miércoles, 20 de mayo de 2009

"Beowulf" de Robert Zemeckis


A mi en realidad, con inconvenientes y todo, "Beowulf" me parece una lógica consecuencia del transcurrir profesional y creativo de su director, Robert Zemeckis. Hombre de actitudes limitadas, pero también pienso que no del todo reconocidas, el director de la sobrevalorada "Forrest Gump" y la infravalorada "La muerte os sienta tan bien", siempre ha hecho gala en sus películas de una particular obsesión por fundir, de la forma más aparentemente normal y menos traumática posible, tecnología y narración clásica. Esto se empezó a notar de forma bastante significativa en "¿Quien engañó Roger Rabbit?", donde humanos y dibujos animados convivían en una historia de ribetes de film noir, pero ciertamente no fue hasta la laureada "Forrest Gump" donde Zemeckis mejor caso tecnología e historia.
Como todo lógico cineasta forjado y criado en Hollywood, Robert Zemeckis, tras llevarse un buen montón de Oscar por "Forrest Gump", perdió buena parte de su chispa. Zemeckis, insisto, con limitaciones y todo, es un director con ciertas virtudes y una de ellas es cierta hilaridad soterrada que parece, o parecía habitar en todos sus relatos de "Locos por ellos" a "La muerte os sienta tan bien", incluso, desde cierta óptica, también "Forrest Gump", pero cosas como "Contact" son imperdonables. Por este tipo de cosas entiendo que "Naufrago" es mejor película que "Lo que la verdad esconde", pero ésta última me parece más zemeckiana y por tanto, más divertida.
Actualmente Robert Zemeckis se encuentra inmerso en una etapa definida por una cuestión muy clara, la animación 3-D por captura de movimiento. El asunto es el siguiente, situar a unos actores delante de la nada para que actúen y digan sus diálogos de forma que unos cientos de sensores pegados a su cuerpo registren hasta la última mueca. "Polar Express" fue un chasco bastante importante, como película de animación digital, bastante tosca y como narración en si, bastante aburrida. Zemeckis se había dejado llevar por la tecnología algo muy grave en un hombre que siempre ha mantenido este equilibrio con bastante sensatez.
"Beowulf" era por tanto el segundo intento. Es verdad que aquí la animación está mucho más conseguida que en "Polar Express", hay momentos que en verdad, uno no sabe si está viendo animación o una pulida acción real, hay rostros que son un verdadero prodigio pero lo cierto es que en conjunto, sigue habiendo cierta tosquedad en determinados movimientos que no terminan de resultar completamente reales, y hay ciertas miradas que resultan demasiado inertes, demasiado perdidas. Pero como es bien sabido hablar de técnica no es exactamente hablar de cine.
Vaya por delante que no he tenido la oportunidad de haber leído el poema medieval original, pero por lo que he podido leer sospecho que el film de Zemeckis ha sido moderadamente fiel. Esto es importante, porque lo cierto es que este "Beowulf" es un film en el fondo, mucho menos espectacular y trepidante de lo que su campaña de publicidad nos quiso vender en su día. Se trata de una gesta épica en el sentido más clásico, en tanto los conflictos y los obstáculos no son tanto dragones, ogros y batallas campales (y de todo esto hay en la película), como el remordimiento interior de un héroe que vendió su alma a una misteriosa hechicera a cambio de un reino, algo que por cierto, parece ser el verdadero azote de una recóndita zona de Dinamarca.
Como digo esto es importante, porque manifiesta un agradecido interés por parte de Zemeckis de no salirse de determinados parámetros y a la vez, resulta ser un complejo escoyo que solventar, pues adaptar un poema medieval al siglo XXI con una revolucionaria técnica de animación en 3-D puede ser un acierto o un fiasco. A mi parecer "Beowulf" se queda a medio camino. La película no es un desastre, pero anda lejos de la tragedia que parece sugerir la historia original que pese a todo, se intuye en la película. Zemeckis, que ya lo hemos dicho, es un cineasta limitado, no cuenta entre sus atributos el de una mente analítica de la naturaleza del ser humano, de modo que el drama interior que soporta el personaje de "Beowulf" se queda en mera epidermis de lo que sospecho, debe proponer el legendario y estudiado poema. Debido a esto, la desconcertante espectacularidad del formato del film en donde casi cada plano resulta una verdadera plétora de ingenio tecnológico y visual, se revela excesivo o mal controlado, poco contenido tal vez, para envolver un relato de la complejidad interior de "Beowulf". De este modo, el formato y la técnica terminan estorbando más que ayudando a la historia de un rey vendido por su propia ambición.
Película en cualquier caso interesante a mi parecer. Con aciertos, con un par de escenas ciertamente espectaculares, con recursos narrativos de última generación más llamativos que expresivos y con una banda sonora de Alan Silvestri, quizá por debajo de sus mejores trabajos, pero como siempre eficaz, bella y trepidante a la vez.

