
Hay dos relatos de vampiros asumidos por todos los estudiosos del tema como las principales fuentes de inspiración de Bram Stoker para escribir "Drácula". La primera es "El vampiro" de John William Polidoiri, aunque hay quien sospecha que en realidad se trata de una historia concebida por Lord Byron en la celebérrima reunión en villa Diodati donde Mary Shelley creó su fundamental "Frankenstein o el moderno prometeo", que posteriormente se apropió Polidoiri. La otra es "Carmila" de Joseph Sheridan Le Fanu.
"Carmila", como "Drácula", está basada en un personaje real, la condesa eslava Erzsébet Báthory, nacida en 1560 y muerta en 1614. Según cuenta la leyenda, Erzsébet, estaba obsesionada con la belleza. Un día, una sirvienta adolescente estaba peinando a la condesa y le dio un tirón en la cabeza. Erzesébet le reventó la nariz de un bofetón y la sangre de la joven salpicó la cara de la condesa. Poco después, Erzsébet creyó que allí donde había caído la sangre las arrugas habían desaparecido (tenía 44 años, una edad cercana a la ancianidad en aquella época) de modo que se puso manos a la obra. Según el propio diario de la condesa, Erzsébet Báthory asesinó a más de 600 jóvenes de entre 9 y 26 años. Se bañaba en su sangre, convencida de que así, recuperaría su lozanía juvenil. Al final, una joven logró huir y denunció los crímenes de Erzsébet, las autoridades encontraron cadáveres de jóvenes torturadas, desangradas y desmembradas en casi todos los rincones del castillo de la condesa y los alrededores. Erzsébet, fue recluida en una prisión, en lo alto de una torre, sin su sangre juvenil, donde murió.
"Carmila" toma como inspiración este personaje, pero también es verdad que lo hace de una forma muy lejana, la leyenda de la condesa se limita a la presencia de un castillo en ruinas que se dice, está maldito, donde vivió una terrible condesa. Porque lo cierto es que "Carmila" se centra más en la relación entre dos jóvenes chicas, una vampira y una inocente hija de un aristócrata. Pues bien, el otro día, sin percatarme de ello, vi dos películas directamente inspiradas en todo esto, ambas de la Hammer, faltaba más. "La condesa Drácula" y "Las amantes del vampiro", las dos protagonizadas por uno de los mitos eróticos de la productora británica, Ingrid Pitt (en la imagen). Curiosamente, las dos películas están rodadas en el mismo año, en 1970, un año delicado para la Hammer que veía como sus producciones no atraían tanto al público como en años anteriores, de modo que la productora británica empezó a cargar los aspectos eróticos de sus películas. Y lo cierto es que tanto en "La condesa Drácula" como en "Las amantes del vampiro" no se escatima la oportunidad de poder desnudar a una joven y como mínimo, mostrar sus pechos.
"La condesa Drácula" no está basada en ningún relato, más bien pretende ser una aproximación más o menos fidedigna a los acontecimientos reales que rodearon la vida de Erzsébet Báthory. Imagino que muchos en su día se llevarían un buen chasco al ir a ver una película titulada "La condesa Drácula" y se encontraran con que no había rastro de un sólo vampiro. El asunto tiene su razón de ser obviamente. La leyenda de Báthory no deja de ser una forma extrema de vampirismo, de querer poseer la juventud de otro, de igual forma, el uso del término "Drácula" era para la Hammer un buen augurio comercial. De hecho, no sería hasta la única película que utilizara el término de Drácula sin que el personaje hiciera acto de presencia, ahí tienen sin ir más lejos "Las novias de Drácula", un film que empieza con una voz en off que firma Drácula ha muerto y que nunca es resucitado, de hecho, ni si quiera se plantea en la película esta posibilidad.
El film está dirigido por Peter Sasdy, uno de los directores menos estimulantes de la Hammer y eso se nota. Hay una irritante presencia a telefilme, con un uso y abuso de los zooms que pondría los pelos de puna a más de uno y todo pese a que la película contenga algunos momentos de cierta relevancia.
"Las amantes del vampiro" es otra cosa. Aunque no deja de ser una de esas películas de la Hammer en las que a la primera de cambian las mujeres se están desnudando (por un momento creí estar viendo una película de Ozores), el film cuenta con tres añadidos que la sitúan por encima de "La condesa Drácula". La primera, el hecho de estar directamente basada en el relato de Joseph Sheridan Le Fanu, "Carmila", la segunda, la presencia de un director con bastante más empaque en la Hammer como es Roy Ward Baker y la tercera, la siempre agradecida interpretación de Peter Cushing, aunque sea en un papel secundario. El principio del film ya marca las distancias, en un cementerio absolutamente hammeriano unos extraños espectros, vampiros cubiertos en sudarios, salen de sus tumbas (en "Carmila" los vampiros eran más bien espectros), sólo vemos uno fugaces colmillos de un vampiro que se relame. El asunto es bien distinto al de "La condesa Drácula", entre otras cosas porque en está ocasión estamos metidos de lleno en un universo abiertamente fantástico. "Las amantes del vampiro" respeta con cierta dignidad el origina de Sheridan Le Fanu hasta que por lo menos, no los mancilla. Es cierto que "Las amantes del vampiro" plantea la relación lésbica entre sus dos protagonistas, presente en "Carmila", de una forma mucho menos sutil, precisamente cuando la película pierde interés. Pero en general, "Las amantes del vampiro" es una película considerablemente digna para lo que vendría después bajo el sello de la Hammer y un ejemplo perfecto de como la productora iba poco a poco perdiendo el norte obsesionada con recuperar al público que de momento, nunca ha recuperado.
