jueves, 28 de agosto de 2008

Los Coen navegan por Venecia




Pues si señores, porque además de Brad Pitt y Geroge Clooney, cuyas imágenes sonrientes y rematadamente guapos han invadido todos los medios habidos y por haber de la estratosfera conocida. Ahora bien, por si a alguien se le había escapado, la cosa iba de cine, de una de los hermanos Coen además, de modo que entenderán que el apoyo o no de Pitt y Clooney a Obama me importe más bien poco, de igual modo que la paternidad de Pitt o como de sonriente se encuentra se esplendidísima mujer. En fin, que me aburren esos temas.



Lo que probablemente no me aburra sea, seguramente, el estreno de la última ocurrencia de los hermanos Coen, "Quemar después de leer" de la que se ha dicho, es tan divertida como "El gran Lebowski" y tan cruel como "Fargo", dicho así, cosa fina... También están, obviamente, la que no la han visto tan divertida y aseguran, anda lejos de la hilarante "El gran Lebowski", lo que en cualquier cosa confirmar una cosa bastante curiosa, y es lo que de punto y a parte tiene aquella película que en su día protagonizaron Jeff Bridges y John Goodman. Yo en su día, ahondé, o por lo menos, lo intenté, en el asunto en un artículo, sobre todo a raíz de la lectura de un interesante aunque excesivamente sobrio volumen; "Joel y Ethan Coen. El cine siamés". En este libro, Fernando De Felipe desplegaba tal énfasis en su laureada admiración por "El gran Lebowski" que, os lo digo en serio, el asunto me hizo sospechar. Me costaba trabajo asumir que aquel film fuera la sesuda reflexión que De Felipe mantenía en su libro, aunque sea de la opinión de que en efecto, algo de eso si que hay. Pero también creo que "El gran Lebowski" tiene mucho de film anárquico, donde las cosas en ocasiones, tienen el sentido justo, donde da la impresión incluso, de que algún que otro personaje, se haya equivocado de película (Steve Buscemi).



Me parece en suma que "El gran Lebowski" tiene mucho de autocomplaciente, de referencial, de excusa fílmica para pasear las ocurrencias y los personajes de los Coen. También hay un reflejo social desde luego, un posmodernismo inherente, un pesimismo latente en un cine que como señaló en su día con pasmosa lucidez Gonzalo de Lucas, "se enmarcan en la pasión por el cine, y desde ahí habría que abordarlos. Su obra es valiosa desde esa perspectiva".


Y es que, sospecho yo, desde esta, mi humilde morada cibernética, que el cine de los Coen es un cine tan sobrevalorado como infravalorado. Sobrevalorado por aquellos que sitúan su obra en la cumbre del cine moderno de Hollywood como los maestros indiscutibles de la narrativa y el discurso fílmico más allá de las convenciones dueños de un universo propio e intransferible que subvierte los códigos del cine clásico a la vez que los explota con respeto y todo, proponiendo agudas reflexiones sobre el ser humano y su devenir por este mundo. Infravalorado por aquellos que, como un buen amigo mio dice, aseguran que los Coen son expertos en hacer fácil lo difícil y difícil lo fácil (que según se mire, hasta puede ser una virtud), que no son más hábiles malabaristas que se aprovechan de su halo de cineastas independientes para fomentar un cine anárquico sin demasiado sentido más entregado a la autocomplaciencia (casi masturbatoria) de determinados clichés (con el cine negro a la cabeza) de forma casi obsesiva para únicamente, ofrecer un producto vacío y sin consistencia ninguna.


Bueno, como siempre he dependido, los extremos rara vez han sido una buena opción. Nadie puede negar que "Sangre fácil" es una más que prometedora muestra del estilo, las formas y en general, las intenciones del cine de los hermanos de Minnesota, "Arizona Baby" es el reverso, la prueba de que los Coen son eficaces aún cuando deciden entregarse a la hilaridad, "Muerte entre las flores" es, a mi modo de ver, quizá, su mejor película, compleja, de ribetes clásicos sin obviar su lógica naturaleza posmoderna, el film es la perfecta materialización de lo máximo a lo que se puede acercar una película de los 90 al film noir; "El gran salto es una nueva muestra" de ligereza dramática, que no estética o narrativa, el film flirtea con el cine clásico de herencia capriana aunque sin desentenderse del todo de los códigos del cine negro; "Fargo", ya no, probablemente, es su mejor película, tan fría como la nieve que inunda el film la película ofrece con un sombrío retrato sobre la mente humana contemporeizando los códigos del cine clásico; "El gran Lebowski", bueno..., ya hemos hablado, tan banal y disparatada como hilarante y efectiva; "Oh, Brother" es nuevo ejercicio de estilo, una autocomplaciente exhibición de formas y maneras no por ello, menos divertida; "El hombre que nunca estuvo allí" es una hitchcockiana aproximación al cine de crímenes salpicada por aproximaciones profundamente posmodernas; "Crueldad intolerable" es, a todas luces, un regreso al disparate aunque eso si, una vez más, profundamente arraigado a los moldes clásicos; "The Ladykiller" es, para un servidor, de lejos, la peor películas de los Coen, contiene todos sus elementos, pero naufraga de principio a fin con únicamente, uno o dos aspectos reseñables (Tom Hanks está sobervio) y "No es país para viejos", es en efecto, una película profundamente coeniana, aunque a mi modo de ver, lejos todavía de logros mayúsculos como "Muerte entre las flores" o "Fargo".


