Voy a contar un episodio bastante personal, una de esas cosas que casi le ruborizan a uno. Andaba yo por los 15 ó 16 años, es decir, en plena adolescencia, imagino que bastante desorientado. Deambulaba -más que estudiaba- yo por los atiborrados pasillos del Instituto. Fue una época un poco extraña, porque yo, que nunca me he sentido particularmente sólo ni aislado, ni he tenido tendencia a la depresión, me sentía por aquellos años bastante desilusionado con casi todo. Habían pocas cosas que me estimularan, y con la única excepción de mis compañeras de clase que por aquellos años no se percataron de mi existencia (dudo que lo hayan hecho ya), todo me aburría bastante. Entonces recuerdo, que cuando teníamos el esperado descanso, también conocido como "recreo", yo iba a mi casa que afortunadamente la tenía a escasos pasos del Instituto. Me olvidaba de mis amigos y compañeros sumergidos en un constante y aburrido pitorreo entrecruzado entre ellos mismos y el resto del mundo y yo, me preparaba un delicioso bocadillo, me sentaba en el salón y me ponía a admirar con toda la atención del mundo la popular escena que da título al film "Cantando bajo la lluvia". Ahora que lo pienso, y miro hacia atrás en el tiempo la verdad es que me parece una actitud un poco extraña, pero a mi, por aquel entonces no me lo parecía, en absoluto. Aquel tipo con una sonrisa de oreja a oreja que decidía calarse hasta las cejas al ritmo de una pegadiza melodía conseguía algo extraordinario para mi entonces. Conseguía, hacerme sentir feliz.
El cine musical, que gozó de gloriosos años de fervor popular anda desde hace ya bastantes años un tanto descarriado. Está de moda incluso darles la espalda como decía un popular crítico de cine español afincado en Los Ángeles cuando admitía su absoluta indiferencia ante los musicales y en cambio, su absoluto entusiasmo ante una película como "Moulin Rouge!" (2001). Sólo hay que atar cabos, si a un tipo que no le gustan los musicales le entusiasma el espantó de Bazz Luhrman es que esa película debe ser muy mala. En efecto, yo la vi en DVD y ni la terminé. Todo lo contrario que le sucedió a otro musical, este de reminiscencias más clásicas y bastante más simpático que pese a contar en su reparto con una estrella como Uma Thurman se estrelló en las taquillas de todo el mundo, "Los productores" (2005). Casos como "Evita" y sobre todo, "Chicago" son tal vez excepciones que confirman la regla porque al fin y al cabo, no son músicales de ribetes clásicos, pero tampoco disparates hiperadrenalíticos como "Moulin Rouge!".
A mi de entrada me gustaría que se revitalizaran películas excepcionales como la propia "Cantando bajo la lluvia" o "West Side Story", pero para eso, hay que querer soñar. De igual modo que para pasar miedo en una película de terror hay que querer pasar miedo, para soñar en un musical y que tener cierta presdisposición. Y hoy la gente no quiere soñar. Lo que resulta paradójico en un medio como el cine que se supone, es una ventana a los sueños. Ahora preferimos universos digitalizados a coreografías musicales. Pero fíjense en como el pequeño protagonista de "Wall-e", veía un número de "Hello Dolly" con devoción y esperanza. El mundo, no puede ser tan malo o por lo menos, todo lo que sale de las manos del hombre no es horror y destrucción.
Recuerdo que fue mi buen amigo Pedro quien me dijo, cuando yo rondaba los 16 ó 17 años, que el movimiento de grúa que culmina la escena de "Cantando bajo la lluvia" había sido definido por numerosos estudiosos cinematográficos como la mejor representación de la alegría de vivir. Y eso es algo maravilloso. Pero claro, ahora que somos posmodernos y Baudrillard nos ha dicho que todo es un simulacro, que ni la tristeza ni la alegría existe, que por no existir nada no existe ni el mal, no parece que un musical tenga demasiado sentido y si explosiones de pesimismo como "Matrix", "Requiem por un sueño" o "El club de la lucha".
