lunes, 30 de noviembre de 2009

Vampiros, literatura y cine...


Aunque no soy muy dado a publicitarme, ya que tengo un blog creo que es lo mínimo que debería hacer...
El próximo jueves, tres de diciembre, un servidor expondrá sus conocimientos sobre vampiros, literatura y cine en la Biblioteca Regional de la Región de Murcia, a eso de las siete, si no recuerdo mal. La charla entra dentro del ciclo Biblioteca de Cine que está coordinando mi buen amigo Antonio Rentero, de modo que todos los amigos, interesados y demás desocupados, os espero ahí...
Un saludo y a ver que sale.

jueves, 26 de noviembre de 2009

"Miedo en la noche" de Jimmy Sangster. 1972


La legendaria productora británica Hammer Films no se alimentó sólo de monstruos clásicos. A finales de los sesenta, y muy especialmente en la década de los setenta, cuando aparecieron películas como "Psicosis", "La noche de los muertos vivientes" o "El exorcista", la Hammer entendió que los monstruos habían dejado de dar miedo. El principal responsable de re-encauzar los derroteros de la productora británica fue Jimmy Sangster, un prodigio de ascensión en una empresa (empezó como botones) que terminó escribiendo los guiones de las películas que situaron a la Hammer en la cabeza del cine de terror de los 50 y buena parte de los 60.
A Sangster, particularmente, le desconcertó (para bien) "Psicosis", ese terror psicológico que impregnó todo el film de Hitchcock ya rondaba los guiones de Sangster, aunque fuera de forma solapada y maquillada por figuras como Drácula o Frankenstein. Pero el éxito de "Psicosis" dio la razón a Sangster, el público pedía un terror más cercano, más plausible, más posible de manifestarse en el salón de tu casa que en un castillo remoto de la lejana Transilvania. Jimmy Sangster ya había tratado de darle forma a las obsesiones del subconsciente pero no le terminaban de salir. No fue hasta el éxito de "Psicosis" cuando la Hammer dio carta blanca al guionista y también director ocasional.
"Miedo en la noche" nos cuenta la historia de Peggy, una joven casada con un prometedor profesor que una noche es atacada por un misterioso hombre manco. Nadie termina de creerla, pero Peggy insiste en su versión. Ella y su marido se trasladan a vivir a las afueras de Londres junto a un majestuoso colegio regentado por Michael Carmaichel, un portentoso Peter Cushing que se come con patatas cada escena en la que hace acto de presencia. Se da la circunstancia de que al habitual estremecimiento que provoca la sola presencia de Cushing, Carmichael es manco...
Lo cierto es que Jimmy Sangster se toma su tiempo para presentar a los personajes y situarlos en su escenario. Se agradece la templanza y el tempo con el que Sangster rueda las escenas, por más que se empeñe en introducir algún que otro molesto zoom. Sangster vuelve a demostrar que además de ser un estupendo guionista, en su director con ideas. En general "Miedo en la noche" se deja ver muy bien, no aburre y si que inquieta, lo que no es poco. Además Sangster tiene algunas ideas visuales ciertamente admirables, como ese plano de apertura del film, el mismo plano que cierra la película, o esas gafas agujereadas de Carmaichael... Es cierto que a la película le falta empaque, algo más de tensión, pero su trama resulta lo suficientemente inquietante como para disfrutar de un film de la Hammer alejado de Drácula y Frankenstein.

