lunes, 22 de diciembre de 2008

Silencio y muerte de serie B


Hoy día, decir que una película es de serie B equivale casi a lo mismo que hablar de un blockbuster. La películas de bajo presupuesto, con el acceso casi ilimitado a los avances de la tecnología digital ha permitido que el cine, sea de la serie que sea, goce de casi, casi, los mismos efectos especiales que un "Piratas del Caribe". Ahora, el cine de serie B no se caracteriza tanto por su evidente escasez de medios, sino más bien por su temática. Un film que nos habla de muñecos asesinos, no puede ser de otro modo, que de serie B. Que la película en cuestión sea escasilla en pretensiones, también ayuda a calificarla como cine de serie B aunque desde los años de la Universal hasta buena parte de la obra de Terence Fisher pasando por las producciones de Val Lewton para la RKO, el cine de serie B no es que fuera falto de pretensiones, al contrario, allí se metía todo aquello que no se podía decir abiertamente en una gran producción de Hollywood. Hoy no. Quizá porque los discursos están tan adocenados que no hace falta filtrarlos ni esconderlos bajo ninguna película de monstruos. Uno puede hablar de lo que quiera donde quiera, porque seguramente, si nos fijamos un poco, no va a decir nada nuevo, y esto es así, creo yo, casi, casi, siempre.

Esto viene al caso porque el otro día volví a ver una de esas películas absolutamente intrascendentales con un importante poso a cine de serie B que se estrenó sin hacer demasiado ruido hará año y pico y que yo, casi por error, me metí al cine a verla: "Silencio desde el mal". Una vez dentro me percaté que el director de asunto era nada menos que James Wan. ¿Qué quién es James Wan? Pues James Wan es, nada menos que el padre de "Saw", artífice de la saga, director y guionista de la primera y actualmente productor ejecutivo de sus secuelas, lo que traducido al lenguaje de Hollywood significa poner tu nombre en los créditos del film y cobrar cheque tras cheque.

Lo cierto es que contra todo pronóstico la película, me gustó. Pero a ver, que nadie se escandalice. No la colocaría en la cima de las mejores películas de la década, ni del año, ni si quiera del mes. El film está repleto de defectos y de tópicos, al final se deja llevar por determinadas y molestas tendencias muy habituales del cine de terror moderno pero con todo, "Silencio desde el mal" no deja de ser un film estimable, simpático si se quiere.

Y lo es porque el jovencísimo James Wan sabe muy qué teclas tocar y qué intensidad aplicar. Esto es, el director de "Saw" emplea los tópicos del género si, pero no los satura. Lo bueno de "Silencio desde el mal" es que hacía tiempo que no veíamos un film de terror donde el miedo viniera dado de lo que estamos viendo, de la atmósfera que rodea la acción, de lo que se nos está proponiendo y que todo además, estuviera hundido en un contexto abiertamente fantástico. Es decir, "Silencio desde el mal" da miedo porque propone imágenes pavorosas, y no porque el montaje y el sonido sourraund nos haga saltar de la butaca. El film tiene ideas que aunque en ocasiones se vean entorpecidas por algunas malas costumbres, logran sobrevivir lo suficiente como para protagonizar alguna que otra inquietante escena.

"Silencio desde el mal" nos hablar de algo muy habitual en el cine de terror, una maldición que persigue a una inquietante ventrílocua, Mary Shaw, quien según parece, mantenía una conexión, digamos extraña, con sus muñecos. Hay un momento en la película en la que Shaw está actuando con uno de sus muñecos en un escenario, de pronto un niño entre el público exclama que se nota como Shaw está moviendo los labios mientras habla el muñeco. Shaw le pregunta la muñeco ¿estoy yo hablando en tu lugar? y el muñeco enfurecido exclama ¡yo estoy tan vivo como él, le demostraré lo vivo que estoy! hasta el extremo de que Shaw tiene que convencerle, no sin esfuerzo que deje de gritar. La escena tiene algo poderoso, como el muñeco exige su reconocimiento como un ser vivo ante un auditorio lleno de personas que lo toman por un chiste más. Y todo, con una iluminación muy particular, Shaw en constante penumbra de forma que no se le definen los rasgos de la cara frente al muñeco, perfectamente iluminado (en la imagen).

