Si lo pensamos un poco, poner a un actor como Paul Newman con un director como Daniel Petrie es una insensatez. Aunque eso sí, una insensatez lógica para aquellos años. Corría el año 1981, Steven Spielberg estrenaba "En busca del arca perdida" y ya había causados estragos de éxito con "Encuentros en la tercera fase" y "Tiburón". George Lucas también había montado la gorda con "La guerra de las galaxias" y "El imperio contraataca", o dicho de otro modo, los tiempos estaban cambiando a golpe de dólar.
Paul Newman, no por ser un clásico, había dejado de intervenir en muchas películas. De hecho, todavía en los setenta arrancaría algunos éxitos impecables con películas como "El golpe" (1973), "El coloso en llamas" (1974), una impecabilidad que se fue difuminando en la segunda mitad de la década con apuestas como "El castañazo (1977). Pero bueno, ahí seguía. Desgraciadamente los nuevos cineastas no repararon en él, habiendo tirado Francis Ford Coppola de Marlon Brandon para "El padrino" y cosas así. Por mucho que los tiempos hubieran cambiado Newman parecía tener claro que eso de retirarse del cine no estaba presente en su agenda más inmediata.
No resulta tampoco extraño que ante una etapa en la que todavía no estaba del todo claro cual era el papel que iba a desempeñar el denominado Nuevo Hollywood (Spielberg, Lucas, Scorsese, Coppola, De Palma...), echara mano de la generación de la televisión para poner en escena una historia clásica de policías y ladrones. Más o menos... Daniel Petrie era todo un consumado realizador de televisión y director de multitud de programas, telefilmes y reportajes. Había filmado antes alguna que otra peliculilla, pero la presencia de un Titán como Newman debió inspirar una confianza en el fondo, bien lógica.
"Distrito apache" se desarrolla en el barrio del Bornx de Nueva York, en una comisaría que nada tendría que envidiar a la del distrito 13 de John Carpenter, desaliñada y caótica, se trata pese a todo del centro neurálgico de la delincuencia de uno de los barrios más conflictivos de Nueva York. Lo curioso de entrada de "Distrito apache" es su guión, no en vano redactado por Heywood Gould, autor del éxito de Franklin J. Schaffner de un par de años antes (1978) "Los hijos del Brasil", es su estructura muy poco narrativa y si descriptiva. Es decir, "Distrito apache" no es tanto una historia con planteamiento, nudo y desenlace como una descripción de la deshumanizada y turbulenta situación que rodea a los policías que patrullan el Bronx. Hay cierto nudo narrativo con el asesinato a manos de un policía de un joven neoyorquino del que es testigo el personaje de Newman, pero no se trata tanto de un hilo argumental pleno de la película como de una forma de desarrollar un clímax donde concluya el largometraje.
Pero el principal problema de la película es su pertenencia al cine de los setena cuando los 80 ya estaban allí. La partitura de Jonathan Tunick, la planificación de Petrie y hasta determinados recursos narrativos (ese plano final...) anclan a "Distrito apache" en un entorno anacrónico que si bien, no deja de tener su valor, ya nació envejecido. Y digo que no deje de tener su valor porque al fin y al cabo, con arrugas en la cara y todo, "Distrito apache" es un film apreciable. Dejando a un lado que Puel Newman esté fenomenal (¿cuando no lo ha estado?), lo cierto es que "Distrito apache" deja sentir un aura de desolación que años después vi replicada/imitada o llámese como quiera en otra película como "Colors" de Dennis Hooper, algo más convencional tal vez, pero con intenciones muy similares, la deshumanización de la sociedad a través de entornos decadentes y pesimistas. De hecho, "Distrito apache" tiene ocurrencias ciertamente desoladoras como esa prostituta que asesina con una cuchilla en la boca para robar unos cuantos dólares a un triste infeliz en mitad del Bronx, niveles de degradación social que la misma "Colors" no llegó a rebasar. La propia puesta en escena de Daniel Petrie, tal vez por que es un tanto insípida, imprime a la película una distancia y cierto tono de realismo que la hace mucho más cruda y por tanto, mucho más efectiva como retrato de lo peor del ser humano en una gran urbe como Nueva York. Fría y dura "Distrito apache" resulta ser una película casi, milagrosamente efectiva, porque si bien es verdad que su actor protagonista y su guionista, ofrecían cierta garantía final, su director, Daniel Petrie, después ha demostrado que los logros alcanzados en este largometraje fueron más, fruto de casual decisión narrativa, que de una reflexión apropiada hacia el proyecto que tenía entre manos.