domingo, 22 de noviembre de 2009

"Pagafantas" de Borja Cobeaba. 2009


Aprovechando el tirón de la serie de televisión "Cuestión de sexo" y sobre todo de la simpatía de su personaje Gonzalo, el joven actor vasco Gorka Otxoa se lanza a la aventura del cine con su primera película como protagonista absoluto, "Pagafantas", un relato pensado, no por casualidad para explotar, precisamente, esa variante ingenua y un poco simplona de su personaje en "Cuestión de sexo". El autor del invento no es otro que Borja Cobeaba, un joven director, también vasco, hijo de la generación de los licenciados en Comunicación Audiovisual (ósea, de la mía), guionista y realizador de diferentes programas de televisión, director del corto "La primera vez" nominado al Goya y "Éramos pocos", nominado al Oscar, pero no al Goya esta vez...
Para Cobeaba "Paganfantas" también era su ópera primera y como tal, no me extraña que la abordara calculando los riesgos al máximo y maximizando en todo lo posible sus posibilidades comerciales. La intención está clara, y se nota. "Pagafantas" cuenta la eterna historia de amor no correspondido aunque desde una óptica muy particular que además, muchos de nosotros hemos experimentado en nuestras carnes, estar enamorado de una chica que nos considera su mejor amigo pero...., nada más. Un putada, créanme, se de lo que hablo... Como digo, la propuesta tiene su gracia, Gorka Otxoa sigue en su rol y resulta simpático porque la verdad es que tiene cara de ser el pringado que nos relata la película (que no digo que lo sea en absoluto). Por su parte, Sabrina Garciarena, muy guapa ella, eso si, poco puede hacer con un rol que le exige más bien poco, pues eso, ser guapa y simpática.
"Pagafantas" es un buen ejemplo del algunos de los mejores ejemplos que tenemos en el cine español, es decir, gente bien formada, que sabe lo que se hace, pero que por alguna razón no lo logra reflejar en la pantalla. Por ejemplo, no hace falta ser ningún lumbreras para advertir que el punto fuerte de "Pagafantas" está, dejando a un lado a Gorka Otxoa, en su guión, en sus ocurrencias. El texto no está mal escrito, pero dista mucho de ser brillante; tiene a sus personajes completamente descuidados (que estemos ante una comedia no significa que tenga que estar protagonizada por pasmarotes), su trama resulta previsible y sus diálogos no son ningún prodigio. La película, justo es decirlo, cumple sus objetivos, eso también es verdad (uno puede ver "Pagafantas" de un suspiro, lo que no es poco), pero con un nivel muy bajo. Prometedor no obstante, porque hay mala uva en la cabeza de Cobeaba y eso siempre es de agradecer en la comedia y se aprecia también un intento, moderado, pero intento al fin y al cabo, de evitar ciertos tópicos, aunque no todos, claro.
Y todo esto que suele implicar, pues que muchas de las películas que surgen de nuestra maltrecha cinematografía cuenten con un guión bueno, moderado o excelente, pero con un cuidado escénico muy, muy pobre. Da la sensación de que Borja Cobeaba y su co-guionista Diego San José es de esa generación e jóvenes guionistas a los que algún insensato a convencido de que el guión es lo más importante y como tal, debe de ser de hierro antes de rodar un sólo plano. Llama la atención que semejante discurso haya calado tanto en las universidades de este país y que dos personajes tan dispares entre sí como Luis García Berlanga y John Lasseter suelten una risotada cuando alguien les menciona el término "guión de hierro". No caballeros, el cine es arte y como tal, no se puede comprimir ni medir como al hierro. El cine es también, o sobre todo, imagen en movimiento, y eso es lo más descuidado de muchas películas de nuestro cine, una de ellas, "Pagafantas". Hay en la película de Cobeaba una pequeña persecución a una motocicleta; la escena está muy mal montada. Mucho. Pero es que además hay poca intención visual, escasa aproximación fílmica a los personajes, todo resulta demasiado plano, seco, sin alma, sin vida, como si la película hubiera dado igual quien la hubiera filmado. Una pena, porque como digo, yo creo que había material en "Paganfantas" para hacer una muy buena película.

