Cosas así parecen impensables si no es dentro de una película. Josef Fritzl ha sido condenado a cadena perpetua, pero ya ha saltado la noticia de que podría ganar un pastón si se le ocurriera relatar su experiencia como monstruo y estamparla en un libro. Yo, dicho sea de paso, ese dinero por ley, se lo quitaba y se lo hacía llegar a la hija, pero el caso es que ya se sabe que de un libro a una película hay sólo un paso. Y la verdad es que por mucho que detestemos y condenemos a un degenerado enfermo como Fritzl, sus aberrantes ocurrencias son caldo de cultivo para una película que bien llevada, podría arrasar en taquilla pues el caso Frtizl no sólo ha escandalizado a todo el mundo sino que además, ha sido uno de los fenómenos mediáticos de lo que llevamos de año. Las imágenes de Frtizl de vacaciones, bromeando con sus amigos sabiendo lo que estaba haciendo en esos mismos momentos, resultan inevitablemente perturbadoras.
Bien llevada, una película sobre el monstruo de Amstetten podría ser todo un acierto dejando a un lado la polémica de si se está mercadeando con el sufrimiento de una persona, cuestión moral interesante sin duda pero que ahora, no es mi intención comentar, porque la figura de Josef Fritzl es una de las representaciones más claras que he tenido el horror más clásicos. Los monstruos no viven en Transilvania, sino entre nosotros. El propio Bram Stoker, ya lo he dicho un millón de veces, situó a su vampiro en medio del Londres victoriano no porque éste fuera el entorno idóneo para la entrada en escena de un vampiro (ya saben, Londres, brumoso, callejones oscuros...), sino porque aquella ciudad era la ciudad que conocía Stoker, era su cotidianidad. Es decir, Drácula se mezclaba entre los ingleses como uno más, hasta que fijaba a una víctima y su sed de sangre lo perdía. Pues algo así ha sido Fritzl, no ha llegado de ningún país lejano pero la alimaña se había confundido con la gente corriente y moliente.
De modo que una vez más se demuestra aquello que el buen cine de terror (así como la buena literatura) han ido insistiendo durante décadas, lo verdaderamente horrible no es que existan monstruos, sino que esos monstruos vivan entre nosotros como un ser humano más. Pero además, que los monstruos sean seres humanos, gente con dos brazos y dos ojos que necesita comer e ir al baño, que puede ponerse triste y sonreír, gente con miedo y con sentimientos, algo que ya hizo de forma ejemplar Oliver Hisrschbiegel en "El hundimiento" cuando retrató a Adolf Hitler como un hombre, amante de su perro, que comía y temblaba como cualquiera. Pues bien, eso es también el monstruo de Amstetten.
Bien llevada, una película sobre el monstruo de Amstetten podría ser todo un acierto dejando a un lado la polémica de si se está mercadeando con el sufrimiento de una persona, cuestión moral interesante sin duda pero que ahora, no es mi intención comentar, porque la figura de Josef Fritzl es una de las representaciones más claras que he tenido el horror más clásicos. Los monstruos no viven en Transilvania, sino entre nosotros. El propio Bram Stoker, ya lo he dicho un millón de veces, situó a su vampiro en medio del Londres victoriano no porque éste fuera el entorno idóneo para la entrada en escena de un vampiro (ya saben, Londres, brumoso, callejones oscuros...), sino porque aquella ciudad era la ciudad que conocía Stoker, era su cotidianidad. Es decir, Drácula se mezclaba entre los ingleses como uno más, hasta que fijaba a una víctima y su sed de sangre lo perdía. Pues algo así ha sido Fritzl, no ha llegado de ningún país lejano pero la alimaña se había confundido con la gente corriente y moliente.
De modo que una vez más se demuestra aquello que el buen cine de terror (así como la buena literatura) han ido insistiendo durante décadas, lo verdaderamente horrible no es que existan monstruos, sino que esos monstruos vivan entre nosotros como un ser humano más. Pero además, que los monstruos sean seres humanos, gente con dos brazos y dos ojos que necesita comer e ir al baño, que puede ponerse triste y sonreír, gente con miedo y con sentimientos, algo que ya hizo de forma ejemplar Oliver Hisrschbiegel en "El hundimiento" cuando retrató a Adolf Hitler como un hombre, amante de su perro, que comía y temblaba como cualquiera. Pues bien, eso es también el monstruo de Amstetten.
Josef Frtizl es algo así como Hannibal Lecter pero sin su aura de seducción, es como Lecter pero sin el filtro de Hollywood, el mal sin atractivo, burdo y tosco, desagradable incluso. Uno de esos villanos que reflejan su maldad en su aspecto exterior (el hombre lobo, la Momia...), como he dicho antes, un villano con muchas referencias clásicas. El personaje, lo tiene todo para configurarse como un genial (pero doloroso, porque es real y un ser vivo lo ha sufrido durante décadas) villano cinematográfico, otra cuestión es desde luego, la conveniencia de trasladarlo a la gran pantalla. Esto como digo, lo dejamos para otra ocasión pero no sin antes dejar caer una pulla al respecto; aquello que nos incómoda reproducir en una gran pantalla por ejemplo, es porque nos dice algo que no nos gusta de nosotros mismos, y yo creo que es que el ser humano es capaz de lo mejor, pero también de lo peor y de lo más degradante.
4 comentarios:
Siempre se dice que la realidad supera a la ficción. He aquí un ejemplo.
Opino lo mismo que tú. Este ... no debería ver ni un céntimo si se hace un libro o una novela basada en ese horror en que convirtió el sótano de su casa y la vida de su hija
Si Oliver Stone tartdo solo 5 años en llevar al cine "WTC", con todo lo que la tragedia del 11-S supuso para los norteamericanos, lo del Monstruo de Amstetten lo tenemos en la sobremesa de Antena3/Telecinco este mismo año, el que viene como muy tarde.
Y tampoco tiene pq beneficiarse del asunto, recordad aquel episodio de "Los Simpson" (ese infatigable referente cultural y social) en que acusaban a Bart de liderar la banda de mafiosos, cuando emitian en la tele la peli sobre los hehcos preguntaba Homer:
-¿Y pq no vemos un dolar de todo esto?
-Pq han cambiado el argumento lo suficiente como para que no podamos demandarles.
Que poca verguenza hay en el mundo. Que un sinverguenza asi pueda enrriquecerse contando sus atroces actos me da asco.
Un saludete
En efecto, en efecto, en efecto... De todo modos, no olvidemos al canibal de Rotenburgo, historia escaborsa donde las haya que feu destapada en diciembre de 2002 y que se transformó en una inquietante película "Rohtenburg" de Martin Weisz, a renglón seguido, fichado por Hollywood para que filmara "La colinas tienen ojos II" y que ahora prepara "Clock Tower" que creo que también va a ser suave...
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