En cualquier caso, yo reivindico el optimismo. Vivir, no es tan malo, al contrario, es nuestro mejor regalo. No quiero adoctrinar a nadie, pero si lo pensamos bien, si sabemos hacia donde mirar, y "cómo" mirar, creo que podríamos descubrir esas pequeñas cosas que hacen del mundo un lugar mejor. Esas pequeñas cosas de las que están hechos los musicales. La magia. Porque si señores, lo creo sinceramente, en el mundo real, en el mundo de los genocidios, de los atentados y de las guerras, también hay magia. Y los musicales son, creo yo, hasta la fecha, su mejor exponente.
16 comentarios:
Me gustan algunos musicales, especialmente los que citas, los de los 50 y 60, pero por lo general me aburren ciertos números de claqué de películas de los años treinta (aunque el "Cheek to cheek" de "Sombrero de Copa" es una delicia).
Desde niño me fastidiaba que se interrumpiera la trama de una película y de repente uno de los personajes dijera algo, y al instante se pusiera a cantar en inglés (después se inventó lo de los subtítulos).
No sé las veces que habré visto "Cantando bajo la lluvia", y las veces que habré visto esa escena que da título a la película (rodada, según dicen, con Gene Kelly con 40º de fiebre)
Es una escena de las que representan por sí sola al cine, como por ejemplo la de la persecución con la avioneta de "Con la muerte en los talones", el final de "Casablanca", el tango de "Esencia de Mujer", el vuelo en bici de "ET", el "yo soy tu padre" del "Imperio Contraataca", la trampa de la gigantesca bola o roca rodando de "En busca del Arca Perdida", o la del vuelo en avión de "Memorias de África" con el fondo de la música de John Barry, tal y como relataba hace unos meses en mi blog, con ocasión de la muerte de Pollack, y tantas otras que no me vienen a la mente ahora mismo...
Bueno, aunque yo soy un fan de Star Wars lo de "yo soy tu padre"... pero si. De todas formas, creo que estamos acostumbrados a que nos interrumpan las tramas para que los personajes empiecen a pegarse tiros o para deslumbrarnos con una persecución y no nos gusta sin embargo que la trampa se detenga para que los personajes se pongan a cantar y a bailar. Eso es preocupante, de todas formas piensa que en cualquier caso, una escena musical, por lo general, es bastante más elocuente que una escena de acción. En cualquier caso se aluden a cosas distintas. En un musical tratan de decrinos cosas muy dispares, además del caracter o la naturaleza de un personaje, también nos pueden querer decir cómo se siente un personaje y eso, hacer a través de un número musical tiene su chicha.
No sé si leyó usted mi post sobre "Sweeney Todd". Ahí hago una reivindicación del musical clásico y de cómo llevarlo a la pantalla en condiciones, que no es el caso de la película de Tim Burton.
primero, athena, que nos conocemos,no me llames de usted. segundo, leeré tu entrada sobre la peli de tim burton, y te comentaré en este mismo blog
Yo es que hablo a todo el de usted en la blogosfera, me permito esas libertades.
Y le facilito el trabajo con lo de la peli de Burton:
http://unblogypunto.blogspot.com/2008/08/sweeney-todd.html
No es una crítica pormenorizada, sino un post en caliente.
Ya he leido tu comentario y..., queridísima Athena, siento disentir dramáticamente contigo. Veamos...
De entrada, si un inconveniente más o menos acusado es que en un musical se cante demasiado, mal empezamos. "Sweeney Todd" sigue la estela de musicales como "Jesucristo Superstar" o "Evita", es decir, verdaderas óperas donde el diálogo es musical si o si, sino no tiene cabida en un film así. Te puede gustar más o menos pero un inconveniente en si, sinceramente, no creo que lo sea.
Que la trama no avanza, bueno..., imagino que cuando uno empieza a estar hasta los huevos de tanta canción deja de prestar atención a lo que se dice y da la impresión de que la historia no avanza, pero en mi humilde opinión, si creo que el relato avanza sin problemas.
Otra cosa, queridísima y respetadísima Athena, cualquier palabra amable hacia "Moulin Rouge!", supone para el que esto firma, un sacrilegio a la cultura del siglo XX. Yo, ni la pude terminar de ver, en mi opinión, sólo en mi opinión, es una película mala, mala, mala de solemnidad. "Sweeney Todd" a su lado, es una obra maestra.
