domingo, 28 de junio de 2009

"Gran Torino" de Clint Eastwood


Hace ya unos años que algunas voces han comenzado a preguntarse si en realidad Clint Eastwood es el maestro incontestable que según parece es. Desde que en 1992 dirigiera "Sin perdón", Eastwood parece haberse convertido en el divino salvador del séptimo arte. No hace mucho, Tomás Fernández Valentí en un jugoso estudio sobre Eastwood en "Dirigido por..." apuntaba que algunos sectores de la crítica, últimamente andaba rozando la hipocresía cuando ahora, todo el mundo laureaba a Eastwood mientras años atrás se habían despreciado injustamente películas tan notables como "Escalofrío en la noche", "Bird" o "Cazador blanco, corazón negro" por el simple hecho de ser películas dirigidas por el protagonista de "Harry el sucio", película hoy revalorizada pero que en su día fue vista como una producción fascistoide muy poco estimable.
Ahora, las cosas han cambiado y Clint Eastwood es, como he dicho antes, algo así como la Santísima Trinidad del cine americano, el último clásico, el maestro de los maestros. Dentro de esta actual tendencia, algunas voces ha comenzado a hacerse ciertas preguntas muy interesantes sobre si en realidad, Eastwood es tan, tan rematadamente bueno como parece. Un director que no parece fallar nunca y que hasta una película tan mediocre como "Space Cowboys" es rescatada con cierto disimulo subrayando sus escasos aciertos y obviando sus numerosos errores.
Yo, tengo que admitir, que más o menos desde "Mystic River", Eastwood es un tipo que, tengo que admitirlo, me gusta, pero que me da cierta pereza. Pereza porque conozco ya demasiado bien su perímetro de actuación, sus herramientas y sus resultados, por más que rara vez falle. Es curioso, se que voy a ver, como mínimo, una buena película, sin embargo, no me entusiasma demasiada la idea de ir a verla. Ahora bien, lo cierto y verdad es que cuando las veo...
Algo así me ha pasado con "Gran Torino" (no he visto aún "El intercambio"). Conocía más o menos cuales eran sus directrices de partida, pero no percibía yo ninguna novedad sobre el horizonte. Pues bien, así y todo, tengo que admitir que "Gran Torino" es un película de una rotunda solidez muy extraña de ver en estos días. "Gran Torino" es, como casi todo el cine de Eastwood, un film de acero inoxidable. Robusto, redondo, sin una sola pega, más allá de lo que he mencionado antes, reconocer todas y cada una de las herramientas, los clichés y los ticks de Eastwood. En "Gran Torino", Clint Eastwood es, como no podía ser menos (aquí uno de sus ticks), un otoñal ex soldado que luchó en la guerra de Corea. Casi llega a rugir cuando contempla a sus incómodos vecinos orientales, en cambio, de forma muy sutil y cercana, Eastwood entabla amistad con un joven coreano.
Dicen que Eastwood aseguró que "Gran Torino" iba a ser su última película delante de una cámara. Una verdadera pena, porque la presencia de Eastwood en la pantalla llena cada plano, por reconocible, limitada y hasta previsible que sea su actuación. El rostro marcado, arrugado y cincelado por una existencia ruda y cruel no evita supurar una insólita sensibilidad que viniendo de un rostro como el de Eastwood, resulta más enternecedora que nunca, o no, mejor, más humana. Más real, tal vez. Esto no implica, ni de lejos, que "Gran Torino" sea una película sensiblera, en absoluto, al contrario, es un film sensible, que es muy distinto y mucho más difícil.
Hasta en esa afirmación de Clint Eastwood de que "Gran Torino" iba a ser su último film como actor, tiene su reflejo dramático en el film. No voy a contar más pero es cierto que "Gran Torino", vale la pena verla. Es una lección de cine, pero de cine como el de antes, donde casi no se percibe la presencia de una cámara, donde no parece existir un "creador", un "constructor" que al fin y al cabo esta confeccionando un drama, que por natural y bien hecho que esté, no deja de ser una creación, una manipulación. Pues bien, Eastwood consigue que eso se evaporice, es decir, Eastwood, hay que admitirlo, consigue algo muy difícil. Magia.
. Trato de ser todo lo crítico que puedo con Clint Eastwood, pero de verdad, que me resulta muy difícil.

viernes, 26 de junio de 2009

"El fantasma invisible" de Joseph H. Lewis


Joseph H. Lewis está considerado uno de los maestros del cine clásico de serie B, pero de una serie B seria, alejada de la parodia y lo conceptualmente extravagante. Las películas de Lewis simplemente eran de bajo presupuesto, porque las intenciones del cineasta norteamericano nunca fue otra que la de contar buenas historias a través de su calculada cámara. Se trata además de un realizador miserablemente maltratado por las recientes ediciones en DVD (y no digamos en Blu Ray) que hasta la fecha sólo ha sacado a la luz seis de su extensa filmografía compuesta por casi medio centenar de títulos, entre ellos la laureada "El demonio de las armas" por eso de haber sido encumbrada por la Nouvelle Vauge.
Cuando Joseph H. Lewis dirigió en 1941 "El fantasma invisible", el realizador neoyorquino ya había filmado quince películas, dos de ellas, las primeras ("Navy Spy", 1937 y "The Gold Racket", 1937), de forma no acreditada. Lewis, que como muchos otros directores encorsetados en el férreo sistema del Hollywood clásico, contaba con tan sólo 34 años y ya se había forjado un recorrido lo suficientemente sólido como para afrontar casi cualquier proyecto. En esta ocasión le tocó el turno al terror bajo la poderosa presencia de Bela Lugosi (ya desde el primer fotograma, perseguido por la pesada sombra de Drácula), protagonista de una historia sencilla hasta el extremo pero que Lewis rescata de un previsible aburrimiento gracias a formidable uso de la puesta en escena.
De hecho, películas como "El fantasma invisible" son las que dejan en piel viva la frágil estructura que compone un film, depositando casi todo su interés en la labor de su director. La historia de un hombre obsesionado con su esposa presumiblemente muerte que cada vez que la ve, supuestamente un fantasma, despierta en él instintos homicidas y liquida al primero que se le pone por delante, le basta a Lewis para disponer toda su artillería narrativa y filmar un largometraje inesperadamente sólido. Con sumo cuidado, Lewis planifica su película en torno a muy pocos personajes y a unas relaciones dramáticamente escuálidas, pero que su cámara logra rescatar del desazón gracias a una asombrosa autonomía narrativa articulada en torno a cuidados movimientos de cámara y a un montaje preciso y nunca maniqueo.
"El fantasma invisible" es una de esas películas en la que sus cuidados movimientos de cámara, vale cada uno de ellos, su peso en oro. Una película además que contiene un dominio del espacio narrativo asombroso para la época con momentos como la primera aparición del fantasma de la esposa de Lugosi, planificado con un único plano compuesto de un complejo uso de la profundidad de campo a través de una ventana.
Llama también la atención su delicado sentido del humor, que pese a todo no hace perder la atmósfera gótica que envuelve el film, que por más que cuente con la presencia de Bela Lugosi, se aleja notablemente de las habituales producciones de la Universal, descartando el expresionismo domesticado por Estados Unidos y abogando por un tenebrismo más visual, más narrativo que formal.
Se trata en suma de un largometraje ejemplar, de esos que merece la pena ver, sobre todas las cosas por la presencia detrás de la cámara de Joseph H. Lewis. Un hombre encorsetado en el cine clásico de serie B que pese a todo, logró perfilar un entorno repleto de fantásticas inquietudes y un legado fílmico formidable, por más que ahora, se encuentre en el límite del olvido.

