martes, 31 de agosto de 2010

"Bienvenido Mr. Chance" de Hal Ashby (1979)


"Bienvenido Mr. Chance" viene firmada por Hal Ashby, aunque la magia, el encanto y la grandeza de la película es de su actor protagonista, Peter Sellers. Tampoco digo nada nuevo lo se, pero es que las cosas son así. En aquella película Sellers hizo una cosa a la que estamos muy mal acostumbrados hoy idea; interpretar. Sospecho que desde la era De Niro-Al Pacino-Nicholson, nos cuesta trabajo ver una interpretación de gigante si alguien no grita, arquea la ceja o contorsiona los rasgos de su cara (que conste que yo de los tres siempre me quedaré con De Niro, que creo que era el más contenido, pero pienso que el mensaje se entiende...). Peter Sellers -que también coqueteó con la sobreactuación en "Teléfono rojo. Volamos hacia Moscú", aunque bien pensado, era muy complicado interpretar a tantos personajes y tan disparatados sin coquetear con la sobreactuación...- en "Bienvenido Mr. Chance" lo que hace es dar una lección de actor como no recordaba yo. Es inevitable acordarse de "Forrest Gump" y de Tom Hanks y ciertamente, el asunto juega en su contra, fundamentalmente en contra de Hanks.
Pero es que además, "Bienvenido Mr. Chance" es un raro -o por lo menos curioso- ejemplo de los esbozos originales de ese nuevo Hollywood que estalló en los 70 y se hizo con Hollywood en los 80. Hal Ashby, como Robert Altman con "M.A.S.H." (1970) y hasta como Warren Beatty como principal impulsor de "Bonnie and Clyde" (Arthur Pen; 1967), fue uno de esos cineastas que ya llevaban consigo el virus de la renovación cinematográfica. Empezó casi antes que nadie con "El casero" (1970) y llevó una carrera comercial bastante desigual sin llamar la atención de demasiada gente y sin provocar demasiados altercados intelectuales. Salvo en todo caso "Shampoo", Ashby pasará a la historia como uno de los primeros integrantes del Nuevo Hollywood, uno de los que puso su grano de arena para que Hollywood se reinventara, pero nada más allá.
Esa excepción de ese más allá en el que Ashby ni pinchó ni cortó del todo -y todo sin ser un mal director- es sin duda "Bienvenido Mr. Chance". El problema de film es que está rodado con tanta corrección que muy poca cosa destaca del conjunto más allá de una historia que está contada de forma impecable, todo hay que decirlo. Pero no hay casi nada más allá de esa impecable corrección. Ashby se pierde en anacronismos formales -atención a su BSO- y se alimenta de su apetito cinéfilo centrado de forma muy especial en su actor protagonista, Peter Sellers a quien adora, dramática y narrativamente hablando.
Pero el caso es que Ashby, además de contar con un actor que además de bueno, estaba en estado de gracia, contó también con una novela original de Jerzy Kosinski y un guión -adaptado por el propio Kosinski- fuera de lo común. Ka historia avanza sin prisa pero sin pausa. Sellers hace con nos deleitemos con casi cada plano en el que interviene, que son la mayoría y Shirley MacLaine pone la guinda a un film en su fondo, muy curioso.
Lo que "Bienvenido Mr. Chance" nos viene a proponer es la historia de una hombre más bien "corto" que se desenvuelve en un extraño mundo real en el que nadie percibe la deficiencia intelectual de Chance. Asumiendo por tanto este extraño milagro de la ficción cinematográfica que nos propone Ashby, Mr. Chance se convertirá en poco menos que un gurú de la política nacional a un paso, eso nos indica el final del film, de convertirse en presidente de los Estados Unidos. Los equívocos se suceden detrás de otros y el público debe de pasar por la prueba de creer, de asumir, que ése mundo que no sabe que está hablando con un retrasado mental existe. Así, el humor y el drama -la escena de la masturbación del personaje de MacLaine es impresionante- sostiene un film, seguramente irrepetible, con un final, también irrepetible; ese plano de Mr. Chance, caminando sobre las aguas de un lago, como ese extraño milagro que de forma inexplicable ha brotado y germinado en un mundo cruel monopolizado por la televisión y las política de los embaucadores del poder.

domingo, 29 de agosto de 2010

"El equipo A" de Joe Carnahan. (2010)