martes, 17 de noviembre de 2009

"Diario de los muertos" George A. Romero. 2007


Parece ser que George A. Romero no quedó del todo satisfecho con su anterior "La tierra de los muertos", según parece, la Universal, que financió el asunto, no dejó toda la libertad a Romero que el realizador hubiera querido. Cosas de Hollywood supongo, porque el film, con sus inconveniencias y todo, era de lo mejor que había filmado Romero desde lo tiempos de "Martin", allá por 1977. El caso es que Romero, ni corto ni perezoso, se fue a una productora independiente y ahora que los zombis, y por tanto su nombre, vuelven a estar en el candelero, el hombre se propuso empezar de cero con una película que fuera un nuevo comienzo de la consabida epidemia de zombis y no una secuela de "La noche de los muertos vivientes" como lo fue "La tierra de los muertos". Una novedad de entrada, interesante. Segunda novedad, ser una de esas películas filmadas con cámara en mano, es decir, desde el hipotético punto de vista subjetivo de uno de los personajes que no deja de grabar pase lo que pase. ¡Horror!, pensé yo. No es que no me gusten este tipo de películas, soy de los pocos que defienden con uñas y dientes "El proyecto de la bruja de Blair" y como supongo que a todo el mundo, me gustó mucho "[REC]", pero esto no quita que el recurso en si me produzca cierto escepticismo, así de entrada. La propuestas, formal y dramáticamente, se sostiene con hilos, nadie se cree que alguien esté grabando hasta la angustia en según que circunstancias. Además se está extendiendo la moda y eso nunca es del todo bueno (se harán por tanto películas buenas y otras no tanto) y de hecho, ya vi hace unos meses precisamente un film de zombis filmado cámara en mano que me dejó bastante frío. Por tanto, una cuestión fundamental, George A. Romero se suma a una moda que no conoce.
Sin embargo y contra todo pronóstico, "Diario de los muertos" termina resultando un film ciertamente solvente aunque esté muy lejos de los logros de "La noche de los muertos vivientes" (por infinidad de razones, contexto sociocultural, frescura de su realizador, circunstancias de producción...). Fundamentalmente por una cuestión, creo yo, y es que Romero se ajusta a las exigencias dramáticas de un tipo que se supone está rodando toda la película cámara en mano lo justo. Es decir, no vale la pena preguntarse por que se cambia de plano en determinados momentos o por qué un tipo se supone que graba esto o aquello, porque el personaje que se supone está grabando todo lo que acontece no tarda en ser asimilado por Romero, y es entonces cuando "Diario de los muertos" realmente funciona. Es entonces cuando la película consigue verdaderamente crear inquietud, atmósfera, suspense y todo aunque Romero juegue con fuego cuando filma una escena que uno de los personajes ha criticado nada más empezar la película, uno de esos tópicos infalibles de todo film de terror que aquí Romero reproduce y sobre el que parece vertir cierto tono reflexivo.
Es lo bueno que tiene esta película, porque por una vez George A. Romero, desde hace mucho tiempo, se permite ir más allá del mero juego del horror y plantear una aproximación al fenómeno zombi con cierta poso intelectual detrás, o mejor, reflexivo. No demasiado no crean, pero bueno, menos da una piedra. Algo que por otro lado tampoco me extraña, porque lo cierto es que Romero lleva filmando películas de zombis media vida (aún tiene pendiente de estreno en España de su siguiente película sobre el tema "Survival of the Dead" que se estrenó en Sitges) y parece lógico que de vez en cuando el director de "La mitad oscura" se detenga unos segundos y reflexione, aunque sólo sea un poco, sobre lo que está haciendo. Además, la excusa de estar grabando todo lo que ocurre a manos de uno de los personajes, le permite también que Romero ahorrarnos determinadas escenas a todas luces superfluas (el asalto de los soldados a los protagonistas) sin que esto afecte en absoluto al resultado final, muy al contrario, lo beneficia. Cosa rara viniendo del director de la aburridísima "El día de los muertos". Bueno, nunca es tarde para madurar...

viernes, 6 de noviembre de 2009

"Los hombres que no amaban a las mujeres" de Neils Arden Opley (2009)


Me debo estar haciendo viejo. No sólo no me entero de los últimos acontecimientos cinematográficos hasta que los tengo encima sino que además, cuando los tengo delante, no entiendo a que viene tanto revuelo. Esto es lo que me ha pasado con "Los hombres que no amaban a las mujeres". Empecé a leer la novela, alguien me dijo que me iba a gustar, pero tras cien páginas decidí que no iba a esperar más para ver la película, no por nada, sino porque aquel libro no me estaba terminando de enganchar. Vista la película, creo que voy a dejar a un lado la novela de Steig Larsson.
Y no es que "Los hombres que no amaban a las mujeres" sea un pestiño, el film se deja ver y se puede seguir con moderado interés, pero nada más. De hecho, la película de Arden Opley resulta un tanto mecánica, plana, cercana al telefilme. Da la sensación de que le falte pasión, personalidad, por lo que todo termina resultando demasiado lineal, sus actores, su guión, su trama, sus tópicos. De este modo, "Los hombres que no amaban a las mujeres" sospecho que es uno de esos fenómenos de aeropuerto, fruto de un libro que se debe beber con facilidad (generalmente en los aeropuertos, trenes o terrazas veraniegas), de un esquema calcado de los clásicos americanos y que por extensión ha entrado con suma facilidad en el resto de los países del globo.
En suma, nada nuevo sobre el horizonte, el cine sueco sigue de momento donde estaba. Algo más rico, eso si, pero donde estaba.