martes, 19 de mayo de 2009

"La guerra de Charlie Wilson" de Mike Nichols


Mike Nichols siempre me ha parecido un directo bastante insípido. Poco importa lo qué esté rodando, porque siempre parece rodarlo de forma similar. Tal vez sea un gran director de actores, pero tampoco da esa impresión. Pero el caso es que por uno de esos inexplicables caprichos del destino que fundamentalmente atiende al nombre de "El graduado" y en todo caso "Quien teme a Virginia Wolf", Nichols ha sido y es un director de prestigio. Hay quien ve su nombre en pantalla y ya se toma muy en serio lo que vaya a venir después.
Yo, personalmente, cuando veo aparecer el nombre de Nichols en pantalla suelo rezar por un buen guión y unos buenos actores porque eso es algo que al menos Nichols ha demostrado, no suele estropearlo. Me gustan muy pocas películas de Nichols, reconozco que hay unas cuantas de su primera etapa que no he visto pero es que tampoco me estimula la idea, y conforme más largometrajes veo de este director, menos atraído me veo por la idea de ver sus primeras películas, por más que entre las dos primeras esté "Quien teme a Virginia Wolf" y "El graduado".
Me gusta "La jaula de los grillos" y también "Primary Colors", pero me dejó bastante indiferente cuando no decididamente frío con películas como "Armas de mujer", "A propósito de Henry", "Postales desde el filo", "Lobo" e incluso "Closer", muy aplaudida en su día la verdad, pero que yo, ciertamente, ya he olvidado.
Pese a todo, tenía mucho interés por ver "La guerra de Charlie Wilson" fundamentalmente porque me interesa mucho las intrigas palaciegas que suele sembrar Estados Unidos a la hora de intervenir en este o aquel país, y me interesaba aún más cuando el film de Nichols abordaba nada menos que la invasión soviética de Afganistán, momento en el que América armó y adiestró a personajes de la talla y el talante de Osama Bin Laden. En "La guerra de Chralie Wilson" no se hace mención explícita al popular multimillonario saudí, pero su persona y sus consecuencias están sobrevolando el metraje en todo momento. De hecho, hay un momento formidable en la película. Cuando la Unión Soviética es derrotada y regresa a la U.R.S.S., el agente de la CIA Gust Avrakotos (un insuperable Philip Seymour Hoffman) le dice que habría que seguir invirtiendo dinero en la reconstrucción del país, en escuelas y edificios públicos, porque al parecer, los extremistas afganos están regresando al centro del país, y en ese momento, mientras Charlie Wilson (Tom Hanks) escucha y recapacita sobre lo que le están diciendo, se escucha el motor de un avión que sobre vuela la zona, aunque no lo veamos, como anticipándose a lo que llevaría esa situación en Afganistán, al 11-S.
Pero como digo, un buen guión es algo que Nichols ha demostrado que no suele estropear, tampoco arregla los malos, pero bueno, bastante hace sin fastidiar los buenos. Como he dicho, Hoffman está soberbio, Julia Roberts adecuada en su rol de rica millonaria, caprichosa e híperconservadora y Tom Hanks, la verdad es que podrá caer todo lo gordo que se quiera, pero es un actor de primera. En cualquier caso Mike Nichols se limita a filmar "La guerra de Charlie Wilson" con su acostumbrada frialdad, sin añadir ni quitar pedigrí a lo que tiene entre manos, de forma que poco importa quien es el que está detrás de la cámara. Sin duda es esta inexpresividad fílmica la que le da al guión de Aaron Sorkin un protagonismo y una responsabilidad capital, sobre la que pende el fracaso o el triunfo del film. Afortunadamente Sorkin, en su primer guión para la gran pantalla tras años de trabajo tras la televisión, resulta ser un magnífico relato sin desviaciones ni subtramas inocuas y con una exposición muy clara de unos hechos ciertamente completos y todo, esbozando unos personajes que rasgos humanos, sobre todo, los citados Wilson y Avrakotos.
Lo único que se le puede echar en cara es que aunque "La guerra de Charlie Wilson" sea un film construido en torno al mea culpa de Estados Unidos ante la posguerra de Afganistán tras la invasión soviética, el film prefiere no hacer sangre y retratar a Wilson como un patriota al que al final, no le tomaron en serio. El film termina con una frase de Wilson que en efecto, incide en esta cuestión, "al final la jodimos", pero todo, cuando ya hemos visto a ese hombre frente a una inmensa bandera de ribetes pattonianos es aplaudido y venerado por su trabajo en aquella Guerra. Una guerra compleja, como todo lo que sucede en Oriente Próximo y en cuyo tablero de juego Israel, siempre tiene un papel primordial.

lunes, 18 de mayo de 2009

"Camino" de Javier Fesser


No había visto yo "Camino", ganadora indiscutible de los últimos premios Goya e inesperado golpe de timón de su director madrileño Javier Fesser. Y ya no sólo porque Fesser se haya metido de lleno al cine digamos serio tras cosechar sendos éxitos con "El milagro de P Tinto" y "La gran aventura de Mortadelo y Filemón", sino por haberlo hecho con una historia ciertamente compleja y sumamente peliaguda. Es cierto, no que "Camino" no es más que una nueva apuesta de ese sector de la industria del cine español, laica y bastante reaccionaria, y también es verdad que Fesser propone "Camino" tirando del extremo del catolicismo (el Opus Dei) y que su neutralidad ante lo que está sucediendo es bastante inexistente. O dicho de otro modo, Fesser, si bien no ataca al Opus Dei y de paso, a la religión católica, si que lo pone en evidencia, sobre todo en ese final concebido con bastante mala uva en el que la niña Camino parece divagar una serie de palabras relacionadas con sus inquietudes infantiles y que los allí presentes interpretan como la manifestación de la mismísima divinidad. Vaya por delante, y que esto quede bien claro, que no quiero criticar la posición ideológica de "Camino", tan respetable como cualquier otra, sólo llamo la atención sobre el hecho de que la propuesta de Fesser es la fácil ante una industria cinematográfica como la española, razón por la cual, ha sido un film tan aplaudido entre sus compañeros de profesión.
Pero bueno, dicho esto, y esté uno o no de acuerdo con lo expuesto en "Camino", lo cierto es que el film de Fesser es una película impecable, es coherente, es imaginativa y sabe muy bien como jugar con los elementos que tiene sobre la mesa. Llama poderosamente la atención comprobar como Fesser abordar escenas tan terribles como la propia muerte de Camino (que es el nombre de la niña protagonista, una formidable -porque resulta que Fesser también es un notable director de actores- y guapísima Nerea Camacho -en la imagen-) sin titubeos y con mano firme. Escenas complicadísimas de rodar que son montadas por el propio Fesser con concisa precisión. También llama muchísimo la atención como Fesser combina su habitual imaginario visual de imágenes fantásticas con la sórdida realidad que azota a la pobre niña protagonista. Los paseos de Camino detrás de un pequeño ratoncito, su visita a una idílica playa o sus conversaciones con un simpático enano que parece sacado de "Alicia en el país de la maravillas", no desentonan, y esto es algo muy complicado, con el resto del relato, frío, real, terrible.
"Camino", en este sentido me parece un film formidable, porque no deja de ser un drama serio pero que también contiene un formidable atractivo visual (independientemente de los vistosos efectos especiales, algunos planos de la película son ciertamente demoledores, como es plano final fimado en super-8...) y formal, de modo que "Camino" sin dejar de ser un drama intimista, resulta tremendamente atractivo desde un punto de vista visual. "Camino" es por tanto un ejemplo perfecto de vender al público historias serias e intimistas ofreciéndole además un atractivo visual adicional que en esta ocasión, Fesser logra casar con envidiable efectividad.
Yo en su día, cuando nadie me escuchaba, solía decir que pese a las irregularidades de "P Tinto" y sobre todo de "La gran aventura de Mortadelo y Filemón", Javier Fesser era el director español más atractivo de la cinematografía nacional. Un poco como Tim Burton, Fesser dispone de un aparataje visual ciertamente excelso, repletos de referencias y de matices, significados y significantes y además, resulta ser uno de los narradores más perspicaces y maduros del actual cine, algo que ya demostró desde su primera película. Por que..., ¿qué puede haber más complicado que dotar de coherencia a un desaguisado dramático como "P Tinto?
En este sentido "Camino" me parece hasta la fecha la mejor película de Fesser y un primer paso hacia la plena madurez. Yo sólo espero que el éxito de su salto al cine serio no le haya hecho olvidar sus orígenes en el costumbrismo español inspirado en los cortos de la Warner porque Fesser, todo parece indicar, tiene aún grandes películas que ofrecernos, igual de serias que "Camino", pero tal vez, algo menos maniquea, pero también tan hilarantes como "P Tinto", pero menos despilfarrada y más sólida.