domingo, 21 de junio de 2009

"Ellos robaron la picha de Hitler" de Pedro Toumbory


De vez en cuando, uno no sabe ni cómo ni por qué termina viendo películas que en circunstancias normales no habría visto. Luego, una vez vistas, independientemente del estado anímico, moral y existencial al que dejan a uno, yo siempre me alegro de haber visto casi cualquier película, incluida una como "Ellos robaron la picha de Hitler". No había visto "Kárate a muerte en Torremolinos", la ópera prima de Pedro Toumboury, de modo que sentía cierta curiosidad por ver por donde tiraba este director malagueño, dicen por ahí, que muy divertido.
De entrada, hay que decir que yo, cuando escuché este título pensaba que el asunto iría por un chiste, una gracia escatológica final que diera sentido al título, pero nunca, que la película de Toumboury girara en torno a precisamente eso, el robo del pene de Hitler. Pues si caballeros, de eso precisamente va el asunto. En unas excavaciones en Berlin un grupo de obreros da con lo que parece ser un bunker nazi en el que encuentran embalsamado el miembro del dictador alemán. Cuando un grupo de nazis de pacotilla afincados en Málaga se entera de la noticia, ni cortos ni perezosos se lanzan a robar el pene, para implantárselo a un alemán previamente secuestrado y de ese modo resucitar de nuevo a Führer... Como verán, propuesta cogida con hilos. No, ni eso...
Pero el caso es que en cuanto empieza la película y vemos aparecer en lo título de crédito el nombre de Jess Franco como intervención estelar, no resulta difícil averiguar los derroteros de una película que sólo aspira a seguir las enseñanzas del prolífico y casposo director español.
A mi, Jesús Franco nunca me ha interesado particularmente más allá de ver una de sus películas entre un grupo de amigos dispuestos a reírse mandíbula batiente o en todo caso por su ópera primera, "Necronomicon", un largometraje que para nada hacía presagiar el futuro trabajo del realizador. De ese modo, Toumboury imita a Franco en su escuálido presupuesto, en su escatológica propuesta, en lo casposas de sus herramientas, en el gore de serie Z y en las constantes referencias al sexo.
El resultado es desde luego una película insólita. No hay personaje, ni casi historia, sólo una anécdota estirada tal vez más de la cuenta con constantes chistes, algunos de un gusto sumamente discutible y siempre apostando por la escatología, por ir más allá de lo políticamente correcto sin reparar en lo coherente de esto o aquello. Hay continuas referencias a los clásicos del terror (Frankenstein, incluyendo "El jovencito Frankenstein"), al propio cine de Jess Franco y hasta a la obra de Ed Wood, algo por otro lado lógico. Puede que algunos vean en películas como "Ellos robaron la picha de Hitler" el último grito del vanguardismo cinematográfico, como muchos se empeñan en revalorizar la obra de Wood o Franco, pero siendo un poco serios, "Ellos robaron la picha de Hitler" no pasa de ser una broma, por momentos un poco pesada, pero en cualquier caso sin un ápice de seriedad. Una de esas películas donde se nota, los que la hicieron se lo pasaron pipa pero que, y esto ya es otra cosa, no está tan claro que quien la vea se lo pase tan bien como ellos. Un cine bajo bandera española que pese a su naturaleza extravía y sus aspiraciones -aparentemente- rupturitas no va a servir para abrir fronteras y venderla fuera de España. Por tanto una broma, un chiste de dudosa consistencia y de discutible visionado. En cualquier caso, insisto, de vez en cuando, vale la pena ver cosas como "Ellos robaron la picha de Hitler", aunque eso si, siempre y cuando uno esté curado de espanto y tenga el estómago listo para productos de un alto nivel de indigestión. Sólo para muy, muy incondicionales del tío Jess.

