martes, 15 de julio de 2008

En honor al cine de acción


Ayer pasaron "Ronin" por la televisión, excusa como cualquier otra para desgranar un poco ese género máldito que es el cine de acción y de paso, rememorar y en la medida de lo posible homenajear a ese fomridable director que fue John Frankenheimer.

Yo, conforme va pasando el tiempo más convencido estoy de que el principal culpable de que a día de hoy, se mire al cine de acción por encima del hombro es Silvester Stallone. Si señor. El señor Stallone, con películas como "Rambo II", "Rambo III" -a "Acorralado la salvaremos de la quema-, "Cobra", "Yo el halcón", "Encerrado", "Tango & Cash", "Demolion Man" o "El Juez Dreed" ha puesto un género muy digno como la acción a la altura del betún. Si, me dirán, ¿y qué pasa con Arnold Schwarzenegger? Bien, yo siempre he pensado que salvo contadas excepciones -"Ejecutor", "El guerrero rojo" y cosas del estilo- el actual gobernador de Califonria ha tenido siempre mucho mejor ojo a la hora de elegir proyectos que su forzudo colega. No me negarán que se mire por donde se mire, cualquiera de las películas antes citadas por Stallone palidecerían ridiculamente ante largometrajes como "Conan el bárbaro", "Terminator" -incluso "Commando" es más graciosa que todos los "Rambos" juntos-, "Depredador", "Danko Calor rojo", "Desafio total", "Terminator 2", la injustamente infravalorada "El último gran héroe", "Mentiras arriesgadas" y hasta "Ereaser" que ya es de las flojitas. Si, todos cometemos errores, sólo que Stallone, con la única excepción de "Rocky" (la primera, claro), ha fundamentado su fama y su prestigio en torno precisamente, a esos errores. Meteduras de pata que, añadidas a los éxitos (malinterpretados y medidos bajo el mismo rasero que los films de Stallone) de Schwarzenegger, han degenerado en personajes del calibre de Jean Calude Van Damme, Dolph Lungred y derivados... Esto es, para muchos, el cine de acción.

Pero es que además, el cine de acción, un género que podríamos denominar eminentemente moderno, dada su adhesión a decorados urbanos y elementos tecnológicos (coches, armas, alta tecnología...), hasta la llegada de personajes como Stallone (valga también la pena mencionar a desaprensivos tipo Chuck Norris), el género gozaba de una notable salud y de excelentes directores. Nombres como Robert Aldrich, Franklin J. Schaffner, Peter Hyams (antes de perder los papeles con insensateces tipo "Timecop"), Peter Yates, Sam Peckimpah ("La huida"), John Sturges o William Friedkin estaban moldeando un género con personajes, con acción trepidante, con emoción, riesgo y hasta unas gotitas de trasgresión lanzando un estimable puente entre el cine clásico que se apagaba y el nuevo Hollywood que asomaba la cabeza por el horizonte. De hecho, John Frankenheimer era uno de esos nombres, que con películas como "French Conection 2", ponía su granito de arena ante las posibilidades cinematográficas de un género que practicamente, acababa de nacer.

Ahora el cine de acción parece haber saltado una peligrosa generación. Ni si quiera se ha detenido en directores como Steven Spielberg que cuando lo abordaron, lo hicieron con notable eficacia, no, ahora el cine de acción, además de los subproductos de Van Damme y similares, cae sobre nombres dos variantes bien distintas y muy discutidas que pese a todo tiene a sus seguidores. Por un lado está la escuela de Michael Bay, aglutinador de imágenes y movimiento frenético -otra cosa es el sentido- y, por otro a directores como Roland Emmerich y Stephen Sommers, digitalizados realizadores con una planificación algo más cuidada, pero con una visión de la acción plasitificada sin un ápice de alma. En mitad de ambos se encuentran destrozones como Renny Harlin o Jan de Bont, cuyo único sentido vital parece girar en torno al ruido, la explosiones y destrozar la mayor cantidad de escenarios posibles.