viernes, 15 de mayo de 2009

"Gritos de Oldfield" de Jeff Burr


El otro día se lo comentaba a Tomás. Ando yo por una de esas grandes superficies en las que venden absolutamente de todo, poco importa que vayas a comprar una grapa o un fueraborda, porque lo más probable es que salgas con ambas cosas y unas cuantas más. El caso es que iba yo sólo a hacer unas compras de última hora, y como a mi, es una verdad abiertamente demostrada, no se me puede dejar sólo, acostumbro a pasearme por la sección de libros, música y DVD. No siempre cae algo, aunque la media tal vez se incline a favor, pero bueno, el caso es que ese día no tenía previsto comprarme nada salvo que aparecieran un par de productos de primera necesidad (cultural) que hace tiempo llevo buscando. El caso... Que ando yo por entre los DVDs y al disparatado precio de tres euros me encuentro un montón de DVDs. Había mucho morralla tipo, sesiones de aerobic con Jane Fonda y esas cosas, pero el caso es que ahí escarbando me encuentro con un DVD bastante extraño... "Gritos de Oldfield"...
La película venía dirigida por un tal Jeff Burr pero eso no fue suficiente para imprimir algo de cordura al momento. Es Vincent Price, y eso era más que suficiente. No me percaté, eso si, que la película en cuestión había sido filmada en 1987, un dato este si, quizá más preocupante que tal vez me hubiera hecho pensar dos veces lo que estaba haciendo. Pero como digo, es Vincent Price, además, de vez en cuando me gusta aventurarme con la esperanza de redescubrir una pequeña joya olvidada o un pequeño gran cineasta engullido por el olvido. El caso es que ya se pueden imaginar. Yo, en la cola de la cajera, con un paquete de champiñones, unas cervezas, una lata de berberechos y la película de 3 euros (el precio iba en papel amarillo chillón y bien grande) “Gritos de Oldfield” cuya carátula (en la imagen) como pueden apreciar, debió de hacer pensar a más de uno que yo debía guardar gatos muertos en mi nevera, como mínimo…
Pero el caso es que "Gritos de Oldfield" es, de entrada, una película extraña. Está filmada casi a finales de los 80 con un Vincent Price casi momificado que a penas se mueve de su sillón durante todo el metraje que va conduciendo él, a modo de prologuista de cuatro historias de terror, muy al estilo Amicus (como sabrán, legendaria rival de la Hammer experta en producir películas de terror construidas por lo general, de una forma episódica). En cambio, las cosas son bien distintas. Está Price, es cierto, y también una estructura más o menos clásica, también es verdad, pero para empezar, detrás de la cámara estaba un director sumamente joven, un Jeff Burr de discutible talento de tan sólo 24 años. Burr, que después se ha especializado en hilarantes secuelas de películas de terror de diferentes niveles de casposidad (atentos con los títulos que no tienen desperdicio, "El padrastro II", "La matanza de Texas III", "Pacto de sangre 2. La maldición de la bruja", "Muñecos asesinos 4", "Muñecos asesinos 5. El capitulo final", "La noche del espantapájaros", "El renacer del hombre lobo", "El chico con rayos X en los ojos", "Frankenstein y el renacer del hombre lobo", "Directos al infierno", "Mil Máscaras contra la momia azteca" (¡!) y no crean, el hombre sigue rodando, de hecho, ya está ultimando su último largometraje, "Luger of the Black Sun"), filma "Gritos de Oldfield" con una sensible frialdad, casi aparente desinterés lo que termina provocando un enrarecido distanciamiento que ciertamente, al final, y contra todo pronóstico, acaban imprimiendo en el film una incómoda atmósfera, asfixiante y cercana a la pesadilla que como inesperada conclusión, configuran una película angustiosa.
Es por lo que he dicho en alguna ocasión, el cine de serie B tiene que convertir en virtud sus carencias, pero si además, esas carencias las incluye en el aparataje dramático y narrativo del film, mejor que mejor. Quiero decir, en "La noche de los muertos vivientes", su carencia de medios, su escasa profesionalidad a la hora de rodar y montar y el granulado blanco y negro, le concedieron al film una atmósfera casi irrespirable, perfecta, para una película como esa. Pues bien, en "Gritos de Oldfield" pasa algo parecido, pero de una forma menos palpable. No hay blanco y negro, el granulado es menos acusado y la corrección en la planificación es corriente, ordinaria. Sin embargo, la suma de estos ingredientes al servicio de una historia que nos narra las desventuras de distintos psicópatas que habitan en la ciudad de Oldfield, por lo visto, una especie de Eje Geodésico del Mal, termina por beneficiar al resultado final de la película, pues su propósito es, al fin y al cabo, provocar miedo, enrarecida extrañeza.
Las propuestas dramáticas de la película, tampoco tienen desperdicio. Un viejo solterón que ahoga a su hermana en la bañera justo el día que ésta, parece insinuarse, y que después asesina a una atractiva joven de la que se había enamorado, la viola en el funeral y posteriormente un bebé zombi acude a ajustarle las cuentas a Papá (como digo, el asunto no tiene desperdicio) es un ejemplo bastante gráfico de las tendencias narrativas de la película. Pero si a todo esto además, le sumamos un inusual regusto por la sangre y la violencia muy extraña en un film con la presencia, aunque sea estelar de Vincent Price, el resultado como digo, no puede resultar más extraño, enrarecido, incómodo y, ¿no es esto, al fin y al cabo, lo que busca una película de terror?
"Gritos de Oldfield" es una película mediocre, puede incluso que sea mala, pero tendríamos que ser un poco honestos y admitir, creo yo, que tal vez por casualidad, lo cierto es que la película consigue sobradamente sus objetivos. Yo soy, el primer sorprendido. Ver, para creer...

