martes, 3 de noviembre de 2009

"Cinco tumbas al Cairo" de Billy Wilder. 1943


Con esta película me pasaba algo muy curioso, que no sabía si hacía tanto tiempo que la había visto que la había olvidado o si es que realmente, era una de las escasas películas de Billy Wilder que no había visto aún. En cualquier caso, el otro día, no se todavía del todo, si la volví a ver o la vi por primera vez. En fin..., tampoco importa demasiado. "Cinco tumbas al Cairo" es una película que se sitúa entre dos obras importantes de Billy Wilder, "La mayor y la menor", su ópera primera y "Perdición", su primera Obra Maestra. Entre ambas, busca su espacio como buenamente "Cinco tumbas al Cairo" un film que ha sobrevivido al paso de los años como una obra menor del genial Wilder. El director de "Con faldas y a lo loco", que como casi todo director que se precie de trabajar en Hollywood, tocó casi todos los géneros (salvo el terror y la ciencia ficción), penetró de lleno en el cine bélico con su segunda película como director, empresa delicada donde las haya. Basada en una obra teatral, "Cinco tumbas al Cairo" fue fruto del primer gran colaborador con el que trabajo Wilder, Charles Brackett, con quien prolongaría su colaboración hasta "El crepúsculo de los dioses", a partir de cuyo momento Wilder comenzaría a trabajar con su otro gran aliado, I.A.L. Diamond.
En cualquier caso lo cierto es que "Cinco tumbas al Cairo" sea la obra de un consumado guionista y de un director novato (ambos en una misma persona), lo cierto es que el film ofrece con bastante precisión algunos apuntes ya, típicamente wilderianos. Y tal vez, su particularidad más patenta sea lo bien equilibrada que está la película que nunca se termina de tomar así misma en serio pero que en cambio, si que funciona muy bien como producto de suspense. Es decir, en "Cinco tumbas al Cairo" hay de todo lo necesario para que el film funcionara en las taquillas de la época, suspense, acción, héroes y villanos, secundario cómico y unas gotitas de romance, amén de un regusto propagandístico que imagino, vendría con los años que se atravesaban por aquel entonces. De hecho, en su día el film fue duramente criticado, por tomarse tan a la ligera un acontecimiento tan dramático por aquel entonces como la II Guerra Mundial. Pero lo cierto es que "Cinco tumbas al Cairo" no era más que un sanísimo entretenimiento que además, gozaba de una importante honestidad.
La presencia de Erich von Stroheim (en la imagen) no sólo la da al conjunto un empaque inusual para un film de novato, sino que además revela por parte de Wilder, un profundo respeto por el militar alemán, con ente abstracto, valiente y muy hábil alejada de ese tópico que presentaba a los militares germanos como ineptos y de paso, haciendo un significativo matiz, Wilder detestaba a los nazis pero no los alemanes y por extensión, tampoco a los militares alemanes en su conjunto, que en suma, sólo obedecía órdenes.
En cualquier caso "Cinco tumbas al Cairo" es un de esas película que cuando veo, o vuelvo a ver, no hace sino confirmarme la desconcertante infalibilidad de Billy Wilder. Me quito el sombrero, me asombra poderosamente comprobar como Wilder podía abordar casi cualquier tema y salir indemne (la foto de ahí arriba no es casual, claro...). Y todo, porque además, "Cinco tumbas al Cairo" es un film muy fácil de ver y apasionante de disfrutar con una intriga muy bien construida, un desarrollo interesante y un final sorprendente. Tal vez sea una muestra menor de lo que vendría a ser el genio de Billy Wilder años después, pero en cualquier caso, una muestra genial.

6 comentarios:

Tomás Serrano dijo...

¡Mira qué casualidad! Este fin de semana vi otra de Wilder, "Uno, dos, tres", ¿y qué crees que me pareció esta tercera o cuarta vez? ¡Acertaste!...

Tomás Serrano dijo...

Bueno, en serio, reconozco su mérito en su época, pero creo que aparte de los ingeniosos diálogos (me parece mucho mejor el guión que la puesta en imágenes, por ejemplo, en la escena del "comunista" con la moto y el globo con "russians go home" pasando al otro Berlín), la pelicula se ve muy afectada por el tono de teatro evidente. La veo pasada. Muy lejos de sus obras maestras.

Ramón Monedero dijo...

Desde luego Tomás, eres muy exquisito, eh? A mi, la verdad, "Uno, dos, tres" me parece tal torbellino de hilaridad que francamente, la teatralidad se me evapora con los primeros acordes de "La danza del sable". ACOJONANTE!!!

Major Reisman dijo...

Buenas

Hombre, una película de cine bélico en tu blog. Pues que quieres que te diga, que estoy de acuerdo con tu estupenda reseña Ramón. Esta película es una "rara avis", porque el tono propagandístico está bastante mitigado si las comparamos con otras del momento. Como bien indicas lo sorprendente es que retratara bajo una óptica positiva (pero sin pasarse) a Rommel cuando en el momento del rodaje estaban zurrándose con él en Africa. En febrero del 43 Rommel les dio una tunda a los americanos en el paso de Kasserine, y una semana después de estrenarse esta película, las fuerzas del Eje se rendían en Tunez en mayo del 43.

En cuanto a "Un, dos, tres" también a mi me parece hilariante. Y los personajes de Horst Buchholz y Pamela Tiffin son totalmente actuales en estos tiempos que corren.

Otto: ¡Yo no dejaré que mi hijo crezca siendo un capitalista!

Scarlet: Cuando sea mayor el decidirá si quiere ser un capitalista o un comunista rico

Un saludo

Ramón Monedero dijo...

ja,ja,ja,ja, que buena la cita de "Un,dos,tres", si es que no tiene desperdicio esa película...
En cuanto a "Cinco tumbas al Cairo", si que había oído algo de que cuando se estaba haciendo la película Rommel les estaba dando una buena zurra a los aliados. Este Wilder, se atrevía con todo, eh?

Von Kleist dijo...

Buenas Ramón

Precisamente "Cinco tumbas al Cairo" es la próxima reseña de mi blog. He de admitir que no habia tenido oportunidad de verla y que, pese a ser un trabajo "temprano" del maestro Wilder, está bastante bien. La secuencia inicial con el Tanque "Gran" vagando a la deriva por las dunas del desierto es de una fuerza visual arrolladora.

Ahora bien, tiene un par de defectillos a mi modo de ver. El primero, el Rommel de Von Stroheim es demasiado artificioso. Hacen que el Zorro del Desierto parezca un estirado mariscal prusiano. El segundo, lo inverosimil de la trama de espionaje y el epílogo propagandístico.

Pero hay que reconcer que, hasta es sus obras menores, Wilder dejaba siempre su sello de genio.

Saludos