El tipo que ven en la parte inferior de la imagen es Hans Zimmer, obligado nombre de referencia en el mundo de la música de cine contemporánea. Zimmer revolucionó la BSO al regresar al uso y abuso de los sintetizadores, la percusión y los ritmos frenéticos en bandas sonoras como "Días de trueno", "La roca" o "La asesina". De pronto, el mundo recordó que un sintetizador y una buena caja de ritmos, bien empleada, podía dar mucho de si. De Zimmer nacieron los estudios Media Venture, capitaneados por el propio compositor y donde han salido una nutrida tropa de pupilos de Zimmer. Leáse Harry Gregson- Williams ("Spy Game"), Mark Maccina ("Speed"), Steve Jablonsky ("Transformers"), Klaus Badelt ("Constantine"), Trevor Rabin ("La búsqueda") y John Powell, a quien vemos con gafas en la parte superior de la imagen y de sobra, el alumno más aventajado de Zimmer si es que a estas alturas tiene algo que ver con Zimmer.
John Powell saltó a la escena internacional con la BSO de "Cara a cara" de John Woo. Era una música muy mediaventure pero con un matiz que a mí al menos, me llamó mucho la atención: la increíble belleza de su tema principal. Aquello era algo más que una BSO de acción. Que también. El siguiente paso de Powell importante fue su asociación con otro alumno de Zimmer, Harry Gregson-Williams para componer -bajo la supervisión de Zimmer- las BSO de las, por entonces, incipientes producciones de animación de Dreamworks. De Powell y Gregson-Williams son "Hormigaz", "Chicken Run" y "Shreck". Como se puede apreciar, el asunto empezaba a ganar consistencia. Son tres bandas sonoras formidables, sobre todo la segunda, el problema claro está es que al ser BSOs compuestas por dos compositores, era difícil discernir qué es de quien. Pero había una constante en todas esas BSO, y era su frescura, su ritmo y su asombroso uso de la melodía muy por encima de la media.
En realidad, la respuesta a quien era el bueno de los dos ya la teníamos, sólo que no nos habíamos percatado. Entre estas películas de animación, por un lado Gregson-Williams compusto "Simbad", una BSO divertida y emocionante pero sin garra y además repetitiva, mientras que John Powell compuso la música para un documental titulado "Endurance". Simple y llanamente, maravillosa. Después de "Shreck" (cuyo tema principal tiene todos los tics de Powell) John Powell inició su andadura en solitario y fue entonces cuando empezó lo bueno. La frescura y la hilaridad de "Ratas a la carrera" es simplemente abrumadora, la belleza de un dramón a priori tan poco atractivo para el oído como "Yo soy Sam" es desconcertante, sin obviar BSO de escucha obligada como la trilogía Bourne, "Pluto Nash" (ya se que la película es una basura pero la música es rematadamente buena), "El agente Cody Banks", "Paycheck", etc...
John Powell saltó a la escena internacional con la BSO de "Cara a cara" de John Woo. Era una música muy mediaventure pero con un matiz que a mí al menos, me llamó mucho la atención: la increíble belleza de su tema principal. Aquello era algo más que una BSO de acción. Que también. El siguiente paso de Powell importante fue su asociación con otro alumno de Zimmer, Harry Gregson-Williams para componer -bajo la supervisión de Zimmer- las BSO de las, por entonces, incipientes producciones de animación de Dreamworks. De Powell y Gregson-Williams son "Hormigaz", "Chicken Run" y "Shreck". Como se puede apreciar, el asunto empezaba a ganar consistencia. Son tres bandas sonoras formidables, sobre todo la segunda, el problema claro está es que al ser BSOs compuestas por dos compositores, era difícil discernir qué es de quien. Pero había una constante en todas esas BSO, y era su frescura, su ritmo y su asombroso uso de la melodía muy por encima de la media.
En realidad, la respuesta a quien era el bueno de los dos ya la teníamos, sólo que no nos habíamos percatado. Entre estas películas de animación, por un lado Gregson-Williams compusto "Simbad", una BSO divertida y emocionante pero sin garra y además repetitiva, mientras que John Powell compuso la música para un documental titulado "Endurance". Simple y llanamente, maravillosa. Después de "Shreck" (cuyo tema principal tiene todos los tics de Powell) John Powell inició su andadura en solitario y fue entonces cuando empezó lo bueno. La frescura y la hilaridad de "Ratas a la carrera" es simplemente abrumadora, la belleza de un dramón a priori tan poco atractivo para el oído como "Yo soy Sam" es desconcertante, sin obviar BSO de escucha obligada como la trilogía Bourne, "Pluto Nash" (ya se que la película es una basura pero la música es rematadamente buena), "El agente Cody Banks", "Paycheck", etc...
