lunes, 8 de septiembre de 2008

Fascinación


No había visto yo "Pozos de ambición". La vi la otra noche. Y me viene a confirmar algo que había empezado a sospechar tras "Punch-Drunk Love", que su director, Paul Thomas Anderson (en la imagen) tiene en su interior una capacidad de fascinación similar, por poner un ejemplo, a la que un director como Stanley Kubrick esgrimió hace años. Sus historias, terriblemente sencillas en la superficie, destilan una complejidad, igualmente terrible en su fondo. Anderson, es capaz de conseguir que sus imágenes, cuidadas hasta el mínimo detalle, logren trascender más allá de lo que simplemente estamos observando para en su conjunto, lograr transmitir, quizá no tanto un mensaje, como una impresión, una sensación.

Cine, en el fondo, esencialmente intuitivo, para disfrutar de un film de Paul Thomas Anderson es preferible relajarse en el salón de casa, tener a mano un paquete de cigarrillos y dejarse llevar por las imágenes, fundamentalmente, las imágenes de Anderson. El director de "Punch-Drunk Love", desde que saltara a la luz internacional con su espléndida "Boogie Nights", ha ido hermetizando su universo con cada película que ha hecho al añadirle más y más matices, mayores contenidos y aspiraciones. "Punch-Drunk Love" es sin duda, el prólogo que después daría pie a un film tan descomunal como "Pozos de ambición".

Sin duda, el primer logro de una películas como "Pozos de ambición" es que con un presupuesto de 25 millones de dólares (poco para lo que se gastan en Hollywood), haber conseguido que Miramax la hiciera pasar por una firme aspirante a los Oscar habiendo conseguido 8 nominaciones y dos estatuillas y habiéndola vendido como una historia épica de uno de los aspectos más turbulentos que cimentaron la historia de Estados Unidos, la extracción de petróleo.

Pero "Pozos de ambición" reduce la épica al mínimo y fuerza la máquina dramática y narrativa del conjunto al máximo. Con un Daniel Day Lewis en estado de gracia, repleto de matices, "Pozos de ambición" no habla del ser humano y de sus ambiciones que irremediablemente terminarán impregnadas de sangre. Sin grandes alardes narrativos ni dramáticos, Anderson consigue distanciarse de sus colegas del cine más moderno de Hollywood (Christopher Nolan, Darren Aronofski, Wes Anderson...) para construir un universo personal alejado de hábiles juegos de artificio y a la vez, mostrando un mundo extremadamente seductor, por el tremendo mimo que el director se percibe, ah dedicado a cada aspecto del film, generando en todo su conjunto una extraña fascinación entre la extraño de sus cuidadas formas y lo atractivo del conjunto. Anderson prefiere exprimir los planos a abusar del montaje, prefiere exprimir a los actores a emborronar sus interpretaciones a base de planos/contra planos, en suma un cineasta a tener en muy en cuenta. Todavía es joven como para encumbrarlo pero no pierdan de vista a este hombre y sobre todo, hagan un esfuerzo por asumirlo y recuerde, cuando fue la última vez que se esforzaron al ver una película...

2 comentarios:

Antonio Rentero dijo...

El señor Anderson me tiene absolutamente postrado desde "Magnolia", impresionante pelicula, impresionantes actuaciones... capaz de dejarte asombrado ante como extrae de Tom Cruise una interpretacion que le valio la nominacion al Oscar (y debia habela ganado) y manteniendote al borde de la butaca con una trama HUMANA, no con una de intriga y asesinatos en plan thriller.

"Pozos de ambicion" es MONUMENTAL, deberias leerte la fascinante novela de Upton Sinclair en la que se inspira (mas que basarse), una novela que pese a datar de hace casi un siglo tiene un pulso arrebatador y una riqueza y una profundidad abrumadoras.

El amigo Anderson puede ser un moderno Kubrick por la perfeccion (si, PERFECCION) de sus peliculas, por la sencillez de fondo pero la compleja elaboracion inherente y especialmente por el sabor de boca que te queda al salir del cine de haber asistido a una OBRA MAESTRA.

"Punchdrunk love", a la que fui reticente durante un tiempo, incapaz de creer que Adam Sandler pudiera llevar el peso de una pelicula que no fuera una comedia, me dejo exhausto, encantado, maravillado... es un puto genio.

Ramón Monedero dijo...

Yo es un hombre que reconozco me fascina profundamente, pero a veces, porque incluso me deja fuera de juego, mi pilla desprevenido y no me espero una peli así. Creo que es un puto genio a estudiar, a contemplar y sobre todo, a saborear. Menos mal, que todavía hay buen cine.