Por otro lado, no tampopco soy ningún musicólogo pero por lo que he leido y por mi humilde afición a la música de cine y también, aunque en menor medida, a los musicales, no creo ni de lejos, que la música de Stephen Sondheim sea de baja calidad, ni de una calidad media, más bien todo lo contrario.
Pero en esencia creo que hay dos problemas de fondo. Primero: tenemos que distinguir dos tipos de musicales, aquel nacido de obra de Broadway que es trasladado al cine y que por tanto, el diálogo como tal, aunque opcional, no tiene mucho sentido, y el musical en el que en mitad del relato, se van incluyendo canciones para subrayar, dar a conocer sentimientos o cualquier otra cuestión relativa con la trama.
Y en segundo lugar, aunque yo soy un ferviente defensor de los musicales clásicos, tenemos que asumir que toda la vida no se puede hacer lo mismo que se ha de evolucionar. Que ese tipo de películas ("West Side Story", "Cantando bajo la lluvia"...) tuvieron su momento y ahora, es bueno y hasta necesario, que el género evolucione hacia otra cosa. Yo creo que se han hecho algunos intentos pero lo cierto y verdad es que el género actualmente anda en horas bajas y para que se produzca un cambio, tiene que existir una corriente, un flujo constate de obras que lo hagan cambiar. Pienso, que una de las condiciones básicas para todo esto es desterrar el caduco concepto de realismo (al que tu también haces referencia). El realismo puede ser interesante en determinadas películas y un absoluto lastre en otras. En el música, el realismo tiene tanta cabida como el director quiera. Y si no quiere, me parece extraordinariamente bien, porque el realismo no es más que un invitado de segunda a un musical. Debe haber verosimilitud en la trama y en el universo que se nos propone. Y sinceramente creo que esto último, lo cumple "Sweeney Todd".
Sin nada más que añadir, un afectuoso saludo. De su amigo y vecino, Spider..., digoooo, Ramón.
Lo cierto es que "Moulin Rouge!" ni me va ni me viene, es la historia más vieja del mundo (más o menos la de "La dama de las camelias" y me quedo con su otra versión musical, "La Traviata") y no es comparable a otros musicales, desde luego. Después de ponerlo lo pensé, pero no tuve ganas de quitarlo ;)
Por otra parte, si no me equivoco "Jesucristo Superstar" y "Evita" son óperas-rock, no musicales y ahí sí se canta todo. Si conoce "Las bodas de Fígaro", hay un aria en la que se cantan las instrucciones que da un personaje a otro mientras se viste. Y por muy bueno que sea Sondheim, no es Mozart, je, je.
También pasa que, porque algo funcione en Broadway, no tiene por qué hacerlo en pantalla, ¿no?
Por último: ¿por qué el empeño en resucitar o recuperar ciertos géneros? Evidentemente, si se hace no va a ser con los parámetros de hace cincuenta años (véase el "revival" del western hace unos años), pero el musical..., no sé, lo veo complicado, ¿usted no? De todas formas, espero equivocarme.
Un saludo ;)
Lo primero, felicidades por tu blog, Ramón. Las entradas que he leído me han parecido muy interesantes, además de la prueba de tu pasión por el cine.
Dicho esto, meteré el pie en el charco declarando mi entusiasmo por Moulin Rouge, pura pirotecnia de videoclip, artificioso hasta decir basta, con Kidman y McGregor más títeres que nunca… Sin embargo, como realismo no es verosimilitud, yo percibo un filme coherente: dice lo que quiere decir y tal y como desea contarlo. Existe un razonamiento a priori que entiendo erróneo: el cine artificial, dominado por los efectos digitales, por la deshumanización de la interpretación, etc., es perjudicial para la calidad de las películas. Olvidamos que la esencia más pura del cine es el artificio, el engaño visual, la barraca de feria donde todo era efecto especial. (Así, caigo en la cuenta de que “cine artificial” es un pleonasmo del quince).