jueves, 14 de mayo de 2009

"Fast Food Nation" de Richard Linklater


A un director independiente que no haga retumbar los cimientos del cine mundial a lo Quentin Tarantino (que son la mayoría), lo único que les queda es su propia independencia. Esto significa que estos directores de cine independiente tienen que ofrecer su habitual dosis de momentos independientes. Esto significa que hay que seguir ciertos patrones, y aunque los independientes vayan por ahí jactándose de que sus bajos presupuestos les permiten hacer lo que quieran, en realidad, todos ellos saben que son independientes, y que por lo tanto, tienen que ofrecer determinadas cosas, determinados tics y determinadas tendencias.
Esta es la impresión que me produjo ver "Fast Food Nation" de Richard Linklater. La película, está en realidad, construida en torno a dos entornos. Uno, el de una fábrica de hamburguesas, y otro, el de la vida cotidiana en el estado de Texas, un lugar fronterizo, suma de dos culturas y además, uno de los estados con más poder dentro de la nación norteamericana (fue el último estado en sumarse a los hoy conocidos como Estados Unidos). Pero como digo, el asunto es que "Fast Food Nation" ofrece dos derroteros con cierta conexión, es cierto, pero de desarrollo tan dispar que cuesta trabajo creer que estemos en la misma película.
Por un lado tenemos a Don Anderson (Greg Kinnear), un alto ejecutivo de una todopoderosa empresa de hamburguesas que viaja a la fábrica central para descubrir por qué en unos análisis inesperados, se ha descubierto que en las hamburguesas que fabrican se descubrió un nivel de desechos intolerables. Anderson viaja a la fábrica, todo parece impoluto, pero pronto descubrirá que eso de que la carne se salpique de mierda es algo habitual, lógico, y hasta necesario, si se quiere mantener el delicado equilibrio económico de toda empresa privada.
Y por otro lado tenemos a un grupo de inmigrantes mexicanos que cruzan la frontera de forma ilegal y que terminan trabajando, suponemos que por una miseria y bajo los abusos de un jefe de planta, en la susodicha empresa de hamburguesas. Y finalmente a Amber, una joven dependienta de un restaurante de comida rápida. La primera parte del film, la que atañe a los entresijos de la fábrica de hamburguesas está muy bien, porque expone un problema muy propio de un mecanismo de producción demasiado enfangado en las vísceras y la sangre de las vacas, como para que no se produzcan incómodas situaciones, si no se toman medidas. Greg Kinnear queda muy bien como alto ejecutivo de buena voluntad que pone de relieve como su empresa y afiliados, saben que las cosas no se hacen del todo bien, pero que el negocio fluye y eso, es bueno. Resulta particularmente chocante momentos como el de Kinnear oliendo los nuevos combinados del laboratorio de química para ofrecer una hamburguesa que de entrada, huela a barbacoa, o a especies, o a lo que el químico decida.
Pero la otra parte, la de los inmigrantes y el de la chica que trabaja en un restaurante de la cadena de hamburguesas, es otra cuestión. No son malas historias, de hecho, son historias necesarias, pero que aquí, si me lo permite el señor Linklater están metidas con calzador y a deshoras. "Fast Food Nation", presagiaba un film divertido pero crítico, irónico pero voraz sobre la industria de la venta de hamburguesas en Estados Unidos, el deporte nacional de los estadounidenses, y sin embargo, esto asoma, tímidamente, en la primera parte del film, y el resto, se pierde en dramas personales, o en sandeces de adolescentes. En este último sentido tiene un particular (sin)sentido la presencia en el reparto de Ethan Hawk, como es sabido, amigo de Linklater, interpretando al divertido tío de Amber, que nada aporta al relato y no digamos a la cuestión central de las hamburguesas aunque eso si, sea el protagonista, él y sus tics, de los diálogos más extensos y aburridos de la películas.
Por esto último, decía yo, que a un independiente, en este caso Linklater, si no hace tambalear los cimientos de la industria cinematográfica, lo único que le queda es su independencia, exhibirla con empeño, aunque su inclusión sea de lo más discutible. Linklater demostró en "Antes de que amanezca" que era perfectamente capaz de construir una película sostenida únicamente, en una larguísima conversación. Y lo hizo muy bien. Pero otra cosa bien distinta es estar hablando de hamburguesas e irse por los cerros de Úbeda. "Fast Food Nation" tiene diálogos formidables (Kinnear con un estupendo Bruce Willis), pero la necesidad vital de Linklater por dejar bien patentada su independencia como buen dialoguista le puede, y logra que al final la película se pierda en una mezcolanza de dudosa coherencia y sentido discutido.
Una pena, porque la materia prima de "Fast Food Nation" daba para mucho. Esto no quita, pese a todo, que el film de Linkalter tenga sus momentos y que en muchos sentidos, sea un film interesante de ver. Yo al respecto, destacaría su tremendo final, no por razones dramáticas, sino por su simple y cristalina visualización de los hechos. Vísceras de vaca discurriendo por conductos de la fábrica a la espera de ser tratadas. El impacto final, eso si, es inmejorable, aunque también me recuerda a esas imágenes rompedoras y premeditadamente incendiarias, que de vez en cuando dejaba caer Robert Altman, el independiente padre de todo esto, en sus películas, como ese parto en primer plano del final de "El doctor T y las mujeres". Por eso digo que si uno es independiente, sólo queda a veces, explotar esa independencia.