jueves, 18 de junio de 2009

"Terminator Salvation" de McG


Pues si, la he visto ya. Por otro lado, era lógico. Por una cuestión meramente generacional (tengo 32 años), "Terminator" marcó mi adolescencia y por extensión, buena parte de mi, todavía, precaria madurez. A mi, "Terminator", como todo hijo de vecino de mi generación, me entusiasmó. Con el paso de los años la película no ha perdido puntos, tampoco los ha ganado, y supongo que eso es bueno. Lo mismo se puede decir de "Terminator 2", aunque sea por razones bien distintas, lo que en cierto modo es todo un logro, puesto que la segunda entrega del film de James Cameron no es más que un caro remake del film original. "Terminator 3", es verdad, ya es otra cosa. Alejado Cameron del proyecto (por lo visto a esto estuvo de liarse a hostias con los productores de la segunda entrega), se contrató a otros guionistas, a otro director y se tiró para adelante pensando probablemente que con el nombre de "Terminator" en el título y con Arnold Schwarzenegger (que hace un simpático cameo digital que seguramente habrá hecho rugir a más de una sala) al frente, todo estaba ganado. Posiblemente, pero una vez han pasado los años, "Terminator 3" ha perdido y a la vez ha ganado con los años, quedándose en un film en conjunto irregular (en cualquier caso una película sumamente injusta para un director tan endiabladamente entretenido como Johnathan Mostow, como lo demuestran la hitchockiana "Breakdown" y la entretenidísima "U-571").
En cualquier caso, los responsables de "Terminator Salvation" sabían que "Terminator 3" no terminó de convencer y por tanto eran conscientes de que tenían en su poder la oportunidad (porque seguía habiendo expectación, pero..., ¿hasta cuando?) de resucitar en toda su expresión la saga de Terminator. Para ello, y siguiendo la cronología donde la dejó "Terminator 3", "Terminator Salvation" arranca con la humanidad ya metida en plena guerra con las máquinas, el mismo momento que James Cameron retrató brevemente en "Terminator 2" y sugirió a través de diálogos en "Terminator". ¿Problemas? Bueno..., en esencia, ninguno, pero bien es verdad que cuando escuchábamos en "Terminator" que los hombres eran como cucarachas en un futuro dominado por las máquinas, yo por lo menos, esperaba un futuro algo más desolador, menos esperanzador y una resistencia menos organizada sin casi vehículos y no digamos cazas y hasta un submarino. Pero bueno, como digo, estas son apreciaciones muy personales que no pasan de ser las propias de una persona que se crió con la dos primeras entregas.
Algo más preocupante es el hecho de que "Terminator Salvation" rompe con el simple pero eficaz modelo de las tres películas anteriores, es decir, un único y poderoso Terminator contra unos humanos, en cualquier caso en desventaja aun cuando disponían de otro Terminator (generalmente de modelo inferior, el famoso T-800) y los viajes en el tiempo. Y es que "Terminator Salvation" es, en esencia una película bélica en un contexto directamente extraído de "Mad Max" con unos asombrosos efectos especiales que arranca a un ritmo frenético que no decae hasta pasado el ecuador del film. Porque en realidad, "Terminator Salvation" mantiene un esquema básico de todo largometraje de acción trepidante que se precie, es decir, tres cuartas partes de tiros y persecuciones, un acto cerca del final en el que la narración suele decaer para reconducir la trama y en definitiva contar algo y un clímax que una vez más, como en las dos primeras películas, se desarrolla en una fábrica. De hecho, el enfrentamiento final es casi un calco del de "Terminator 2" con hierro fundido cayendo sobre uno de los robots y congelándolo posteriormente en un momento muy similar al celebrado clímax de "T2" cuando el T-1000 de metal líquido quedaba petrificado con hidrógeno líquido.
En cualquier caso "Terminator Salvation" es un film de acción correcto. Por debajo de las dos primeras, pero superior en algunos aspectos a la tercera aunque esta le gane por goleada en otras cuestiones menos aparatosas más allá de las meras escenas de acción. En todo caso, no es poco y más aún estando detrás de la cámara un tipo como McG. El disparatado director de "Los ángeles de Charlie" y su secuela paso a toda la legión de fans de Terminator firme cuando se anunció que él iba a ser el director de esta cuarta entrega. Tal fue la alarma generalizada, que el propio McG tuvo que salir al escenario publico a amainar los ánimos de los fans asegurando que era muy consciente que "Terminator 4" era una cosa muy distinta a "Los ángeles de Charlie". Y es verdad. Porque si McG tiene alguna particularidad favorable esa es que es muy capaz de no tomarse muy en serio a si mismo, eso fue lo que salvó de la quema total a las dos entregas de "Los ángeles de Charlie", pero en "Terminator Salvation" es cierto, McG se pone serio y sale airoso. Y todo pese a sus endiabladas escenas de acción y pese a la escuálida coherencia dramática y narrativa de los momentos más frenéticos, al contrario que suele hacer James Cameron que es un tipo que tendrá todos los defectos que se quieran pero que sabe muy bien como plantear, desarrollar y resolver complicadísimas escenas de acción. McG no rueda tan bien la acción como Cameron también es verdad, pero no llega a los extremos de absoluta confusión de, pongamos por caso Christopher Nolan en "Batman Begins" (que no "El caballero oscuro" donde Nolan estuvo mucho más comedido).
Se trata por tanto de un film de consumo rápido, que no hunde la saga y que mantiene viva la esencia, aunque no vaya a tener las trascendencia social y cinematográfica de las dos películas de Cameron. Ahora, lo que muchos piensan ya es en un "Terminator 5", complicada empresa sin duda debido a que la película de McG dejaba la acción en un momento en el que una continuación sólo podría ser una repetición del esquema de "Terminator Slvation", es decir, nuevo episodio bélico entre resistencia y máquinas.

