A un director independiente que no haga retumbar los cimientos del cine mundial a lo Quentin Tarantino (que son la mayoría), lo único que les queda es su propia independencia. Esto significa que estos directores de cine independiente tienen que ofrecer su habitual dosis de momentos independientes. Esto significa que hay que seguir ciertos patrones, y aunque los independientes vayan por ahí jactándose de que sus bajos presupuestos les permiten hacer lo que quieran, en realidad, todos ellos saben que son independientes, y que por lo tanto, tienen que ofrecer determinadas cosas, determinados tics y determinadas tendencias.
Esta es la impresión que me produjo ver "Fast Food Nation" de Richard Linklater. La película, está en realidad, construida en torno a dos entornos. Uno, el de una fábrica de hamburguesas, y otro, el de la vida cotidiana en el estado de Texas, un lugar fronterizo, suma de dos culturas y además, uno de los estados con más poder dentro de la nación norteamericana (fue el último estado en sumarse a los hoy conocidos como Estados Unidos). Pero como digo, el asunto es que "Fast Food Nation" ofrece dos derroteros con cierta conexión, es cierto, pero de desarrollo tan dispar que cuesta trabajo creer que estemos en la misma película.
Por un lado tenemos a Don Anderson (Greg Kinnear), un alto ejecutivo de una todopoderosa empresa de hamburguesas que viaja a la fábrica central para descubrir por qué en unos análisis inesperados, se ha descubierto que en las hamburguesas que fabrican se descubrió un nivel de desechos intolerables. Anderson viaja a la fábrica, todo parece impoluto, pero pronto descubrirá que eso de que la carne se salpique de mierda es algo habitual, lógico, y hasta necesario, si se quiere mantener el delicado equilibrio económico de toda empresa privada.
Y por otro lado tenemos a un grupo de inmigrantes mexicanos que cruzan la frontera de forma ilegal y que terminan trabajando, suponemos que por una miseria y bajo los abusos de un jefe de planta, en la susodicha empresa de hamburguesas. Y finalmente a Amber, una joven dependienta de un restaurante de comida rápida. La primera parte del film, la que atañe a los entresijos de la fábrica de hamburguesas está muy bien, porque expone un problema muy propio de un mecanismo de producción demasiado enfangado en las vísceras y la sangre de las vacas, como para que no se produzcan incómodas situaciones, si no se toman medidas. Greg Kinnear queda muy bien como alto ejecutivo de buena voluntad que pone de relieve como su empresa y afiliados, saben que las cosas no se hacen del todo bien, pero que el negocio fluye y eso, es bueno. Resulta particularmente chocante momentos como el de Kinnear oliendo los nuevos combinados del laboratorio de química para ofrecer una hamburguesa que de entrada, huela a barbacoa, o a especies, o a lo que el químico decida.
Pero la otra parte, la de los inmigrantes y el de la chica que trabaja en un restaurante de la cadena de hamburguesas, es otra cuestión. No son malas historias, de hecho, son historias necesarias, pero que aquí, si me lo permite el señor Linklater están metidas con calzador y a deshoras. "Fast Food Nation", presagiaba un film divertido pero crítico, irónico pero voraz sobre la industria de la venta de hamburguesas en Estados Unidos, el deporte nacional de los estadounidenses, y sin embargo, esto asoma, tímidamente, en la primera parte del film, y el resto, se pierde en dramas personales, o en sandeces de adolescentes. En este último sentido tiene un particular (sin)sentido la presencia en el reparto de Ethan Hawk, como es sabido, amigo de Linklater, interpretando al divertido tío de Amber, que nada aporta al relato y no digamos a la cuestión central de las hamburguesas aunque eso si, sea el protagonista, él y sus tics, de los diálogos más extensos y aburridos de la películas.
Por esto último, decía yo, que a un independiente, en este caso Linklater, si no hace tambalear los cimientos de la industria cinematográfica, lo único que le queda es su independencia, exhibirla con empeño, aunque su inclusión sea de lo más discutible. Linklater demostró en "Antes de que amanezca" que era perfectamente capaz de construir una película sostenida únicamente, en una larguísima conversación. Y lo hizo muy bien. Pero otra cosa bien distinta es estar hablando de hamburguesas e irse por los cerros de Úbeda. "Fast Food Nation" tiene diálogos formidables (Kinnear con un estupendo Bruce Willis), pero la necesidad vital de Linklater por dejar bien patentada su independencia como buen dialoguista le puede, y logra que al final la película se pierda en una mezcolanza de dudosa coherencia y sentido discutido.
Una pena, porque la materia prima de "Fast Food Nation" daba para mucho. Esto no quita, pese a todo, que el film de Linkalter tenga sus momentos y que en muchos sentidos, sea un film interesante de ver. Yo al respecto, destacaría su tremendo final, no por razones dramáticas, sino por su simple y cristalina visualización de los hechos. Vísceras de vaca discurriendo por conductos de la fábrica a la espera de ser tratadas. El impacto final, eso si, es inmejorable, aunque también me recuerda a esas imágenes rompedoras y premeditadamente incendiarias, que de vez en cuando dejaba caer Robert Altman, el independiente padre de todo esto, en sus películas, como ese parto en primer plano del final de "El doctor T y las mujeres". Por eso digo que si uno es independiente, sólo queda a veces, explotar esa independencia.