"Carmila", como "Drácula", está basada en un personaje real, la condesa eslava Erzsébet Báthory, nacida en 1560 y muerta en 1614. Según cuenta la leyenda, Erzsébet, estaba obsesionada con la belleza. Un día, una sirvienta adolescente estaba peinando a la condesa y le dio un tirón en la cabeza. Erzesébet le reventó la nariz de un bofetón y la sangre de la joven salpicó la cara de la condesa. Poco después, Erzsébet creyó que allí donde había caído la sangre las arrugas habían desaparecido (tenía 44 años, una edad cercana a la ancianidad en aquella época) de modo que se puso manos a la obra. Según el propio diario de la condesa, Erzsébet Báthory asesinó a más de 600 jóvenes de entre 9 y 26 años. Se bañaba en su sangre, convencida de que así, recuperaría su lozanía juvenil. Al final, una joven logró huir y denunció los crímenes de Erzsébet, las autoridades encontraron cadáveres de jóvenes torturadas, desangradas y desmembradas en casi todos los rincones del castillo de la condesa y los alrededores. Erzsébet, fue recluida en una prisión, en lo alto de una torre, sin su sangre juvenil, donde murió.
"Carmila" toma como inspiración este personaje, pero también es verdad que lo hace de una forma muy lejana, la leyenda de la condesa se limita a la presencia de un castillo en ruinas que se dice, está maldito, donde vivió una terrible condesa. Porque lo cierto es que "Carmila" se centra más en la relación entre dos jóvenes chicas, una vampira y una inocente hija de un aristócrata. Pues bien, el otro día, sin percatarme de ello, vi dos películas directamente inspiradas en todo esto, ambas de la Hammer, faltaba más. "La condesa Drácula" y "Las amantes del vampiro", las dos protagonizadas por uno de los mitos eróticos de la productora británica, Ingrid Pitt (en la imagen). Curiosamente, las dos películas están rodadas en el mismo año, en 1970, un año delicado para la Hammer que veía como sus producciones no atraían tanto al público como en años anteriores, de modo que la productora británica empezó a cargar los aspectos eróticos de sus películas. Y lo cierto es que tanto en "La condesa Drácula" como en "Las amantes del vampiro" no se escatima la oportunidad de poder desnudar a una joven y como mínimo, mostrar sus pechos.
"La condesa Drácula" no está basada en ningún relato, más bien pretende ser una aproximación más o menos fidedigna a los acontecimientos reales que rodearon la vida de Erzsébet Báthory. Imagino que muchos en su día se llevarían un buen chasco al ir a ver una película titulada "La condesa Drácula" y se encontraran con que no había rastro de un sólo vampiro. El asunto tiene su razón de ser obviamente. La leyenda de Báthory no deja de ser una forma extrema de vampirismo, de querer poseer la juventud de otro, de igual forma, el uso del término "Drácula" era para la Hammer un buen augurio comercial. De hecho, no sería hasta la única película que utilizara el término de Drácula sin que el personaje hiciera acto de presencia, ahí tienen sin ir más lejos "Las novias de Drácula", un film que empieza con una voz en off que firma Drácula ha muerto y que nunca es resucitado, de hecho, ni si quiera se plantea en la película esta posibilidad.
El film está dirigido por Peter Sasdy, uno de los directores menos estimulantes de la Hammer y eso se nota. Hay una irritante presencia a telefilme, con un uso y abuso de los zooms que pondría los pelos de puna a más de uno y todo pese a que la película contenga algunos momentos de cierta relevancia.
"Las amantes del vampiro" es otra cosa. Aunque no deja de ser una de esas películas de la Hammer en las que a la primera de cambian las mujeres se están desnudando (por un momento creí estar viendo una película de Ozores), el film cuenta con tres añadidos que la sitúan por encima de "La condesa Drácula". La primera, el hecho de estar directamente basada en el relato de Joseph Sheridan Le Fanu, "Carmila", la segunda, la presencia de un director con bastante más empaque en la Hammer como es Roy Ward Baker y la tercera, la siempre agradecida interpretación de Peter Cushing, aunque sea en un papel secundario. El principio del film ya marca las distancias, en un cementerio absolutamente hammeriano unos extraños espectros, vampiros cubiertos en sudarios, salen de sus tumbas (en "Carmila" los vampiros eran más bien espectros), sólo vemos uno fugaces colmillos de un vampiro que se relame. El asunto es bien distinto al de "La condesa Drácula", entre otras cosas porque en está ocasión estamos metidos de lleno en un universo abiertamente fantástico. "Las amantes del vampiro" respeta con cierta dignidad el origina de Sheridan Le Fanu hasta que por lo menos, no los mancilla. Es cierto que "Las amantes del vampiro" plantea la relación lésbica entre sus dos protagonistas, presente en "Carmila", de una forma mucho menos sutil, precisamente cuando la película pierde interés. Pero en general, "Las amantes del vampiro" es una película considerablemente digna para lo que vendría después bajo el sello de la Hammer y un ejemplo perfecto de como la productora iba poco a poco perdiendo el norte obsesionada con recuperar al público que de momento, nunca ha recuperado.