jueves, 23 de octubre de 2008

Guy Maddin


Había odio hablar mucho y muy bien, del cineasta Guy Maddin, pero el hecho de que algunos sectores lo llamaran el David Lynch canadiense me daba un poco de miedo. Los directores que van por el mundo jactándose de lo radicales que son y encima, son aplaudidos son un motivo más que consistente para acercarse a ellos con mucha prudencia. Pero el caso es que había una película de Guy Maddin que me interesaba especialmente, "Dracula. Pages from a Virgins´s Diary". Tenía entendido que esta película era una cosa bastante extraña, algo así como un musical mudo. Obviamente yo pensé, "¿y eso, cómo se come?.

La historia es la siguiente. Por lo visto el señor Maddin es un tipo enamorado del cine mudo, razón por la que buena parte de su cine está articulado en función a esa estética. Esto no significa que las películas del realizador canadiense sean estrictamente mudas, pero si que conservan su presencia visual, su esencia, sus tonos y sus contrastes. Pero es que además, este "Dracula. Pages from a Virgin´s Diary" está basado en una obra de danza que a su vez, había trasladado la novela original de Bram Stoker a los escenarios canadienses. Al son de la austera música de Gustav Malher, Maddin construye un film con sus raíces entroncadas en la estética de cine mudo pero ante un espectáculo de danza y todo, desarrollando la obra de Stoker "Drácula". Como podrán imaginar, el asunto se planteaba como mínimo interesante. Pese a todo, yo temeroso de la genialidad del cineasta canadiense, me compre la película que acaba de ser editada en DVD.

Y lo cierto es que "Dracula. Pages from a Virgin´s Diary" es una obra absolutamente insólita y yo diría que también, absolutamente genial. Obviamente, no es apta para todos los paladares, pero el film de Maddin es imposible que deje indiferente a un alma mínimamente inquieta. En escrupuloso blanco y negro, respetando determinados parámetros visuales de cine mudo y con la omnipresente música de Malher, Guy Maddin nos propone una interesantísima lectura del mito de Drácula. Pero tal vez, lo más interesante de la propuesta de Maddin haya sido su capacidad de relacionar a Drácula con un problema muy actual, la inmigración. Drácula viaja a Londres porque es un inmigrante más (de hecho es el actor asiático -en realidad un bailarín- Zhang Wei-Qiang quien interprete al popular vampiro transilvano). Una vez allí, despertará entre los hombres un lógico temor como un extraño que es, que les arrebata a las mujeres. Y no sólo eso, Drácula también ejemplificará en este film de Maddin la corrupción de una forma muy particular. El rojo es el único color que contrasta con los tonos sepia del conjunto, pero también el verde del dinero, de la corrupción y también de la putrefacción. Y no sólo eso, hay un momento asombroso, en el que Drácula recibe un corte en el abdomen y entonces sangra monedas de oro de un reluciente amarillo.

Hay otros apuntes en el film sumamente interesantes, como ese plano final en el que Van Helsing se esconde los restos de una falda que previamente, Drácula le ha quitado a Mina. Interesante. En fin, película muy recomendable, curiosa como pocas aunque eso si, insisto, no apta para todos los estómagos. Yo, la recomiendo encarecidamente.

2 comentarios:

Antonio Rentero dijo...

Tiene pinta de ser mas rara que un perro verde... de esas que hay que ver con un estado de animo especial... ya te la pedire.

Por cierto, es Mahler, con la H antes de la L ;-)

Ramón Monedero dijo...

Quisquillosillo el rentero... En cuanto a la peli si que es rara, y si que necesita un estado de ánimo especial, pero también es una peli que está muy, muy, muy bien. Merece la pena.