Joseph H. Lewis está considerado uno de los maestros del cine clásico de serie B, pero de una serie B seria, alejada de la parodia y lo conceptualmente extravagante. Las películas de Lewis simplemente eran de bajo presupuesto, porque las intenciones del cineasta norteamericano nunca fue otra que la de contar buenas historias a través de su calculada cámara. Se trata además de un realizador miserablemente maltratado por las recientes ediciones en DVD (y no digamos en Blu Ray) que hasta la fecha sólo ha sacado a la luz seis de su extensa filmografía compuesta por casi medio centenar de títulos, entre ellos la laureada "El demonio de las armas" por eso de haber sido encumbrada por la Nouvelle Vauge.
Cuando Joseph H. Lewis dirigió en 1941 "El fantasma invisible", el realizador neoyorquino ya había filmado quince películas, dos de ellas, las primeras ("Navy Spy", 1937 y "The Gold Racket", 1937), de forma no acreditada. Lewis, que como muchos otros directores encorsetados en el férreo sistema del Hollywood clásico, contaba con tan sólo 34 años y ya se había forjado un recorrido lo suficientemente sólido como para afrontar casi cualquier proyecto. En esta ocasión le tocó el turno al terror bajo la poderosa presencia de Bela Lugosi (ya desde el primer fotograma, perseguido por la pesada sombra de Drácula), protagonista de una historia sencilla hasta el extremo pero que Lewis rescata de un previsible aburrimiento gracias a formidable uso de la puesta en escena.
De hecho, películas como "El fantasma invisible" son las que dejan en piel viva la frágil estructura que compone un film, depositando casi todo su interés en la labor de su director. La historia de un hombre obsesionado con su esposa presumiblemente muerte que cada vez que la ve, supuestamente un fantasma, despierta en él instintos homicidas y liquida al primero que se le pone por delante, le basta a Lewis para disponer toda su artillería narrativa y filmar un largometraje inesperadamente sólido. Con sumo cuidado, Lewis planifica su película en torno a muy pocos personajes y a unas relaciones dramáticamente escuálidas, pero que su cámara logra rescatar del desazón gracias a una asombrosa autonomía narrativa articulada en torno a cuidados movimientos de cámara y a un montaje preciso y nunca maniqueo.
"El fantasma invisible" es una de esas películas en la que sus cuidados movimientos de cámara, vale cada uno de ellos, su peso en oro. Una película además que contiene un dominio del espacio narrativo asombroso para la época con momentos como la primera aparición del fantasma de la esposa de Lugosi, planificado con un único plano compuesto de un complejo uso de la profundidad de campo a través de una ventana.
Llama también la atención su delicado sentido del humor, que pese a todo no hace perder la atmósfera gótica que envuelve el film, que por más que cuente con la presencia de Bela Lugosi, se aleja notablemente de las habituales producciones de la Universal, descartando el expresionismo domesticado por Estados Unidos y abogando por un tenebrismo más visual, más narrativo que formal.
Se trata en suma de un largometraje ejemplar, de esos que merece la pena ver, sobre todas las cosas por la presencia detrás de la cámara de Joseph H. Lewis. Un hombre encorsetado en el cine clásico de serie B que pese a todo, logró perfilar un entorno repleto de fantásticas inquietudes y un legado fílmico formidable, por más que ahora, se encuentre en el límite del olvido.
2 comentarios:
Parece interesante, pero estas películas tienen un problema: ¿dónde encuentras una edición decente? Me imagino que verla doblada (con ese impresentable doblaje que pusieron a las películas antiguas en los ochenta)la hace directamente inaguantable... Mira, ese es un tema para explayarse.
Bueno, afortunadamente en el caso de "El fantasma invisible" puede verse en su versión original sin problemas y en general está mejor cuidada que por ejemplo, la edición que vi hace poco de "Ser o no ser"...
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