lunes, 20 de octubre de 2008

"Quemar después de leer"


Pues ya la he visto y..., veamos. Es lo que suele ocurrir cuando uno va a ver una película cuando ya se ha dicho casi todo de ella, que si era una Obra Maestra, que si era una oda a la estupidez humana, que si era un cruce entre "El gran Lebowski" y "Fargo", que si era un demoledor análisis de la sociedad norteamericana, que si era un merecido plato ligero tras la monumental "No es país para viejos"... Yo, tengo que decir ante todo, que fui a ver "Quemar después de leer" con el mayor de mis entusiasmos, con la preconcebida (esto siempre es peligroso) de ir a ver una comedia ligera al estilo de "Arizona Baby", "El gran salto", "El gran Lebowski" o "Crueldad intolerable". Nada que ver.

De entrada, a mi parecer, "Quemar después de leer" es, antes que una desenfadada comedia con un poso más profundo entre líneas, una pesimista descripción de la sociedad moderna en Estados Unidos, salpicada de momentos de hilaridad. Es más, antes que una oda a la estupidez, "Quemar después de leer" me parece más un canto al patetismo. Si, ya se que estupidez y patetismo siempre van de la mano, pero en este caso, creo yo, el patetismo gana enteros frente a la acusada idiotez de buena parte de sus personajes.

El film arranca con la descripción de sus principales intérpretes, nada cómico hay en el conjunto. Todos son personajes fracasados, que no lo saben o no lo quieren saber. personajes que se sostienen en hipócritas filosofías de vida que nada le aportan como seres humanos, esas formas de entender la existencia en la que prima el sexo, el dinero o la apariencia física. Insisto, poca, muy poca comedia asoma sobre el horizonte en este primer tramo.

"Quemar después de leer" empieza animarse cuando Linda (Frances McDorman) y Chad (este si, un divertidísimo, hilarante diría yo, Brad Pitt) encuentran un CD con una información que no saben exactamente lo que es, pero que como son idiotas, deducen que se trata de información alto secreto. A partir de aquí el disparate se multiplica que esa sensación de marcado pesimismo, de insondable patetismo ha tomado demasiada fuerza al principio, y a mi parecer, se sigue manteniendo durante todo el metraje de la película (impresionante la dureza con la que los Coen filman el asesinato a sangre fría que perpetra John Malckovich con un hacha).

Desde luego el film tiene algunas caídas impagables muy propias de los Coen, mención especial merece ese George Clooney que en mitad de un parque cree ver una conspiración contra su persona y huye despavorido a Venezuela (¡!), o la disparatada decisión de llevar la presunta infromación confidencial de la CIA a la embajada Rusa (¿?). Pero yo, sin duda alguna, me quedo con las dos escenas que protagoniza ese gran actor que es J.K. Simons como un alto mando de la CIA. Un personaje que ejemplifica esa presumible inteligencia de, precisamente, los servicios de inteligencia de Estados Unidos. Un hombre, que no termina de entender que narices ha pasado, y que al final de hecho, sentencia; esto no volverá a ocurrir. Aunque no sepa exactamente que es lo que ha pasado...

Pues eso, mucha mala uva en un film de los Coen bastante más serio de lo que se ha publicitado, incluso por parte de la crítica y que tiene más de "Fargo" que de "El gran Lebowski".

2 comentarios:

Antonio Rentero dijo...

Coincido contigo en que en esta peli hay muuuucho más fondo reflexivo sobre la actual paranoia USA de lo que la forma de comedia de idiotas nos puede dejar entrever.

Tb me parece de lo mejor de la película las secuencias entre los agentes de "inteligencia", que demuestran que aunque se supone que ellos deberían ser los únicos con la cabeza sobre los hombros tampoco dan mucho de sí, quizá ante el aluvión de disparates sinsentido que conforman la trama.

J.K. Simmons cada vez me gusta más ("Spiderman", "Juno") pero es que su diálogo de "avíseme más adelante" / "¿cuando?" / "cuando todo esto tenga sentido" es lapidaria sobre el sentido del film.

Lo curioso es que el personaje de moral quizá más negativa (la esposa del agente despedido, Tilda Swinton) es quizá el único que se va de rositas... y es (para mí) la única "mala" de la peli, no por su intervención en el desarrollo de la trama en sí, sino por su carácter... curioso...

Ramón Monedero dijo...

Probablemente, lo de Tilda se deba a que es un personaje antogónico al resto, es decir, todos los personajes de la peli son unos ineptos, idiotas sin más, descerebrados hipócritas, incapaces de decir la verdad, expertos en mentir, maquillar la realidad y con un coeficiente intelectual incapaz de ofrecerle una lectura, mínimamente coherente a todo lo que está pasando.
Pero Tilda no, Tilda es austera y arrogante, fría y calculadora, quizá el único personaje capaz de, sino descifrar lo que está pasando a su alrededor, si de poner tierra de por medio y abandonar el decorado (como hace) antes de que, pongamos por caso, su ex marido llegue a casa hacha en mano dispuesto a abrir la primera cabeza que se le ponga por delante, la del ingenuo e infeliz Ted (Ricahrd Jenkins), por ejemplo....