viernes, 26 de marzo de 2010

"El hombre lobo" de Joe Johnston (2009)


"El hombre lobo" es una película curiosa. Primero por tratarse de un film de encargo de cabo a rabo, es decir, una de esas películas de estudio en las que se percibe que tanto monta, monta tanto que su director hubiera o hubiese sido Joe Johnston o Perico el de los Palotes. Si la hipotética personalidad de un director tan llano como Johnston ya es de por si, eso, una hipótesis, en "El hombre lobo" no hay ni rastro de ella, de hecho y muy al contrario, hay demasiada sangre en la película para ser un film de Johnston. Segundo porque es bien sabido, la película debió de tener algún que otro problemilla de esos denominados, creativos, porque según parece a punto estuvo Johnston de mandar el film a hacer gárgaras para que lo firmara cualquier seudónimo razón por la que se montó y remontó hasta que todos quedaron relativamente contentos. Tercero por ser una película de terror de premeditado aroma clásico que surge en un momento en el que el género anda a la deriva. La Edad de Oro del cine de terror ya pasó, los éxitos como "Drácula de Bram Stoker", "Scream" o "El sexto sentido" ya forman parte de la historia, lo que por necesidad implicaba cierto riesgo a la ahora de producir un film sobre el hombre lobo que además no pretendía reinventar el mito ni nada de eso, más bien, a lo que aspiraba era a retroalimentarse de la mítica del título original de la Universal. Es cierto que en este sentido lo que "El hombre lobo" buscaba bien se podría equiparar a una película como "Drácula de Bram Stoker", aunque con la radical diferencia de que por desigual que fuera "Drácula", Joe Johnston no es Francis Ford Coppola, y eso siempre va a pesar y más aún ante un film de encargo como este en el que seguramente Johnston filmó bajo la amenazante presencia de un productor que no le quitaría el ojo de encima y que raudo se llevaría el material para montarlo él, o los suyos, a su manera.

Pero bueno, a lo que vamos, ¿qué tal está "El hombre lobo" según los parámetros del Hollywood del 2009?. Pues..., regular. Regular porque no es un espanto de película, lo cual, francamente, se agradece. Y regular porque el film de Johnston no aporta nada..., de nada. Ni en lo argumental, ni en lo dramático, ni en lo efectivo, por más que el equipo de diseño de efectos visuales viniera presidido por Rick Baker, el mago todopoderoso de los legendarios efectos de "Un hombre lobo americano en Londres". Pero ¡ay!, los tiempos han cambiado. ¡Cuando beneficio y a la vez, cuando daño ha hecho el ordenador en el cine!. Y "El hombre lobo" es un buen ejemplo. Por un lado, la película de Johnston se preocupa por conservar el modelo clásico del licántropo, en el que el hombre lobo es eso, un hombre con apariencia lobezna en contra de esa tendencia en la que en un hombre lobo se transformaba en un lobo..., humanazoidamente..., grande... Pero a la vez, el hombre lobo de Johnston resulta demasiado plastificado, demasiado digitalizado, de modo que pierde la carnalidad que sí poseían películas como "Un hombre lobo americano en Londres" o incluso "Aullidos" por discutidas que sean.

De modo que supongo que, una de cal y otra de arena, de forma de nos quedamos donde empezamos. Una vez uno sale de ver "El hombre lobo", según nos dicen lo créditos, de Joe Johnston, nada ha cambiado, todo sigue igual en el mundo y en el cine. De modo que la película con la misma facilidad que se ve, todo que hay decirlo. Yo, lo único que destacaría, para bien, de la película, es el personaje y el propio actor de Hugo Weaving. Primero porque Weaving es un actorazo de primera por reivindicar y segundo porque que actor interpreta nada menos que a Frederick Goerge Abberline, uno de los inspectores estrella del misterioso caso de Jack el Destripador (aún por resolver, por cierto...) que aquí es ficcionizado y lo que es más, maldecido por la maldición del hombre lobo, lo que abre interesantes vías a posibles secuelas.., lo que siempre es interesante, siempre cuando ande de por medio Hugo Weaving...