"Ronin" es en este sentido, probablemente, la última gran película de acción de Frankenheimer ("Operación Reno" tiene sus momentos pero sin duda, se queda por debajo). Primero por innovar en una cuestión tan manida como las persecuciones automovilísitcas. Sin alborotos visuales ("60 segundos") y si, con mucha atención al montaje, Frankenheimer filmó en "Ronin" las mejores persecuciones de coches, probablemente, desde el "Bullit" de Yates. Además, sus personajes, sin resultar un prodigio de humanidad, al menos parecen muy humanos, tienen inseguridades, cometen errores, son engañados y tienen aspiraciones en ocasiones, contradictorias, humanas y todo, envuelto en un halo de misterio sumanente intrigante. El guión (escrito por David Mamet pero firmado bajo el seudónimo de Richard Weisz porque no quería compartir nombre con el otro guionista acreditado, J. D. Zeik, quien según Mamet y el propio Frankenheimer, no debería haber pasado de argumentista), se sostiene a la perfección hasta, en todo caso, su desenlace, un sensible parón de ritmo ante una impresionante cascada de persecuciones, intrigas, conspiraciones y secretos. El McGuffin de "Ronin" es, probablmemente, uno de los mejor cuidados de la historia del cine moderno, una misteriosa maleta cuyo contenido no conocemos, ni nos importa (aquí reside el logro de la película).

Frankenheimer, que nunca dijo una palabra más alta que otra (cinematográficamente hablando porque al parecer el hombre era un tipo con fama de izquierdista bastante revoltoso a la hora de exponer sus ideas), ha pasado por la historia del cine con dos o tres títulos destacados ("El hombre de Alcatraz", "El pacto de Berlin") relegando a un -en ocasiones, injusto- segundo lugar títulos tan honorables com "Grand Prix" o "El tren".

John Frankenheimer nos dejó con un film político (muy estimable) para la televisión "Camino a la guerra" sobre los pasos previos de la Casa Blanca a la guerra de Vietnam, y un film inconcluso, que pudo haber sido pero no fue. Los pelos de punta se nos ponen a los que amamos el cine de Frankenheimer cuando pensamos en que pudo haber sido el director de "Tiro mortal" quien debería haber filmado "El exorcista. El comienzo"...

Frankenheimer ha muerto, ¡viva Frankenheimer!. Gracias a Dios, podemos seguir revisando sus películas e incluso, viendo alguna de sus obras que se nos haya podido escapar, porque es mucho, lo que John Frankenheimer ha filmado a lo largo de su prolífica vida. En cuanto a los herederos y el futuro del cine de acción. Bueno, yo sigo apostando con los ojos cerrados por John McTiernan del que por cierto, hablaremos un día de estos.

2 comentarios:

Antonio Rentero dijo...

Gran tema el que tratas hoy, querido Ramón.

Para empezar, confieso mi más profunda y enfermiza devoción por el gran Frankenheimer. Atesoro las ediciones especiales de "Grand Prix" y "Ronin" como si se tratase del Santo Grial, y prefiero millones de veces la primera a cualquier carrera real de F1 y la segunda a todas las demás pelis de coches, persecución y tiroteos juntas.

Fue un auténtico MAESTRO y creo que probablemente su mayor logro es que evitó esos planos de media docena de fotogramas en los que ni sabes lo que estás viendo que constituyen la escuela de los Bay y compañía y que al final lo único que consiguen es marearte y q no te enteres de nada.

Yo tb creo que "Ronin" es la cumbre del cine de acción y que demostró que a pocos años de palmarla y con una avanzada edad tenía más cosas que decir (y mejor) que todos los Fast & the furious videocliperos q en esa misma época poblaban las carteleras. Un maestro.

Tb estoy contigo en el desastre que supone Stallone (por no hablar de Van Damme, Seagal y demás) aunque salvo de la quema (de Stallone) "Yo el halcón", en algunas cosas "Encerrado" tampoco es tan desastrosa... y poco más.

Lo de Peter Hyams es tb para tomar un camino... a mi casi me gusta más "2010" que "2001", y mira como sales del cine de ver "El sonido del truño" ("del trueno" le habían puesto antes de verla).

La verdad es que actualmente buen cine de acción es muy dificil ver... pq no lo hay... como mucho la trilogía de Jason Bourne... no nos queda otra que recurrir a los grandes clásicos que nunca desaparecerán.

Ramón Monedero dijo...

John McTiernan, John McTiernan y John McTiernan...