martes, 3 de noviembre de 2009

"Cinco tumbas al Cairo" de Billy Wilder. 1943


Con esta película me pasaba algo muy curioso, que no sabía si hacía tanto tiempo que la había visto que la había olvidado o si es que realmente, era una de las escasas películas de Billy Wilder que no había visto aún. En cualquier caso, el otro día, no se todavía del todo, si la volví a ver o la vi por primera vez. En fin..., tampoco importa demasiado. "Cinco tumbas al Cairo" es una película que se sitúa entre dos obras importantes de Billy Wilder, "La mayor y la menor", su ópera primera y "Perdición", su primera Obra Maestra. Entre ambas, busca su espacio como buenamente "Cinco tumbas al Cairo" un film que ha sobrevivido al paso de los años como una obra menor del genial Wilder. El director de "Con faldas y a lo loco", que como casi todo director que se precie de trabajar en Hollywood, tocó casi todos los géneros (salvo el terror y la ciencia ficción), penetró de lleno en el cine bélico con su segunda película como director, empresa delicada donde las haya. Basada en una obra teatral, "Cinco tumbas al Cairo" fue fruto del primer gran colaborador con el que trabajo Wilder, Charles Brackett, con quien prolongaría su colaboración hasta "El crepúsculo de los dioses", a partir de cuyo momento Wilder comenzaría a trabajar con su otro gran aliado, I.A.L. Diamond.
En cualquier caso lo cierto es que "Cinco tumbas al Cairo" sea la obra de un consumado guionista y de un director novato (ambos en una misma persona), lo cierto es que el film ofrece con bastante precisión algunos apuntes ya, típicamente wilderianos. Y tal vez, su particularidad más patenta sea lo bien equilibrada que está la película que nunca se termina de tomar así misma en serio pero que en cambio, si que funciona muy bien como producto de suspense. Es decir, en "Cinco tumbas al Cairo" hay de todo lo necesario para que el film funcionara en las taquillas de la época, suspense, acción, héroes y villanos, secundario cómico y unas gotitas de romance, amén de un regusto propagandístico que imagino, vendría con los años que se atravesaban por aquel entonces. De hecho, en su día el film fue duramente criticado, por tomarse tan a la ligera un acontecimiento tan dramático por aquel entonces como la II Guerra Mundial. Pero lo cierto es que "Cinco tumbas al Cairo" no era más que un sanísimo entretenimiento que además, gozaba de una importante honestidad.
La presencia de Erich von Stroheim (en la imagen) no sólo la da al conjunto un empaque inusual para un film de novato, sino que además revela por parte de Wilder, un profundo respeto por el militar alemán, con ente abstracto, valiente y muy hábil alejada de ese tópico que presentaba a los militares germanos como ineptos y de paso, haciendo un significativo matiz, Wilder detestaba a los nazis pero no los alemanes y por extensión, tampoco a los militares alemanes en su conjunto, que en suma, sólo obedecía órdenes.
En cualquier caso "Cinco tumbas al Cairo" es un de esas película que cuando veo, o vuelvo a ver, no hace sino confirmarme la desconcertante infalibilidad de Billy Wilder. Me quito el sombrero, me asombra poderosamente comprobar como Wilder podía abordar casi cualquier tema y salir indemne (la foto de ahí arriba no es casual, claro...). Y todo, porque además, "Cinco tumbas al Cairo" es un film muy fácil de ver y apasionante de disfrutar con una intriga muy bien construida, un desarrollo interesante y un final sorprendente. Tal vez sea una muestra menor de lo que vendría a ser el genio de Billy Wilder años después, pero en cualquier caso, una muestra genial.