Por supuesto, no tiene punto de comparación mi disfrute cuando veo a Fred Astaire y Cyd Charisse en “Dancing in the dark”, de Melodías de Broadway. Pero creo que hablamos de otra cosa, y muy distinta. Esos musicales irrepetibles eran todavía, permíteme, antropocéntricos; en todo su clasicismo, el hombre era su referencia, tanto física (quien baila es el centro de atención) como espiritual (el musical necesita sentimientos tan diáfanos como exaltados). Hoy el centro de rotación ha cambiado. Tanto que el mejor cine de hoy se concibe para medios no cinematográficos (HBO), y las historias que entroncan con la gran tradición narrativa, las que tratan los temas básicos se realizan a través de la animación: Pixar o Ghibli. Imposible más artificio y autenticidad a la vez.
Disculpas por la extensión.
Salud
P.
Hombre!, Isabel!! Que agradable sorpresa!! Cómo tu por estos suburbios culturales de la bloggosfera??? Ante todo, agradecer tu comentario, sobre todo al resultar tan interesante aunque, no comparta tus tesis (ya se sabe que en la polémica reside el interés, que aburrido sería si a todos nos gustara lo mismo).
Vamos a ver, yo no destierro el exceso por el exceso, que es lo que a mi modo de ver es "Moulin Rouge!", ahora bien, tengamos siempre muy presente lo que eso significa. Es decir, una razón de ser en si misma muy fragil, sustentada en su propia detonación, que más allá de eso, no tiene nada que decir. Y más aún cuando todos esos artilugios no son más que trucos de feria, en efecto, pero trucos al fin y al cabo. Un truco que no por habil, debe ser aplaudido, al contrario, que es nuestro deber (es un decir), poner en evidencia esos trucos que son legitimamente disfrutables, pero insisto, trucos al fin y al cabo.
Con todo, "Moulin Rouge!" aturde al espectador a base de golpes de luz y música sin darle respiro al más mínimo apice de reflexión, sin dejar una miserable ranura a cierta capacidad de lectura, ni si quiera es fácil percibir un gusto estético por el conjunto, porque todo esta fraccionado, deconstruido en un espectáculo, que no lo voy a negar, puede dejar a más de un clavado en la butaca, pero para espectáculos del Hollywood musical moderno, me quedo por ejmplo, con "Chicago".
Por cierto, me apunto tus blogs a mi lista, que chica..., droga dura eh??
Estoy dispuesto a debatir todo lo debatible, pero mi sexo y mi nombre no son materias opinables (nobody's perfect).
Salud
P.
¡Pero si yo no he puesto en duda n i tu sexo ni tu nombre!
Seguro que es una divertida confusión (puede que por mi parte). ¿No te dirigías a mí con "Isabel, ¡qué agradable sorpresa!"?.
Salud
P.
Ahhhhhhhh, bueeeeeeeno, estoooo, bien, en fin..., perodan..., soy un novato en esto de la bloggosfera. Perdón.
Por cierto, sabes algo de una nueva fecha para el maratón?
Como ya llevo abierto un frente con Ramon sobre "Star Wars Episodio III" no voy a abrir otro sobre "Moulin Rouge"... ademas, mando esto desde una conexion infumable en medio del campo y paso de enrrollarme por si se corta y no llega el tocho que meteria jajajaja
En resumen, son demerito a los musicales anteriores, la epoca dorada acaba con "West Side story" y todo lo demas desde entonces hasta ahora que trata de actualizar el genero es infumable... y lo que trata de repetirlo es irrespetuoso.
Algunos generos tienen una pervivencia temporal pq adoptan roles filosoficos demasiado apegados a la epoca de esplendor, p. ej. el western decae como Rey en los 60 pq a la juventud (no lo olvidemos, el meyor consumidor de cine desde la epoca de la IIª Guerra Mundial) prefiere el entretenimiento de la ciencia ficcion y la serie B.
En los 70 sobrevive de milagro gracias a la "exploitation" del "spaghetti western" y en los 80 basicamente se reseña "Silverado" y "El jinete palido" y para de contar hasta que MUY EFICAZMENTE el propio CLint Eastwood con "Sin perdon" reinventa el genero ACTUALIZANDOLO.
Seria como comparar el Batman televisivo de los 50 con el burtoniano de 1989 o con el apoteosico de este mismo año, q esta en su cenit.