En suma, ¿"Quemar después de leer"? Bueno, los Coen podrán dar en el blanco o no -al menos existe la posibilidad-, pero lo que siempre parece casi garantizado es que al menos, vamos a disfrutar de un cine cuidado, con herencia, responsable, discutible claro, pero siempre, diferente y eso, creerme, vale millones.

martes, 26 de agosto de 2008

Poe y Corman en rojo


El otro día vi "La máscara de la muerte roja", de Roger Corman, basada en un relato del escritor norteamericano Edgar Allan Poe. Como es sabido, "La máscara de la muerte roja" es la séptima de las ocho películas que Corman dirigió bajo el auspicio de la American International Pictures (UIP) basada en un relato de Poe. La idea generalizada a cerca de estas películas es que conforme fueron pasando los años los largometrajes de Corman iban resultando más y más extravagantes, casi caricaturescos y en general un descenso de su propia seriedad que caía en picado en paralelo a la calidad de las películas. Ahora bien...


Yo no había visto "La máscara de la muerte roja". Había leído sobre ella, sabía que no estaba nada mal, pero habiendo sido testigo de cosas como "El cuervo" o "La muerte y el péndulo", no esperaba ciertamente, gran cosa. Qué equivocado estaba. Hasta ahora, mi película predilecta de la serie Poe-Corman era la primera, "La caída de la casa Usher", pero ciertamente, vale la pena admitirlo, "La máscara de la muerte roja" va más allá, aunque sea en una dirección sensiblemente distinta a la de "La caída de la casa Usher".


Para empezar, y al contrario que buena parte de las adaptaciones Poe-Corman, "La máscara de la muerte roja" se sitúa en la Edad Media, en el lúgubre castillo de un avaro príncipe, Próspero, un impecable Vincet Price (mucho menos autoirónico y bastante más contenido que en otros episodios de la serie). Una terrible plaga, conocida como "la muerte roja", acecha a los campesino de un humilde poblado medieval que buscan desesperadamente un lugar donde refugiarse de los estragos de "la muerte roja". El único lugar, que parece seguro, es el castillo de Próspero. Pero el príncipe no es amigo de proteger a nadie, es más, acoge a un buen puñado de aristócratas para entregarse al desenfreno y en última instancia, ofrecérselos al Diablo a cambio de su salvación. Como viene siendo habitual cuando a un infeliz no se le ocurre mejor cosa que hacer un pacto con el Diablo, e príncipe Próspero no terminará nada bien, es más, será víctima de su propio egoísmo. Literalmente.


Pero lo más interesante no es esto. Roger Corman, como es sabido, un experto en rodar con cuatro duros en un tiempo récord, dejó sentir en "La máscara de la muerte roja" una mayor cuidado por la puesta en escena, por la dirección de actores, por el asombroso uso de los colores y por las coreografías de la aristocracia en el salón del castillo de Próspero. El film avanza con un sensible sentido del ritmo y con un cuidado por el entorno en general que dejan sentir un malsano sentido del horror, un horror, que habita en el avaro corazón de Próspero.


El final de "La máscara de la muerte roja" es sencillamente brutal. Ante una fiesta en la que se dan cita todos los aristócratas que acoge Próspero en una histriónica orgía de desenfreno, la mismísima "muerte roja" hace acto de presencia en forma de una elegante e intrigante figura completamente rojiza. No os revelo el final, pero cosa fina...

lunes, 25 de agosto de 2008

Ya estoy aquiiiii.....


Muy buenas, queridos y limitados y aunque no por ello, menos valorados lectores de este, mi humilde blog. Como prometí, mi fugaz retiro a tierras extremeñas me ha hecho entender mucho mejor como funciona el aparato digestivo del ser humano, la facilidad con la que el cuerpo ingiere comida y la no menos rapidez con la que también ingerimos, aunque esta vez cerveza. Una cerveza que por cierto es, de lejos, lo más discutible de una tierra como Extremadura (excepción hecha de la cerveza Yuste, claro está), impregnada en sabrosos y deliciosos entramados de carne, embutido y buenos vinos. Como digo, dieta mediterránea.... En fin.

Prometí también ponerme al día de los estrenos más importantes de este verano y aunuqe aún sigo teniendo algún que otro pecadillo, pude acercarme a un cine cacereño repleto de niños ansioso por contemplar a la que sin duda, será la figurita de éxito de la temporada, "Wall-e". De entrada, vaya por delante que yo soy de los que, cuando una película despierta el entusiasmo o las iras desaforadas del noventa por ciento de la población, yo siempre, me acerco a ese film con cierto escepticismo. Me resulta extraño. Que una película guste o disguste a todos por igual, me hace temer o un engatusamiento generalizado o una incomprensión no menos extendida. En cualquier caso, en las películas que gustan a toda la población, me acerco a ellas mucho más escéptico y mucho más crítico, lo que a la larga creo, es bueno.

Pues bien, me tengo que rendir ante los encantos de "Wall-e". Es inútil resistirse aunque eso si, difiera de aquellos que sitúan el film de Andrew Stanton en la cumbre definitiva del cine de animación de todos los tiempos. Veamos, "Wall-e", en su primera media hora es simple y llana magia. Confirma eso que algunos se resisten a ver, que una medio tan frío como la informática parida por una industria tan gris como Hollywood no pueda, de vez en cuando, ofrecer eso..., magia. No hay diálogos, sólo elocuentes sonidos obra del maestro Ben Burtt, para describirnos una árida Tierra destrozada por la estupidez y la codicia humana. Wall-e, en ese entorno desolador nos da con su actitud, todo un ejemplo vital. En medio de escombros, polvo y arena, el pequeño robot es capaz de encontrar lo asombroso, de sacarle a una tarea tan ardua y repetitiva como la que desempeña Wall-e, una esencia extraordinaria. La virtud que tiene Wall-e, es que tiene esos ojos de extrañeza que nosotros que los adultos desterramos cuando abandonamos la infancia. Wall-e es capaz de asombrarse ante cosas banales, cosas comunes que ante nuestros ojos, pasarían desapercibidas.