miércoles, 17 de junio de 2009

Pecados de filmoteca


Supongo que todos cometemos errores y lo que es más, que todos tenemos nuestros pecados. Quizá uno de esos errores míos, uno de esos pecados, es que a veces me gustan determinadas películas que resulta bastante complicado defender en público. Generalmente son producciones que uno no osa sacar a relucir en un foro de discusión público como este, y cuando una visita llega a casa y observa en nuestra apreciada filmoteca determinados títulos, en función de la confianza que haya entre el dueño de la casa y el invitado, la respuesta puede variar entre un me la regalaron y ahí la tengo hasta un si, de vez en cuando me gusta ver algo de banal evasión. Aún así, no resulta fácil reconocer por ejemplo que a uno, como es mi caso, me gusta una saga como "Transporter". Me consuela no obstante que hay que ver de todo y que en efecto, hay que tener algunas vías de escape a mano para de vez en cuando por echar unas palomitas sin mayor preocupación que la de tener suficiente cerveza en la nevera.
Yo vi "Transporter" en uno de esos entornos adecuados para semejante visionado. Amigos, cerveza, pizzas... Me divertí. Y es, sólo eso, a veces, se gradece en una película de la pinta de "Transporter". No había mucho dinero de por medio pero si mucho disparate y osadía para llevarlo a cabo. Me hizo gracia. Mi encuentro con "Trasnporter 2" ya fue algo más premeditado. Hubo una época en mi vida en la que religiosamente me acercaba a uno de esos multicines repletos de salas aunque en el fondo muy poca oferta. Era los domingos por la mañana, en un pase matinal. En aquella época la verdad es que vi de todo, cosas muy malas, y también algunas sorpresas. El caso es que allí que voy yo, contemplo la lamentable oferta de aquel día me encuentro con "Transporter 2" y allí que me meto yo. Y me sorprendí todavía más, fundamentalmente porque me lo pase aún mejor que en la primera ocasión. Lo que en la primera película era disparate se había convertido en pura hilaridad y lo que en la primera era descabellado en la segunda se quedaba en disparate. Además tenía un relato, escuálido desde luego, pero bien estructurado y planteado (al fin y al cabo Luc Besson, que es un tipo nada tonto, está detrás del invento) y sobre todo, sus escenas de acción estaban bien filmadas, quiero decir, sin dar la sensación de batiburrilo alborotado donde todo pasa demasiado deprisa en planos demasiado cortos de forma que uno no terminar de entender que diantres está pasando en pantalla.
Asumiendo por tanto mi filiación al grupo freak y un poco avergonzado de admitir, paso un rato fenomenal viendo este tipo de disparates, allá que me voy yo a ver mi "Trasnporter 3". En general del mismo estilo que las dos anteriores, pero con algunas diferencias que sobre todo la distancia de la segunda entrega, a mi parecer, la mejor de las tres. Primero sus escenas de acción y a no están tan bien rodadas, todo es mucho más alborotado, mucho menos claro, y si algo merece la pena en una película de esta naturaleza es precisamente ver qué disparate está teniendo lugar y cómo está teniendo lugar. En segundo lugar la película empieza a ponerse algo más seria, un terrible error en un film que como ocurría en "Transporter 2" destacaba por encima de la media porque la seriedad era mínima, casi inexistente, la justa como no tener la impresión que se estaba ante una parodia. Y finalmente, la sensación de que los responsables de la franquicia gala empiezan a tener la necesidad de matizar a unos personajes que en realidad ni existen ni falta que hacen. "Transporter" funciona por saturación, por acumulación, no por sentimientos de cartón piedra.
"Trasnporter 3" sigue teniendo algunas escenas memorables dentro de la naturaleza de este tipo de películas, una persecución en bicicleta que no tiene desperdicio y que deja en ridículo a todo un Audi y también otra persecución por carretera en la que el aguerrido Frank Martin (un robusto Jason Statham, que recuerda ligeramente a Bruce Willis pero que todavía anda muy lejos debido a su aparente ausencia de sentido del humor) pone el coche sobre dos ruedas entre dos camiones (¡!).
Creo que fue Stanley Kubrick quien dijo que a lo largo de su vida trató de verlo todo y de todo tipo en cine. Seguramente el director de "2001" no estaba pensando en una macarrada insustancial como "Transporter", pero también parece lógico pensar que en toda buena y honesta filmoteca debe de existir un hueco, por pequeño que sea, para nuestros pequeños pecados cinematográficos, porque ser un cinéfilo, creo yo, también consiste en esto, y no sólo en Murnau, Lang, Hitchcock, Tarkovski o Kurosawa. ¿Se atreven a admitir sus pequeños pecados de filmoteca o no son lo suficientemente cinéfilos? ¡Menudo reto, eh?

domingo, 14 de junio de 2009

"Red de mentiras" de Ridley Scott


Cuando Ridley Scott estrena una película todo el mundo se pone firme, no sea que el director de "Alien" y "Blade Runner" vaya a estrenar una obra maestra y no se le preste la atención debida. Yo estuve mucho tiempo peleado con Ridley Scott, cuyo punto álgido de mi rabieta con el director de "Legend" es sin duda "La teniente O´Neil". Aquella fue la película que me hizo pensar que Ridley Scott jamás volvería a ofrecer un fotograma mínimamente apreciable. Pero entonces llegó "Gladiator", película desigual es cierto, pero apreciable en su conjunto. Sin embargo, la película que me hizo replantearme mi odio hacia Ridley Scott no fue otra que "Black Hawk derribado". La primera vez que la vi la puse a caer de un burro pero conforme han ido pasando los años la he visto unas cuantas veces más y no cabe sino admitir su habilidad dramática y formal sin que eso impida determinados achaques ciertamente a alarmantes pero que en conjunto, no llegan a desmerecer el producto. "Hannibal" fue otra punto de inflexión entre Scott y yo, también la puse a la altura del betún en su día, pero no me ha quedado más remedio que admitir que al menos, su primera mitad, es formidable (de la otra mitad ya hablaremos otro día).
Dentro de este contexto de amor-odio en el que me muevo cuando Ridley Scott estrena una película, mi interés por acercarme a sus nuevas propuestas son siempre limitadas, Hay un interés si, pero nada por lo que haya que preocuparse. En este sentido, "Red de mentiras" me parecía una propuesta interesante; intrigas, política internacional, espías y Oriente Próximo, todos ingredientes estupendos para hacer un buen thriller de acción. Y en efecto, un buen thriller de acción es "Red de mentiras". Desde luego, nada que agasajar ni nada que laurear, pero si un producto sólido y bien construido.
Esto me lleva a confirmar mi opinión sobre Ridley Scott como un cineasta hábil, adulto y perfectamente capaz de llevar a buen puerto casi cualquier propuesta, aunque esto no signifique que cada film del director de "Black Rain" sea una obra maestra que hay que adorar (y los hay muchos por ahí que lo veneran religiosamente). Más que filmar bien, lo que hace Ridley Scott muy bien es "construir". Todos los elementos casan con magnífica precisión, nada desentona y todo fluye con aparente naturalidad. Lo que no es poco.
Sin embargo, todo esto me hace cuestionarme hasta que punto "Alien" y "Blade Runner" son realmente películas de Ridley Scott y no una magnifica construcción eso si, coordinada con muy buena mano por Sir. Scott. Algo que no crean, tiene su sentido, sobre todo si observamos como Ridley Scott fue perdiendo puntos a partir del momento en el que se consideró un autor ("Legend") y recuperó lo bueno que había en el cuando accedió a filmar una película de encargo como "Gladiator". Por todo esto tal vez "Red de mentiras" no sea más que un eficaz producto de Hollywood que juega a la denuncia política pero que en realidad no se moja demasiado como si lo hicera por ejemplo, "Siryana". Es por esto también que el film venga protagonizado por dos estrellas como Russell Crowe y Leonardo DiCaprio (este último, ao fina, parece un hombre y no un niño con bigote postizo como en "El aviador"), que su factura sea impecable, que haya las consabidas y necesarias explosiones y persecuciones y que al final, los buenos sean muy buenos y los malos pues eso, sean malos sin matices, sólo figuras estereotipadas sobre los que Scott prefiere no hablar demasiado.