Esta es la impresión que me produjo ver "Fast Food Nation" de Richard Linklater. La película, está en realidad, construida en torno a dos entornos. Uno, el de una fábrica de hamburguesas, y otro, el de la vida cotidiana en el estado de Texas, un lugar fronterizo, suma de dos culturas y además, uno de los estados con más poder dentro de la nación norteamericana (fue el último estado en sumarse a los hoy conocidos como Estados Unidos). Pero como digo, el asunto es que "Fast Food Nation" ofrece dos derroteros con cierta conexión, es cierto, pero de desarrollo tan dispar que cuesta trabajo creer que estemos en la misma película.
Por un lado tenemos a Don Anderson (Greg Kinnear), un alto ejecutivo de una todopoderosa empresa de hamburguesas que viaja a la fábrica central para descubrir por qué en unos análisis inesperados, se ha descubierto que en las hamburguesas que fabrican se descubrió un nivel de desechos intolerables. Anderson viaja a la fábrica, todo parece impoluto, pero pronto descubrirá que eso de que la carne se salpique de mierda es algo habitual, lógico, y hasta necesario, si se quiere mantener el delicado equilibrio económico de toda empresa privada.
Y por otro lado tenemos a un grupo de inmigrantes mexicanos que cruzan la frontera de forma ilegal y que terminan trabajando, suponemos que por una miseria y bajo los abusos de un jefe de planta, en la susodicha empresa de hamburguesas. Y finalmente a Amber, una joven dependienta de un restaurante de comida rápida. La primera parte del film, la que atañe a los entresijos de la fábrica de hamburguesas está muy bien, porque expone un problema muy propio de un mecanismo de producción demasiado enfangado en las vísceras y la sangre de las vacas, como para que no se produzcan incómodas situaciones, si no se toman medidas. Greg Kinnear queda muy bien como alto ejecutivo de buena voluntad que pone de relieve como su empresa y afiliados, saben que las cosas no se hacen del todo bien, pero que el negocio fluye y eso, es bueno. Resulta particularmente chocante momentos como el de Kinnear oliendo los nuevos combinados del laboratorio de química para ofrecer una hamburguesa que de entrada, huela a barbacoa, o a especies, o a lo que el químico decida.
Pero la otra parte, la de los inmigrantes y el de la chica que trabaja en un restaurante de la cadena de hamburguesas, es otra cuestión. No son malas historias, de hecho, son historias necesarias, pero que aquí, si me lo permite el señor Linklater están metidas con calzador y a deshoras. "Fast Food Nation", presagiaba un film divertido pero crítico, irónico pero voraz sobre la industria de la venta de hamburguesas en Estados Unidos, el deporte nacional de los estadounidenses, y sin embargo, esto asoma, tímidamente, en la primera parte del film, y el resto, se pierde en dramas personales, o en sandeces de adolescentes. En este último sentido tiene un particular (sin)sentido la presencia en el reparto de Ethan Hawk, como es sabido, amigo de Linklater, interpretando al divertido tío de Amber, que nada aporta al relato y no digamos a la cuestión central de las hamburguesas aunque eso si, sea el protagonista, él y sus tics, de los diálogos más extensos y aburridos de la películas.
Por esto último, decía yo, que a un independiente, en este caso Linklater, si no hace tambalear los cimientos de la industria cinematográfica, lo único que le queda es su independencia, exhibirla con empeño, aunque su inclusión sea de lo más discutible. Linklater demostró en "Antes de que amanezca" que era perfectamente capaz de construir una película sostenida únicamente, en una larguísima conversación. Y lo hizo muy bien. Pero otra cosa bien distinta es estar hablando de hamburguesas e irse por los cerros de Úbeda. "Fast Food Nation" tiene diálogos formidables (Kinnear con un estupendo Bruce Willis), pero la necesidad vital de Linklater por dejar bien patentada su independencia como buen dialoguista le puede, y logra que al final la película se pierda en una mezcolanza de dudosa coherencia y sentido discutido.
Una pena, porque la materia prima de "Fast Food Nation" daba para mucho. Esto no quita, pese a todo, que el film de Linkalter tenga sus momentos y que en muchos sentidos, sea un film interesante de ver. Yo al respecto, destacaría su tremendo final, no por razones dramáticas, sino por su simple y cristalina visualización de los hechos. Vísceras de vaca discurriendo por conductos de la fábrica a la espera de ser tratadas. El impacto final, eso si, es inmejorable, aunque también me recuerda a esas imágenes rompedoras y premeditadamente incendiarias, que de vez en cuando dejaba caer Robert Altman, el independiente padre de todo esto, en sus películas, como ese parto en primer plano del final de "El doctor T y las mujeres". Por eso digo que si uno es independiente, sólo queda a veces, explotar esa independencia.
5 comentarios:
Yo metería esta película (que me gustó) en el mismo cajón que "Gracias por fumar" (que también me gustó). ¿Qué te pareció esta?
Pues sabes que no he visto esa película? Me has pillado Tomás... me la apunto, porque además se la película que es y tengo ganas de verla. Lo dicho, me la apunto.
Pues si que esta bien esta pelicula... y "Gracias por fumer" tambien.
Un saludete
Nada, nada..., tendré que ver lo antes posible "Gracias por fumar"...
Para los que nos gusta el cine esta bueno disfrutar de ver diversas películas y por eso trato de ir a ver cosas nuevas cuando tengo la oportunidad, de hecho trato de averiguar en internet sobre las nuevas apariciones. Tengo ganas de obtener vuelos baratos a nueva york para disfrutar del lugar en donde se generan muchas películas
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