A mí siempre me ha caído bien Daniel Monzón. Incluso cuando hacía críticas de cine en "Días de cine". Todavía me acuerdo de él haciendo una crítica sobre "Héroe por accidente" en un croma que simulaba estar al borde de un edificio o de "El hombre invisible" en la que simple y llanamente, no se veía, por eso de ser invisible...
Pero en lo que a su trabajo como director se refiere, también me ha caído siempre bien el hombre. "El corazón del guerrero" es un film terriblemente irregular, pero con ideas interesantes, con propuestas interesantes y sobre todo, con unas intenciones muy interesantes, aunque no las lograra. "El robo más grande jamás contado" tampoco era la película perfecta, es más, insistía en muchos de los defectos de "El corazón del guerrero" y además caía en otros errores nuevos, pero seguía sosteniendo determinados intereses, intereses engranados fundamentalmente en el cine de género. Monzón era y es un agricultor de ese cine denominado, de género, es decir, un cine que se decanta abiertamente por los marcos dramáticos y visuales de los clásicos de Hollywood (donde se inventaron y se les dio forma definitiva a los géneros). Eso mismo -o más de los mismo, según se mire- vino a demostrar una película tan irregular como "La caja Kovak", buenas intenciones, buenos momentos, pero mal cohesionado el conjunto, mal equilibrado el asunto.
Todo esto demuestra una cosa, y es que por más que Monzón tuviera buenas miras y por más que Jorge Guerricaechevarría le echara una nada desdeñable mano a partir de "El robo más grande jamás contado" (porque a partir de aquí, el cine de Monzón mejoró) lo que este ex crítico de cine necesitaba era una buena regleta, una buena base que le diera un diamante en bruto. Esto ha demostrado al menos que Daniel Monzón sabe aprovechar un buen material, y que sabe de hecho, adecentar un material mediocre, pero es que había que ser muy bestia para desaprovechar un material como el que brindaba la novela de Francisco Pérez Gandul (su ópera prima, por cierto).
Lo cierto es que "Celad 211" tiene pulso, garra, tensión. Casi no decae su equilibrio, en todo caso, el elemento más frágil de todo el film sea la relación entre Juan Oliver (Alberto Amman) y Elena (Marta Etura) pero lo cierto es que poco importa, porque la conexión sentimental entre ambos personajes genera el combustible preciso para uno de los momentos más tensos del film. Monzón filma con brío, sabe donde poner la cámara y además lo hace con bastante honestidad. Además, "Celda 211" le permite al director de "La caja Kovak" alternar ese realismo extremo con el que ha flirteado en algunas ocasiones (los pasajes dedicados a la prostituta de "El corazón del guerrero" eran ciertamente desagradables) con la maquinaria del suspense que todo parece indicar, es el verdadero meollo del cine de Daniel Monzón.
Por lo demás, todo encaja en la película con una asombrosa precisión. La música del -murciano- Roque Baños aunque seguramente inaudible en solitario, cumple con su cometido sin estridencias y los actores están muy bien, desde el primero al último. Mención especial merece sin duda Luis Tosar, que simple y llanamente, clava su papel de delincuente habitual capaz de rajarte la garganta sin pensárselo dos veces, uno de esos tipos a los que da simplemente miedo acercarse. Pero precisamente por esto, "Celda 211" funciona tan bien, porque al final, uno se identifica con "Malamadre" (Tosar), porque al final lo compadece, se identifica, y lo sufre... La verdad es que, muy bien hecho señor Monzón.
7 comentarios:
Para mí ya la película empieza mal, con la decisión incomprensible de dejar al funcionario herido en una celda. Y cuando pasa una cosa así (lo mismo ocurre en "The Box", a ver si la consigues y la comentas) yo ya me distancio mucho porque no me creo la historia. Reconozco que hay momentos buenos, que Tosar lo hace bien, que hay una aparentemente buena ambientación (creíble), perovuelve a haber unas cuantas escenas cruciales tan improbables que se cargan la película con estrépito. Estoy casi seguro de que el anunciado remake americano no permitirá que el sustituto de Resines caiga mal de forma tan barata; o que la embarazada se meta, en su estado, en primera línea de disturbios; o que el mencionado sustituto se preste a que se lo carguen de una manera tan innecesaria como predecible... En fín, que si esto es lo indiscutiblemente mejor del cine español... pues eso, ¡cómo será el resto!
Tomás, llevas razón en todo lo que has dicho... y te dejas cosas en el tintero en cuanto a la ciencia-ficción de cómo se lleva el asunto desde las instituciones o la Administración.
Pero dicho eso...