Pero Wall-e también ha aprendido a descubrir que las cosas nunca fueron así y que pese a todo, de un modo ciertamente inconcebible, existe una luz al final de túnel, una razón que confirma que las cosas, nunca fueron o no tienen porque ser siempre tan sombrías, una escena de "Hello Dolly". Al ritmo de la popular melodía del film de Gene Kelly, Wall-e todavía tiene ánimo para soñar, bailar y hasta emitir un sonido remotamente cercano a los que podría entenderse como entonar una canción. Como digo magia, ilusión, curiosidad, capacidad para asombrarse, empeño en vivir, completa ausencia de malicia, absolutamente ajeno a los prejuicios (su mejor amigo es una cucaracha, con eso es todo...) y por supuesto, completamente entregado a alguien, Eva, que ha despertado en su interior algo que no puede explicar pero que le hace sentirse especial, feliz, probablemente, algo muy cercano a lo que debe ser vivo..., viniendo de un robot.

Y esta primera parte del film es tan rematadamente impecable por varias razones, primero por el indiscutible olfato de John Lasseter, verdadera alma y corazón de Pixar. Segundo por el indiscutible buen hacer de Andrew Stanton, anteriormente director de otra maravilla Pixar, "Monstruos S.A.". Y en tercer lugar, por la habilidad innata que invade Pixar a la hora de combinar estímulos emocionales con carnaza para el gran públicos. ¿Que quiero decir? Pues muy sencillo. Wall-e es la perfecta mezcolanza entre R2D2 y ET (sobretodo del segundo). Ingenuo, enternecedor, simpático y entre valiente y aterrorizado, en función de las circunstancias. Además Wall-e parece pensado, ya desde sus primeros esbozos para ser vendido como el perfecto oso de peluche, el perfecto juguete de coleccionistas. Yo no se ustedes, pero yo a mis 31 años quiero un Wall-e. Y porque todo esto, lo aderezan con sentimientos universales, perfectamente medidos pero que pese a todo (y aquí reside la varita mágica de Pixar) no resultan fríos, uno no tiene la sensación de estar contemplando una perfectamente engrasada máquina de relojería, aunque sin duda alguna, "Wall-e" lo sea.

Y en cuanto al resto, bueno..., es el precio de poner el listón tan descomunalmente alto. No obstante, que nadie se llame a engaño, la película no desmerece en absoluto, pero se nota que la intensidad del relato ha decaído, aunque sólo sea un poco. En cualquier caso "Wall-e" es una película ejemplar, a mi modo de ver, mucho mejor que "Cars" y en concreto, su primera media hora, muy por encima de lo que nunca haya hecho Pixar. Veamos ahora, como superan esto...

jueves, 14 de agosto de 2008

Hasta la vista, baby

"El caballero oscuro", "Wall-e", "Mamma Mia!" y yo sin ver una película este mes. Me amenazaba, mi queridísimo amigo Antonio Rentero, lector de honor de este, mi humilde blog, entre otras cosas porque fue el primero que lo visitó y hasta día de hoy es el más aguerrido de los cometaristas que tengo (seguido muy de cerca por Athena, que no me olvido de ti), que un día de estos iba a escribir en su blog que vaya un cinéfilo compulsivo de pacotilla que soy. En fin..., parte de verdad, no le falta.
También es cierto que mi situación existencia ha variado sensiblemente, y que bueno..., es cierto, que ahora voy menos al cine (una costumbre que de todos modos, he de corregir a la mayor brevedad) pero también es verdad que estoy viendo más cine en casa del que jamás pude imaginar. "La banda nos visita", "La maldición del hombre lobo", lo que se ponga por delante. Cine casposo de serie B, películas independientes de actores de prestigio )"La entrevista" de Steve Buscemi, cine israelí, "Cara de ángel" de Preminger comedias estúpidas, en fin..., que mis ansias de ingerir cine os aseguro, están siendo suplidas.
En cualquier caso, vengo a deciros con está entrada que me marcho. Parto para tierras extremeñas y aunque me voy a llevar el portátil, no confío demasiado en los espacios Wi-Fi de modo que no cuando podré visitar, este, mi humilde blog, para animar en la medida de lo posible nuestras existencias. En todo caso, me he hecho una firme promesa. En estos días de descanso ver, al menos, "El caballero oscuro" y "Wall-e", pecados inaceptables para un cinéfago compulsivo como yo.
Y todo, mentalizándonos todos en el que sin duda es el acontecimiento cinematográfico de todos los años desde hace ya 15 veranos, el siempre glorioso MARATÓN. Ya os contaré de que va el asunto a aquellos que no conozcáis (que por lo visto debéis de ser uno o dos porque el resto sois abonados al MARATÓN) la naturaleza festiva, cultural y gastronómica que invaden semejante acontecimiento definitivo para la existencia de todo mortal amante del cine, con casi total probabilidad, en la próxima entrada del blog.
En fin, lo dicho, un abrazo y.. . "hasta la vista, baby".