miércoles, 13 de mayo de 2009

"The Zombie Diaries" de Kevin Gates y Michael Bartlet


Existe un mundo paralelo, casi un submundo en los videoclubs, formado por extrañísimas películas de terror, algunas de ellas, situadas en las esquinas más recónditas de estos establecimientos, casi, como si les diera vergüenza contribuir a la difusión de determinadas propuestas. Son películas de terror por lo general de serie B, que no han conocido un estreno en cine y que, en la mayoría de los casos, suelen resultar, con suerte, hilarantes. Pero lo cierto es que hay mucha mediocridad en ese mundo subterráneo. Yo, que soy un enamorado del cine de terror, periódicamente me siento tentado a zambullirme en ese mundo de pesadillas de poca monta, pero uno, pese a su pasión por el horror, tiene su corazoncito y su dignidad. Habiéndome topado con ciertos engendros uno empieza a preguntarse si no estará haciendo el idiota dándole estúpidas oportunidades personales a ciertos productos que parece llevan estampados en la frente la etiqueta de No me veas. Si lo haces, siempre será culpa tuya.
Pero como digo, uno tiene el virus del terror en sangre desde hace mucho tiempo, y aunque mi sistema inmunológico en este sentido lo tengo la mayoría del tiempo en guardia, de vez en cuando me dejo llevar por una extraña mezcla de curiosidad y cierto morbo, porque en el fondo soy consciente de que lo más fácil es, que esté pagando por una basura. El caso es que el otro día me armé de valor y puesto que iba a meter la cabeza en un tórrido mundo de presupuestos por debajo de los mínimos y hasta una posible casposidad inherente, lo mínimo, pensé, era sacar una película con cierto respaldo en algún festival de cine. Allí que me encuentro con "The Zombies Diaries", de Kevin Gates y Michael Bartlet, un film que había sido agasajado en diversos festivales de cine, entre ellos, el de Sitges. Pues bien, ahí que me lanzo yo.
Entonces, encuentro el momento adecuado para poner una película de zombies (iniciativa siempre compleja) y resulta que me topo con una enésima vuelta de tuerca al ese cine de terror rodado con cámara al hombro como si fuera un cuasi documental. Claro, uno enseguida se acuerda de "[REC]" y por supuesto de "El proyecto de la bruja de Blair" (film por cierto no suficientemente valorado en su día, creo yo, que ahora está demostrando cada día que pasa lo que algunos ya sosteníamos en su momento, que aquella película era un film adelantado a su tiempo). Pero nada que ver.
Estas películas pertenecientes a este submundo de los videoclubs, suelen ser bastante sangrientas, a veces incluso, descabelladas y hasta desagradables, pero ni con esas. "The Zombies Diaries" no es ni eso. Es más, es una película bastante aburrida, que aporta bien poco al tema y que no pasa de contener algún que otro plano ocasional de moderado interés, como esa imagen inicial de Londres salpicada de viandantes con mascarillas, una imagen casualmente, de radiante actividad.
El caso es que viendo "The Zombies Diaries" me acordé del último film de George A. Romero de título y formato similar, "Diary of the Dead", películas que según creo está rodada como "The Zombies Diaries", es decir, cámara al hombro al estilo de falso documental, que según tengo entendido debería haberse estrado en España el pasado mes de agosto y que no se ustedes, pero que aquí en Murcia, seguimos esperando de brazos cruzados...

martes, 12 de mayo de 2009

"Desmembrados" de Christopher Smith


Siguiendo la tónica de "Grindhouse", ya saben, ese intento del tándem Tarantino-Rodriguez de emular las sesiones dobles de los auto-cines de los 70 que Harvey Weinstein truncó, no si mal juicio, forzando a ambos realizadores a estirar ambas películas para estrenarlas por separado, "Death Proof" y "Planet Terror" (¿se imagina ver ambas películas de una tacada?), Manga Films ha hecho una cosa similar. La propuesta ha sido la de dos largometrajes con un nivel de hilaridad similar y profusamente atiborrados de hemoglobina; "Desmembrados" y "Ovejas asesinas" (esta segunda no la he visto aún pero con ese título y habiendo visto el trailer aunque dicen que es inferior a "Desmembrados", tiene que ser una propuesta sin desperdicio).
El punto de partida no puede ser más simple: un grupo de trabajadores de una empresa armamentística salen a pasar un fin de semana a una remota casa de lujo en mitad de Hungría. Llegado cierto momento la carretera aparece cortada, el conductor húngaro del autobús se niega a seguir por un camino alternativo y los trabajadores, deciden seguir a pie. Entonces llegan a una casa bastan te destartalada donde pasaran unos días mientras uno (o unos) asesino bien pertrechado de armas les irá dando caza. Como digo, nada del otro mundo, ahora bien.
Si por algo destaca "Desmembrados" es por su singular sentido del humor, un cometido que su director Christopher Smith (también coguionista) lleva con notable pulso, consiguiendo no desmerecer a los momentos de terror y a la vez, proponiendo hilarantes propuestas ciertamente divertidas.
Y esto, está muy bien, porque me imagino que "Desmembrados" tuvo que ser la típica película que puesta sobre el papel, debió de interesar bien poco, pero que una vez vistos sus resultados en pantalla, resulta ser una de las propuestas más divertidas e interesantes de la temporada. Su director, que se estrenó en esto del largometraje con la interesante pero mal resulta "Creep", demuestra con "Desmembrados" que es un cineasta con interés e inquietudes. Conociendo el género en el que se mueve, Smith desmonta algunos tópicos con estimable habilidad y plantea otras cuestiones de forma y contenido que pueden pillar a más de uno fuera de lugar y todo proponiendo además, algunas soluciones visuales ciertamente estimables.
Con la seriedad justa, "Desmembrados" se ve como un largometraje divertido, sangriento, pero todo con la extendida sensación de que no hay que tomarse nada a la tremenda, por más que a uno le rebanen la cabeza, a otra la quemen viva y a otro le arranquen una pierna. En suma, cine de serie B bien hecho, sin las pretensiones de nuestro amigo Quentin Tarantino y su "Death Proof", y bastante más sano como propuesta insustancial, pero muy bien resulta.

