
Pues si señores, porque además de Brad Pitt y Geroge Clooney, cuyas imágenes sonrientes y rematadamente guapos han invadido todos los medios habidos y por haber de la estratosfera conocida. Ahora bien, por si a alguien se le había escapado, la cosa iba de cine, de una de los hermanos Coen además, de modo que entenderán que el apoyo o no de Pitt y Clooney a Obama me importe más bien poco, de igual modo que la paternidad de Pitt o como de sonriente se encuentra se esplendidísima mujer. En fin, que me aburren esos temas.
Lo que probablemente no me aburra sea, seguramente, el estreno de la última ocurrencia de los hermanos Coen, "Quemar después de leer" de la que se ha dicho, es tan divertida como "El gran Lebowski" y tan cruel como "Fargo", dicho así, cosa fina... También están, obviamente, la que no la han visto tan divertida y aseguran, anda lejos de la hilarante "El gran Lebowski", lo que en cualquier cosa confirmar una cosa bastante curiosa, y es lo que de punto y a parte tiene aquella película que en su día protagonizaron Jeff Bridges y John Goodman. Yo en su día, ahondé, o por lo menos, lo intenté, en el asunto en un artículo, sobre todo a raíz de la lectura de un interesante aunque excesivamente sobrio volumen; "Joel y Ethan Coen. El cine siamés". En este libro, Fernando De Felipe desplegaba tal énfasis en su laureada admiración por "El gran Lebowski" que, os lo digo en serio, el asunto me hizo sospechar. Me costaba trabajo asumir que aquel film fuera la sesuda reflexión que De Felipe mantenía en su libro, aunque sea de la opinión de que en efecto, algo de eso si que hay. Pero también creo que "El gran Lebowski" tiene mucho de film anárquico, donde las cosas en ocasiones, tienen el sentido justo, donde da la impresión incluso, de que algún que otro personaje, se haya equivocado de película (Steve Buscemi).
Me parece en suma que "El gran Lebowski" tiene mucho de autocomplaciente, de referencial, de excusa fílmica para pasear las ocurrencias y los personajes de los Coen. También hay un reflejo social desde luego, un posmodernismo inherente, un pesimismo latente en un cine que como señaló en su día con pasmosa lucidez Gonzalo de Lucas, "se enmarcan en la pasión por el cine, y desde ahí habría que abordarlos. Su obra es valiosa desde esa perspectiva".
Y es que, sospecho yo, desde esta, mi humilde morada cibernética, que el cine de los Coen es un cine tan sobrevalorado como infravalorado. Sobrevalorado por aquellos que sitúan su obra en la cumbre del cine moderno de Hollywood como los maestros indiscutibles de la narrativa y el discurso fílmico más allá de las convenciones dueños de un universo propio e intransferible que subvierte los códigos del cine clásico a la vez que los explota con respeto y todo, proponiendo agudas reflexiones sobre el ser humano y su devenir por este mundo. Infravalorado por aquellos que, como un buen amigo mio dice, aseguran que los Coen son expertos en hacer fácil lo difícil y difícil lo fácil (que según se mire, hasta puede ser una virtud), que no son más hábiles malabaristas que se aprovechan de su halo de cineastas independientes para fomentar un cine anárquico sin demasiado sentido más entregado a la autocomplaciencia (casi masturbatoria) de determinados clichés (con el cine negro a la cabeza) de forma casi obsesiva para únicamente, ofrecer un producto vacío y sin consistencia ninguna.
Bueno, como siempre he dependido, los extremos rara vez han sido una buena opción. Nadie puede negar que "Sangre fácil" es una más que prometedora muestra del estilo, las formas y en general, las intenciones del cine de los hermanos de Minnesota, "Arizona Baby" es el reverso, la prueba de que los Coen son eficaces aún cuando deciden entregarse a la hilaridad, "Muerte entre las flores" es, a mi modo de ver, quizá, su mejor película, compleja, de ribetes clásicos sin obviar su lógica naturaleza posmoderna, el film es la perfecta materialización de lo máximo a lo que se puede acercar una película de los 90 al film noir; "El gran salto es una nueva muestra" de ligereza dramática, que no estética o narrativa, el film flirtea con el cine clásico de herencia capriana aunque sin desentenderse del todo de los códigos del cine negro; "Fargo", ya no, probablemente, es su mejor película, tan fría como la nieve que inunda el film la película ofrece con un sombrío retrato sobre la mente humana contemporeizando los códigos del cine clásico; "El gran Lebowski", bueno..., ya hemos hablado, tan banal y disparatada como hilarante y efectiva; "Oh, Brother" es nuevo ejercicio de estilo, una autocomplaciente exhibición de formas y maneras no por ello, menos divertida; "El hombre que nunca estuvo allí" es una hitchcockiana aproximación al cine de crímenes salpicada por aproximaciones profundamente posmodernas; "Crueldad intolerable" es, a todas luces, un regreso al disparate aunque eso si, una vez más, profundamente arraigado a los moldes clásicos; "The Ladykiller" es, para un servidor, de lejos, la peor películas de los Coen, contiene todos sus elementos, pero naufraga de principio a fin con únicamente, uno o dos aspectos reseñables (Tom Hanks está sobervio) y "No es país para viejos", es en efecto, una película profundamente coeniana, aunque a mi modo de ver, lejos todavía de logros mayúsculos como "Muerte entre las flores" o "Fargo".
En suma, ¿"Quemar después de leer"? Bueno, los Coen podrán dar en el blanco o no -al menos existe la posibilidad-, pero lo que siempre parece casi garantizado es que al menos, vamos a disfrutar de un cine cuidado, con herencia, responsable, discutible claro, pero siempre, diferente y eso, creerme, vale millones.