miércoles, 18 de marzo de 2009

Series


Anoche quería ver "House". Yo no soy muy de series la verdad, no hay ninguna, con la sana excepción de "Los Simpson", que siga religiosamente, pero mi novia si. Ella ve, y hasta cierto punto, me hace ver a mi "CSI: Los Angeles", "CSI: Miami" ("CSI: Nueva York" no le gusta, aunque nunca he llegado a comprender por qué), "House", "Cuestión de sexo" y "Mujeres desesperadas". Con "House" coincidimos aunque yo casi siempre prefiero ver una película. Pero el caso es que ayer nos pusimos a ver "House". La serie arranca, allá por las diez y pico, y tras el habitual prólogo, llega la publicidad. Exasperante, aburrida, eterna. Apunto estuve de acostarme. De modo que, primer problema; la publicidad. Estamos alcanzando cotas impensables. No importa que hagan cortes de 30 segundos o de unos minutos, porque el siguiente será de cinco minutos, y en cinco minutos a uno le da tiempo de hacer casi de todo. Uno pierde el hilo, el interés, la gracia y cuando se percata de que está como un zombi, pero como un zombi de verdad, de los de Romero, mirando a la televisión sin ver lo que está mirando es el momento de decir, ¡basta ya!. A veces esto provoca o poner directamente un DVD, o enchufarse a la Playstations (porque a las once no vas a poner una película) o coger el libro de marras emulando esa grandiosa frase de Groucho Marx, la televisión es muy educativa, cuando alguien la enciende yo me voy a leer un buen libro.
Yo imagino que algún día, esta escalada desenfrenada por la publicidad explotará por algún sitio. De momento no hay señales de que esto vaya a ocurrir, pero por propia naturaleza de las cosas, un día, el asunto cambiará. Debe cambiar.
Segunda cuestión, las propias series. ¡Sólo hay series! Hay días que si uno quiere ver una película es imposibles. Las parrillas están cargadas de series hasta los dientes y no sólo eso, sino que cada día aparecen series nuevas. Hace unos meses hablábamos por aquí precisamente de aquellos ciclos que regularmente ponía TVE sobre Alfred Hitchcock, Paul Newman o Cary Grant, ¿qué ha pasado con eso? La televisión parece que ha olvidado que pese a las facilidades de colocar un DVD y ver una película cómodamente, existe cierta magia en eso de que una cadena te programe una magnífica película sin que tu tuvieras prevista verla y entonces, la ves. Eso tenía algo singular, era algo entrañable, algo que por cierto, ya no existe.
Como digo, las series se reproducen como esporas y aparecen como champiñones tras un día de lluvia. "El águila roja" por ejemplo, dice la publicidad que es la serie más vista, de hecho los índices de audiencia, por lo menos los del primer día, así lo constataban. Y yo eso, francamente, tengo que admitir que no lo entiendo. ¡Pero si es horrible! Horrible y aburrida y además cutre, un quiero y no puedo disimulado por un -aparentemente- aparatoso diseño de producción, un tipo encapuchado dando saltos, mal filmado y peor montado y un guión con más extremidades que un cefalópodo mutante.
El otro día, "Hay alguien ahí". Otra serie a la que me acerco con curiosidad. La cosa está hecha con dinero, eso se ve y se agradece. Pero vamos a ver una cosa..., sus apreciados y estimados responsables, ¿no se han percatado de que hacer una serie sobre un tema tan manido como una casa encantada es una empresa complicadísima?, ¿no sabes que el tema niño fantasma a estas alturas es casi una parodia de un tópico a menos que se trate de una forma radicalmente original?, ¿que no se puede empezar con unos efectos digitales un poco toscos porque eso ya genera rechazo en aquellos que esperan un terror más psicológico que es a lo que parece, aspira esta serie? ¿que si empezamos, como nos gusta tanto a los españoles, a divagar con los aburridos problemas personales de los personajes el asunto pierde interés de golpe? ¡Caray! ¡Hagan una serie con personajes planos, que no pasa nada! A ver si así le cogemos el punto a conceptos tan fundamentales como la atmósfera, el suspense y la originalidad de los planteamientos y cuando eso lo tengamos currado, entonces entramos a definir personajes.
A mi esto de definir los personajes es algo que siempre me ha irritado bastante sobre todo cuando ocurre en un film de acción o de terror y se hace para cumplir el expediente, es decir, cuando los personajes no interesan de verdad, pero se incluyen ciertas escenas para dar a entender que existe cierta preocupación por dotarlos de humanidad. Yo en estos casos recuerdo que bien definía Alfred Hitchcock a sus personajes en películas como "Psicosis", "El hombre que sabía demasiado" 0 "Con la muerte en los talones". En aquellas películas no había prácticamente parones para decir, bien señores, ahora, vamos a definir al personaje, no, el personaje se iba definiendo así mismo de forma paralela a la acción. Esa es la clave, creo yo.