lunes, 11 de mayo de 2009

"Hellboy II" de Guillermo del Toro


"Hellboy II" es un buen ejemplo de un cineasta que cae bien a todo el mundo, incluida a la crítica, y muy especialmente a la española. Al fin y al cabo Guillermo del Toro ha hecho cuadrar los números de la industria del cine español, por lo menos un par de veces, una con "El espinazo del diablo" y sobre todo con "El laberinto de Fauno". Eso si, nadie quiere mencionar demasiado una película como "Mimic", que además de desigual resulta que no fue un éxito. Lo de "Balde 2" se lleva con más dignidad, fundamentalmente porque fue un éxito y al lado del primer "Blade" parecía toda una obra maestra y además, fue la condición que le puso Hollywood a Del Toro si quería sacar adelante su personal "Hellboy". Dicho y hecho.
Lo curioso del caso es que "Hellboy" no fue ningún éxito, no fue un fracaso, pero tampoco fue un éxito. La película costó 66 millones de dólares y sólo en Estados Unidos recaudó poco más de 59 millones. Mal asunto. Pero en el resto del mundo (que es realidad donde los productos de Hollywood recaudan más de la mitad del dinero que amasan) el asunto fue peor aún, "Hellboy" no llegó a los 40 millones. O dicho de otro modo, la película de Del Toro costó 66 millones y en todo el mundo se quedó en unas recaudaciones de algo más de 99 millones de dólares, es decir, una simple resta nos confirma un beneficio de 33 millones, poco dinero para un film de la naturaleza y las aspiraciones de "Hellboy".
Pero como he dicho antes, es que Guillermo del Toro es un tipo que cae bien, y no sólo al público y a la crítica, sino que también debe caer bien a alguien allí en Hollywood, sobre todo en la Universal, para que le dieran el visto bueno a una secuela de "Hellboy" con más de 20 millones adicionales de presupuesto ("Hellboy II" costó en total 85 millones). Y lo cierto es que en esta ocasión, el asunto, le salió más cuadrado a Del Toro. "Hellboy II" recaudó en todo el mundo más de 160 millones de dólares y no sólo eso, el film, al menos aquí en España fue recibido por la crítica con un inusitado entusiasmo. Yo de hecho, llegué a leer que la película era tan, tan buena, que su único error podría ser en todo caso, que resultará tal vez demasiado apabullante...
En fin, veamos... Vaya por delante que a mi Guillermo del Toro, siguiendo la tónica general, es un director que también me cae bien. Me gusta ese todo disparatado que tienen los dos Hellboys y que en "Hellboy II" se ve si cabe acrecentado aún más (ese momento de Hellboy exclamando ¡¡pero que se lo va a comer!!! a una anciana/troll en referencia a un gato), también me gusta la seriedad justita con la que Del Toro se toma el asunto, pero sobre todo me gusta lo bien que Del Toro sabe humanizar a sus fantásticos personajes a través de momentos aparentemente banales (como esa escena de Hellboy y Abe Sapiens los dos, cantando una canción de amor...) y también me gusta la disparatada imaginación de Del Toro, en donde criaturas, decorados e intenciones, cuadran todas bastante bien, sin desentonar demasiado, con otros universos y criaturas del cosmos deltoriano.
Ahora bien, caballeros, los hallazgos de "Hellboy II" terminan ahí. Independientemente de que Del Toro filme muy bien sus películas, no abuse de los malabarismo visuales y ruede con bastante eficacia las escenas de acción, "Hellboy II" no pasa de ser un disparate destinado a un público, mayoritariamente infantil y en conjunto, una película bastante menos oscura que el original. Lo curioso del caso es que la jugada haya dado sus frutos. Recuerdo que cuando se estrenó "Hellboy", un amigo me dijo que no le terminó de gustar la película porque siempre salía el mismo monstruo (¿?). Yo me quedé un poco a cuadros, pero el caso es que así debió de pensar mucha gente pues en este "Hellboy II" las criaturas se han multiplicado y los ingresos también, cuando en el fondo esta secuela no es un film significativamente mejor que el original.

Paralelamente, este "Hellboy II" también se ha reducido en intensidad dramática, pues el popular demonio rojo ya tiene a su amada Liz y no se ve amenazado por la presencia de otro personaje que también la corteja, más guapo, más joven y, lo más importante, más humano. Tampoco hay en "Hellboy II" una dramática pérdida, como si la había en el film original, al menos, no una pérdida de la intensidad dramática de la muerte del profesor Trevor, padre adoptivo de Hellboy. A cambio, no obstante, "Hellboy II" deja caer alguna que otra cuestión interesante aunque no termine de profundizar en ellas. Por ejemplo, se menciona el creciente rechazo de los ciudadanos hacia Hellboy, pero como digo, no se entra de lleno en la cuestión. También se aprecia una interesante reflexión por parte de Hellboy hacia a alguna de las criaturas que elimina a golpe de cañonazo, pero insisto, sin entrar demasiado en detalles. Y también hay un interesante apunte de convivencia entre lo extraordinario y lo ordinario, con ese plano del príncipe Nauda practicando con su mortal arma a la vez que un metro pasa a gran velocidad por el fondo, un apunte que unifica sobrenatural y natural dentro de un mismo espacio, aunque en realidad, el discurso de del Toro vaya en la dirección opuesta. Todos los espacios fantásticos están detrás de pesadas puertas y profundos agujeros que mantienen la prudencial distancia, pues según Del Toro, lo cotidiano y lo extraordinario, no tienen una relación demasiado estrecha. Existen ciertos puntos de conexión si, pero no exactamente una relación.

viernes, 8 de mayo de 2009

"Gomorra" de Matteo Garrone


No nos vamos a engañar, "Gomorra" se ha estrenado en medio mundo, ha gozado de un moderado éxito y ha logrado el Premio Especial del Jurado en Cannes por lo que de valiente tuvo el libro original en el que el film de Matteo Garrone se inspira, obra del periodista Roberto Saviano, como recordarán, amenazado de muerte por la Camorra italiana por haber dado demasiados detalles a cerca de su maquinaria interna. Y digo que no nos vamos a engañar, porque sorprende lo desapasionado, la frialdad, casi la asepsia, con la que Garrone retrata el mundo de la Camorra en este largometraje. Tal es la asepsia, que de hecho al final el asunto termina resultando un poco insípido, un poco ajeno. La, por otro lado, loable intención de Garrone de no interferir en lo que sucede termina revelándose como un producto demasiado ajeno como para que nos afecte.
El film, articulado en torno a tres relatos paralelos, penetra en las entrañas de la Camorra italiana pero sin que percibamos su hedor. Garrone no quiere ser maniqueo y eso le honra y hay que aplaudirlo, pero también es cierto que esta habitual posición de realismo premeditadamente distante a las sensaciones, a las reacciones humanas, es por un lado, la fórmula más fácil ante una propuesta como esta y segundo, la forma más arriesgada de concebir un film, que como ocurre en "Gomorra", resulta carente de latidos, de furia, de sangre, de odio...
Esto me recuerda que el realismo (término a coger con hilos que se merecería el sólo, no ya una entrada en este, mi humilde blog, sino una tesis doctoral) es a veces -a mi me lo parece siempre-, un arma arrojadiza de doble filo, una especie de boomerang que empieza muy bien, en tanto se presenta como una estructura, en principio, ajena a manipulaciones y maniqueísmos, pero que en última instancia, se puede volver contra ti, convertida en una película fría, distante y al final, carente de interés.
En este sentido, sino fuera porque sabemos que ese submundo de delincuentes conforma un entramado mafioso muy potente en Italia, poco importaría estar viendo una película como "Navajeros" dado que salvando las distancias generacionales y por tanto las modas imperantes de cada momento, ambas películas se parecen mucho, tienen similares objetivos y sus resultados, vienen a ser más o menos los mismos.
Todo esto me viene a confirmar una sospecha que hacía tiempo me venía rondando la cabeza y es que, a la hora de abordar con realismo una cuestión, la que sea, viene mucho mejor y sale artísticamente más rentable también, tomar parte. Entrar, afrontar la situación y decantarse por un lado o el otro (otro peligro es cuando películas pseudo realistas se inclinan siempre por lo mismo, y no voy a poner ejemplos españoles porque creo que todos estamos pensando en lo mismo), de ese modo, el realismo, creo yo, no se difumina, al contrario, creo que se acrecienta, porque las cosas son reales cuando las percibimos, y cuando las percibimos es que las estamos interpretando. Este proceso es inconsciente en el hombre, pero en una película, donde por espontáneo que algo resulte todo está calculado al detalle, el proceso de percepción e interpretación debe ser un proceso premeditado, estudiado y planteado, también al detalle.
Y es que, como me dijo una vez un amigo, sólo hay que fijarse en como empieza a llover en una película para darse cuenta de lo falso que es el cine. Y si, el cine es falso claro, es una creación, tiene que ser falso, por eso, pienso que perseguir el realismo en el cine, puede y de hecho, suele conducir a engaño a más de uno...