"El carnaval de las almas" de Herk Harvey


Película de culto, rareza donde las haya, film referencial de multitud de cineastas y estudiosos del cine, especialmente de terror, e incunable hasta hace bien poco gracias a una agradecida edición en DVD. "El carnaval de las almas", cuentan, fue una importante fuente de influencia para directores como George A. Romero, Tobe Hooper y hasta hay quien dice que de M. NIght Shyamalan. Pero a mi, lo que más me llama la atención en este capítulo de influencias sea el peso referencial que este film tiene sobre la popular película de Romero, "La noche de los muertos vivientes" que junto con la recientemente comentada "The Last Man on Earth", explicaría muchas cosas y si bien no le quitaría mérito a la película de Romero, si que ofrece algunas pistas de donde sacó Romero sus ideas para reinventar el cine de muertos vivientes algo que visto lo visto, sino llega a ser Romero, habría sido cualquier otro antes o después. Películas como "The Last Man on Earth" y "El carnaval de las almas" están a un paso de ofrecer lo que Romero hizo con su noche de muertos vivientes.
Pero paralelamente al capítulo de influencias, "El carnaval de las almas" es un film terriblemente inquietante y profundamente perturbador que cuanta la historia de un mujer que extrañamente sobrevive a un accidente de tráfico a partir de cuyo momento, comienza a tener visiones extrañas y sensaciones sobrenaturales. "El carnaval de las almas" viene firmada por un tal Herk Harvey un hombre que según parece, se dedicó toda su vida a filmar documentales, especialmente divulgativos, sin llamar demasiado la atención hasta que un día pasó por un extraño escenario. Harvey estaba de vacaciones por Estados Unidos cuando pasó por Utah y descubrió un enrarecido escenario, una construcción abandonada utilizada para festejos de feria que sedujo la imaginación de Harvey que no tardó en engendrar la historia que se materializaría en "El carnaval de las almas".
La película es de serie B, es decir, bajo presupuesto y no sólo eso, sino que además está rodada con cierta tosquedad y más aún montada, sólo hace faltar echar un vistazo a su abrupto comienzo, rudo y muy poco "comercial". La película, tras su inquietante comienzo, avanza con pausa, sus diálogos en realidad, nos dicen poco sobre la historia, porque el peso del film recae sobre sus imágenes y sobre sus momentos de horror donde casi no hay palabras salvo algún que otro grito de horror.
Pese a todo lo cierto es que la película es inquietante donde los haya, sus imágenes sobrenaturales tiene una fuerza inesperada para 1962. Fuertemente influenciada por los nuevos movimientos culturales de Europa (con la Nouvelle Vauge a la cabeza), "El carnaval de las almas" recuerda ocasionalmente a "Repulsión" en ese periplo de una joven desorientada que al parecer camina entre la vida y la muerte, entre el mundo de los vivos y el de los muertos.
Se trata en suma de un film muy recomendable, por su extrañeza, por sus propuestas y por el pie que ofrece la película a reflexiones más complejas. Desde luego no dejará a nadie indiferente, lo que siempre es bueno.

viernes, 12 de junio de 2009

"El luchador" de Darren Aronofsky


Vaya por delante que yo soy de los que se acerca a un director como Darren Aronofsky con todas las precauciones habidas y por haber. Un poco como Christopher Nolan, Aronofsky sabe que es un moderno y eso, no siempre es bueno. Pero también como Nolan, Darren Aronofsky es un director indefectiblemente interesante. Sus propuestas, mejores o peores, más o menos equilibradas, siempre tienen un meollo a retener en la memoria con el que regocijarse un buen rato. Además, en el caso de Darren Aronosfky se da la circunstancia de que su anterior película, "La fuente de la vida" fue un generoso fracaso; costó 35 millones de dólares y no llegó a recaudar los 16. Me irrita hablar de "El luchador" sin haber visto "La fuente de la vida" pero lo que si parece cierto es que el descomunal fracaso de aquella le ha servido a Aronofsky para embarcarse en un merecido baño de humildad. Es decir, en ocasiones, fracasar no sólo es bueno, sino que hasta es necesario. En el caso de Aronofsky, no puede ser más claro. El director de "Réquiem por un sueño" se enfrascó en una costosa producción que le terminó saliendo por la culata y nada mejor para curarse en salud, en el alma, que realizar una película pequeña, sobre pequeña cosas, aunque sólo sea en apariencia.
"El luchador" nos cuenta la patética historia de Randy (un formidable Mickey Rourke), una vieja gloria de la lucha libre que se gana la vida ahora en pequeños combates locales, mutilándose la cara y metiéndose en el cuerpo todo lo que puede y más para mantener la forma que le exige su trabajo. Pero un día su cuerpo le dice basta, un infarto al corazón traza los perímetros a partir de los cuales se extiende el abismo negro de la muerte. "El luchador" básicamente va de como Randy trata de encontrar su lugar en el mundo más allá de las cuerdas de un Rin, topándose con un universo turbio y lejano al que le ha estado dando la espalda durante demasiado tiempo. Randy en el fondo no es un mal tipo, es un macarra que ha tomado un camino equivocado, eso está claro, pero cuando decide abandonar la lucha porque su corazón le ha dado un toque de aviso, Randy se empeña de corazón por encontrar un nuevo trabajo, hacerse con la chica que le gusta (una magistral Marisa Tomei que demuestra que a lo mejor, aquel extraño Oscar que le dio Jack Palance no fue fruto de la alcoholemia del veterano actor) y recuperar a su hija olvidada. El problema es que el alma de Randy está tan magullada como el propio rostro de Rourke. El interior de Randy no está hecho para sutilezas ni delicadezas, todo en él es demasiado tosco de forma que una y otra vez, termina estampándose con la lona. Y es una pena, y aquí reside creo yo la magia de "El luchador", porque Randy en el fondo, está empeñado en hacer la cosas bien, aunque sea al final del trayecto.
Aronofsky por su parte filma "El luchador" también con notable sencillez, alejado de los operísticos manierismos de "Réquiem por un sueño" (sobre todo en su tramo final), componiendo así un film más cercano a su ópera prima "Pi. Fe en caos", un relato salpicado de pequeños pero significativos matices que enriquecen una historia que aporta y avanza más por dentro que a simple vista. De momento se queda en gran película, ya veremos si qué hace el tiempo con ella. Nada malo, creo yo...