lunes, 11 de agosto de 2008

El irrepetible Billy Wilder


Me decía, mi buen amigo Antonio Rentero, que muy bien podía hace una entrada en este, mi humilde blog, sobre una anécdota protagonizada por Billy Wilder a la que ciertamente, suele recurrir con bastante frecuencia. La anécdota en cuestión, es más bien una frase, lo que encaja a la perfección con un hombre como Wilder, que fomentó el noventa por ciento de su fama y prestigio en su capacidad para ofrecer frases ácidas en el momento justo. La anécdota en cuestión se encuentra recogido en la mayor y mejor aportación que el director Cameron Crowe ("Casi famosos", "Elizabethtown") ha hecho al mundo del cine, la redacción del libro "Conversaciones con Billy Wilder" (Alianza). Al estilo de "El cine según Hitchock" de Truffaut (obra fundamental de todo cinéfilo que se precie), Crowe mantuvo un buen puñado de reuniones con el genial Wilder para terminar convirtiéndolas en un libro esencial para comprender al genio de origen austriaco.

En "Conversaciones con Billy Wilder", podemos desentrañas las inquietudes, las obsesiones y las preocupaciones del genio de Wilder cuando se enfrentó a los rodajes de películas tan importantes como "Perdición", "La tentación vive arriba" o "Con faldas y a lo loco". En un momento de su vida, plenamente otoñal, Wilder, consciente de que su tiempo está tocando a su fin, también versará sobre la frustración que siempre ha arrastrado por no haber podido dirigir más películas desde 1981 (murió 22 años después) y el tímido papel que jugó en Hollywood como una especie de supervisor de guiones al que al final, poco caso le hacían.

El caso es que en "Conversaciones con Billy Wilder", Cameron, aprovechando que tiene delante nada menos que Billy Wilder, le hace alguna que otra cuestión sobre algunas de las películas más importantes, prestigiosas y/o populares del reciente cine de Hollywood. Así conocemos que Wilder, admitió que si, que le gustó "La lista de Schindler", aunque el la hubiera hecho de otra manera (no en vano Wilder estuvo durante algún tiempo persiguiendo hacer esa película hasta que el gato al agua se lo llevó Spielberg). También, por ejemplo, somos testigos de como a la pregunta de Cameron, ¿Te gusta "Pulp Fiction?, Wilder responde con un seco No (lo cual, a mi personalmente, me viene a confirmar ciertas sospechas que tengo sobre la película de Quentin Tarantino).

Pero la anécdota en cuestión es la siguiente. Cameron Crowe, en pleno repaso por algunas de estas películas que se suponen, han marcado historia en el Hollywood contemporáneo, el director de "Casi famosos" le preguntó a Wilder; ¿Le gustó "Titanic"?, a lo que Wilder respondió con otro escueto no. Y Cameron, que debió de gustarle la película de James Cameron, ingenuo de él, aunque también honesto al haberlo reproducido en el libro, la insistió a Wilder y le dijo ¿no cree que los personajes tienen química?, a lo que Billy Wilder respondió, ¿qué personajes?

Pues eso, poco más. Once Oscar, ¿no? ¿Otros once para "El retorno del rey", no? Y Billy Wilder 21 años sin rodar un sólo fotograma. Pues nada. Cachondeo.

viernes, 8 de agosto de 2008

Abba, Neeson & Besson, Hayden Christensen y... "Wall-e"


Hoy si, es viernes, glorioso día de estreno. Como sabrán, insisto, si no han estado de vacaciones por Saturno el último mes, la última apuesta de Pixar se estrenó el pasado viernes. "Wall-e" que nació siendo un caballo ganador está derritiendo de gusto a los espectadores y provocando la hilera de críticas más entusiasta de la última década. Yo, que en mi línea habitual del último año, aún no la he visto (hace, no un año, meses, la habría visto el primera de la fila), me reservo el comentario hasta la buena nueva, no obstante, invito a toda esa cascada de lectores que todos los días con regularidad luxemburguesa visitan, no, atestan mi blog (se deja la sentir la ironía, ¿verdad?), que mientras tanto, pueden ir haciendo boca en la deliciosa crítica que mi buen amigo Antonio Rentero hace en su blog (http://rentero.blogspot.com/2008/08/wall-e.html). Sólo decir que le gustó, y mucho.


Otra película que llega con ganas de arrasar es "Mamma Mia!", basada en el celebérrimo musical de Abba, protagonizada por Meryl Streep (formidable a sus años), Pierce Brosnan, Stellan Skarsgård y Amanda Seyfried que dicen, es la nueva estrella de la temporada pero que a mi me huele a flor de un día. Otra cuestión sobre la que nadie ha reparado es sobre, en este caso, la directora del film, para hacernos una idea, vamos, si a alguien le interesa, de si "Mamma Mia!" es mala o no. En este caso, ciertamente, poco podemos decir dado que Phyllida Lloyd ha filmado con esta su primera película (tiene un telefilm antes, pero no se quien lo habrá visto...). De modo que de momento, mala o no, no lo sabemos, pero que está arrasando, con casi 100 millones de dólares ya en el bolsillo, es una obviedad.