Powell, que se inició en este mundillo trabajando nada menos que para Patrick Doyle (compositor de "Frankenstein de Mary Shelley"), ha ido a lo largo de estos años puliendo sus sonidos. Ahora, el compositor de "Hancock se mueve con tanta soltura con la música de sintetizadores, como con la orquesta, elemento éste, que utiliza de manera formidable y todo, sin renunciar a un endiblado ritmo, cargado de fuerza y de pasión. Lo bueno, lo realmente bueno de Powell, es que al menos su música, es un trabajo lleno de sensibilidad, de emotividad, de belleza y de épica.
Tras su primera etapa animada en compañía de Harry Gregson-Williams, Powell está ocupando poco a poco, y muy merecidamente, el primer puesto como compositor obligado en toda producción animada que se precie tras sus deslumbrantes trabajos en películas como "Robots", "La edad de hielo 2", "Happy Feet", "Horton" y ahora "Bolt". Además Powell ya está trabajando en "La edad de hielo 3".
Pues bien, Hans Zimmer y John Powell se han vuelto a ver las caras en la BSO de "Kung Fu Panda", tras haber compuesto años atrás la -excelente- BSO de "La ruta hacia el Dorado". La comunión Zimmer-Powell es interesante por definición. Zimmer, desde hace años, lleva alejándose de esos ritmos que lo dieron a conocer para fundir en una sola melodía sintetizadores y orquesta en BSO como "El rey león" o "Gladiator". Pero todos parecen estar de acuerdo en que Zimmer ha perdido buena parte de la fuerza que lo caracterizó. "El pacificador" fue tal vez la última BSO verdaderamente Zimmer, porque a partir de ahí el asunto ha sido un constante vaivén; "La delgada línea roja" es un peñazo, "Mission: Impossible II" es desconcertante, "Pearl Harbor" es un rollo, "Batman Begins" y "El caballero oscuro" son un caos, "Los Simpson. La película", está bien pero para el juego que daba el film, Zimmer se quedó a medio camino. Si, también ha hecho BSO ciertamente interesantes como "Black Hawk derribado", "Hannibal" o las dos últimas partes de "Piratas de Caribe" (atención al detalle, la primera entrega de "Piratas del Caribe" se le encargó a Alan Silvestri -"El regreso de la momia"- pero el temido Jerry Bruckheimer no quedó satisfecho con la música de este porque decía, no sonaba a piratas, de modo que rápido y corriendo se le encargo la BSO de la película al equipo Zimmer y éste, encargó el trabajo a Badelt, después si, Zimmer se hizo con las dos secuelas en solitario). Pero ese Zimmer que dinamitaba los esquemas, bailaba al son de los clásicos y reinventaba la épica parece haberse diluido entre tanto experimento y riesgo. De hecho, nada que ver con obras de Powell como la impresionante "X-Men III", por no repetirme en otros títulos.
"Kun Fu Panda", que me la compré el otro día, y de ahí tanta historia, está muy bien. Ahora, no tiene la riqueza de matices de "Horton", ni el ritmo de "La edad de hielo 2" o "Robots", ni la sensibilidad ni la fuerza de "Happy Feet". A cambio, lo mejor que ofrece "Kun Fu Panda" son sus matices orientales, ese añadido propio del folklore chino que combinado con algunas melodías ciertamente bellas (atención al principio), configuran una obra con más sensibilidad de la que se esperaría de un film de las características de "Kun Fu Panda". En conjunto es una BSO divertida de escucha -salvo 4 ó 5 temas centrales bastante anodinos-, que alternan con bastante acierto belleza, ritmo, frenetismo y acción. Uno no se puede quejar, si pedir más, pero no quejarse.
Lo de este reencuentro Zimmer y Powell tiene además otra curiosidad. Y es que según parece, ambos compositores habían terminado no muy bien. John Powell, fue otro de los compositores que pude conocer en persona en Úbeda. Desgraciadamente, ya lo he dicho alguna vez, el hombre era un personaje bastante seco y distante, ligeramente antipático e incomprensiblemente soso, si uno lo retiene en mente con esa música que hace. ¿Por qué hace música de cine? le preguntó un asistente, porque necesito pagar para comer... El caso es que fue el mismo Powell, que al menos ofreció una charla en un auditorio quien me dijo en una ronda de preguntas, lo último que me dijo Zimmer no lo voy a decir aquí, en público...
Vamos, un "lanzao". Personalidades a un lado, para un servidor, John Powell es lo mejor que deambular por el Hollywood moderno en apretada competición con mi otro gran nombre, David Arnold (y sin entrar en clásicos como John Williams o Alan Silvestri). Desde luego, la pena es que Powell sea un aburrido (no fue a la gala final del congreso de Úbeda porque estaba cansado, aunque su esposa si que fue...), porque lo cierto es que su evolución como compositor no ha hecho más elevarse mientras sus admiradores nos preguntamos, ¿cuando dejará de subir? Quien sabe.