jueves, 11 de junio de 2009

La comedía clásica


Hay películas que no me canso de ver y una de ellas es sin duda "Ser o no ser". El otro día, andaba yo por Torrevieja y eso que me meto a una tienda regentada por ingleses. Tenían una cesta repleta de películas a dos euros, y allí que me digo yo, "voy a escarbar un poco". Había unas ediciones muy curiosas de cine de terror de serie B y Z de zona 0 que a esto estuve de comprarme, no lo hice, pero hoy tengo que volver a Torrevieja y creo que me voy a llevar una o dos, o tres... El caso es que entre el cocido de DVDs que allí habían me topo con "Ser o no ser". Sin pensármelo, así que me la llevo. Cuando voy a pagarla con mi flamante moneda de dos euros en la mano, el inglés que me atiende me dice en un torpe castellano que la película lleva descuento (¿dos euros y además descuento?). Pues si señores, uno veinte me costó la película. Hoy vuelvo a esa tienda como ya he dicho.
La copia desde luego estaba un poco cochambrosa, tenía alguna que otra precariedad en la imagen y el sonido, pero se podía ver perfectamente. Adoro ese principio del film, con los flamantes carteles de negocios polacos, esos rostros mirando fuera de campo como si estuvieran observando a un extraterrestre y ese Hitler paseando a sus anchas en mitad de Varsovia. Hasta que una niña se acerca con un bloc en la mano y un lápiz y le dice, ¿me da un autógrafo señor Bronski?. ¡Sublime! El actor que interpreta a Hitler en una obra de teatro quiere comprar hasta que punto se parece al Fuhrer, y es una niña, como poco, la que lo reconoce sin demasiadas dudas.
Este tipo de comedia ya no se hace hoy día. Es demasiado sutil, demasiado delicada, demasiado cuidadosa, como para hacerse un hueco en un panorama dominado por la caca, el pedo, el culo y el pis de la denominada Nueva Comedia Americana. En realidad, otra forma de hacer reír tan legítima como cualquier otra cuyo origen se encuentra en el aplaudido programa de televisión de Estados Unidos "Saturday Night Live", cantera de actores tan disparatados como John Belushi, Dan Aykroyd, Chevy Chase, Bill Murray, John Candy, Will Ferrer o Eddie Murphy. Yo no digo que sólo se tenga que hacer estilizada comedia americana, sólo digo que no conviene olvidar ni mucho menos abandonar los valores de esta comedia gestada por Lubitsch y madurada por Wilder, Cukor y Edwards entre otros. Hacer reír con una frase, un gesto o una mirada y todo, sin apenas mover la cámara. Dejando que las cosas transcurra delante del objetivo pero sin interferir. El chiste está ahí y por tanto, sólo hay que captarlo.
La principal diferencia creo yo entre la comedia clásica y la nueva comedia americana es que mientras antes, había que disponerse a ver una comedia como si de una esponja se tratase, dispuesto a "pillar" hasta el más mínimo matiz, ahora es el chiste es el que nos golpea, nos aturde y nos lanza atolondrados fuera de una sala de cine. Como digo, tan legítimo y valioso en su medida, como cualquier otra forma de hacer reír, pero sin duda, también menos laborioso, menos complejo y también, menos virtuoso. Resulta llamativo como determinados géneros como el western, el film moir o el cine bélico, con sus matices, idas y venidas, han sobrevivido a paso del tiempo y en cambio, la comedia se ha ido desvirtuando con el paso de los años. Mientras hoy día, las mejores películas bélicas ("Salvar al soldado Rya"), los mejores film noir ("L.A. Confidential") o los mejores western "Sin perdón"), tienen su mirada puesta en los clásicos, las comedias más aplaudidas y exitosas ("Tropic Thunder") apuestan por la demolición de todos los cánones clásicos através de la irreverencia de lo denominado políticamente incorrecto.
A mi modo de ver, Blake Edwards fue el último padre de esta comedia sutil, un director que con sus más y sus menos, trabaja el gag como una brisa casi imperceptible que cuando te ibas a dar cuenta, estaba sucediendo delante de tus narices. Incluso un director tan denostado como John Landis explotó mucho esa comedia visual, ese chiste que pasa sin apenas percibirlo hasta que surge la carcajada. No en vano, el director de "Granujas a todo ritmo" (film por cierto casi mudo, obviando sus canciones, claro, tiene algunos de su mejores chistes sostenidos casi exclusivamente mediante la imagen) realizó una agradecida aproximación a la comedia clásica americana con "Oscar", película vapuleada sin compasión entre otras razones, porque Silvester Stallone estaba allí en primera línea.
Se agradece el humor sutil, tal vez tanto como el gamberro, pero sin duda, hay que tener algo de genialidad dentro para poder hacerlo, porque está claro no todos pueden hacerlo. Otra cuestión sería desde luego hasta que punto el público de hoy en día, fundamentalmente los adolescentes que llenan las salas de cine estarían dispuestos a dejarse llevar por un gag en plano fijo. Esa sin duda, es otra cuestión...