Otro título que se estrena esta semana y que me ha llamado la atención es "Venganza" y por varias razones. Primero porque hacía tiempo que no sabía nada de Liam Neeson, segundo porque es una producción francesa auspiciada por Luc Besson, algo así como el padre del cine comercial galo y tercero por incidir en un tema, ciertamente caduco y espinoso, como la venganza. Lo primero, se puede explicar con cierta facilidad si nos atenemos a las últimas películas de Neeson, más bien poca cosa desde "Kinsey" (2004), su última aparición como protagonista absoluto de una cinta. Esto enlaza con lo segundo, Luc Besson que no es tonto, probablemente le habrá ofrecido un contrato moderadamente multimillonario y a rodar se ha dicho bajo la dirección de Pierre Morel, un curtido director de fotografía francés, señal por otro lado de que además de acción, le quieren dar al conjunto algo de "fondo"... Esto último nos pone de cara a la última cuestión, el tema de la venganza, una tendencia que muchos creíamos ya pasada de moda tras la era Reagan y cosas como "Yo soy la justicia", "Pisando fuerte" o hasta "Por encima de la ley". Pues no, parece que la cuestión todavía puede dar juego y según las primeras críticas, también, puede dar pie a determinadas lecturas, como mínimo, discutibles. Interesante por tanto.

Y finalmente sólo pasar de puntillas por ese empeño que está poniendo Hollywood en liberar a Hayden Christiensen de la maldición "Star Wars" (ya sabe, Carrie Fisher y Mark Hammil no hicieron casi nada más digno de mención después de la trilogçia de Lucas). Crhistienesen que después de colocarse el caso de Darh Vader y gritar "¡nooooooo!" (puf!) sólo ha conseguido cierta presencia con "Jumper" de la que por cierto, ya se prepara su segunda parte. Ahora, con esté "Aprendiz de caballero", se pretende presentar a Christiensen como un tipo algo más simpático rodeándolo de chicas guapa y haciendolo sonreir todo lo posible y de etse modo, quitarle un poco de encima la alargada sombra de Vader. Pues va listo...

jueves, 7 de agosto de 2008

Don Bluth


Hoy me ha dado por ponerme nostálgico. Ahora que está "Wall-e" volviendo locos a pública y crítica, me parece un buen momento para rescatar a uno de los nombres fundamentales de la animación de los años 80 y que ahora, fulminado por las nuevas tecnologías y con más de 70 años a sus espaldas, es fácil, no volvamos a oír a hablar jamás de el, salvo cuando lo reclamen del otro mundo.

Se trata de Don Bluth, un tejano oriundo de la misma frontera con Méjico (El paso), forjado entre las míticas paredes de los estudios Walt Disney donde trabajó en películas como "La bella durmiente" (1959), "Taron y el caldero mágico" (1963), "Robin Hood" (1973), "Los rescatadores" (1977) o "Pedro y el dragón Elliot" (1977) entre otras muchas. Como se puede apreciar, Bluth comenzó a trabajar en la Disney precisamente cuanto está, inició su dolorosa cuesta abajo. Quien lo iba a decir, uno de sus animadores, terminaría por convertirse en el único autor (si, he dicho, autor) de cine de animación que trataría al género con dignidad ante del resurgir de la Disney con la llegada de películas como "La bella y la bestia".

Pero Bluth, al contrario que otro honorable animador de la Disney, Tim Burton, nunca renegó de aquellos años es más, los reutilizó, los revitalizó y les dio forma de cuerpo presente en una de las etapas más delicadas para el cine de dibujos animados. Don Bluth, deberíamos haberlo admitido hace tiempo, fue el cineasta que durante la década de los 80, más hizo por el cine de animación. Sus películas, han marcado a generaciones enteras (la mía sin ir más lejos), lo que ocurre es que creo que aún, no hemos reparado en ello.

Don Bluth filmó en 1981 "Nihm", su primer éxito. Toda una declaración de principios de como el espíritu Diseny podía todavía sobrevivir, si se sabía como hacerlo. Fue entonces cuando Bluth llamó la atención de Steven Spielberg, por aquel entonces en todo lo suyo, creando su particular universo de producciones Amblin que definiría el futuro del cine de Hollywood. Spielberg se atreví entonces con la producción de dibujos animados y le dio carta blanca a Bluth para que filmara su siguiente película, "Fievel y el nuevo mundo" (1986). Enternecedora, con una deslumbrante banda sonora de James Horner (cuando aún no había perdido el norte...), y todo, bajo una óptica tradicional de la animación; dos dimensiones, dibujos a mano, buena música y un buen puñado de canciones, Bluth logró superar el examen. Acto seguido, y de nuevo con Spielberg apoyándole, Bluth volvería a dar en el clavo con "En busca del valle encantado", un fillm estructuralmente muy similar a "Fievel" que todavía hoy, sigue generando secuelas en las estanterías de los video-clubs.

Pero entonces, algo pasó entre Bluth y Spielberg. No se el qué, pero algo pasó. Por aquella época no se decían cosas precisamente buenas del director de "E.T." de modo que sólo cabe la especulación. En cualquier caso las carreras de uno y otro se distanciaron. Spielberg produjo con otro equipo "Fievel va al Oeste" y fue entonces cuando Bluth, inició su particular cuesta abajo. "Todos los perros van al cielo" (1989) fue sólo el principio. A esta le siguieron films como "En busca del Rey del Sol" (1991) o "Pulgarcita" (1994) pero aquí Bluth, ya estaba herido de muerte. En el año 91 Disney estrenaba "La bella y la bestia" y el cine de animación que había sobrevivido gracias a la buena mano de Bluth, pasó de generación y dio las espaldas a Don Bluth.