Hace poco leí una entrevista al director de "El equipo A" en la que el entrevistador le decía algo así como que si uno toleraba una frase como "¡están tratando de pilotar un tanque!", lo más probable es que al final terminara pasando un rato de lo más entretenido con la película. Y creo que tiene mucha razón. "El equipo A" es lo que en mis años mozos llamábamos una "americanada" o una "fantasmada", o lo que es lo mismo, un disparate de tras de otro, una disparatada sucesión de escenas cada cual más hilarante que la interior con el sentido mínimo y la coherencia justa para que de la sensación de que hay una historia entre tanto tiroteo, explosión y abracadabra.
De entrada, lo más admirable de un film como "El equipo A" es algo que suelo decir muy a menudo, la película tiene conciencia de sí misma, es decir, sabe qué es lo que es, es decir, sabe que no es más que un entretenimiento vacío, escandaloso sí, pero hueco. Esto como digo, no tiene nada de malo si la película no se toma en serio a sí misma y sabe hasta donde puede llevar el dramatismo de determinadas escenas o la definición de los personajes. Así, el dramatismo en "El equipo A" es nulo, los personajes están descritos a base de brochazos rápidos y sin dar pie a ambigüedades; el líder, el guapo, el loco y el fuerte, y muy poco más.
Y vista así, lo cierto es que "El equipo A" es una película de lo más entretenida. Su historia se sostiene lo justo como para no aburrir y su complejidad es absolutamente nula, con la excepción de su trama, rocambolesca y rebuscada plagada de agentes dobles, traidores e infiltrados que supongo yo, explicará la presencia en los títulos del film de tres guionistas. El film salta de localización en localización (en realidad, y aunque en la película se diga lo contrario, sin salir de Canadá) sin dar un respiro al espectador que asiste patidifuso a una constante y repetitiva violación de las leyes de la física en las que el término "inverosímil" se queda corto.
Pero que nadie se acerque a "El equipo A" buscando nada más, y eso sí, nada menos. El film cumple con lo pactado. Acción rebosante de diversión, escenas hilvanadas para que nadie se pierda y el siguiente disparate tenga una razón de ser, al menos, argumental y nada más. Película de palomitas, sin más, pero insisto, tampoco sin menos.

martes, 10 de agosto de 2010

"Origen" de Christopher Nolan. 2010


Concebida, vendida y envuelta como el "2001" del siglo XXI, sería interesante que aquellos que no hayan visto "Origen" fueran rebajando expectativas. Que nadie se escandalice, "Origen" es una película muy interesante, pero se sabe compleja y densa y eso, le termina afectando a si misma. Porque en el fondo, la última película de Christopher Nolan no es más que un film de robos pero alterando su decorado, imponiendo nuevas reglas y de paso dejando se ver como el nuevo genio de cine norteamericano. Porque lo cierto es que si vamos al meollo de la cuestión, es bastante mejor película "El caballero oscuro" que "Origen", cuyas escenas de acción, al contrario que en el film de Batman, andan cogidas con hilos, extrañamente justificadas y a todas luces, excesivamente prolongadas.

Pero tal vez, lo menos bueno de "Origen" sea que el film de Nolan no aporta, culturalmente, nada nuevo (de ahí que ande lejos de ser el "2001" del siglo XXI). La última película del director de "El caballero oscuro" no hace otra cosa que sumarse a la corriente posmodernista popularizada (que no inaugurada) por la terriblemente sobre valorada "Matrix". Porque al fin y al cabo lo que hace "Origen" no es más que incidir en la idea de que la realidad no existe, de que todo es un sueño y que de hecho, en última instancia, cabe la posibilidad de que todo lo que consideramos realidad, sea precisamente, un sueño. Ósea, nada nuevo. De hecho, me irrita profundamente que algunos críticos y buena parte del público aplauda y llene de laureles a una película, no cabe duda que buena, pero lejos, o al menos, a cierta distancia de remover los cimientos del cine de ciencia ficción. Caballeros, no nos dejemos llevar. A mi juicio "El caballero oscuro" sí que trastocó los pilares de cine de superhéroes, tanto, que casi resultaría imposible imitarlo. Pero "Origen", pese a su parafernalia, es un film mucho más simple.

Dicho esto, vuelvo a lo que decía al empezar. "Origen" está muy bien. Exige una atención por encima de la media en el espectador, propone una trama rocambolesca e imaginativa y tiene algunas referencias cinematográficas -"La espía que me amó", por ir a lo más claro- que harán las delicias del cinéfilo. Además, Nolan parece confirmar la contención narrativa de la que ya hiciera gala en "El caballero oscuro", sino lejos, si que al menos a una moderada distancia de los excesos escénicos, fundamentalmente de montaje, de "Batman Begins", "Insomnio" e incluso "Memento".