miércoles, 10 de junio de 2009

"Monstruoso" de Matt Reeves


A mi, cuando una superproducción de Hollywood no gusta a nadie o a casi nadie, mi interés por la película en cuestión se dispara. Suelo pensar que cuando un film de Hollywood no gusta demasiado a la mayoría del público es por qué tiene algo diferente, bueno, o malo. Al público en general no le suelen gustar películas que alteran los esquemas más tipificados. Por ejemplo, a muy pocos le gustó "El protegido" y a mi me parece una película soberbia, aunque bien es verdad que el film se ha ido revalorizando con el tiempo. En el caso de "Monstruoso" mi asombro resultaba mucho más pasmoso cuando preguntaba pero ¿por qué no te gusta "Monstruoso"? y generalmente obtenía más o menos, la misma respuesta, porque el monstruo no se ve (¡!). Insisto, hacer una película sobre un monstruo que arrasa una ciudad y en donde la alimañana en cuestión no se ve, me parecía una propuesta terriblemente interesane.
Pero lo cierto es que mi desconcierto en tanto el gusto del gran película y determinadas películas siguió en aumento cuando al final vi "Monstruoso" y comprobé que en efecto, ese defecto tan cacareado de que el mosntruos no se veía era falso. El monstruo se ve y además, perfectamente. De hecho, no entiendo que tiene "Monstruoso" que tampoco a gustado a algunos. Su formato de cámara al hombro en plan "El proyecto de la bruja de Blair" (otra que gusto a pocos y que en cambio se ha revelado como un film adelantado a su tiempo, como algunos nos empeñamos en su día en sostener) está a estas alturas de la función plenamente integrado en los modelos estándar del cine comercial, como demostró hace bien poco la notable y exitosa REC. Además, esta mecánica de mostrar la acción de film con una inestable cámara presumiblemente amateur no nos evita espectaculares escenas de destrucción como aquella de la cabeza de la estatua de la libertad cayendo en pleno centro de Manhattan, el puente de Brooklyn siendo literalmente desmembrado o el bicho en cuestión arrasando cuanto pilla a su paso mientras es bombardeado por el ejército. Como digo, "Monstruoso" cuenta con todos los ingredientes necesarios con una producción de éxito.
Pero es que además, el film está mejor construido narrativamente que, pongamos por caso, "Gozdilla" de Roland Emmerich o que muchos films de acción y/o terror contemporáneos. Su breve duración, 85 minutos (una media hora por debajo de la agotadora media actual de Hollywood que parece no bajar de las dos horas), condensa muy bien esa sensación de noche angustiosa, de pesadilla intensa en la que todo ocurre deprisa aunque eso si, sin atropellar al espectador, dándole tiempo a respirar, a tomar aire y a saborear los diferentes momentos que ofrece la película. Su esquema es muy sencillo, pero también efectivo, huída de la ciudad, regreso al corazón de la ciudad para rescatar a una amiga y de nuevo huidía a toda velocidad con trágica resolución.
Otra cosa que me llama mucho la atención es que "Monstruoso" se suela incluir como un film casi, casi, de una autoría discutible. Es decir, cuando se habla del film rara vez se menciona a su director, Matt Reeves, a su guionista Drew Goddard, ambos guionistas habituales de la series "Alias" y "Perdidos", sino al productor ejecutivo y además, creador de las dos series citadas, J.J. Abrams. Hasta donde yo se, el crédito de "productor ejecutivo" es un eufemismo comercial en su mismo, dado que suele ser un puesto que ocupan aquellos que únicamente ponen su nombre en la película y se dedican a recibir un cheque por ello. Dicen no obstante que J.J. Abrams es uno de esos productores metomentodo, que se pasa buena parte del rodaje en el set supervisando hasta el último detalle. Yo no digo que no sea así, pero aún en este caso, me parece un pelín excesivo atribuir los méritos de "Monstruoso" a Abrams, algo de momento y como mínimo, en tela de juicio, a la espera de que pase el tiempo y ver que más nos ofrece el cine de Abrams. Es cierto que la idea original de "Monstruoso" fue de Reeves y Abrams, quienes rodaron un corto e 8mm. con la premisa del film que nos ocupa, pero no es menos verdad que "Monstruoso" es una película dirigida por Reeves, e insisto, habrá que dejar que pase un poco el tiempo para comprobar si se desvela alguna conspiración tipo "Poltergeist", firmada por Tobe Hooper, pero dirigida por, y esto si podemos decirlo con conocimiento de causa, por Steven Spielberg.
De entrada, lo que si es cierto y que también es una particularidad de, la de momento, escueta filmografía de Abramas, es que "Monstruoso" es un simpático film del estilo de aquellas películas que Steven Spielberg y George Lucas nos ofrecieron en los años ochenta, es decir, una película de consumo rápido, pero digna, un entretenimiento sin pretensiones pero que soporta un segundo visionado, y por tanto y hasta nuevo aviso, una dignísima carta de presentación de su director Matt Reeves. Habrá que esperar por tanto a la próxima película de Reeves, actualmente en preparación, "Let Me In".

martes, 9 de junio de 2009

"Iron Man" de Jon Favreau


Había oído decir cosas muy dispares de "Iron Man", que era una notable adaptación de un personaje de comic, y que era una absoluta castaña con mucho ruido y pocas nueces. En efecto, yo me quedo con lo segundo. No entiendo de donde han salido las buenas críticas hacia está película y tampoco puedo entender el entusiasmo de algunos, ni siquiera su generosa taquilla. Porque a mi modo de ver la película es, así de entrada, aburrida, que es lo peor que puede tener un film como este. Si una producción de consumo rápido y discretas o ninguna pretensión es aburrida, es que estamos tocando fondo. Y ¿por qué es aburrida? Pues fundamentalmente porque el personaje de Tony Stack (Robert Downey Jr.) carece de todo interés. Su perfil de juerguista mujeriego que ve la luz y decide hacer el bien en vez de fabricas armas y vendérselas al mejor postor no se lo cree nadie. De hecho, si algo le fatla a "Iron Man" es ante todo, humor, no tomarse a ella misma demasiado en serio. El film tiene ciertos apuntes en este sentido, pero la distensión dramática no llega a cuajar en toda la película. Todos están demasiado interesados en sus personajes de cartón piedra, incluso un inesperado Jeff Bridges. De hecho, sólo Downey Jr. en contado ocasiones, parece querer reirse de lo que sucede a su alrededor, pero da la impresión de que esa no era la intención de su director.
Aquí reside obviamente otro inconveniente, y de los gordos de "Iron Man", su director; Jon Favreau. ¿Qué quien es Jon Favreau? Pues Jon Favreau es un anodio actor visto en películas como "Very Bad Thnigs" pasado a insípido director de encargo que tanto da lo que firme y para quien lo firme porque todo parece hecho igual. Favreau dirigió la insustancial comedia "Elf" con Will Ferrer y ahora lo vemos al frente de una superproducción de Hollywood sobre un superhéroe que bien podría haber resultado un producto interesante, pero que en manos de Favreau se vuelve una producción bastante insustancial e insisto, muy aburrida.
Yo, cuando en una película empiezo a ver mucho lujos, coches vistosos, grandes casas, y luego chicas guapas a diestro y siniestro, apunte sexual descafeinado, canciones machaconas para vender discos y estrellas de Hollywood interpretando personajes sin entidad ni interés alguno (Gwyneth Paltrow), entonces, me echo a temblar y preveo lo peor y en efecto, todo esto, lo tiene "Iron Man". Ni si quiera las escenas de acción de la película dignifican el conjunto. Ya hemos visto a la gente volar a toda velocidad y mucho más, y también hemos visto a gigantescos robots liándose a mamporrazos y ya hemos visto también disparatadas explosiones concatenadas de fuego, humo y luces de color. Si, la escena de Iron Man y los dos cazas americanos tiene pase, pero es lo único y no vale todo el matraje que hay antes y después.
Y poco más la verdad. Ya saben quien no irá a ver "Iron Man 2", actualmente en rodaje...