Dicho esto, en el musical sucede lo mismo y dejando a un lado que te pueda gustar mas o menos (para gustos...) o que sea un exito de taquilla o no (pensaria exactamente lo mismo si no hubieran vendido una escoba), "Moulin Rouge" tiene el GRANDISIMO acierto de reinventar el musical, adaptarlo a un publico que lleva 20 años sin ir al cine a ver un musical y que de hecho probablemenre NUNCA haya visto un musical y conseguir que lo adoren mayoritariamente.
Esta claro que "MR" no es un producto clasico, es a "West Side story" lo que la novela "Idoru" de William Gibson a cualquier novela de Dashiell Hammet. Se juega con unos codigos narrativos, se adapta al nicho de mercado al que orientas el producto y palante.
Yo me EMOCIONE con "MR" pero pq sentia que era una pelicula hecha para que el publico de finales de los 90 se identificase con esa historia pese a q estuviera ambientada un siglo antes.
La historia, como bien dice Athena, esta mas vista que el tebeo, pero ¿no hemos visto ya MILLONES de historias de amor o de crimenes?
Si al final es siempre lo mismo, chico conoce chica, alguien ha matado a alguien...
"MR" permitia que el acervo cultural musical de la juventud de finales de los 90 se reconociera, como una especie de gran guiño, en las melodias de un musical por lo demas hijo de su epoca postMTV.
¿Antiacademicista? Pues q le den a la Academia.Yo le eche las cruces para siempre a la Academia de Hollywood cuando no permimtieron que "MR" concurriese al Oscar a Mejor BSO pq los temas no habian sido compuestos expresamente para la pelicula... que les den, la RE-creacion de los mismos y perfecta adecuacion a la trama valen mas que muchas de las pelis galardonadas en los ultimos años.
Así que no querías abrir otro frente eh?
Vamos a ver, ya voy a ser claro. "Moulin Rouge!" es una bolsa de palomitas, sin contenido alguno aunque eso si, mucho azucar. Es como un refresco de cola, que no Coca-Cola. Para mi, "Moulin Rouge!" no es reinventar el musical, es degollarlo mientras suena la música muy alta y mientras el bajo de nuestros pantalones empieza a empañarse de la sangre que brota de la pantalla, chapoteamos en las butacas al ensordecedor rítmo de canciones "no originales" (en un sentido academicista) pero eso si, muy familiares para todo el mundo.
Es posible que el musical no se haya reinventado aún, pero el traslado de Operas Rock a la pantalla está resultando un experimento ciertamente curioso y lo lleva siendo así desde al menos, "Jesucristo Superstar". "Evita" es bastantísimamente mejor película que "Moulin Rouege!". "Los prodcutores" esta muy bien, le sobra algo de metraje y alude demasiado a los clásicos sin tener a un Gene Kelly en el reparto aunque en su lugar esté ese fantástico actor que es Nathan Lane. "Trabajos de amor perdido" es un film mucho más arriesgado que "Moulin Rouge!", mucho más estimulante. "Chicago" es para mi adrenalítico, visualmente poderoso y nada arrolador con el público.
No, no y no!! Declaro oficialmente ante el tribunal Internacional de la Haya mi repudio, no sólo a "Moulin Rouge!", sino a todo lo que ha salido de la cabeza del señor Buzz Luhrman (por qué anda que "Romeo + Julieta"...., ¿o también os gusta "Romeo + Julieta"?. ¿Lurhman también reinveta a Shakespeare?) ¿Pero qe pasa entonces? ¿Vivimos en el mundo de la hamburguesa? ¿Donde el mejor estímulo cultural, donde la reinvención de los géneros clásicos es una patata frita echa en freidora con aceite recalentado en una parrilla grasienta?
Y otra cosa, el antropocentrismo al que hacía referencia durandarte (así...? jejeje) en efecto ha cambiado, pero a un cosicentrismo (no se si exsite esta palabra la verdad), una adoración a lo plastificado, a lo acartonado y n o porque el público se rinda ante estos malabarismos hay que aplaudirlos.
No, no y no!!. He dicho...
A tomar por culo! No, no y no!!!!!
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