Pero además de todo, "Silencio desde el mal" tiene otro singular añadido, y es que, pese a ser un film que nos habla de muñecos asesinos nunca vemos a un muñeco andar, hablar o blandir un cuchillo. Nunca. De hecho la óptica que Wan aplica al film es la del plano -con total seguridad, habría ayudado que fueran planos más templados, más sosegados- que se acerca al objeto esperando que este se mueva pero nunca lo hace. ¿Nunca? Bueno, este es un buen ejemplo de película que pudo haber sido pero se quedó en buena declaración de intenciones. El muñeco de marras si se mueve, aunque sean pequeños movimientos que a veces no vemos (atención a la primera escena), y otras si, pero siempre pequeños movimientos, los ojos que giran hacía un personaje, la boca que se abre como si fuera a decir algo, la cabeza que gira súbitamente... Había una buena idea, pero le pudo la tentación del susto fácil.

"Silencio desde el mal" tiene otro acierto es la propia actriz que interpreta a Mary Shaw, Judith Roberts (por cierto, vista en "Cabeza borradora" de David Lynch). Roberts responde a la perfección a esa figura esencial del cine de terror, mujer mayor, rostro alargado, pelo blanco, facciones muy marcadas, ojos hundidos, mirada penetrante... Además, el maquillaje de François Dagenais no hace sino acrecentar esa sensación y más aún cuando contemplamos el terrible deseo de Shaw para cuando fallezca, quería ser convertida en una muñeca... Les aseguro que la imagen no tiene desperdicio. Sin ser algo grotesco si que resulta pavoroso.

Como digo, película de palomita si, pero con ideas dispersadas en su metraje. Una pena. Porque James Wan podría haber concebido una pequeña joya del cine de terror si no se hubiera perdido en efectos de cámara altamente discutibles, un guión demasiado endeble, unos tópicos demasiado presentes, un final demasiado aparatoso, un uso, sobre todo en su clímax, de los efectos especiales injustificado, y una resolución absolutamente hilarante. Como digo una. Al menos, eso si, se pasa uno de esos agradecidos malos ratos en los que uno llega a preguntarse, ¿Qué necesidad tendré yo de estar pasando este mal rato?. Recomendable aunque eso si, con abundantes reservas y siempre y cuando uno tenga el estómago curado de espantos..., cinematográficos.

5 comentarios:

El chache dijo...

Ya la vi y no me gusto nada.
Tiene la misma estructura que En la oscuridad y Boogeyman, y esas dos tampoco me gustan, asi que mal vamos.
Un saludete

Fernando Manero dijo...

Magnifica lección de cine y no sólo de cine. Es una lección de cultura y de sensibilidad hacia las diferentes formas de la creatividad humana. Debieras publicarlo. A mucha gente le ayudaría a entender lo que se le escapa.

Antonio Rentero dijo...

Excelente texto, querido Ramón.

Me alegra saber que somos unos cuantos los que nos deleitamos no solo con los grandes clasicos indiscutibles y con las obras maestras con mayúsculas.

EN las obras menores tb hay mucho que disfrutar y reconocer, como amantes de la Hammer no podía ser de otra manera, producciones que los sesudos críticos probablemente ni sepan que existen a nosotros nos producen un goce que, si no sublime y perfecto, tampoco es desdeñable,y que en ocasiones responde tb a un incontestable amor por el cine.

Buscaremos esa peli y la disfrutaremos, tal y como lo cuentas no creo que decepcione... al menos a MI y a MI criterio, tolerante... excepto cuando Tarantino me insulta personalmente con "Death proof" jajajaja

Por cierto, ya he terminado de ver tooooooodas las pelis que me dejaste. Cuando quieras, además de para farolear y demás, quedamos y te las devuelvo (junto con un nutrido pack de regalo que te hago... generoso que es uno).

Ya te dije que me sorprendió mucho la del Makonajiu, "The woods" me aprece que tiene una ambientación, una atmósfera y una dirección magníficas pero se me cae un poquito la historia al final, me parece que acaba de forma muy abrupta. La del bunker... premisa interesante, desarrollo regulero... muy telefílmica.

La veo desaprovechada y "pequeña", no sé si me explico.