7 comentarios:

El chache dijo...

Yo por eso las series de television me las veo en dvd, para evitar los anuncios.
Un saludete

Ramón Monedero dijo...

Tu si que sabes Cahche... De todos modos, te las ves todas? porque hay que echarle valor...

Liliana Fuchs dijo...

Yo sigo ahora mismo entre 10-14 series extranjeras, casi todas a su ritmo de emisión actual en el lugar de origen. Sin cortes publicitarios, y en VO. ¿La única manera de conseguir eso?

Ya casi sólo enciendo la TV para conectar el DVD y el disco duro multimedia. Y seguir una española hoy día es un terreno peligroso; no sólo porque más o menos malas, sino porque con tanta contraprogramación y cambios de última hora, más el alto índice de fracasos de audiencia que las hacen desaparecen cuando apenas se han emitido algunos capítulos pueden desesperar a cualquiera. Eso sin contar las interminables pausas de publicidad, y la falta de condensación de las tramas por capítulo (empezar a ver una serie en teoría a las 22.00 y que sean las 00.00 y siga sin acabar es insoportable).

Y sí, desgracidamente hoy en día para poder ver buen cine (el de la sobremesa de los fines de semana como que no lo cuento) hay que buscarse uno mismo los títulos.

Un saludo, desde que descubrí tu blog te sigo a menudo.

Tigretón dijo...

Hace tiempo que no sigo una serie. A mí me pasó algo parecido a lo tuyo cuando estuve viviendo en Astorga. Compartía casa con mi hermana. Por las noches había que consensuar. Y a veces me tragaba ciertas series españolas (auténticos castañones)

¡Qué razón tienes, Ramón, en cuanto a lo del cine y la "caja tonta"! Y encima, los clásicos están vedados (no ya que los pongan de madrugada, es que ni eso). No hay ciclos, no hay películas de más de diez años de antigüedad (o tal vez cinco), hay mutilación continua con publicidad, hay desconocimiento de joyas del cine en televisiones que son un servicio público o una concesión administrativa (según sean públicas o privadas)

No sé si todo eso y la abundancia de series cutres de producción propia es por algo de la crisis (me extraña porque luego se endeudan hasta las pestañas con cualquier programa, pero igual es así). Yo desde luego, prefiero las series de los 80 y 90 (americanas) a las actuales

Antonio Rentero dijo...

Esta noche emiten en USA el capitulo correspondiente a esta semana de HEROES. Mañana lo bajo y lo veo. Y ahora pq LOST esta en una pequeña pausa, pero si no al dia siguiente toca irse a "LA ISLA".

¿Sentarme delante de la tele a tragar publicidad? ¿Depender de que un departamento de marketing decida sacar una temporada completa en DVD? Pues va a ser que no. Yo estoy con Akane, aunque no sigo tantas series.

Ocasionalmente me pego "atracones" de varios episodios en una misma noche para merendarme una temporada en una o dos semanas, pero ahora alterno noche de serie con noche de cine... evidentemente tb "a la carta", no tengo yo otra cosa que hacer que depender de los programadores de TV.

Desde que me obligan a pagar un canon "por si acaso" yo hago bueno ese gasto extra y voy al dia. Un capitulo son unos 45 minutos, me pongo a correr en casa en la eliptica delante de la pantalla panoramica del portatil de 17" y acaban a las vez el episodio y mis 6 kms habituales.

Mens serie in corpore insepulto.

Tomás Serrano dijo...

Respecto a la televisión, la de ahora ha perdido algo creo que importante, aunque en el fondo sea una bobada: antes todos veían lo mismo. Ver una película de un ciclo era como una "común unión", un acto simultáneo. El fenómeno Uri Geller sería hoy en día inviable. Quizá solo con una final de fútbol...

Ramón Monedero dijo...

Tienes razón Tomás, había algo de comunión en eso de ver una película pasaran por la televisiçon con las dosis de publicidad justas... es una pena que resulte tan incómodo ver cine o series cuando lo programa en televisión por la maldita publicidad...