El driector norteamericano veía como películas tras películas, fracasaba estrepitosamente, en muchos casos, sin justicia, con películas como "El jardín mágico Stanley" (formidable BSO de Robert Folk) o "Hubi. El pingüino" (1995). Pero entonces paso algo curioso. En pleno 1995 Disney estaba en todo lo suyo hasta el extremo de que se podía empezar a permitir variaciones bastante más arriesgadas como "Pocahontas". Fue el momento en el que casi todas los estudios comenzaron a producir películas de animación como churros con cosas como "Balto" (1995) producida por Spielberg, "En busca de Camelot" (1998), "El gigante de hierro" (1999) de Brad Bird, hoy oscarizado director de "Los increíbles" y "Ratatouille" entre otras.. pero el caso es que ningún estudio daba con la fórmula secreta de Disney que parecía tener en propiedad. Entonces la Fox recurrió al viejo zorro de Bluth y le ofreció la dirección de "Anastassia". Como el resto de la competidoras de Disney, el film no dio la talla. Pese a todo Fox y Bluth lo volvieron a intentar con "Titan A.E.", pero nada de nada. El tiempo de Bluth, había llegado a su fin.

Director todo lo criticable que se quiera, forzado a hacer películas completamente opuestas a su forma de entender el cine de animación ("Titan A.E."-, Don Bluth bien se merece un recuerdo aunque sólo sea por ses breve espacio de tiempo en el que los niños que como yo, en los años 80, crecimos creyendo que ya no existía el cine de animación, Don Bluth nos demostró que la magia sobre el papel a golpe de lápiz, nunca muere...

miércoles, 6 de agosto de 2008

Pixar y "Wall-e"


Hoy no es viernes, glorioso día de estreno, pero como es sabido, cada día proliferan con más regularidad esas películas que sin razón aparente, desembarcan en los cines de medio mundo..., ¡un miércoles! Bueno, en realidad, razón si que hay, y bastante importante. Se trata de decisiones comerciales destinadas a explotar mejor el tirón inicial de una películas que por lo general, suele tener su distribución, al menos en Europa, de una forma casi consecutiva para favorecer como digo, el comercio, para también para tratar de mermar la piratería.

El caso es que hoy, al menos que hayan vivido en Marte los últimos meses (pese a que está empezando a convertirse en un destino más que interesante), sabrán ya quien es Wall-e, que es una película de Pixar, que hay que ir a verla si uno quiere sentir que forma parte de esta sociedad y que además, va a barrer las taquillas de medio planeta superando, seguro que a la mayor brevedad, ese despiporre que atiende el título de "La momia. La tumba del emperador dragón". También sabremos, lógicamente que las críticas van a ser estupendísimas (de echo, ya lo han sido y lo están siendo) y que todos seguiremos felices y contentos pensando, que aunque Lucas y Spielberg se pongan a hacer el mono, presumiblemente, por la selva de Perú, siempre nos quedará Pixar.

A mi lo de Pixar, lo siento, no lo puedo evitar, me recuerda un poco a aquellos gloriosos años de Walt Disney. No hablo de los años de "El libro de la selva", no, hablo de "La Sirenita", "La bella y la bestia", "Aladdin", "El rey león", punto álgido de aquella etapa y dicho sea de paso, para el que esto suscribe, el film de animación más sobrevalorado de la década, "Pocahontas", "El jorobado de Notre Damme", "Hercules", "Mulan" y "Tarzan"... Hasta aquí sus años de fortuna y gloria indiscutible. Después vendría "Fantasía 2.000", "Dinosaurio", "El emperador y sus locuras" (film infravalorado donde los haya), "Atlantis", "Lio & Stich, "Hermano oso" y "Zafarrancho en el rancho", una película con el dudoso honor de ser el ultimo largometraje de Disney en animación tradicional que desembarcó en los cines de todo el mundo.

Fue por 1995, cuando la Disney empezó a perder el norte y se embarco en la arriesgadísima "Pocahontas", cuando hizo acto de presencia "Toy Story", la película que cambiaría el curso de las cosas, desde entonces, nada fue igual. A esta le siguieron "Bichos", "Toy Story 2", "Monster Inc.", "Buscando a Nemo", "Los increíbles", "Cars", "Ratatouille" y ahora "Wall-e", como se puede comprobar, un desconcertante encadenamiento de largometrajes, cada cual mejor que el anterior que hace pensar si no tendrá Pixar un pacto con el diablo. Aunque desde luego, detrás de todo esto hay, fundamentalmente un nombre, John Lasseter, existe también una realidad incontestable que tarde o temprano se pondrá de manifiesto, es el celebérrimo círculo de la vida. La naturaleza cíclica de las cosas, y la realidad innegable de que un día, más tarde o más temprano, Pixar tendrá que empezar a desinflarse.

No hay que entristecerse, por fortuna, siempre nos quedará el DVD y el revisionado de sus mejores películas (yo la verdad es que no se con cual quedarme aunque descartaría asi de entrada, "Toy Story 2" y "Cars", que me dijeron poca cosa). Y la previsión de Pixar, no es, desde luego, a la baja. Por ahí llega "1906", un arriesgadísimo film (será el "Pocahontas" de Pixar) que además es de acción real y que dirigirá Brad Bird ("Los increíbles" y "Ratatouille") sobre el gran terremoto que asoló San Francisco a principios del siglo XX, también asoma por el horizonte "Up", una divertida historia de amistad entre un hombre mayor y un joven dirigida por Peter Docter ("Monstruos Inc."), como es el caso de "Toy Story 3", la personal franquicia de Pixar, y otro film de animación real previsto para el 2012, "John Carter of Mars", basado en un relato de Edgar Rice Burroughs que podría dirigir Andrew Staton ("Buscando a Nemo").