Tb se tiene a LOST por la mejor serie de la tv mundial (a ver, logró cambiar de día y hora el discurso del Estado de la Nación de Obama para que no coincidiera con el estreno de la última temporada y el último capítulo se va a estrenar simultáneamente en todo el mundo, algo que nunca antes ha pasado)... y tampoco se cree nadie nada de lo que pasa en la isla.
Yo al menos no me tomé "Celda 211" como cinema veritè sino como una peli de subgénero carcelario, una ficción en la que algunos personales nos pueden parecer muy reales, pero tb son extremos.
Digamos que es al género carcelario lo que Almodóvar al drama social... ¿de verdad te crees que en la misma familia esté la puta, el drogadicto, el guardia civil, el maricón y el cura?
Estoy con Ramón, a Monzón le faltaba tener una buena base, y fíjate, creo que con buenas historias de suspense tendrá muchísimo éxito, sabe administrar muy bien el ritmo y desde luego los personajes marginales se le dan bien.
Una cosa curiosa, incluso en películas interesantes aunque flojas como su ópera prima, la historia puede flojear, pero los actores suelen estar muy bien... todo eso habla bien de Daniel Monzón.
Debo de ser de los pocos que no ha visto nunca "Lost". A lo que me refiero, Antonio, es que la película avanza gracias a hechos increíbles en un contexto creíble y eso no lo llevo bien. Que el personaje de Resines apalee a la embarazada y se quite el casco "en primer plano" para que se le vea, no provoca en mí la sensación de "qué malo es el tío" sino "que malos son el director y el guionista" y "qué mala es la escena". En el género de terror se puede llegar a aceptar que la chica protagonista baje al sótano tenebroso en vez de echar a correr y largarse; en un drama presuntamente realista no se puede aceptar que el odiado Resines baje personalmente sin más sentido que la escenita del marido de la embarazada...
Algo de razón llevas Tomás acerca de las algo exageradas escenas que comentas, aunque sin embargo yo no creo que dichas escenas sean increibles. Lo que Daniel Monzón hace, es coger situaciones reales, o que se podrían dar en la vida real y llevarlas al extremo, ya que ahí es donde se encuentra el drama y el gancho de una película.
Motines carcelarios como este han ocurrido varios en España, pero en ninguno ha habido muertos, si Celda 211 tratase sobre un delincuente que monta un motín en una cárcel y la policía que entra y lo detiene, la película no tendría el mas mínimo interes. Creo que hay tener algo de complicidad con el director y con la película, ya que al fin y al cabo esto es cine, no documental.
¡Qué bonito! Un efervescente debate en mi blog. Hacía tiempo que no se daba. En fin...
Yo creo que Monzón se mueve en esa delicada línea entre el ese realismo descarnado tan propio del cine español (y a veces tan maniqueo y a este paso, tan tópico en nuestra cinematografía) y la maquinaria del suspense más elemental. Por esta razón, a Monzón le pega un entorno realista y desagradable como una cárcel y a la vez, encaja en un entorno donde una celda con el número 211 está abierta y en el momento de un motín los funcionarios no se le ocurre mejor cosas que meter a un herido dentro. Estas son las típicas cosas con las que Hitchcock se reía en la cara de "los chicos de la verosimilitud"... Creo que este es el universo de Monzón, creo... UN realismo descarnado, jodido, a veces incluso incómodo, y una verosimilitud cogida con hilos... Hitchcock no era verosimil, pero tampoco le gustaba acercarse al realismo, a Monzón sin. Puede que ambos conceptos no terminen de encajar con demasiada facilidad, puede que cueste, pero no cabe duda de que es un universo, y es, personal. Más o menos logrado, más o menos enriquecedor, pero personal al fin y al cabo y eso es bueno.
Creo yo...
Vuelvo a entrar, Ramón. No creo que se puedan comparar las "inverosimilitudes" de Hitchcock, siempre en cierto contexto "poco serio" (en el buen sentido) con lo de Monzón. Aquí, siempre en mi opinión, si fuera mejor director o tuviera un mejor guionista, podría haber resuelto las escenas que critico mucho mejor, sin chirriar. "Con la muerte en los talones", por ejemplo, puede tener situaciones inverosímiles, pero asumibles en el tono general de la película; aquí son despropósitos. Y ojo, que hay películas de Hitchcock que no me gustan por mucho que las he visto (p. ej., "Los pájaros").
Es cierto que existe cierto "chirrido", pero es un estilo al fin y al cabo, algo muy español por otro lado, eso de hacer cine de género aunque siempre con cierto poso de conciencia social como si el artificio cinematográfico tuviera que estar siempre pendiente de los desvalidos lo que por otro lado, en la mayoría de los casos, no deja de ser más que un ejercicio de hipocresía...
Yo preferiría menos "realismo" (social o no) y más manipulación cinematográfica sobre todo, si penetramos en los parámetros del cine de suspense.
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