deep Rising" y "La momia", que empezó a echarse a perder con "El regreso de la momia" y que terminó provocando arcadas con un proyecto tan prometedor sobre el papel como decepcionante en su concepción como "Van Helsing", regresa ahora con el más grande todavía y el más caro todavía con un presupuesto estimado en 170 millones de dólares. Sin estrellas de renombre con la única cuasi excepción de Dennis Quaid y si mucho niño, y niña mona, empezando por Karolina Kurkova, que no se de donde habrá salido pero que Dios la conserve en su regazo por muchos años, Stephen Sommers se lanza a reventar toda taquilla a su paso con un film, que visto lo visto es un brevísimo trailer, estará plagado de efectos visuales y escenas de acción.
Un peligro, porque Sommer lleva inflándose los bolsillos desde 1998 con el estreno de "Deep Rising" a partir de cuyo momento no ha dejado la oportunidad de producir sus propios éxitos y los moderados de otros como "El rey Scorpion" y toda secuela que a algún insensato se la haya ocurrido hacer tipo "La momia. La tumba del emperador Dragón" y "El rey Scorpion 2" (ésta de Russel Mulcahy, el director de "Los inmortales", ¡en lo que ha caído este hombre!). Y esto no es bueno, porque Sommers no ha recibido ningún tirón de oreja por parte de la taquilla, algo que siempre viene bien, que suele provocar que los directores se lo piensen dos veces antes de hacer alguna idiotez y que ha conseguido incluso, que hasta Renny Harlin hiciera una película de lo más entretenida en su día, "Deep Blue Sea".
Dicho esto, de "G.I. Joe" sólo cabe esperar una ensalada de abrumadores efectos, especiales y de sonido, torre Eiffel derrumbándose sobre el Sena incluido, y apabullantes escenas de acción. Una pena porque Sommers es algo así como Joe Johnston, un tipo simpático, apto para todos los públicos, sin mayores pretensiones que hacer pasar un buen rato, nada que objetar al respecto, pero que desde "El regreso de la momia" se ha ido ahogando en sus propias recreaciones digitales y sus escasísimas páginas de guiones cada vez más endebles. Una pena también porque Sommers es uno de esos directores ajenos a la estética Mtv y más cercanos a cierto clasicismo, a mostrar lo que ocurre y no a atolondrar al espectador con una sucesión de mil quinientos planos en un segundo y eso es de agradecer. Y una pena también porque al fin y al cabo Stephen Sommers es uno de esos freaks enamorados del cine que muy bien podría haber continuado la estela, ahora machada por Spielberg y Lucas y haber hecho un cine de consumo fácil pero honesto, con un mínimo de interés, con un mínimo de dignidad.
Pero no, Stephen Sommer ha preferido sucumbir a la tiranía de lo plastificado, falseando sus historias con abracadabrantes efectos especiales, adornándolas con vistoso entornos y arrebatadores puñetazos visuales a golpe de sourround. Como digo, una pena, porque cinéfagos como yo no podemos evitar sentir cierta atracción por sus propuestas, sobre la mesa, y a mi modo de ver, empapadas en esa ingenuidad que nos abandonó cuando decidimos entrar en la madurez. Lo bueno de las propuestas de Sommers es que te invitaban a abandonar por un par de horas la madurez. Pero ahora, ni eso.