domingo, 7 de junio de 2009

"The Last Men on Earth" de Sidney Salkow


Como iba diciendo...
Tenía verdadero, no, sicótico interés por ver "The Last Man on Earth", según tenía entendido, la mejor y más fiel adaptación del fantástico relato de Richard Matheson. Yo ya había visto "El último hombre...vivo" y "Soy leyenda" y francamente, ninguna me había entusiasmado, ni si quiera el film protagonizado por Charlota Cestón, que goza de buena prensa pero que en esencia, cae en los mismo defectos que la película protagonizada por Hill SEIT. En este sentido, desde luego, "The Last Man on Earth" se desmarca con diferencia y en efecto, es la mejor de las tres, mejor intencionada, mejor planteada y moderadamente bien resuelta.
"The Last Men on Earth" es de hecho, en lo que derivó un legendario guión que el propio Matheson escribió su relato titulado "Night Criatures". Aquel libreto, que quien lo leyó afirmaron estar ante el mejor guión escrito por Matheson, iba a ser una producción de la mítica Hammer Films. Se había tanteado la posibilidad de que "Night Criatures" la fuera a dirigir Terence Fisher o Val Guest, pero el asunto no llegó a cuajar. Peter Cushing iba a interpretar a Robert Neville, pero la censura británica andaba esos días subida a las barras y una vez leído el guión adelantó a la Hammer que si la rodaba, directamente la iba a prohibir. La pequeña productora británica, que ante todo buscaba hacer dinero, no vio y con razón, que "Night Criatures" fuera a ser un proyecto rentable si se iba a prohibir nada más haberse rodado, de modo que desechó el proyecto.
Por aquel entonces, la Hammer Films tenía un contrato con el productor norteamericano Robert L. Lippert, que ya había distribuido en Estados Unidos entre otras, éxitos como "El doctor Quatermass". De este modo, la Hammer le cedió el proyecto a Lippert y se desentendió del proyecto. Ya en manos de Lippert, éste no dejó de asegurarle a Matheson que "Night Criatures" se iba a convertir en una realidad y que era una de sus prioridades hasta el punto de que Lippert le aseguró que el guión estaba nada menos que en manos de Fritz Lang. ¡Imagínense...!
Pero el tiempo fue pasando y las expectativas fueron disminuyendo su nivel. Por lo visto el guión no terminó de entusiasmar a prácticamente nadie y Lippert en efecto, terminó concretando la película pero, con una inesperada participación económica italiana. Finalmente "Night Criatures" se convirtió en "The Last Man on Earth" y Fritz Lang se convirtió en Sidney Salkow, un director de segunda que dirigió cuatro episodios de la serie de televisión de "La Familia Adams".
Cuentan que Richard Matheson no quedó nada satisfecho con el guión final y la verdad es que no hace falta deducir demasiadas cosas a la vista de los nombres acreditados como guionistas finales del film. Matheson firmó con el pseudónimo de Logan Swamson junto con otros tres nombres, dos de ellos italianos, y uno de ellos, Ubaldo Ragona, también apareció como director en los carteles promociónales del film en Italia (¿?).
Dicho esto, y asumiendo sus numerables conspiraciones que imagino, debió de haber en la postproducción del film, "The Last Man on Earth" sigue siendo la mejor adaptación que hasta la fecha ha tenido la obra de Matheson y todo, siendo un film desigual (lo que no hace sino confirmar la complejidad inherente de adaptar al cine un relato como "Soy leyenda"). "The Last Man on Earth" sigue con bastante fidelidad el relato de Matheson y no sólo eso, además mantiene sus intenciones, aunque en esencia, no se llegue a extraer con demasiada claridad la idea última del film, la diferencia y el odio que provoca, parejo con el instinto de supervivencia de las distintas naturalezas. En "The Last Man on Earth" tiene cabida algunos de los episodios más memorables de la obra de Matheson, pero con un nivel emocional muy inferior al obtenido por el escritor norteamericano.
En mi opinión, todo esto se debe a una cuestión que francamente nunca he llegado a entender. La necesidad sistemática de alterar pasajes y resoluciones del relato de Matheson que nada aportan y mucho desmerecen al original. En el caso de "The Last Man on Earth" tal vez estas alteraciones sean más sangrantes que otros casos, porque al tratarse de un film presumiblemente fiel a la obra original y que aguanta el tipo con bastante dignidad hasta más o menos, la mitad del metraje, ¿para qué alterar el ADN de "Soy leyenda" de Matheson cuando hemos aguantado el tipo durante medio metraje? No entiendo por qué Neville no es retratado como el alcohólico incipiente que es en el relato, por qué en "The Last Man on Earth" la nueva generación de hombres, híbridos entre vampiros y hombres normales, no son los mutantes que describe el film, por qué las atrocidades que afligen los nuevos mutantes a los vampiros no son lo brutales y desmedidas que provocan en Neville una inesperada sensación de compasión y a la vez de comprensión, ante una naturaleza distinta, pero una naturaleza, al fin y al cabo, y por qué Neville no muere como muere en la novela, que no voy a desvelar para aquellos que no la hayan leído (craso error ¡corran a su librería más cercana!) pero que en suma viene a decir bastante más que el prototípico final de "The Last Man on Earth".
Yo siempre he dicho que la buena adaptación de una novela es aquella que respeta antes el espíritu que la letra, pero que se da la circunstancia de que "Soy leyenda" es un relato corto, de una extensión bastante cómoda para ser adaptada al cine, y que insisto, una vez, estamos respetando el relato en su conjunto, como ocurre en "The Last Man on Earth", no entiendo a que viene, alterarlo, cuando seguirlo, hubiera sido mucho mejor para todos.
Pese a todo insito, film que merece la pena ver. Extraño, distinto el cine de terror que se hacía en Estados Unidos de aquellos años (entre otras cosas porque la película se rodó en Italia), y que un seguimiento bastante fiel a la obra de Matheson. La pena es que la película no aguante comparaciones, ni si quiera para aquellos que mantenemos que una buena adaptación no tiene nada que envidarle a un buen libro. "The Last Man on Earth" se queda por muy por debajo de lo que nos propone Richard Matheson en "Soy leyenda", aunque bastante por encima de las otras y mediocres adaptaciones del relato de Matheson.