Paul Newman, no por ser un clásico, había dejado de intervenir en muchas películas. De hecho, todavía en los setenta arrancaría algunos éxitos impecables con películas como "El golpe" (1973), "El coloso en llamas" (1974), una impecabilidad que se fue difuminando en la segunda mitad de la década con apuestas como "El castañazo (1977). Pero bueno, ahí seguía. Desgraciadamente los nuevos cineastas no repararon en él, habiendo tirado Francis Ford Coppola de Marlon Brandon para "El padrino" y cosas así. Por mucho que los tiempos hubieran cambiado Newman parecía tener claro que eso de retirarse del cine no estaba presente en su agenda más inmediata.
No resulta tampoco extraño que ante una etapa en la que todavía no estaba del todo claro cual era el papel que iba a desempeñar el denominado Nuevo Hollywood (Spielberg, Lucas, Scorsese, Coppola, De Palma...), echara mano de la generación de la televisión para poner en escena una historia clásica de policías y ladrones. Más o menos... Daniel Petrie era todo un consumado realizador de televisión y director de multitud de programas, telefilmes y reportajes. Había filmado antes alguna que otra peliculilla, pero la presencia de un Titán como Newman debió inspirar una confianza en el fondo, bien lógica.
"Distrito apache" se desarrolla en el barrio del Bornx de Nueva York, en una comisaría que nada tendría que envidiar a la del distrito 13 de John Carpenter, desaliñada y caótica, se trata pese a todo del centro neurálgico de la delincuencia de uno de los barrios más conflictivos de Nueva York. Lo curioso de entrada de "Distrito apache" es su guión, no en vano redactado por Heywood Gould, autor del éxito de Franklin J. Schaffner de un par de años antes (1978) "Los hijos del Brasil", es su estructura muy poco narrativa y si descriptiva. Es decir, "Distrito apache" no es tanto una historia con planteamiento, nudo y desenlace como una descripción de la deshumanizada y turbulenta situación que rodea a los policías que patrullan el Bronx. Hay cierto nudo narrativo con el asesinato a manos de un policía de un joven neoyorquino del que es testigo el personaje de Newman, pero no se trata tanto de un hilo argumental pleno de la película como de una forma de desarrollar un clímax donde concluya el largometraje.
Pero el principal problema de la película es su pertenencia al cine de los setena cuando los 80 ya estaban allí. La partitura de Jonathan Tunick, la planificación de Petrie y hasta determinados recursos narrativos (ese plano final...) anclan a "Distrito apache" en un entorno anacrónico que si bien, no deja de tener su valor, ya nació envejecido. Y digo que no deje de tener su valor porque al fin y al cabo, con arrugas en la cara y todo, "Distrito apache" es un film apreciable. Dejando a un lado que Puel Newman esté fenomenal (¿cuando no lo ha estado?), lo cierto es que "Distrito apache" deja sentir un aura de desolación que años después vi replicada/imitada o llámese como quiera en otra película como "Colors" de Dennis Hooper, algo más convencional tal vez, pero con intenciones muy similares, la deshumanización de la sociedad a través de entornos decadentes y pesimistas. De hecho, "Distrito apache" tiene ocurrencias ciertamente desoladoras como esa prostituta que asesina con una cuchilla en la boca para robar unos cuantos dólares a un triste infeliz en mitad del Bronx, niveles de degradación social que la misma "Colors" no llegó a rebasar. La propia puesta en escena de Daniel Petrie, tal vez por que es un tanto insípida, imprime a la película una distancia y cierto tono de realismo que la hace mucho más cruda y por tanto, mucho más efectiva como retrato de lo peor del ser humano en una gran urbe como Nueva York. Fría y dura "Distrito apache" resulta ser una película casi, milagrosamente efectiva, porque si bien es verdad que su actor protagonista y su guionista, ofrecían cierta garantía final, su director, Daniel Petrie, después ha demostrado que los logros alcanzados en este largometraje fueron más, fruto de casual decisión narrativa, que de una reflexión apropiada hacia el proyecto que tenía entre manos.
6 comentarios:
A mi esta pelicula me parecio tremenda.
Un saludete
No, si punto de tremendismo si que lo tiene si. Pero es un poco setentera para haberse estrenado en 1981...
Un saludillo.
Voy a intentar verla, como la de "El baile de los vampiros" siguiendo tu opinión. De entrada es cierto que estas películas policiacas de los 70 están ya un poco pasadas...
Tiene su punto, pero si, está un pelín pasada...
Hace unos años estuve sentado en la puerta de esa comisaría en el mismito Bronx ;-)
La película me gustó mucho cuando la ví.
Pues tal y como lo pintan en la película, es un milagro que regresaras de una sola pieza...
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