En cualquier caso, "Origen" es, a todas luces, una película muy recomendable. No gustará por igual a todo el mundo, pero sí que desde luego, confirma a Crhistopher Nolan como uno de los cineastas más interesante e inquietos del actual panorama cinematográfico. Pero sin duda, lo mejor de todo esto es que un film como "Origen· nos invita a pensar que un día de estos, dentro de unos años (Nolan "sólo" tiene 40), el director de "Memento" hará un peliculón que seguramente, esa sí, sea el "2001" del siglo XXI, porque hay una cosa que tengo muy clara y es que Nolan puede, no, debe ir más allá de las modas culturales más facilonas del momento. Un día, espero que no muy lejano, Christopher Nolan dejará a media platea boquiabierta, mutará la concepción cultural del respetable y el cine, o por lo menos, un género, tomará un nuevo camino. Yo, personalmente veo a Nolan con ese potencial.

"Airbender. El último guerrero" de M. Night Shyamalan. 2010

Vaya por delante, "Airbender. El último guerrero" no es el pedazo de mierda que se ha empeñado determinado sector crítico, sobre todo, norteamericano. Atacar sistemáticamente a determinadas películas o a ciertos directores puede tener su gracia en función del contexto pero desmembrar airadamente cada una de las películas de M. Night Shyamalan hasta el extremo de desollar sin piedad y con ensañamiento casi patológico "Airbender" me parece un fenómeno ciertamente insólito. Así, ahora mismo, la verdad es que soy incapaz de recordar otro cineasta que fuera atacado con tanta voracidad por la crítica norteamericana. Cualquiera puede leer algunas de las perlas que se han dicho de "Airbender" en la web FilmAffinity, una tendencia que dicho sea de paso, parece haberse extendido, al menos, a cierto sector de la crítica española.

De todos modos, vayamos por partes.

"Airbender" no es la mejor película de M. Night Shyamalan desde luego, pero de ahí a ser el pedazo de estiércol que se empeñan algunos en extender hay un trecho bastante importante. "Airbender. El último guerrero" es una fantasía épica al uso (dato importante, hay que verla en 2-D porque el 3-D fue aplicado después y creo que resulta bastante molesto, una imposición de los estudios...) que nada tiene que envidiarle a, pongamos por caso, "Las crónicas de Narnia". El film de Shyamalan contiene algunos momentos ciertamente imponentes, destacados fundamentalmente por ese estilo tan propio de Night de rodar planos largos y tirando del montaje lo justo. Da gusto contemplar determinadas escenas de acción en las que la planificación no es un batiburrillo de planos mal montados y dispuestos de la menos mala forma posible. Se nota y mucho, que Shyamalan quería esforzarse por ofrecer algo distinto que meros planos aéreos de millones de soldados batallando patentados por Peter Jackson y su trilogía de "El señor de los anillos" que dicho sea de paso, en determinados momentos no hacía otra cosa. Pero además, "Airbender" sigue ofreciendo ciertas constantes intrínsecas del cine de Shyamalan, como su creencia acerca de lo ordinario y lo extraordinario, la importancia del punto de vista de un niño o la presencia o la ausencia de la fe en sus personajes.

A mi, personalmente, tengo que admitir, que este tipo de películas me gustan más bien lo justo. Nada me entusiasmó de "El señor de los anillos" y mucho menos de "Las crónicas de Narnia", porque ya era algo bastante obvio, pero "Airbender" no es más que eso, una mitología fantástica con un acabado técnico impecable (sus efectos especiales son de primera y no como se ha dicho en algunos medios) y poco más.

El principal problema que tiene una película como "Airbender. EL último guerrero" -que lo tiene- es precisamente su inseguridad. Tengo la sensación de que Shyamalan tenía mucho miedo de no ofrecer lo que se esperaba de una producción como "Airbender" y a la vez, no traicionarse así mismo. Creo que hay un cierto equilibrio en este sentido, el film se sostiene sin problemas como producción de Hollywood para el verano y además contiene suficientes elementos técnicos, dramáticos y narrativos, como para identificar la película como un trabajo de M. Night Shyamalan, pero sin duda también es cierto que existe cierta inestabilidad en el conjunto, cierta inseguridad en su trama, en sus motivos y hasta en sus formas. Hay algo en el conjunto que distorsiona el resto, no lo destruye, pero sí que se ve afectado.

De todos modos, para aquellos que vayan buscando una recomendación o no, el asunto es muy sencillo. ¿Fantasía épica para toda la familia sazonada con artes marciales y efectos especiales? Es tú película. ¿Te aburren las fantasía épicas pero eres un fan incondicional de "El señor de los anillos? Saldrás defraudado porque a Shyamalan no es tan prepotente como Peter Jackson en aquella trilogía y además, tampoco buscaba ir mucho más allá de lo que se pueden ver en sus imágenes. ¿M. Night Shyamalan te cae como el culo? Ni te acerques. Vamos, ni mires el cartel de la película.