Tras su primera etapa animada en compañía de Harry Gregson-Williams, Powell está ocupando poco a poco, y muy merecidamente, el primer puesto como compositor obligado en toda producción animada que se precie tras sus deslumbrantes trabajos en películas como "Robots", "La edad de hielo 2", "Happy Feet", "Horton" y ahora "Bolt". Además Powell ya está trabajando en "La edad de hielo 3".
Pues bien, Hans Zimmer y John Powell se han vuelto a ver las caras en la BSO de "Kung Fu Panda", tras haber compuesto años atrás la -excelente- BSO de "La ruta hacia el Dorado". La comunión Zimmer-Powell es interesante por definición. Zimmer, desde hace años, lleva alejándose de esos ritmos que lo dieron a conocer para fundir en una sola melodía sintetizadores y orquesta en BSO como "El rey león" o "Gladiator". Pero todos parecen estar de acuerdo en que Zimmer ha perdido buena parte de la fuerza que lo caracterizó. "El pacificador" fue tal vez la última BSO verdaderamente Zimmer, porque a partir de ahí el asunto ha sido un constante vaivén; "La delgada línea roja" es un peñazo, "Mission: Impossible II" es desconcertante, "Pearl Harbor" es un rollo, "Batman Begins" y "El caballero oscuro" son un caos, "Los Simpson. La película", está bien pero para el juego que daba el film, Zimmer se quedó a medio camino. Si, también ha hecho BSO ciertamente interesantes como "Black Hawk derribado", "Hannibal" o las dos últimas partes de "Piratas de Caribe" (atención al detalle, la primera entrega de "Piratas del Caribe" se le encargó a Alan Silvestri -"El regreso de la momia"- pero el temido Jerry Bruckheimer no quedó satisfecho con la música de este porque decía, no sonaba a piratas, de modo que rápido y corriendo se le encargo la BSO de la película al equipo Zimmer y éste, encargó el trabajo a Badelt, después si, Zimmer se hizo con las dos secuelas en solitario). Pero ese Zimmer que dinamitaba los esquemas, bailaba al son de los clásicos y reinventaba la épica parece haberse diluido entre tanto experimento y riesgo. De hecho, nada que ver con obras de Powell como la impresionante "X-Men III", por no repetirme en otros títulos.
"Kun Fu Panda", que me la compré el otro día, y de ahí tanta historia, está muy bien. Ahora, no tiene la riqueza de matices de "Horton", ni el ritmo de "La edad de hielo 2" o "Robots", ni la sensibilidad ni la fuerza de "Happy Feet". A cambio, lo mejor que ofrece "Kun Fu Panda" son sus matices orientales, ese añadido propio del folklore chino que combinado con algunas melodías ciertamente bellas (atención al principio), configuran una obra con más sensibilidad de la que se esperaría de un film de las características de "Kun Fu Panda". En conjunto es una BSO divertida de escucha -salvo 4 ó 5 temas centrales bastante anodinos-, que alternan con bastante acierto belleza, ritmo, frenetismo y acción. Uno no se puede quejar, si pedir más, pero no quejarse.
Lo de este reencuentro Zimmer y Powell tiene además otra curiosidad. Y es que según parece, ambos compositores habían terminado no muy bien. John Powell, fue otro de los compositores que pude conocer en persona en Úbeda. Desgraciadamente, ya lo he dicho alguna vez, el hombre era un personaje bastante seco y distante, ligeramente antipático e incomprensiblemente soso, si uno lo retiene en mente con esa música que hace. ¿Por qué hace música de cine? le preguntó un asistente, porque necesito pagar para comer... El caso es que fue el mismo Powell, que al menos ofreció una charla en un auditorio quien me dijo en una ronda de preguntas, lo último que me dijo Zimmer no lo voy a decir aquí, en público...
Vamos, un "lanzao". Personalidades a un lado, para un servidor, John Powell es lo mejor que deambular por el Hollywood moderno en apretada competición con mi otro gran nombre, David Arnold (y sin entrar en clásicos como John Williams o Alan Silvestri). Desde luego, la pena es que Powell sea un aburrido (no fue a la gala final del congreso de Úbeda porque estaba cansado, aunque su esposa si que fue...), porque lo cierto es que su evolución como compositor no ha hecho más elevarse mientras sus admiradores nos preguntamos, ¿cuando dejará de subir? Quien sabe.
2 comentarios:
Excelente y curradisima entrada, enhorabuena.
Reconozco que no retengo tanto las BSO y que manejo con soltura muy poquitas... pero las dos ultimas entregas cinematograficas de Batman me encantaron... de hecho ya hablaremos tu y yo y un disco duro y unas bandas sonoras... sin animo de lucro, por supuesto!!!
No problem. Y gracias por su infructuosos comentarios.
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