domingo, 21 de marzo de 2010

Star Wars in Concert


No se me suele ver a mi en este tipo de concentraciones, más que nada porque en muchas ocasiones considero mucho más enriquecedor (y barato) ver una buena película, leer el periódico o seguir con el libro que tengo a medio. Pero se daban ciertas circunstancias que hacían una completa estupidez no haber ido. Primero el gesto que nunca olvidaré de mi buen amigo Antonio Rentero que me dijo más o menos tengo una entrada para Star Wars in Concert y está huérfana... ¡Para qué les voy a decir más! Segundo que ir a Madrid siempre es una buena idea y tercero, que escuchar a una orquesta tocando, no sólo los típicos temas de Star Wars, sino algunos que hemos repasado cientos de veces y que jamás hemos visto interpretar en director era una ocasión, probablemente única.
Cuando me acercaba al Palacio de los Deportes de Madrid lo primero que me llamó la atención no fue la kilométrica cola que me encontré, sino ¡¡las cuatro kilométricas colas que me encontré!! Por alguna razón no me esperaba tanta gente. Aunque como me dijo mi mujer si sumas a los cuatro freak de Murcia, los cuatro de Cuenca y así hasta llegar a los doce de Madrid.., pues eso, se juntan las 20.000 personas que allí nos congregamos. Quizá debería haberlo esperado, pero me hizo gracia ver, no ya a niños pequeños disfrazados de Darth Vader, Obi Wan o Luke Skywalker, sino a familias enteras disfrazadas de todos los personajes citados más la princesa Leia, Amidala, Han Solo, Qui-Gon Jinn, soldados de asalto, artilleros de la Estrella de la Muerte, soldados de asalto terrestres y hasta Cheewaka... Era todo un espectáculo la verdad.
Una vez dentro del edificio, las sorpresas continuaban. Resulta que habían tríado varios muñecos originales de las películas como el propio Cheewaka, Han Sólo congelado en carbonita, camisetas, llaveros, imanes, vamos de todo y todo, a precios muy poco populares. Me gusta el universo Star Wars pero no tanto...
Con diez minutos de retraso se apagaron las luces, el director hizo acto de presencia. Todo el mundo se olía lo que iba a pasar a continuación: la fanfarria de la 2th Century Fox y acto seguido, en una gigantesca pantalla aparece la leyenda Long ago, in a galaxy far, far away.... (con los cuatro puntos de rigor, no se crean, yo me enteré de esto hace poco) Y entonces la orquesta literalmente explotó en una de los temas más conocidos de la historia. No hubo mucho demasiado espacio para escuchar las primeras notas, porque el público explotó a aplaudir. Una vez terminado el tema, entró en escena la otra sorpresa de la noche, Anthony Daniels, el actor bajo lo metales de C3 PO. Con un ingles exquisito y formas de un actor formado en el teatro, Daniels hizo de oportuno presentador de cada uno de los temas.
Como era de esperar, y salvando Duel of the Fates, los temas de la última trilogía de Star Wars fueron digeridas por el público más que un aperitivo de lo que vendría después que otra cosa. Y es que no es lo mismo, ni las películas, ni la música (de esto ya hablaremos en otra ocasión). El auditorio casi se cae cuando terminó la pieza que presagiaba el que sería uno de los momentos álgidos de la tarde; la Marcha Imperial. Ahí sí que temblaron los cimientos del Pabellón...
Hubo entonces un inesperado descanso, habían tipos ahí con barriles a la espalda vendiendo cervezas y cubalibres de Ron (15 pavos, por cierto...). Ir al baño era inutil, había tanta cola como para entrar al concierto. Un botellín de agua costaba dos euros, en fin...
Según el discurrir de la música, los que estábamos allí sabíamos que ahora venía lo mejor. Y así fue; The Asteroid Field, Tie Fighter Attack o The Ewok Battle son sólo los ejemplos más espectaculares de esta segunda parte y de paso, la prueba irrefutable de que, por las razones que sean, John Williams estaba mucho más inspirado veinte años atrás que cuando la nueva trilogía se puso en marcha.
En suma, tarde memorable, música de primera, juegos de luces, una pantalla gigante con imágenes de las seis películas, un entorno disparatado, todas las franjas de edad disfrutando como enanos, más de uno marcando el ritmo con los pies, la cabeza, las manos, una copa! Irrepetible. Yo hubiera eliminado, es cierto las imágenes de la película y las hubiera sustituido por imágenes de la orquesta, que es al fin y al cabo lo que habíamos venido a ver. Ocurrió en un par de ocasiones, pero supo a poco. Pero por lo demás, apasionante.
De modo que ya para terminar esta fiesta freak os voy a dejar con un vídeo que me he tropezado por Youtube verdaderamente divertido. Se trata de un fan de John Williams que canta A capella algunos de los temas más populares de la obra de Williams con una letra inventada sacada directamente de La guerra de las galaxias. Sin desperdicio alguno, se lo aseguro. Pinchen aquí y disfruten.