Marcelo L. Cambronero dijo...

Es raro, verdaderamente raro. Es un hecho extraño y sorprendente, y precisamente por ello más maravilloso, más extraordinario. Cuando una persona es capaz de mirar a la realidad y percibir en cada cosa, en cada creación humana, aquello que puede y debe ser rescatado y señalado como valioso; cuando una frescura así se pone frente a lo que el hombre hace, entonces surge verdaderamente algo nuevo, algo que promete futuro, algo que merece la pena.
Podíamos decir que era una película malísima y cebarnos en destacar esos tópicos, errores y malas elecciones que encontramos en ella. Sin embargo, nuestro Ramón atiende a lo que, cuando crezca y madure, será un buen director, o un buen guionista, o una buena actriz.
Sabe de la semilla que todavía huele a hierba, y del aroma de las matas nuevas. Sabe de los grandes ríos que caen, todavía en la sierra, como hilo de plata que serpentea entre cantos.
Sabe, éste sabe, y nosotros le escuchamos encantados.

Ramón Monedero dijo...

Francamente me habéis dejado muerto. No me esperaba está -mayoritaria- reacción tan favorable, es más, tenía un poco de miedo a publicar este texto en el blog y provocar una catarata de reacciones negativas.
Honestamente, creo que he ganado la partida porque la mayoría, sospecho, no habéis visto la película y la fundamentación que expongo, está más o menos bien hilvanada, bien expuesta. Seguramente, como ocurre en el caso de El chache, otro gallo cantaría si hubierais visto la película y tuvierais una opinión hecha. Como me enseñó, hoy mi amigo, Marcelo, es muy fácil convertir una idea en creencia, pero no lo es tanto al revés.
Chache, como podrás imaginar no comparto tu opinión... "En la osucridad" la vi y la olvidé la verdad, aunque creo recordar que tenía algún apunte, aunque muy aislado. "Boogeyman" me parece espantosa, y no creo que sea del estilo de "Silencio desde el mal" por una cuestión tan de base como es su puesta en escena, la cámara de "Boogeyman" es un torbellino sin sentido histriónico que atropella al espectador y al menos en este sentido me reconocerás, "Silencio desde el mal" es más contenida... Entiendo que “Silencio desde el mal” no es ninguna obra maestra como para dedicarle demasiado tiempo, pero si tienes la oportunidad de volver a verla y te apetece, lo ideal sería que la volvieras a ver y trataras de apartar todo aquello que en mi humilde opinión, no te dejó ver los hallazgos que insisto, yo creo que contiene. En cualquier caso ya sabes Chache que para gustos los colores de modo que si la volvieras a ver y siguiera sin gustarte, no te preocupes, probablemente esté yo equivocado…
Fernando Manero; ante todo bienvenido a este, mi humilde blog. No te imaginas los agradecido que estoy de tus palabras, tanto, que estoy casi abrumado. Rara vez le dicen a uno que acaba de dar una lección de cultura y cine, tela... Claro que me gustaría publica este texto o algo similar, pero aunque publico en algunos pequeños medios, no imagino donde colaría un texto así...
Marcelo..., bueno, Marcelo, para quienes no lo sabéis fue profesor mío en la Universidad, me daba nada menos que Filosofía (en la carrera le pusieron otro nombre que francamente, poco tenía que ver con la sustancia de la materia, por fortuna, resultó ser mucho más rica y estimulante). Marcelo fue uno de los pocos que en aquella universidad creyó en mí y uno de los pocos que me animó y estimuló mi mente. De algún modo, Marcelo me enseñó a pensar y sobre todo a comprender determinadas cosas. A Marcelo le debo mucho, yo lo considero algo así como mi mentor (fue mi director de trabajo fin de carrera en la sombra) por eso cuando una persona como Marcelo escribe cosas así sobre uno... pues eso, le recuerdan a uno aquellos años de ilusión desaforada, en los que de verdad creía, tenía cosas interesantes que aportar, cuando de verdad creía que iba a terminar dando clases en un universidad corrigiendo aquellos errores que como todos, hemos contemplado (y sufrido) en esta o aquella facultad.
En fin Marcelo, muchas gracias, por estas palabras y por todo lo demás…