Como ven , vientos de cambio asoman por Pixar. Yo no digo nada...

martes, 5 de agosto de 2008

El esperado -y eterno- regreso de John Carpenter


Desde que John Carpenter se pusiera tras una cámara para rodar "Fantasmas de Marte" han pasado 8 años. Y todo, si obviamos, no sin cierta malicia, sus dos e interesantes aportaciones a la serie de televisión "Master of Horror", "El fin del mundo en 35mm." y "Pro-Life". Pues bien, desde hace meses -sino años- se llevan hablando de diversos proyector del director de "La cosa". El que más fuerza parecía tener era el de L.A. Gothic" un film de terror que en función a quien se le pregunte, parece incluso, que ya ha sido cancelado y todo.

Pero ahora ha saltado a la luz un proyecto que parece, ya se encuentra en un avanzado estado de negociaciones entre su director, Carpenter y su actor protagonista, agarrense, Nicolas Cage. Si señores, el tema está en marcha y parece que nadie lo va a parar salvo que Carpenter y Cage no lleguen a un acuerdo. La película podría titularse "Scared Straight " (Scared significa "serio" y Straight algo así como "seguir recto" de modo que cada uno juegue a posibles traducciones) y si somos francos, su trama sería una de esas sinopsis que lo levantarían el más mínimo interés, sino fuera porque Carpenter está detrás. Según parece "Scared Straight" contaría la historia de un joven problemático que ingresa en prisión para tratar de enderezarlo cuando estalla un motín y un condenado a cadena perpetua (presumiblemente Cage) debe intervenir para socorrerlo.

De entrada puede parecer un film de encargo, lo que si es verdad que le puede quitar gracia al regreso de Carpenter, no deja de tener su aquel. Al fin y al cabo no es la primera vez que el director de "Halloween" filma un encargo -algo que suele hacer con sobrada solvencia- pero sobretodo, la eventual realización de "Scared Straight" supondría todo un logro para Carpenter dejando a un lado su calidad o carencia de ésta. Carpenter tiene ya 61 años (además fuma como un cosaco y tiene cáncer de piel desde los años de "La cosa"), una edad que empieza a ser peligrosa a la hora de filmar películas en Hollywood, y no porque sea un viejo que te hayas quedado atrás, sino porque las compañías de seguros poner muchas pegas a la hora de asegurar largometrajes que vengan dirigidos por carcamales, por talentosos que sean. Por esa misma regla de tres Billy Wilder estuvo sin dirigir -y muy a su pesar- 21 años, Blake Edwards lleva sin ponerse detrás de una cámara hace ya 15 años.... (casos como Robert Altman o Clint Eastwood supongo que son un misterio o fruto de tener buenos amigos en Hollywood)

En fin, que parece que a Carpenter todavía le queda mucha cuerda lo cual, es en si misma una noticia fantástica y más aún en un director como el que cada nueva película que hace, mejor o peor, no deja de manifestar un estilo más y más depurado, menos ególatras y todavía más si cabe, centrado en la narración. Yo soy de los que piensan que Carpenter es uno de esos directores que por más que filme películas de sangre, muertos, fantasmas y algún que otro monstruo, se merece, más que ser visto, ser con templado, porque sus relatos están repletos de matices. Y con seguridad, "Scared Straight", mejor o peor película, no será una excepción en este sentido.

lunes, 4 de agosto de 2008

Los crímenes de Oxford


No había visto yo está película. Había odio eso si, dos cosas con bastante frecuencia. La primera, que gracias al film de Alex de la Iglesia y a "Mortadelo y Filemón. Misión salvar la Tierra", a la siempre frágil industria (¿?) del cine español le salían los números. La segunda cosa que había odio sobre "Los crímenes de Oxford" es que era muy mala. Así de duro.

La rumorología nunca ha impedido que un servidor mantenga su determinación de ver ciertas películas y es más, cuando las críticas negativas o positivaas se generalizan, mi interés por ver la película que sea aumenta porque por lo general, me mosquean esas películas que gustan o disgutan a todo el mundo por igual. Con "Los crímenes de Oxford" pasó algo de eso.

Sin embargo, tengo que admitir, y no sin cierto estupor que "Los crímenes de Oxford" es, cómo mínimo, un film decepcionante (no quiero imaginar lo que puede llegar a pensar Alex de la Iglesia si leyera esto y más aún de hombre que ve a los críticos como meros observadores que se limitan a lanzar dardos envenenados sobre lo que han hecho sin reparar tal vez en que, como dijo André Bazin, no puede haber un buen arte si una buena teoría, y sin crítica, no podría haber teoría....). Y tal vez, "Los crímenes de Oxford" sea un film irregular, tal vez sólo, porque ni el propio De la Iglesia se termina de creer lo que está filmando.

Una de las particularidades de De la Iglesia ha sido su facilidad para combinar determinadas tendencias muy propias del cine de Hollywood (los efectos especiales, la música de -el murciano y de lejos, lo mejor que hay en España componiendo música de cine y además, un tipo encantador en persona- Roque Baños, los tiroteos, las grandes aglomeraciones de masas corriendo despavoridas como posesos) con otras corrientes muy "nuestras", muy arraigadas a esa cultura de la España profunda. El combinado era curioso. Ofrecía las suficientes dosis de costumbrismo para ver en las películas de De la Iglesia un producto patrio del que sentirse orgulloso y al mismo tiempo complacer esa -para algunos, inconfesable- imperiosa necesidad de disfrutar ante un buen espectáculo.