jueves, 7 de mayo de 2009

"La sombra del reino" de Peter Berg


Como ocurría con "Zohan", yo creo que con alguna que otra variación, "La sombra del reino" es una de esas películas vendidas como un film de acción, con las que yo suelo mantener una distancia prudencial. Sin embargo, había dos cuestiones que como mínimo me atraían. La primera, su director, Peter Berg, la personificación de la hilaridad cuyas mejores muestras se materializaron en ese disparate de humor negro, negrísimo que es "Very Bad Things" y a la vez, un tipo sin ningún prejuicio dispuesto a vender su alma al diablo por hora y media de banal diversión en cosas como "El tesoro del Amazonas". Y la segunda cuestión, sin duda, más interesante, la propia propuesta de "La sombra del reino", la idea de situar a cuatro agentes el FBI investigando un atentado en Arabia Saudí constantemente controlados y limitados y sujetos a infinidad de obstáculos debido a una cuestión cultural, pero también política, de fondo.
"La sombra del reino" arranca en sus -fantásticos- títulos de créditos haciendo un frenético repaso a la historia reciente de Arabia Saudí, desde las primeras extracciones de petróleo en tierra saudí hasta los atentados del 11-S, dejando caer una idea muy clara, Arabia Saudí es el primer exportador de petróleo y Estados Unidos, el primer consumidor. Acto seguido, Berg nos introduce en uno de esas isletas occidentales que por lo visto salpican el reino saudí, fuertemente vigilados, que suponen un oasis occidental en mitad de un país cargado de prejuicios y pesadas creencias ideológicas. En uno de esos residenciales repletos de occidentales, unos hombres armados acribillan a todo el que se pone por delante y hacen estallar dos bombas. Una, que atrae a los servicios de urgencias, y otra, que arrasa con todos. En total, más de cine muertos.
Dadas las circunstancias y conociendo como se las gastan los americanos, sobre todo en el cine, un equipo de cuatro personas del FBI viajan a Riad casi en secreto y sin la aprobación de la secretaría de Estado norteamericana (cosa poco probable, pero bueno..., hagamos ver que no hemos reparado en ello) para investigar el atentado en tan sólo cinco días.
Durante ese tiempo vemos como el embajador norteamericano invita constantemente a los miembros del FBI a que abandonen un país donde la presencia de policías o militares americanos es casi, casi, una hostilidad. Fuertemente escoltados por la Guardia Nacional saudí, la libertad de movimientos del FBI en Arabia es extremadamente limitada, hasta que poco a poco, van tomando confianza con un miembro del ejército saudí y pueden ir y venir, no sin serios obstáculos.
Llama la atención que aunque el film se vendiera en su día como una película de acción, en realidad, escenas estrictamente de acción, la película de Berg sólo contiene una. Una bastante larga que empieza en una autopista y termina en un cochambroso edificio en un complicado barrio de Riad, pero una escena al fin y al cabo. Esto no quita, no obstante, que el largometraje venga filmado por Berg a un ritmo adrenalítico, en constante tensión, sin dar un respiro visual al espectador. Demasiado diría yo y además, sin demasiado juicio. Quiero decir, Berg parece que quisiera emular al mejor John McTiernan, con imágenes inestables, un montaje frenético, mucho movimiento de cámara y un uso y abuso de los primeros planos, pero lo cierto es que películas como esta, nos demuestran al menos que para hacer lo que hace McTiernan hay que saber hacerlo. Berg no tiene la mesura de McTiernan, ni el cuidado de McTiernan, ni el sentido de ritmo, equilibrio y montaje que en el fondo domina toda película del director de "Jungla de cristal", y esto hace que "La sombra del reino" comience siendo un film adrenalítico para terminar convirtiéndose en una película saturada. Lo que ocurre es que un poco como sucedía con Danny Boyle y su multipremiada "Slumdog Millonaire", la atiborrada planificación de Berg no desentona en el conjunto de la película, en donde ningún movimiento es gratuito ni fácil y donde cualquier cosa puede ser una potencial bomba. Es decir, esa sensación de constante hostilidad y perpetua tensión constante, termina reflejándola muy Berg con su catarata frenética de planos, montaje y cierto nivel de confusión visual.
Y además, al contrario que otras aproximaciones a la guerra contra el terrorismo islamista (véase la disparatada, por insensata, "Estado de sitio" de Edward Zwick), Berg y su guionista Matthew Michael Carnagan, tratan de no cruzar la línea del prejuicio trazando un relato que aunque se escora, inevitablemente hacia la superioridad occidental, clava al final una ácida e incómoda punzada sobre el espectador, metiendo el dedo en la llaga y poniendo de doloroso manifiesto como el odio, engendra odio en una espiral en la que para salir airoso, es imperativo plantarse en seco, no mirar atrás y sentarse a hablar, algo muy difícil cuando términos tan complejos como odio, ideología, dios, constitución, libertad, Alá y Occidente se entremezclan en una madeja de difícil resolución.

