martes, 4 de agosto de 2009

"Serpico" de Sidney Lumet (1973)


Film antológico de uno de los grandes de la denominada generación de la televisión, básicamente, ese grupo de directores que se hizo cargo de Hollywood entre la lenta retirada de la viaja guardia y la inminente llegada de la nueva generación de Spielberg, Lucas, Coppola, Scorsese y compañía. La generación de la televisión, como su nombre indica, está formada por un grupo de directores que se formaron en el medio televisivo que dieron el salto al cine y que dejaron impreso en una generosa galería de películas un sello muy particular que deambulaba entre el clasicismo clásico y las nuevas tendencias del cine europeo.
Cuando uno ve, por ejemplo, "Serpico" se da cuenta de que en el fondo, no hay, en esencia, tanta diferencia con el cine clásico, al fin y al cabo la película tiene planteamiento, nudo y desenlace, pero lo que tal vez sea más interesante, la cámara de Lumet sigue las andanzas de un policía de Nueva York con aspiraciones casi documentales (aquí reside la novedad de la generación tv) pero que en el fondo, como ocurría en los grandes clásicos, logra desaparecer de la narración casi como un personaje más. Quiero decir, llega un momento en "Serpico", sino ocurre desde el primer fotograma, en el que la cámara, el hecho cinematográfico parece desaparecer. Está ahí, pero Lumet lo diluye con una narración impecable, sin grandes muestras de formalismo de auteur y sin con mucha devoción por la historia y eso, es cine clásico.
Por tanto, lo que más destaca de un film como "Serpico" es, creo yo, la perfecta fusión entre nuevas tendencias (esa imagen premeditadamente sucia, aparentemente intuitiva y realista) junto con esa asunción de los parámetros maestros del cine clásico (una cámara/narrador que desaparece del relato, principio intrigante -con Serpico (Al Pacino) malherido-, interés creciente (una investigación por libre sobre la corrupción policía en Nueva York) y final sorprendente (el resultado final de la investigación) que va más allá de ese comienzo con Serpico con un tiro en la cara).
Lumet demostró aquí de lo que era capaz con un guión aparentemente sencillo y un elenco de actores de primera con un Pacino a la cabeza recien salido de "El padrino" y a un paso de meterse en "El padrino II". Lumet, que con el paso de los años ha demostrado ser uno de esos raros casos de cineasta incombustible que a sus 84 años sigue haciendo cine a unos niveles ciertamente envidiables y a una velocidad sólo igualada por Clint Eastwood y tal vez en su día, también por Robert Altman.
Película obligada para todo amante del cine y ejemplo impecable del cine que se hizo en los 70, mientras las viejas vacas sagradas daban sus últimos coletazos y los nuevos tiburones de la industria comenzaban a dar su primeros chapoteos cinematográficos. Un film bisagra.

2 comentarios:

Tomás Serrano dijo...

Parece que a Lumet le ha tocado el turno de la reivindicación y ahora es buenísimo. Antes era un simple artesano. Respecto a "Serpico", que vi por segunda vez hace pocos meses, creo que está bastante pasada (como su interpretación). Creo que pocas películas de la época han resistido (siempre para mí gusto, claro), incluida "Pelham 1, 2, 3", aunque como dice el Mayor, ese toque que hoy en día no se permite le da algo más de gracia.

Ramón Monedero dijo...

Bueno, para mi "Serpico" ha aguantado muy bien, en lo que a la reivindicación se refiere, yo creo que de vez en cuando unos cuantos se percatan de que hay un director octogenario haciendo películas todavía, que tiene una filmografía de lo más extensa y que no se la ha prestado casi nunca verdadera atención y entonces, cuando uno está con un pie aquí y otro allá, todos los veneran..., Cosas del cine.