Con "Los crímenes de Oxford" De la Iglesia se ha querido poner muy serio y no le ha salido el experimento. A mi me parece muy bine y necesario, incluso, que un director quiera ampliar horizontes por eso, "Los crímenes de Oxford" como tal, son un saludable ejercicio de estilo. Pero sigo divisando que la gran película de Alex de la Iglesia aún está por llegar. Tengo la impresión de que a De la Iglesia tiene un ligero problema a la hora de equilibrar todo lo que quiere hacer. Tienes muy buenas ideas, dramáticas y estéticas, y su universo es rico y prometedor, pero creo que necesita curarse en salud, filtrarse a si mismo todo ese torbellino de ideas e imágenes que fluyen en su cabeza y al que en ocasiones, es más difícil de lo que parece, dotarlas de orden.

viernes, 1 de agosto de 2008

El cine de aventuras

Hoy es viernes, glorioso día de estreno. No por casualidad es agosto, razón por la cual la naturaleza de las películas que hoy llegan a nuestras pantallas es muy particular. Partiendo por algunos títulos que saltan a las salas de medio mundo casi acomplejados ante la inminente llegada de los atronadores blockbuster. Y si de hacer ruido se trata, y a la espera de que "Wall-e" ponga patas arriba las taquillas de todo el mundo, nada mejor que "La momia. La tumba del emperador dragón". Ya con un título así uno, a de esperarse lo peor.

Obviamente yo aún no la he visto -y lo cierto es que no se si me decidiré a acometer tan arriesgada empresa-, pero por lo que he leído la película es un verdadero disparate pirotécnico no exento de cierta temeridad y todo, envuelto en generosas dosis de hilaridad. Yo, siempre he dicho que la banalidad en el cine no tiene por qué ser necesariamente reprobable, hay que tenerla presente para que no nos den gato por liebre, pero nada más. Si esta entrega de "La momia" sigue mínimamente los pasos de sus dos anteriores predecesoras, lo menos que cabe esperar es que se trate de un film divertido, sin anhelos de trascendencia y consciente de la seriedad justa con la que debe tratarse.

Pero "La momia. La tumba del emperador dragón" me da también pie a hablar de su director, Rob Cohen, un hombre que reconozco, seguí con cierta atención tras haber demostrado cierto sentido de la épica en películas como "Dragón. La vida de Bruce Lee" y un cierto sentido del cine espectáculo sin demasiadas truculencias en "Daylight", sin duda, la última película de cierta decencia que protagonizó Silvester Stallone. Como digo, Cohen, dentro de la dinámica del cine comercial de Hollywood, apuntó ciertas maneras que habrían podido ofrecernos a un realizador comedido con cierto sentido de la aventura que finalmente se fue al traste cuando dió con la fórmula del éxito con productos tan descacharrantes como "The Fast and the Furious" o "XXX", a partir de cuyo momento dejé de ver sus películas. No sabía nada de Cohen desde "Daylight", por eso no puedo evitar cierta simpatía al verlo una vez más, detrás de una historia de aventuras, sino fuera porque estoy completamente convencido de que Cohen, hace tiempo dejó de tener cualquier interés una vez descubrió que sólo hace falta aturdir al espectador para embolsarse un buen montón de dinero.

Pero esto me lleva a otra cuestión mucho más general y compleja, el cine de aventuras. Un género, quizá no tan maltratado como el cine de acción, pero que también está en horas bajas gracias a cosas como la mismísima "Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal" (que pese a todo ha sido de lo más digno) o el propio artífice de la saga de "La momia", Stephen Sommers que también se ha sacado de la manga inventos como "Van Helsing" (¡pero mira que era mala esa película!). Luego, estan figuras del calibre de Roland Emmerich ("10.000"), Joe Johnston ("Parque Jurásico III") o Kevin Reynolds ("Robin Hood. Príncipe de los ladrones"), nombres con momentos, ya lejanos, de gloria, algunos incluso, con películas de cierta dignidad, pero en conjunto, todo demasiado volatil como para hablar de un estado de salud fuerte dentro del género de aventuras.

Y el asunto está complicado, no crean. Mientras proliferan productos plastificados como "La momia. La tumba del emperador dragón", la verdadera esencia del cine de aventuras se va diluyendo más y más hasta el punto de que a este paso, un día será irreconocible. De modo que asumiendo que aproximaciones al cine de aventuras tan afortunadas como "Master and Commnader" (¡pero qué buena es esa película!) van a ser una constante que más vale, vayamos asumiendo su escasez, el cine de aventuras descasa ahora sobre pilares demasiado frágiles. Si las aventuras dependen de directores como Reynolds o Johnston, vamos por mal camino. De Emmerich, que mira que el hombre le pone voluntad, poco se puede decir. Y Stephen Sommers, hace tiempo que está más interesado en construir artefactos de parque de atracciones que películas propiamente dichas.
El universo digital esta prefabricando un género que siempre ha pedido a gritos espacios abiertos, relieves escarpados y naturaleza salvaje. Ahora, el poder que tiene el cineasta de manipular el entorno a su antojo está convirtiendo al héroe del cine de aventuras en una marioneta que se mueve sin mirar a nada en concreto perseguido por nada en concreto. El género necesita urgentemente, una bocanada de aire fresco, alguien que como mínimo, haga lo que Spielberg y Lucas hicieron en su día, y que no digo yo que lo consigueran (ese es otro debate). Pero al menos beber de los clásicos, regresar a a aquellos relatos de pasión y aventuras, tratar, sólo tratar de absorver la esencia de las películas de gente como Huston, Walsh o Lang. Soy consciente de que estoy pidiendo mucho, pero cosas como "La momia. La tumba del emperador dragón" se sitúan al otro extremo. A ver si al menos, lográramos encontrar un punto intermedio. Porque al cine de aventuras, buena falta le hace.