martes, 5 de mayo de 2009

Master of Horror. Temporada I. Dario Argento


Formidable propuesta de la Dario Argento para su primera incursión en la serie "Master of Horror". El relato de una joven horriblemente desfigurada con un cuerpo escultural que malvive avocando a los hombres a una pesadillesca espiral de placer sexual mientras ella se alimenta de las entrañas de otros seres humanos con los que se va tropezando. Un rostro aterrador, terriblemente inquietante, cuya sola presencia resulta incómoda, es sin duda, el primer acierto de este inquietante episodio de la serie creada por Mick Garris. Argento además, se muestra asombrosamente moderno, en tanto deja a un lado determinadas obsesiones visuales personales lastradas por un incómodo anacronismo y filma y monta su "Jenifer" con una inusitada modernidad pero a la vez, con un marcado clasicismo. Es decir, no hay barrocas y un tanto toscas propuestas visuales –aunque a la vez, con un encanto muy particular- pero también a la vez resulta una apuesta sumamente contenida y con agradecidos y cuidados guiños al espectador (véase el guiño a “El doctor Frankenstein” sustituyendo el lago por una pequeña piscina) y una trabajada atmósfera y unos momentos de horror muy bien conseguidos, sin grandes sobresaltos pero mucha, muchísima inquietud.
Y todo, sin perder determinadas máximas del cine de Argento como es la mera presencia de la sangre, su regusto por la mórbida presencia del mal y la capital importancia que el sexo y el deseo tiene en su cine. Se echa en falta eso si, esa regusto de Argento por cierta poesía de lo macabro, que no obstante, está presente en "Jenifer" en su propio relato, el de un amor imposible, corrompido desde su propia semilla que se alimenta del horror del crimen y el canibalismo.
Desde luego "Jenifer" no es un relato con grandes disecciones sobre la existencia del ser humano pero si que resulta una propuesta coherente, firme y sólida. Una pena que "Pieles", su segunda aproximación a la serie de Garris, no tuviera el pedigrí de aquella. Y una pena, que según se ha comentado por allí, su siguiente largometraje, "La terza madre" no haya continuado por ese estimable camino de recuperación. De modo que a ver lo que pasa con "Giallo", el último film de Argento con Elsa Payaki y Adrian Brody...

viernes, 1 de mayo de 2009

"Zohan" de Dennis Dugan


En circunstancias normales, yo suelo mantener una prudencial distancia ante productos de la naturaleza de "Zohan", pero se dieron dos circunstancias que propiciaron el visionado de este film. El primero, la típica reunión de amiguetes que cerveza en mano y pizzas sobre la mesa sugirieron ver la la típica película chorra para pasar el rato, propuesta a la que yo me sume debida a la segunda circunstancia, las inusuales buenas críticas que recibió el film de Dugan y su naturaleza de película paródica en relación al conflicto árabe-israelí.
Recuerdo que en su día leí una crítica de un reputado crítico de cine español que afirmaba algo así como que Dannis Dugan salía airoso de tan inusual propuesta con un film gracioso y que a la vez lanzaba algunos dardos envenenados contra la actual situación en Israel y sus vecinos árabes. Objetivo complicado, no cabe duda, yo como en ocasiones similares, me metí las manos en los bolsillos y me encogí de hombros hasta haber visto la película.
De entrada, en líneas generales, "Zohan" es un disparate irreverente muy en la línea de ese humor escatológico y políticamente incorrecto que tanto furor está desatando en Estados Unidos y en medio mundo y a cuyo fenómeno cinematográfico la web miradas.net por cierto, le dedica un jugoso dossier, en el que dicho sea de paso, un humilde servidor ha tenido el placer de participar. "Zohan" nos cuenta la historia de un (super) agente del Mossad (servicio secreto israelí) que harto de tanta lucha decide emigrar a los Estados Unidos para hacer realidad su sueño, ser peluquero. De este modo, Zohan, consigue trabajo en un pequeña peluquería de barrio en Nueva York regentada por una bellísima palestina (en realidad, la canadiense Emmanuel Chriqui). Y resulta que el tal Zohan, poco menos que les hace el amor a las clientas cuando les corta el pelo, y no digamos cuando se lo lava, cuando no directamente se las tira en la trastienda como aperitivo relajante por gentileza de la casa. Ya se pueden imaginar...
La verdad es que "Zohan" no merecería atención alguna sino fuera porque en efecto, plantea el conflicto árabe-israelí desde una óptica absolutamente disparatada sin dejar títere con cabeza ni en un bando ni en otro. Llama la atención contemplar a una familia israelí cuando le preguntan a la madre del hogar sobre cuando terminará la guerra entre israelíes y palestino y la señora dice llevamos 2.000 años peleándonos el final ya debe estar cerca o como un grupo de palestino planea matar a Zohan y uno de ellos dice no lo tengo muy claro, porque no se si voy con Hizbolá, Hamas... En fin... Lo verdaderamente encomiable de "Zohan" es como a golpe de humor grueso Dennis Dugan y sus guionistas (Adam Sandler, Robert Smigel y Judd Apatow) deslegitiman el conflicto como una estupidez sin demasiado sentido enraizada únicamente en una cuestión de odio ideológico y religioso de difícil solución. Obviamente la película no penetra tanto en la cuestión, pero se deja entrever un aroma de insensatez generalizada que apunta a ambos bandos.
Al final, obviamente, todo resulta muy light. Israelíes y palestinos que conviven calle con calle en Nueva York, poco menos que firman la paz entre ellos sin demasiadas complicaciones y no sólo eso, su unen para vencer a los verdaderos villanos de la función, una multinacional empeñada en construir un centro comercial en pleno barrio obrero neoyorquino. Como digo, todo muy light. En cualquier caso vale la pena destacar la mirada desperjuiciada que Sandler, Dugan y sus guionistas vierten sobre un conflicto milenario que visto con frialdad, no tiene nada de gracia, pero quien sabe si a través de la bufa, a alguien se le enciende la bombilla y cae en la cuenta de que esa situación, hace tiempo que dejó de tener demasiado sentido, tanto en lo que respecta a unos como a otros, y que sólo vale una cosa que va siendo hora de hacer, sentarse a hablar.